Ponencia presentada en el
VII ENCUENTRO DE
CRONISTAS, HISTORIADORES E INVESTIGADORES
MUNICIPIO CHAGUARAMAS
ESTADO GUÁRICO
Carlos A. López Garcés
Cronista del Municipio
José Tadeo Monagas
Estado
Guárico
Julián Infante es uno de los héroes
de la Independencia de Venezuela de los que se habla poco, aun cuando diversas
noticias sobre este personaje heroico están dispersas en fuentes distintas, de
las cuales son extraídas las enumeradas a continuación en orden cronológico: :
1º.-
Nacimiento y parentela
El lugar y la fecha de su nacimiento
son desconocidos; sin embargo, Lorenzo Zaraza, en su obra La Independencia en el Llano, citado por José Antonio de Armas
Chitty en su Historia del Guárico,
afirmó que nació en jurisdicción de Chaguaramas, quizás en el sitio de
Cañaveral hacia el año 1784. Tampoco hay datos conocidos disponibles sobre su
parentela; apenas el propio Lorenzo Zaraza agregó que era hermano de Leonardo
Infante (otro de los próceres independentistas), lo cual fue desmentido por el
mismo De Armas Chitty(1)
2º.-
Incorporación a la guerra
Julián Infante se identificó con el
independentismo republicano, por lo que se incorporó a la lucha emancipadora
desde sus comienzos. Ante la capitulación de Francisco de Miranda en 1812, se
unió a las tropas dirigidas por Pedro Zaraza, con quien participó en toda la
guerra al mando de un escuadrón de caballería. Estuvo activo en la totalidad de
los combates sucedidos en los llanos de Guárico, Anzoátegui y Monagas, en cuyos
territorios los patriotas mantuvieron guerrillas durante los años de
beligerancia(2).
De acuerdo con informaciones
aportadas por el general Rafael Carabaño, transcritas por el académico Telasco
Macpherson, el capitán Julián Infante fue quien recibió en las riberas del río
Manapire al joven Julián Mellado (otro héroe republicano guariqueño), quien
decidió integrarse al ejército de los libertadores después de renunciar a la
idea de incorporarse a las milicias realistas, que organizaba el capitán
Francisco Rosete, por ordenes de Domingo Monteverde, en la plaza de El Sombrero
en los primeros meses de 1813. La decisión de Mellado habría sido consecuencia
de su repudio al maltrato que Rosete le propinó a un negro anciano, quien
observaba la formación de nuevos milicianos realistas en la plaza sombrerense,
entre los cuales había dos hijos de aquel anciano, quienes abandonaron esas
filas junto con Mellado(3).
3º.- El Decreto de Guerra a Muerte
El cronista altagraciano Adolfo
Antonio Machado aseveró que al comandante Julián Infante, obedeciendo mandatos
repetitivos del Gobernador de la Provincia, le correspondió detener a los
españoles y canarios José Diego de Aragort, Juan María de Cerpa y Gil, Andrés
Juan Marrero y José de Páiz, habitantes de los valles de Orituco, y remitirlos
a Caracas en calidad de prisioneros, para darle cumplimiento al Decreto de
Guerra a Muerte, dictado por Simón Bolívar en el Cuartel General de Trujillo el
15 de junio de 1813. Estos cuatro
prisioneros fueron ejecutados, junto con otros compañeros de prisión, por el
coronel Juan Bautista Arismendi, el 8 de febrero de 1814(4). Machado añadió que“…Las crónicas de aquel año, llegadas hasta nosotros en auras de las
tradiciones populares, nos revelan que sólo por subordinación militar, y
después de reiteradas órdenes, cumplió Infante con este penoso deber de su cargo”(5).
Esta última afirmación está en duda, de acuerdo con la rigurosidad militar
del momento guerrerista que se vivía.
4º.- En distintos combates
Otro cronista gracitano, Pedro Natalio
Arévalo, escribió que el general Julián Infante “…Según informaciones del léxico enciclopédico, combatió en Tucupido,
Lezama, Altagracia [sic] y en Bocachica en 1814. Unido al Libertador peleó en
El Arado, en la primera Batalla de Carabobo y en La Puerta se comportó
heroicamente”(6). Debe aclararse que en Altagracia de Orituco no hubo
combate alguno en los años de la guerra emancipadora.
