viernes, 27 de noviembre de 2015

MOMENTOS CON ARGENIS

Francisco Rodríguez

Los relatos de familia comentan cuando Javier y Clara (nuestros padres) se fugaban de las miradas para internarse cerca de las vacas, para que la pasión se enredara con el olor de la bosta y el mastranto. Una de esas noches el silencio del pueblo y el vacio de la noche se rompió y el éxtasis del placer de Clara se le alumbro el vientre, con relámpagos, truenos y centellas, originándose un huracán perfecto. El ruido ensordecedor despertó algunas casas cercanas y entre los gritos de “¿Qué pasa? ¿Quién está ahí?”. Los amantes salen corriendo con sus sonrisas juveniles, de aquel potrero que se convirtió en testigo y cómplice, de una travesura del amor que habían engendrado a un varón hecho de tierra, fuego y locura.
Un 27 de noviembre nace Argenis Rodríguez en Santa María de Ipire. Las campanas de la iglesia no sonaron, pero una rocola de un bar cercano se estremecía con el olor a alcohol y con gritos de prostitutas: la canción decía “ha nacido un niño entre borrachos y mujeres alegres…”.
Argenis alargo sus primeros pasos en Santa María de Ipire, con sus calles polvorientas y techos sofocantes por el sol. Calles largas y solas, bostezando el tedio. Una terrible tranquilidad que la quebrantaba un borracho y el día a día de las vacas, que eran espantadas por el ladrido de los perros que las desafiaban.
Mamá era el motor que encendía el carácter y la fuerza del cambio. Decide mudarse a las Mercedes del Llano y compran una casa en la avenida Bolívar. Fundan una pensión, bodega y talabartería. Se ubican para luchar entre el progreso del petróleo y el comercio. Traían en sus alforjas otros hermanos: Alirio, Adolfo, Idilia y José. En las Mercedes nacen Milagros, Felipe y Teresita.
La situación económica cambia con la desaparición del petróleo, que origino una fantasía.
Mamá desesperada, agarra sus peroles y se muda para San Juan de los Morros, papá se resiste a dejar las tres latas, unas manos de cambur y su talabartería. Argenis olfateo el hambre y se fue hacia Altagracia de Orituco, donde conoció al poeta Jesús Bandrés, cuando se alisto en la construcción de la carretera a Lezama. Bandrés le pregunto que había leído y él le respondió que unos vendedores ambulantes le regalaron una novela de Vargas Vila, y unos obreros petroleros le habían regalado unas revistas pornográficas, que las veía todos los días en el patio de la casa por las noches. Bandrés soltó unas carcajadas y se limpio los ojos. Luego le preguntó, ¿Qué quieres hacer tú?, y Argenis respondió: “Quiero ser poeta”. Esta respuesta le bendijo su futuro. A partir de ese momento se encontró el libro de las “Leyendas de Caroní” de Celestino Peraza. También leyó obras de Víctor Hugo, de Goethe, Don Quijote, entre otras.
A principio de los años 50 se fue a Caracas, dormía en un carro viejo, que estaba abandonado cerca de un autolavado donde trabajaba, que le permitía comer algo y comprar libros, y fue conociendo a autores como Chejov, Faulkner, Baroja, Dostoievski, Tolstoi, y Azorín. Logro emplearse en la librería Pensamiento Vivo. Se hizo militante de la juventud comunista y empezó sus andanzas como guerrillero urbano.
