Carlos A. López Garcés
Cronista de Orituco
1.- Tamaño
Piedra del Caracol es
el nombre que la conciencia popular le asignó a una roca grande y de aspecto
poco común, que es muy atrayente por su parecido con una especie de esos
animales; mide, aproximadamente, cinco metros con setenta centímetros de
circunferencia, un metro con noventa centímetros de diámetro y setenta
centímetros de máximo espesor.
2.- Ubicación inicial
Fue localizada en un
sitio aún impreciso, ubicado entre el antiguo caserío Guanape y Quere, en
territorio orituqueño, municipio José Tadeo Mongas del estado Guárico. Al
parecer, ese lugar quedó cubierto por las aguas del embalse Guanapito; pero no
pasó lo mismo con la piedra, porque fue sacada a tiempo en una pala mecánica
hasta la orilla de la vía hacia Quere, con accesibilidad para una transportación
futura, gracias a las diligencias del topógrafo Pelayo Augusto Ledezma, quien
trabajaba en la construcción de dicha represa y logró con el ingeniero Otto
Luis Pérez (presidente de la empresa CAMIFA, contratista de la obra) que se
cumpliera aquel propósito, según información transmitida por el señor Julio
Girón al redactor de este escrito, el domingo 29 de mayo de 2016.
3.- Mudanzas sucesivas
La profesora Yraís
Román ha reiterado en diversas ocasiones que su padre, el señor Luis Román,
sabía de la existencia de esa piedra desde años atrás, cuando la vio por
primera vez en una de sus tantas correrías como cazador; él tuvo la iniciativa
y el ánimo suficiente para trasladarla, en un volteo y con la ayuda de un grupo
de veintiún hombres, entre quienes se contaba al señor Juan González, desde el
llamado plan de la fila de El Roble hasta Altagracia de Orituco, donde ha
estado en varios lugares.
Primero la situaron en
la plaza Bolívar por algunos días; luego la ubicaron formando parte de una
fuente central en el parque Sucre, en agosto de 1964, como un complemento de la
modernización que el Concejo monaguense, presidido el señor Alí de la Cueva,
hacía entonces a ese espacio recreativo. Allí le “repararon”, con una mezcla de
cemento y arena, algunos daños causados durante el transporte, la pintaron de
gris y la mantuvieron hasta que fue eliminada la fuente y el busto de Antonio
José de Sucre fue reinstalado en el centro, que era su sitio original, de donde
lo habían desplazado hacia una medialuna hecha con ese propósito en el lateral norte de dicho
parque. Después estuvo abandonada durante varios años en La Playera:
primeramente, en el parque Rómulo Gallegos que servía de sede al Cuerpo de
Bomberos y ahora lo es de la Alcaldía; de aquí fue llevada a un terreno cercano
desocupado, donde algunas personas acostumbraban a jugar bolas criollas, que
años más tarde fue utilizado para construir el parque Manuel Ríos.
Posteriormente fue colocada en la plazoleta del Boulevard Rómulo Gallegos,
construido en la Zona Comercial Saladillo (El Chala) cuando el ciudadano
Salomón Gómez Naranjo ejercía su primer período como alcalde (1990-1993). Ahora
está en la plaza Bolívar desde el año 2008, por decisión del autor de este
texto cuando fungía como alcalde, quien había planteado esta opción en un
discurso leído en la cámara municipal el 19 de abril de 1991, a propósito del
181º aniversario de la gesta de 1810, aun cuando el lugar apropiado para esa
piedra debe ser en el Museo del Orituco, que está pendiente todavía.