La actuación oportuna del comandante
Julián Infante, enviado por Zaraza, fue decisiva para el triunfo de los
patriotas comandados por Mac Grégor, en el paso de Quebrada Honda el 2 de agosto
de 1816, cuando derrotaron al coronel realista Juan Nepomuceno Quero. Esta
acción de Julián Infante fue considerada como uno de sus hechos estelares por
el historiador De Armas Chitty(7), quien agregó que “…Tal derrota fue esencial en aquel momento, pues permitió que el grueso
del llamado ejército de la resistencia pudiese reunirse en San Diego de
Cabrutica y nominar a [sic] sus jefes, en ausencia del Libertador”(8).
5º.- Observación interesante
El autor orituqueño Pedro Natalio
Arévalo, ya citado, hizo la siguiente observación de interés para este trabajo:
“…El Dr. Manuel Alfredo Rodríguez,
meduloso historiador, al referirse a los guariqueños en la Independencia dice
que Julián Infante tuvo ‘…largos y extraordinarios servicios a la República’.
El 3 de septiembre de 1817 en el lugar llamado El Algarrobo derrotó al
comandante realista Blas Vegas, y el 14 de octubre del mismo año 17, peleó y
fue derrotado en el sitio llamado Laguna Seca”(9), por el mismo realista
Blas Vegas(10).
6º.- Un apoyo necesario
Una acción oportuna y necesaria de
solidaridad de Julián Infante con Bolívar, en la ocasión del combate en el
Rincón de los Toros en 1818, fue, al decir de José Antonio de Armas Chitty,
atribuida equivocadamente por el historiador Vicente Lecuna a Leonardo Infante
en su Crónica razonada de las guerras de
Bolívar, donde afirmó que fue éste quien le ofreció al Libertador el
caballo del realista Rafael López, muerto en las acciones, y mencionó como
fuente a las Memorias, Narración, de
Daniel Florencio O’Leary, lo que llama la atención, pues su autor aseguró
exactamente en este libro que fue Julián Infante el de aquel gesto
solidario(111), porque Bolívar había quedado a pie por habérsele escapado el
caballo herido en la refriega.
O’Leary reseñó el siguiente
comentario:“…El comandante Serrano que
encontró á Bolívar a pié le negó su caballo y ni quiso montarlo al anca; pero
un soldado de caballería que lo alcanzó luego, le proporcionó una mula sin
silla en que iba montado, mas al acercársele el Libertador recibió una coz que
le estropeó levemente una pierna. En este estado desamparado, se le presentó el
comandante Julián Infante, montado en el caballo del jefe enemigo que había
muerto en la acción, del cual se desmontó insistiendo en que lo aceptara y se
salvase…”(12)
O’Leary agregó en nota de pie de
página: “El general Salom que se halló en
la sorpresa del Rincón de los Toros me escribió contestando á una pregunta mía:
Es positivo que el comandante Serrano negó el anca de su caballo al Libertador,
mas él fue montado en el caballo del soldado, cabo ó sargento Martínez, el cual
murió después de teniente coronel y comandante de un escuadrón en el sur,
partido por un rayo, haciendo la marcha con Sucre de Pasto á Quito, Usía
debió conocerle. Presentado que fue luego al Libertador el caballo rucio por
Infante con su apero de freno, pistolas, estribos y guarniciones, todo de
plata, con las letras iniciales R. L. lo aceptó y fue en él en el que entró en
Calabozo. López no murió en la acción, murió en la persecución y lo mató el
asistente del comandante Infante, que venía tiroteándose con él en retirada. El
caballo de López al caer el cuerpo por el anca, barajustó sobre los nuestros y
entonces lo tomaron”(13).
7º.- Juez en Orituco
Promulgada la Constitución por el
Congreso de Colombia, en la Villa del Rosario de Cúcuta, el 2 de octubre de
1821, le correspondió al coronel José María Zamora organizar civilmente la
jurisdicción de Orituco, por lo que designó al comandante Julián Infante como
juez político de las localidades orituqueñas(14).