Yo nací el 13 de septiembre de 1952, y en noviembre se aparece por la casa, oye mis lloriqueos y exclama: “otra boca que alimentar, ¡Nojoda!”. Me envolvió entre las sabanas y me tira en el pipote de la basura. Mi mamá no me encontraba, y el obrero del aseo me regresa. Argenis al día siguiente regresa a Caracas y dice: “Yo no voy a mantener a nadie, nací para que me alimenten los demás”.
En este trajinar, Argenis se convierte en uno de los hombres más culto del país. La biblioteca de Pedro Díaz Seijas, José Francisco Torrealba, Antonio Márquez Salas, Guillermo Meneses, Ramón J. Velásquez, Arturo Uslar Pietri y Mariano Picón Salas fueron expropiadas por su gula intelectual.
Estuvo en España y se residenció en la casa de Camilo José Cela. En 1967 emigro a Bruselas, estudia inglés, francés e italiano. Se dedicó a leer las grandes obras francesas. Lee “Los endemoniados de Dostoievski”, a Camus, Sartre, Balzac, y Víctor Hugo.
Regresa a Venezuela. Lo que si hay que destacar que las obras de los románticos alemanes, lo afectaron de sobremanera, que el tornado espiritual lo atormentaba por sobrevivir en una sociedad que consideraba pobre, mentalmente débil ante la corrupción del poder. Siempre fue un antipoder, eso sí, se los chuleaba a todos y los descuartizaba con la palabra después. Lo adiaban por su verdad, por ser duro, áspero e irreverente.
Recuerdo algunos momentos que me marcaron con Argenis.
En mi primer divorcio, fui a Caracas y le conté mi guayabo. Me dijo: “Aprovecha que te están dejando, yo me las quito a sombrerazo limpio, ellas lo que quieren es que las mantengas”. Después me fui a rumbear la vida.
Una noche lo recogí en la plaza José Francisco Torrealba. Estaba abrazado en el suelo con una vikinga. Lo lleve a la casa, la bañe y la tiré en una colchoneta. Gritaba frases en inglés, en francés, o en italiano. Al amanecer me reclamó “porque me trajiste a tu casa. Estaba con una carajita en el suelo, viendo el cielo y le metía los dedos. ¡Coño mano y me bañaste, me sentía bien como estaba!”. Le dije: “toma café y desayuna”. Se fue sobre mí y me abrazo diciéndome: “Tú si eres bueno, menos mal que el aseo no te llevo”.
Mira Frank, no quiero que te parezcas a mí, es mejor que tu guía sea Adolfo. Tú no tomas y no te gustan las putas de la calle. Te pareces a mi papá criando muchachos.
Yo no quiero que me hagan homenajes, ni que pongan mi nombre en bibliotecas, ni en escuelas. Quiero que pongan mi nombre en bares y prostíbulos.
Si se arrechan los corruptos por lo que escribo, que me vengan a matar, por lo menos me llevo unos cuantos por delante.
Si quieres aprender a escribir, léeme.
Tengo un pantalón, una camisa, unas alpargatas y más de 40 libros escritos, que más quiero.
Frank todo es un holocausto mental y huele a mierda.
Soy el chulo más grande de Venezuela.
Envidio a Garmendia por su inteligencia.
Nunca quise estudiar… eso es cuestión de brutos.
¿Argenis tú crees en Dios?
Si… a la semana se suicido.
Argenis fue:
Una tormenta perfecta.
Un borracho perfecto.
Un aventurero perfecto.
Un lector perfecto.
Un loco perfecto.
Un mujeriego perfecto.
Un irreverente perfecto.
Un enemigo perfecto.
Un hermano perfecto.
Un sin familia perfecto.
Un solitario perfecto.
Un vago perfecto.
Un narrador perfecto.
Un genio perfecto.
“Toda esa impaciencia, esa tormenta que agita mi vida espera ¿Por qué? ¿Para qué? Todo eso me iba matando, torturándome, quitándome años de vida, golpeándome el pecho. Nunca he podido dominarme. Nada me domesticó. El suicidio es la salida”
.A.R.