4.- Formación
Algunas personas han procurado aclarar el
origen de esta piedra mediante una de las tres suposiciones siguientes:
1ª.- Creación artística. Esta hipótesis
la considera desde dos vertientes. En primer término: la concibe como una talla
indígena; es decir, como una obra de arte primitivo, que habría sido esculpida
por aborígenes del Orituco antiguo en tiempos prehispánicos indefinidos. Las
dudas al respecto sirven para recordar que, antes de conocerse esta conjetura,
solo se hablaba del hallazgo de hachas líticas y piezas de alfarería
rudimentaria, que han sido citadas como evidencias propias de la artesanía
practicada por pobladores seminómadas precolombinos de tierras orituqueñas, lo
que no suprime la posibilidad de novedosos descubrimientos durante labores
casuales o en el transcurso de exploraciones arqueológicas futuras. En segundo
lugar: la asienta igualmente como una escultura, que habría sido labrada por un
aficionado con mejores recursos técnicos en días coloniales o republicanos y no
por indígenas prehispánicos con limitaciones tecnológicas.
2ª.-Fosilización. Hay dos
versiones con las que se intenta explicar este proceso. La primera indica que
es un amonites gigante; es decir: un molusco fósil de la clase de los
cefalópodos, con concha externa en espiral, muy abundante en la era secundaria
o mesozoica, entre el jurásico y el cretácico, que en total abarcó desde hace
245 millones de años hasta hace unos 65 millones de años, de conformidad con la
definición publicada en el Diccionario
de la Lengua Española y el Everest del mismo idioma. La segunda
también estima que corresponde a un fósil, petrificado en una roca calcárea;
pero perteneciente a un molusco testáceo gigante, de la clase de los
gasterópodos, identificables por tener: un pie carnoso para arrastrarse; la
cabeza más o menos cilíndrica, con la boca en su extremo anterior y uno o dos
pares de tentáculos en su parte dorsal; el cuerpo protegido comúnmente por una
concha de una pieza y de forma muy variable, según las especies, casi siempre
arrollada en espiral como los caracoles, por ejemplo; fueron característicos
del período ordovícico, que es el segundo de la era paleozoica, el cual duró
desde hace 500 millones de años hasta hace 440 millones de años, según la
descripción contenida en los diccionarios precitados y reseñada en el Catálogo del patrimonio cultural del
municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico (2005, p. 16).
3ª.- Curiosidad geomorfológica. Esta
presunción contradice las dos anteriores y plantea que es una curiosidad geomorfológica, de acuerdo
con la opinión que le habría dado el paleontólogo Ascanio Rincón, funcionario
del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), al ingeniero
agroalimentario Carlos Guariguata, quien es un respetable aficionado a estudiar
diligentemente hechos de interés paleontológico ocurridos en Orituco. El
investigador Ascanio Rincón tuvo la oportunidad de observar la piedra, tocarla,
revisarla y habría dicho que no es un fósil, porque, entre otros detalles, la
superficie carece de los peculiares indicios que orientan su identificación
(ranuras, escotaduras, prominencias, etcétera) y, además en este caso
específico, carece de la espiral característica de los caracoles, o sea que no
está presente esa “línea curva que da
indefinidamente vueltas alrededor de un punto, alejándose de él más en cada una
de ellas”, pues no hay continuidad en las que tiene; estas no describen el
curso acaracolado, que es el típico distintivo de esas especies, sobre todo en
su inicio de la parte central, donde toma otras direcciones.
5.- Deducción previa
En atención al planteamiento
precedente, es posible inferir (con la ayuda de Guariguata y de otras fuentes)
que se trata de una piedra rara, poco común, de formación sedimentaria,
lacustre y calcárea, que puede apreciarse como una curiosidad geomorfológica, creada por el dinamismo de la propia
naturaleza durante un largo proceso de millones de años, como consecuencia de
la acumulación “caprichosa” de
materiales, que, por la acción erosiva del agua y del viento, adoptaron esa
forma parecida a un caracol gigante.
6.- Pieza admirable
Es pertinente resaltar
que no hay estudios científicos conocidos, concretos, conclusivos, convincentes
y confiables relacionados con el origen de la Piedra del Caracol. Sin embargo,
ella es causa de admiración de quienes la han visto por su extraordinaria
semejanza con esa especie de molusco gasterópodo, como sucedió con el
licenciado Arturo José Magallanes, un biólogo y geólogo nativo de Maturín,
estado Monagas, residenciado en Argentina, quien estuvo en la plaza Bolívar de
Altagracia de Orituco en el primer trimestre de 2016, tal vez en febrero, y al
verla no ocultó su sorpresa ante aquel insólito parecido con un caracol
gigante, por lo que agregó que era un tesoro lo que tenía Altagracia, según
noticias aportadas por el señor Guillermo Mendoza el viernes 27 de mayo de
2016.