8º.-
Contra guerrillas realistas
Varios jefes monárquicos, entre
quienes estaban Doroteo Herrera, Juan Celestino Beomón o Centeno (Indio Centeno
o el coronel graduado Beomón), Inocencio Rodríguez, Machillanda y José Dionisio
Cisneros, continuaron alzados en guerrilla después de la Batalla de Carabobo en
1821, con la esperanza de reconquistar el territorio perdido. Beomón fue
derrotado en el Tuy en diciembre de 1827; la tropa se le rebeló cuando escapaba
y esta circunstancia fue aprovechada por el general Julián Infante para
integrarla a sus fuerzas. Beomón escapó hacia las montañas boscosas de Orituco
donde estableció su guarida, mientras que los demás jefes realista se
entregaron al enemigo. Por su parte, Doroteo Herrera se afilió a las órdenes
del coronel José Antonio Arizábalo y Orovio, comandante general de las armas de
Su Majestad Católica en las provincias de Venezuela, último jefe realista que
operaba en territorio venezolano; pero debieron rendirse en agosto de 1828,
debido a la ausencia de apoyo popular y a las derrotas que les propinó el
general Julián Infante en los Valles del Tuy y en Orituco(15).
9º.- Lealtad a Bolívar
Julián Infante jamás compartió la idea de los
alzamientos hechos en Venezuela contra el Libertador desde 1825(16). Su
fidelidad a Bolívar fue inmutable y de tanta confianza que en 1830 lo
designaron jefe del movimiento que procuraba mantener la unidad de la Gran
Colombia, en oposición a los separatistas dirigidos por Páez, quienes habían
mellado la popularidad del Libertador. Fue una rebelión fracasada contra el
paecismo, que no contó con el apoyo de José Tadeo Monagas porque éste se oponía
a la jefatura de Julián Infante, alegando que acabaría con los blancos, la sociedad
y la República(17). Aquella actitud de Julián Infante le causó la enemistad con
Páez, quien lo combatió hasta derrotarlo y dejó constancia de tales hechos en
los términos siguientes:
“Estaba
el Congreso [de Venezuela] ocupado de sus interesantes tareas cuando en los
cantones de Orituco y Río Chico, en el mes de Junio [de 1830], nacieron
disturbios promovidos por el General Julián Infante, quien a la cabeza de unos
cuantos militares y paisanos recorrió dichos territorios apellidando a Bolívar
Jefe Supremo del Estado y proclamándose defensor de la integridad colombiana.
El Coronel José Hilario Cistiaga, comandante general de Barlovento, marchó
contra ellos, y la prontitud con que se desbandaron los insurrectos mostraba
que no halló el pronunciamiento la mejor acogida, y que todo ello era obra del
espíritu militar que entonces comenzaba a mostrar sus tendencias anárquicas en
Venezuela.
A
la noticia de que había habido alzamiento en algunos pueblos del Llano alto de
la provincia de Caracas, me trasladé a la capital para acudir a los puntos en
que pudiera hacerse necesaria mi presencia y envié a los revolvedores al
General José Tadeo Monagas con una
misión de paz, que aceptaron, celebrándose en Unare, el 20 de Junio [de 1830],
un convenio bastante generoso por el cual a los jefes y subalternos insurrectos
se les conservó los grados que tenían, pues ellos disculpaban su atentado
diciendo que por uno de tantos accidentes en la política se habían sustraído de
la obediencia al gobierno del estado, y muy particularmente por la creencia en
que se hallaban de que aún existía el Constituyente de Bogotá”(18).
El comandante Julián Infante debió salir de
Venezuela, como consecuencia de su postura antiseparatista y bolivariana. Viajó
a Colombia; estuvo en Santa Marta en la Quinta de San Pedro Alejandrino y
presenció la muerte de Bolívar el 17 de diciembre de 1830(19), en lo que fue “un gesto supremo de lealtad hacia el
Libertador”, según el criterio del intelectual José Antonio De Armas
Chitty(20).