martes, 20 de octubre de 2015

EL PRÓCER JULIÁN INFANTE

Ponencia presentada en el
VII ENCUENTRO DE CRONISTAS, HISTORIADORES E INVESTIGADORES
MUNICIPIO CHAGUARAMAS
ESTADO GUÁRICO


Carlos A. López Garcés
Cronista del Municipio José Tadeo Monagas
Estado Guárico


            Julián Infante es uno de los héroes de la Independencia de Venezuela de los que se habla poco, aun cuando diversas noticias sobre este personaje heroico están dispersas en fuentes distintas, de las cuales son extraídas las enumeradas a continuación en orden cronológico: :

1º.-  Nacimiento y parentela

            El lugar y la fecha de su nacimiento son desconocidos; sin embargo, Lorenzo Zaraza, en su obra La Independencia en el Llano, citado por José Antonio de Armas Chitty en su Historia del Guárico, afirmó que nació en jurisdicción de Chaguaramas, quizás en el sitio de Cañaveral hacia el año 1784. Tampoco hay datos conocidos disponibles sobre su parentela; apenas el propio Lorenzo Zaraza agregó que era hermano de Leonardo Infante (otro de los próceres independentistas), lo cual fue desmentido por el mismo De Armas Chitty(1)

2º.-  Incorporación a la guerra

            Julián Infante se identificó con el independentismo republicano, por lo que se incorporó a la lucha emancipadora desde sus comienzos. Ante la capitulación de Francisco de Miranda en 1812, se unió a las tropas dirigidas por Pedro Zaraza, con quien participó en toda la guerra al mando de un escuadrón de caballería. Estuvo activo en la totalidad de los combates sucedidos en los llanos de Guárico, Anzoátegui y Monagas, en cuyos territorios los patriotas mantuvieron guerrillas durante los años de beligerancia(2).
           
            De acuerdo con informaciones aportadas por el general Rafael Carabaño, transcritas por el académico Telasco Macpherson, el capitán Julián Infante fue quien recibió en las riberas del río Manapire al joven Julián Mellado (otro héroe republicano guariqueño), quien decidió integrarse al ejército de los libertadores después de renunciar a la idea de incorporarse a las milicias realistas, que organizaba el capitán Francisco Rosete, por ordenes de Domingo Monteverde, en la plaza de El Sombrero en los primeros meses de 1813. La decisión de Mellado habría sido consecuencia de su repudio al maltrato que Rosete le propinó a un negro anciano, quien observaba la formación de nuevos milicianos realistas en la plaza sombrerense, entre los cuales había dos hijos de aquel anciano, quienes abandonaron esas filas junto con Mellado(3).          

3º.- El Decreto de Guerra a Muerte

            El cronista altagraciano Adolfo Antonio Machado aseveró que al comandante Julián Infante, obedeciendo mandatos repetitivos del Gobernador de la Provincia, le correspondió detener a los españoles y canarios José Diego de Aragort, Juan María de Cerpa y Gil, Andrés Juan Marrero y José de Páiz, habitantes de los valles de Orituco, y remitirlos a Caracas en calidad de prisioneros, para darle cumplimiento al Decreto de Guerra a Muerte, dictado por Simón Bolívar en el Cuartel General de Trujillo el 15 de junio de 1813. Estos cuatro prisioneros fueron ejecutados, junto con otros compañeros de prisión, por el coronel Juan Bautista Arismendi, el 8 de febrero de 1814(4).  Machado añadió que“…Las crónicas de aquel año, llegadas hasta nosotros en auras de las tradiciones populares, nos revelan que sólo por subordinación militar, y después de reiteradas órdenes, cumplió Infante con este penoso deber de su cargo”(5). Esta última afirmación está en duda, de acuerdo con la rigurosidad militar del momento guerrerista que se vivía.

4º.- En distintos combates

            Otro cronista gracitano, Pedro Natalio Arévalo, escribió que el general Julián Infante “…Según informaciones del léxico enciclopédico, combatió en Tucupido, Lezama, Altagracia [sic] y en Bocachica en 1814. Unido al Libertador peleó en El Arado, en la primera Batalla de Carabobo y en La Puerta se comportó heroicamente”(6). Debe aclararse que en Altagracia de Orituco no hubo combate alguno en los años de la guerra emancipadora.

