Miguel Eduardo Benítez Quintero
Es necesario aclarar algo, mi intervención del día de hoy en cuanto al aspecto investigativo, esta basada más en el plano de lo empírico que de lo científico. Para hablarles de esta populosa comunidad de las Palmas, me baso en mis vivencias y experiencias recogidas a lo largo de mis 57 años de existencia, las cuales en su mayor parte han estado ligadas a este terruño.
Hagamos un poco de historia y vamos a remontarnos al año de 1875, cuando lo que hoy se conoce como la comunidad de Las Palmas, era un predio rural, enclavado en la posesión Baecera, con los siguientes linderos: por el Naciente: la fila alta del cerro Pariapan; por el Poniente: La quebrada de Boquerón; por el Norte: Río San Juan, desde la quebrada de Boquerón hasta los linderos de la posesión de Garrapata; y por el Sur: la misma posesión Baecera y cerro de Pariapan.
Desde que tenía uso de razón acompañaba a mi padre, Don Miguel Ramón Benítez (qepd) desde la casa montonera de
Fue por esa época de los años 50 cuando se empezó a formar esta comunidad que hoy conocemos como Las palmas, sus primeros habitantes fueron gentes provenientes de pueblos y campos circunvecinos que se instalaron a la entrada de San Juan, gente de San Sebastián, del Chino, Cataurito, El valle, Cumbres , Los Cedros y otros. Así como trabajadores de las haciendas cercanas como es el caso del Totumo , Garrapata y Chaparral que eran fuente de empleo en el área agropecuaria. Nombres como los de Manuel Pérez, Vicente Rojas, Gregorio Torres, Efraín González, Manuel Pulido, Pedro Sánchez, Miguel Benítez; forman parte de la historia campechana de esta comunidad, hombres de brega, de a caballo y honestos a carta cabal.
De igual manera no puedo dejar de lado a unos personajes muy particulares y populares en todo nuestro Municipio, se trata de la flotilla de los camioncitos areneros de las palmas, quienes desde finales de los años 50 han venido contribuyendo al progreso de todo el pueblo de San Juan de los Morros, estos vetustos volteos han sobrevivido al avance tecnológico, y hoy con más de 50 años a cuestas siguen cumpliendo con su labor solidaria de llevar la arena más económica al hogar humilde, para construir la piecita o el cuartito cuando la familia crece.
Como pioneros de este singular trabajo tengo que mencionar al Sr. Manuel Pérez con su compadre José Félix Benítez mi tío (burro e plomo), junto a su eterno palero David, quien lo acompaño hasta sus últimos días; junto a ellos también tengo que mencionar a Juan Blanco, popularmente conocido como “saco e sal”, quien legó la tradición en la persona de sus hijos que continuaron sus pasos.
Como algo curioso tengo que resaltar la particular costumbre del eminente Sabio venezolano Dr. José Francisco Torrealba, de dar paseos matutinos y vespertinos en automóvil desde San Juan hasta San Sebastián; era una manera de meditar y encontrarse consigo mismo para dejarle su legado a la humanidad. Que habitante de las Palmas en los años 60-70 no llego a ver a tan ilustre ciudadano en sus paseos cotidianos.
De esta manera cierro mi intervención sobre “Las Palmas de ayer”, no sin antes destacar que nuestra comunidad de las Palmas hoy por hoy es considerada una de las más populosas y pujantes de San Juan, habitada por gente honorable y trabajadora, amantes de las buenas costumbres. En los actuales momentos en los que vivimos en una sociedad convulsionada por tanta intolerancia y tantos males; se hace necesario apelar al legado que nos dejaron aquellos fundadores honestos a carta cabal, está en manos de la generación actual y de las generaciones futuras, el rescate de los valores que se han perdido, para que todos vivamos en un clima de armonía y reconciliación que es lo que necesita con urgencia nuestro país; es con ustedes jóvenes de las Palmas, Ceballos, Tovar, Vargas, Pérez, Ulloa, Ziegler, Carpio, Montezuma, Borrego y todos los que escapan a mi memoria.
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