Alberto Hernández
1.-
Las viejas heridas del país se hacen visibles en las páginas que el doctor José Francisco Torrealba dejara envueltas entre voces de fantasmas y los distintos soles que caen sobre el llano. Ese “loco genio” que tanto diera de qué hablar y a quien le han atribuido anécdotas y revelaciones, se nos hace presente en Obras Humanísticas, un compendio de las cosas que pensara y escribiera con tanto ahínco.
El sabio Torrealba, como todo el mundo en este país lo llamaba, hito del conocimiento, de esa curiosidad propia de los que nacen para dejar huellas, queda entero en este libro que publicó la Comisión Conmemorativa del Centenario del Dr. José Francisco Torrealba en San Juan de los Morros/ 1997.
Gracias al paisano y amigo Adolfo Rodríguez cae en mis manos este hermoso y extraño tomo. Raro y escaso por lo que entrañan y contienen sus páginas, cargadas de imágenes, de variados tonos temáticos, en los que el doctor Torrealba demuestra su brillo como escritor.
2.-
A finales de siglo, cuando el polvo del mundo verificaba la existencia del nuestro portentoso silencio rural, nace en santa María de Ipire José Francisco Torrealba, el 16 de junio de
“El 5 y 6 actúa como un enorme garito de extremo a extremo del país. Sabatinamente como una maga fatal expolia inclementemente a la ya exigua economía de los hogares interioranos y capitalinos.
Semanalmente son como saqueados los hogares, atraídos por una esperanza ilusa, se va no sólo lo que podría economizarse sino hasta lo indispensable para la próxima semana”. Así lo dejó escrito -como si hubiese sido esta mañana- el 4 de febrero de 1958 en san Juan de los Morros, y luego reimpreso en el diario La Esfera el 13 de febrero del mismo año. Y digo como si hubiese sido esta mañana porque la reflexión tiene una vigencia asaz comprobable. Ahora el 5 y 6 no sólo se juega los domingos. Se practica todos los días. Y también la lotería y sus demás tentáculos de la ruina popular.
3.-
Nuestro sabio y paisano de las sabanas de Guárico hace un recorrido emocional e histórico por figuras como Vargas, Cajigal, Marcano, Rafael Rangel, Felipe Guevara Rojas, destacando la Amargura y tristeza en la vida de algunos sabios venezolanos.
Digamos que José Francisco Torrealba pasó por lo mismo. Vidas paralelas, como desentrañar el tiempo que él también reveló a través de su entrega y pasión por la ciencia y las humanidades.
En este su libro Obras Humanísticas, Torrealba trata con mano abierta los puntos más neurálgicos de esa Venezuela que le tocó vivir.
Trabaja sin ningún pasmo un tema bastante debatido, pero que el sabio revisa con donosa descarnadura: Meditando sobre la inmigración. “A nadie escapa que nuestro país necesita una nueva transfusión de sangre europea. Varias endemias como el paludismo, la necatoriasis, otras parasitosis intestinales, la sífilis, la tuberculosis, el mal de Chagas, la lepra, llevaron a nuestro pueblo a un grado de menor resistencia, de incapacidad física y de degeneración bastante aparentes. Y si a esto agregamos la desnutrición y el alcoholismo, se comprenderá sin gran esfuerzo, que necesitamos algo más que asistencia social y educación y mejoramiento de la nutrición para mejorar los genes tan gravemente cargado de taras”.
Texto para discutir y disentir. Texto para pensar y volver a negarnos.
El libro continúa su camino. La voz de José Francisco Torrealba sigue bajo el mango donde su mirada descubría a cada instante los milagros y las revelaciones del universo y su patio.
Fotografía tomada de http://medicinaarteytiempo.blogspot.com/
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