            La actuación oportuna del comandante Julián Infante, enviado por Zaraza, fue decisiva para el triunfo de los patriotas comandados por Mac Grégor, en el paso de Quebrada Honda el 2 de agosto de 1816, cuando derrotaron al coronel realista Juan Nepomuceno Quero. Esta acción de Julián Infante fue considerada como uno de sus hechos estelares por el historiador De Armas Chitty(7), quien agregó que “…Tal derrota fue esencial en aquel momento, pues permitió que el grueso del llamado ejército de la resistencia pudiese reunirse en San Diego de Cabrutica y nominar a [sic] sus jefes, en ausencia del Libertador”(8).

5º.- Observación interesante

            El autor orituqueño Pedro Natalio Arévalo, ya citado, hizo la siguiente observación de interés para este trabajo: “…El Dr. Manuel Alfredo Rodríguez, meduloso historiador, al referirse a los guariqueños en la Independencia dice que Julián Infante tuvo ‘…largos y extraordinarios servicios a la República’. El 3 de septiembre de 1817 en el lugar llamado El Algarrobo derrotó al comandante realista Blas Vegas, y el 14 de octubre del mismo año 17, peleó y fue derrotado en el sitio llamado Laguna Seca”(9), por el mismo realista Blas Vegas(10).

6º.- Un apoyo necesario

            Una acción oportuna y necesaria de solidaridad de Julián Infante con Bolívar, en la ocasión del combate en el Rincón de los Toros en 1818, fue, al decir de José Antonio de Armas Chitty, atribuida equivocadamente por el historiador Vicente Lecuna a Leonardo Infante en su Crónica razonada de las guerras de Bolívar, donde afirmó que fue éste quien le ofreció al Libertador el caballo del realista Rafael López, muerto en las acciones, y mencionó como fuente a las Memorias, Narración, de Daniel Florencio O’Leary, lo que llama la atención, pues su autor aseguró exactamente en este libro que fue Julián Infante el de aquel gesto solidario(111), porque Bolívar había quedado a pie por habérsele escapado el caballo herido en la refriega.

            O’Leary reseñó el siguiente comentario:“…El comandante Serrano que encontró á Bolívar a pié le negó su caballo y ni quiso montarlo al anca; pero un soldado de caballería que lo alcanzó luego, le proporcionó una mula sin silla en que iba montado, mas al acercársele el Libertador recibió una coz que le estropeó levemente una pierna. En este estado desamparado, se le presentó el comandante Julián Infante, montado en el caballo del jefe enemigo que había muerto en la acción, del cual se desmontó insistiendo en que lo aceptara y se salvase…”(12) 

            O’Leary agregó en nota de pie de página: “El general Salom que se halló en la sorpresa del Rincón de los Toros me escribió contestando á una pregunta mía: Es positivo que el comandante Serrano negó el anca de su caballo al Libertador, mas él fue montado en el caballo del soldado, cabo ó sargento Martínez, el cual murió después de teniente coronel y comandante de un escuadrón en el sur, partido por un rayo, haciendo la marcha con Sucre de Pasto á Quito, Usía debió conocerle. Presentado que fue luego al Libertador el caballo rucio por Infante con su apero de freno, pistolas, estribos y guarniciones, todo de plata, con las letras iniciales R. L. lo aceptó y fue en él en el que entró en Calabozo. López no murió en la acción, murió en la persecución y lo mató el asistente del comandante Infante, que venía tiroteándose con él en retirada. El caballo de López al caer el cuerpo por el anca, barajustó sobre los nuestros y entonces lo tomaron”(13). 

7º.- Juez en Orituco

            Promulgada la Constitución por el Congreso de Colombia, en la Villa del Rosario de Cúcuta, el 2 de octubre de 1821, le correspondió al coronel José María Zamora organizar civilmente la jurisdicción de Orituco, por lo que designó al comandante Julián Infante como juez político de las localidades orituqueñas(14). 