10º.- Reintegración al ejército
La reincorporación de un grupo
significativo de destacados militares venezolanos, que estaba fuera del país
por razones políticas, fue materia aprobada por el Congreso de Venezuela en los
primeros días del año 1833, cuando la división gran-colombiana era una realidad
irreversible. La medida contemplaba la conservación del grado que tuviesen a la
fecha del 1º de enero de 1830 y favorecía a varios generales, entre quienes
estaba Julián Infante, y a otros de menor rango. Así lo expuso el general José
Antonio Páez en su Autobiografía:
“Los
actos más importantes de este Congreso [venezolano] fueron: el decreto de 6 de
Enero [de 1833] incorporando al ejército y marina los jefes y oficiales
ausentes de la República, conservándoseles el grado que tenían hasta el 1º de
Enero de 1830. Con este motivo fueron incorporados los generales Rafael
Urdaneta, Mariano Montilla, José María Carreño, Diego Ibarra, Justo Briceño,
Julián Infante, Pedro Briceño Méndez y otros de inferior graduación”.(21)
11º.- Su muerte
El escritor vallepascuense Manuel Soto
Arbeláez reseñó, sin revelar la fuente, que “…Julián
[Infante] murió pobre, viejo y abandonado, con locura senil, que le hacía tirar
lanzazos a su propia sombra, confundiéndola con Páez, a quien consideró siempre
su enemigo declarado…”(22)
12º.- Epónimo local
Un modesto reconocimiento se le
rinde al general Julián Infante desde el primer tercio del siglo XX en tierras
del Orituco, donde se le ha designado como
epónimo de una de las principales calles de Altagracia, la cual va, en
dirección oeste-este, desde la calle Julián Mellado, en el cerro de Buenos
Aires (antes de Cedeño), hasta empalmar con la calle Puerto Rico, al margen del
canal de Malariología o quebrada de Guaiqueríes.
Chaguaramas,
viernes 9 de octubre de 2015.
REFERENCIAS Y NOTAS
(1) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, pp. 42, 43; 1982, p. 92
(2) IBÍDEM. SOTO ARBELÁEZ: 2012, t. 1, p. 14.
(3) MACPHERSON: 1973, pp. 294 a 298.
(4) MACHADO: 1961, pp. 53, 54, 55; 2008, pp. 154, 156.
(5) IBÍDEM: 1961, p. 54; 2008, p. 154.
(6) ARÉVALO: 2012, p. 46.
(7) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, p. 43;
1982, p. 93. ARÉVALO: op. cit., p.
46.
Observación. Arévalo cita al historiador
Rafael María Baralt.
(8) DE ARMAS CHITTY: 1982, p. 93.
(9) ARÉVALO: op. cit., p. 46
(10) RODRÍGUEZ: 1994, p. 71.
(11) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, p. 43; 1982, pp. 92, 93.
(12) O’LEARY: 1981, t. 27, p. 466.
(13) IBÍDEM: Nota al pie de la p. 466.
(14) MACHADO: 1961, p. 61; 2008, p.164.
(15) SOTO ARBELÁEZ: op. cit., t. 1, pp. 19, 27, 28. PÁEZ: 1987, t. I, vol. 1, cap. XXI y
XXII, pp. 365 a 400.
(16) ARÉVALO: op. cit., p. 47.
(17) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, p. 43; 1982, p.93. ARÉVALO: op. cit., p. 47. SOTO ARBELÁEZ: op. cit., p. 36
(18) PÁEZ: op. cit., t. II, vol. 2, pp. 71, 73.
(19) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, p. 43; 1982, p. 93. ARÉVALO: op. cit., p. 47. SOTO ARBELÁEZ: op. cit., p. 36.
(20) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, p. 43.
(21) PÁEZ: op. cit., t. II,
vol. 2, pp. 193, 194.
(22) SOTO ARBELÁEZ: op. cit.,
p. 36.
BIBLIOGRAFÍA
ARÉVALO, Pedro Natalio. Calles, sitios y aleros de Altagracia de Orituco. San Juan de los
Morros. Sistema Nacional de Imprentas de Estado Guárico, Fundación El Perro y
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DE ARMAS CHITTY, J.A. Historia del Guárico (1807-1974). San Juan de los Morros. Impreso
en los Talleres de Gráficas Los Morros, tomo II, 1978.
MACHADO, Adolfo A. Apuntaciones para la historia (obra escrita entre 1875 y 1899).
Madrid, España. Publicaciones Amexo, 1961.
MACHADO, Adolfo A. Recopilación de apuntaciones para la historia de Altagracia de Orituco
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MACPHERSON, Telasco. Diccionario histórico, geográfico, estadístico y biográfico del estado
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RODRÍGUEZ, Adolfo. El estado Guárico. Orígenes, mundo y gente. San Juan de los Morros.
Comisión Regional Conmemorativa del V Centenario del Encuentro de Dos Mundos
del Estado Guárico, 1994.
SOTO ARBELÁEZ, Manuel. El Guárico oriental. Caracas. Impreso en los Talleres Tipográficos
de Miguel Ángel García e Hijo s.r.l., tomo 1, 2001.
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