sábado, 7 de agosto de 2010

OCRE Y AZUL DE TIZNAO VIEJO

Fotografías: Ilio Colmenarez

El ocre y azul se combinan con majestuosidad en el sitio de "Tiznao Viejo". Realmente es inolvidable la hermosura de estas fotografías que Ilio Colmenarez hace de las ruinas de aquella iglesia del antiguo pueblo de San Francisco de Tiznados, donde se bautizó con sencilla solemnidad un niño con el nombre de Juan Germán Roscio. Han pasado más de dos siglos y la admiración histórica de los venezolanos cada día aumenta por las proezas intelectuales y políticas de este hombre, orgullo patriótico de todo aquel que se sabe guariqueño.

Hoy el viejo San Francisco de Tiznados lentamente va diluyéndose en el fondo de una represa. Sólo cuando abruma la sequía las aguas temporalmente retroceden y las mohosas lápidas del cementerio asoman sus borrosos nombres y fechas, como un último intento de ver la luz de una generación ya olvidada para siempre. Hombres, mujeres y niños ya anónimos en las cuentas del pasado. Todo lo que fue este vivir provinciano queda discretamente oculto tras el nombre del héroe. Único sobreviviente por los designios sacralizantes de la historia.

Estas fotos de Ilio nos relatan los extraños vaivenes y caprichos de la belleza, cómo el ojo humano puede tener revelaciones paradójicas de lo hermoso. Asistimos a la grata perplejidad de este espléndido contraste entre la indiscutida pureza del cielo llanero de abril y la resignada pero digna decadencia de una edificación donde aun Dios, en plena soledad, habita en la fuerza vital de los pájaros que anidan en la desnudez de las cornisas, y en los audaces arbustos que abrazan con sus raíces y sobrio verdor lo alto de los pilares y paredes.

Jeroh Juan Montilla












El Motor de aire desafía la segunda Ley de la Termodinámica. Invento de un guariqueño.