8º.-  Contra guerrillas realistas

            Varios jefes monárquicos, entre quienes estaban Doroteo Herrera, Juan Celestino Beomón o Centeno (Indio Centeno o el coronel graduado Beomón), Inocencio Rodríguez, Machillanda y José Dionisio Cisneros, continuaron alzados en guerrilla después de la Batalla de Carabobo en 1821, con la esperanza de reconquistar el territorio perdido. Beomón fue derrotado en el Tuy en diciembre de 1827; la tropa se le rebeló cuando escapaba y esta circunstancia fue aprovechada por el general Julián Infante para integrarla a sus fuerzas. Beomón escapó hacia las montañas boscosas de Orituco donde estableció su guarida, mientras que los demás jefes realista se entregaron al enemigo. Por su parte, Doroteo Herrera se afilió a las órdenes del coronel José Antonio Arizábalo y Orovio, comandante general de las armas de Su Majestad Católica en las provincias de Venezuela, último jefe realista que operaba en territorio venezolano; pero debieron rendirse en agosto de 1828, debido a la ausencia de apoyo popular y a las derrotas que les propinó el general Julián Infante en los Valles del Tuy y en Orituco(15).

9º.- Lealtad a Bolívar

            Julián Infante jamás compartió la idea de los alzamientos hechos en Venezuela contra el Libertador desde 1825(16). Su fidelidad a Bolívar fue inmutable y de tanta confianza que en 1830 lo designaron jefe del movimiento que procuraba mantener la unidad de la Gran Colombia, en oposición a los separatistas dirigidos por Páez, quienes habían mellado la popularidad del Libertador. Fue una rebelión fracasada contra el paecismo, que no contó con el apoyo de José Tadeo Monagas porque éste se oponía a la jefatura de Julián Infante, alegando que acabaría con los blancos, la sociedad y la República(17). Aquella actitud de Julián Infante le causó la enemistad con Páez, quien lo combatió hasta derrotarlo y dejó constancia de tales hechos en los términos siguientes:   
 
            “Estaba el Congreso [de Venezuela] ocupado de sus interesantes tareas cuando en los cantones de Orituco y Río Chico, en el mes de Junio [de 1830], nacieron disturbios promovidos por el General Julián Infante, quien a la cabeza de unos cuantos militares y paisanos recorrió dichos territorios apellidando a Bolívar Jefe Supremo del Estado y proclamándose defensor de la integridad colombiana. El Coronel José Hilario Cistiaga, comandante general de Barlovento, marchó contra ellos, y la prontitud con que se desbandaron los insurrectos mostraba que no halló el pronunciamiento la mejor acogida, y que todo ello era obra del espíritu militar que entonces comenzaba a mostrar sus tendencias anárquicas en Venezuela.
            A la noticia de que había habido alzamiento en algunos pueblos del Llano alto de la provincia de Caracas, me trasladé a la capital para acudir a los puntos en que pudiera hacerse necesaria mi presencia y envié a los revolvedores al General José Tadeo Monagas con una misión de paz, que aceptaron, celebrándose en Unare, el 20 de Junio [de 1830], un convenio bastante generoso por el cual a los jefes y subalternos insurrectos se les conservó los grados que tenían, pues ellos disculpaban su atentado diciendo que por uno de tantos accidentes en la política se habían sustraído de la obediencia al gobierno del estado, y muy particularmente por la creencia en que se hallaban de que aún existía el Constituyente de Bogotá”(18).

            El comandante Julián Infante debió salir de Venezuela, como consecuencia de su postura antiseparatista y bolivariana. Viajó a Colombia; estuvo en Santa Marta en la Quinta de San Pedro Alejandrino y presenció la muerte de Bolívar el 17 de diciembre de 1830(19), en lo que fue “un gesto supremo de lealtad hacia el Libertador”, según el criterio del intelectual José Antonio De Armas Chitty(20).