Al parecer, esta piedra
siempre ha sido motivo de atracción, incluso para excursionistas que llegaban
hasta el punto donde fue encontrada originalmente; esto es factible sospecharlo
por las grabaciones de los siguientes nombres y fechas en uno de sus lados:
5/5/54 GARIBALDI SOTO; ALFONSO DE GREGORIO; ANGEL CONSTANT; OTTO YNFANTE;
FERNAND [sic]; además, OLY 1951, que tal vez corresponde a las iniciales de
OTTO LUIS YNFANTE.
7.- Investigación in situ
Debe decirse que en
cierta ocasión, acaso en 1990, hubo personal de Petróleos de Venezuela (PDVSA)
que le propuso al alcalde Salomón Gómez Naranjo la idea de llevarse la piedra
hasta Oriente para estudiarla con detenimiento, lo cual no fue aceptado por el “burgomaestre” al solidarizarse con
opiniones adversas a esa propuesta, por el temor de perderla; pero esto no
significaba un impedimento para investigarla, lo que debía y/o podía hacerse
sin necesidad de sacarla de Altagracia. Se justificaba y se justifica aún este
celo estricto, porque esta piedra es realmente un signo identificador del
Orituco, sobre todo de la tierra altagraciana, como bien lo recordó Ramón
Alberto Mirabal Zapata (Beto), en uno de sus tantos escritos periodísticos.
Altagracia de Orituco, junio de 2016.
FUENTES
I.- Bibliográficas
BISQUE, Ramón A.; HELLER, Robert L.; RIDD, Merrill K.; JONES, Daniel J.;
otros. Investiguemos La Tierra.
Caracas. Edición Venezolana, Editorial DISEME C.A., 1977.
Catálogo del patrimonio
cultural del municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico. Caracas. Instituto del
Patrimonio Cultural Venezolano. Ministerio de la Cultura y otros. 2005.
LÓPEZ GARCÉS, Carlos. Época prehispánica
de Orituco y Guaribe (apuntes para su estudio). Impreso en Caracas. Talleres Tipográficos de
Miguel Ángel García e Hijo. 2005.
MARRERO, Levi. La tierra y sus
recursos. Caracas. Cultura Venezolana, S.A. Colección Geografía
Visualizada. 1986.
II.- Hemerográficas
[Comentario sobre la Piedra del
Caracol]. La Voz de Orituco.
Director: Ramón Alberto Mirabal Zapata.
Año 4 - Nº 37. Altagracia de Orituco, 31 de agosto de 2010, p. 11.
GARCÍA, Alberto. “Canto a la
piedra”. Caramacate. Director:
Ramón Alberto Mirabal Zapata. Año I - Nº
1. Altagracia de Orituco, 26 de marzo de 1988, p. 12.
“La Piedra del Caracol”. Gráficas Gracitanas. Director: Víctor Pérez Pérez. Altagracia de
Orituco, diciembre de 1967, p. 5.
ROMÁN, Yraís. “La Piedra del
Caracol”. La Voz de Orituco.
Director: Ramón Alberto Mirabal Zapata.
Año 4 - Nº 37. Altagracia de Orituco, 31 de agosto de 2010, p. 11.
III. Informaciones orales
GUARIGUATA, Carlos. Ipare, sábado 4 de junio de 2016; Altagracia de
Orituco, miércoles 8 de junio de 2016.
GIRÓN, Julio. Altagracia de Orituco, domingo 29 de mayo de 2016.
MENDOZA, Guillermo. Altagracia de Orituco, viernes 27 de mayo de 2016.
ROMÁN, Yraís. Altagracia de
Orituco, jueves 2 de junio de 2016.
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