10º.- Reintegración al ejército

            La reincorporación de un grupo significativo de destacados militares venezolanos, que estaba fuera del país por razones políticas, fue materia aprobada por el Congreso de Venezuela en los primeros días del año 1833, cuando la división gran-colombiana era una realidad irreversible. La medida contemplaba la conservación del grado que tuviesen a la fecha del 1º de enero de 1830 y favorecía a varios generales, entre quienes estaba Julián Infante, y a otros de menor rango. Así lo expuso el general José Antonio Páez en su Autobiografía

            “Los actos más importantes de este Congreso [venezolano] fueron: el decreto de 6 de Enero [de 1833] incorporando al ejército y marina los jefes y oficiales ausentes de la República, conservándoseles el grado que tenían hasta el 1º de Enero de 1830. Con este motivo fueron incorporados los generales Rafael Urdaneta, Mariano Montilla, José María Carreño, Diego Ibarra, Justo Briceño, Julián Infante, Pedro Briceño Méndez y otros de inferior graduación”.(21)


11º.- Su muerte

            El escritor vallepascuense Manuel Soto Arbeláez reseñó, sin revelar la fuente, que “…Julián [Infante] murió pobre, viejo y abandonado, con locura senil, que le hacía tirar lanzazos a su propia sombra, confundiéndola con Páez, a quien consideró siempre su enemigo declarado…”(22)

12º.- Epónimo local

            Un modesto reconocimiento se le rinde al general Julián Infante desde el primer tercio del siglo XX en tierras del Orituco, donde se le ha designado como  epónimo de una de las principales calles de Altagracia, la cual va, en dirección oeste-este, desde la calle Julián Mellado, en el cerro de Buenos Aires (antes de Cedeño), hasta empalmar con la calle Puerto Rico, al margen del canal de Malariología o quebrada de Guaiqueríes.
           

Chaguaramas, viernes 9 de octubre de 2015.



REFERENCIAS Y NOTAS

(1) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, pp. 42, 43; 1982, p. 92

(2) IBÍDEM. SOTO ARBELÁEZ: 2012, t. 1, p. 14.

(3) MACPHERSON: 1973, pp. 294 a 298.

(4) MACHADO: 1961, pp. 53, 54, 55; 2008, pp. 154, 156.

(5) IBÍDEM: 1961, p. 54; 2008, p. 154.

(6) ARÉVALO: 2012, p. 46.

(7) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, p. 43; 1982, p. 93. ARÉVALO: op. cit., p. 46.
Observación. Arévalo cita al historiador Rafael María Baralt.

(8) DE ARMAS CHITTY: 1982, p. 93.

(9) ARÉVALO: op. cit., p. 46

(10) RODRÍGUEZ: 1994, p. 71.

(11) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, p. 43; 1982, pp. 92, 93.

(12) O’LEARY: 1981, t. 27, p. 466.

(13) IBÍDEM: Nota al pie de la p. 466.

(14) MACHADO: 1961, p. 61; 2008, p.164.

(15) SOTO ARBELÁEZ: op. cit., t. 1, pp. 19, 27, 28. PÁEZ: 1987, t. I, vol. 1, cap. XXI y XXII, pp. 365 a 400.

(16) ARÉVALO: op. cit., p. 47.

(17) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, p. 43; 1982, p.93. ARÉVALO: op. cit., p. 47. SOTO ARBELÁEZ: op. cit., p. 36

(18) PÁEZ: op. cit., t. II, vol. 2, pp. 71, 73.

(19) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, p. 43; 1982, p. 93. ARÉVALO: op. cit., p. 47. SOTO ARBELÁEZ: op. cit., p. 36.

(20) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, p. 43.

(21) PÁEZ: op. cit., t. II, vol. 2, pp. 193, 194.

(22) SOTO ARBELÁEZ: op. cit., p. 36.

BIBLIOGRAFÍA

ARÉVALO, Pedro Natalio. Calles, sitios y aleros de Altagracia de Orituco. San Juan de los Morros. Sistema Nacional de Imprentas de Estado Guárico, Fundación El Perro y la Rana, Colección José Antonio De Armas Chitty, 2012.

Autobiografía del General José Antonio Páez. Caracas. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela, segunda edición, volúmenes 1 y 2,  tomos I y II, 1987.

DE ARMAS CHITTY, J.A. Historia del Estado Guárico. Caracas. Ediciones de la Presidencia de la República. 1982.

DE ARMAS CHITTY, J.A. Historia del Guárico (1807-1974). San Juan de los Morros. Impreso en los Talleres de Gráficas Los Morros, tomo II, 1978.

MACHADO, Adolfo A. Apuntaciones para la historia (obra escrita entre 1875 y 1899). Madrid, España. Publicaciones Amexo, 1961.

MACHADO, Adolfo A. Recopilación de apuntaciones para la historia de Altagracia de Orituco hasta el siglo XIX. Caracas. Edición de la Alcaldía del municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico, Venezuela, 2008.

MACPHERSON, Telasco. Diccionario histórico, geográfico, estadístico y biográfico del estado Miranda. Los Teques. Edición facsimilar de la Gobernación del Estado Miranda. 1973. 

Memorias del General O’leary. Barcelona, España. Ministerio de la Defensa de Venezuela, tomo 27, 1981.

RODRÍGUEZ, Adolfo. El estado Guárico. Orígenes, mundo y gente. San Juan de los Morros. Comisión Regional Conmemorativa del V Centenario del Encuentro de Dos Mundos del Estado Guárico, 1994.


SOTO ARBELÁEZ, Manuel. El Guárico oriental. Caracas. Impreso en los Talleres Tipográficos de Miguel Ángel García e Hijo s.r.l., tomo 1, 2001. 

UNA MIRADA A SAN JUAN DE LOS MORROS DESDE LA PERSPECTIVA DEL ENFOQUE GEOHISTÓRICO.

PABLO RAFAEL PEREZ ARAGORT





Prefacio
Venezuela desde finales de la primera mitad del siglo XX, ha ido sufriendo un proceso de transformaciones políticas, sociales, económicas y culturales en general, producto de los modelos económicos que han sido impuestos como consecuencia de su inserción en el modelo capitalista mundial. Tal circunstancia ha repercutido en la forma de organización de la población y por supuesto en la forma como éstos  se distribuyen e intervienen el espacio geográfico. Es decir, lo que denominan  Milton Santos y Ramón Tovar “El espacio como un producto social”.

En atención a lo anterior surgen diversos criterios, métodos o enfoques utilizados por los científicos de las ciencias sociales como son historiadores y geógrafos que permiten realizar estudios abocados al desarrollo de  la historia de los pueblos o localidades y la forma como el hombre se organiza dentro ellos (lo diacrónico y lo sincrónico). Uno de ellos es el  Enfoque geohistórico, muy bien definido por Ramón Tovar como “El estudio del espacio estructurado y organizado por el hombre de acuerdo a condiciones históricas determinadas”.

En ese sentido, para el año 2013 se efectúa un diagnóstico de la población de San Juan de los Morros desde la perspectiva del enfoque geohistórico, utilizando el método de observación directa, la iconografía como submétodo previa revisión bibliográfica y aportes de informantes clave, lo cual permitió la aplicación de una serie de  terminologías utilizada en dicho enfoque, a fin de determinar la presencia de tales fenómenos en el espacio objeto de estudio.

San Juan de los Morros localidad ubicada en un valle intermontano  perteneciente a la serranía del interior del tramo central de la cordillera de la costa que sirve de encrucijada entre los valles de Aragua y los llanos centrales, tuvo un surgimiento de manera espontanea como fue el caso de muchas localidades de Venezuela, razón por la cual es difícil precisar la fecha de asentamiento de sus primeros pobladores, y por ello se toma como fecha de fundación el año 1780   en la cual el obispo Mariano Martí en su visita pastoral la elevó a categoría de parroquia por petición de las familias allí establecidas.


Casi dos siglos después, Para el año 1934 es designada capital del Estado Guárico por el entonces presidente dictador Juan Vicente Gómez quien realiza un canje de esta localidad que pertenecía al estado Aragua por los pueblos de Barbacoa y Taguay  quienes dejan de ser Guárico y pasan al Estado Aragua.

 Esos cambios político-administrativos traen como consecuencia que San Juan de los Morros que por mucho tiempo había sido considerada una comarca tranquila, se convierta en un polo atracción poblacional, a partir de allí va sufriendo un proceso de transformaciones en su espacio y a medida que pasa el tiempo los hombres de diversas épocas van dejando huellas que dan fe  o testimonian esas etapas históricas.

Al aplicar el diagnóstico local  a lo que pudiera considerarse Área de Fundación, se pudo determinar que esta localidad a pesar de que en su casco central presenta una forma organizacional que obedece al criterio establecido por los españoles en su proceso de fundación de pueblos y ciudades, dicha  organización no data de la época colonial pues su plaza Bolívar anteriormente llamada plaza mayor y las instituciones ubicadas alrededor de la misma que representan los diversos poderes existentes en la localidad, fueron construidos en la década de los treinta del siglo xx, en ese empeño del Dictador Juan Vicente Gómez por remozar a San Juan para convertirla en capital de Estado. Esta sustituyó a la antigua plaza Bolívar que se ubicó donde actualmente es el Parque Roscio.  

Así mismo, al hacer un recorrido por las principales calles y avenidas de San Juan de los Morros, se observa la presencia de muchos Relictus  que son estructuras antiguas que existen en los espacios urbanos o rurales que sirven de testimonio de antiguos estilos arquitectónico, o formas de organización espacial, o estructura socio- económica. Son típicas si siguen cumpliendo la misma función para lo cual fueron construidas y atípicas si actualmente cumplen una función diferente.

De igual manera, se puede observar como en ese San Juan de ayer o de antaño existió  y aun persiste un predominio del Crecimiento Espontaneo: Son áreas de expansión territoriales carentes de la debida planificación por lo cual los grupos humanos construyen donde les parece y como mejor les parece generándose algunas veces dificultad para una verdadera organización espacial y dotación de los servicios públicos, por lo tanto esta localidad al presentar un relieve de colinas y tomando en cuenta que la mayoría de la población carecía y carece de la maquinaria y de las técnicas para nivelar los terrenos construyó sus viviendas de la manera que quiso y con los materiales que tuvo a su alcance, algunos con bahareque, otros con adobes o ladrillos.

Al recorrer diversas calles del centro Sanjuanero como son la Bolívar, Roscio, Sendrea. Sucre y Páez entre otras,  se observa como con el pasar del tiempo se ha producido un proceso de imbricación, es decir, hay  vestigios o restos de infraestructuras o estructuras viejas a las cuales se le sobreponen  estructuras nuevas sin que las antiguas desaparezcan completamente por lo cual  coexisten dos o más formas de organización espacial (o tiempos históricos) unas que tienden a desaparecer y otra que se impone paulatinamente, eso indica que  a medida que transcurre el tiempo borrarán todo testimonio antiguo, siendo difícil para las nuevas generaciones recordar o saber cómo se organizó ese espacio en el pasado.

Por otra parte se puede ver un proceso de fragmentación que Se efectúa cuando determinadas infraestructuras que en tiempo pasado cumplieron una función dentro de antiguos ordenes territoriales, son mudadas a instalaciones de mayor capacidad de acuerdo al crecimiento de la población, generando un nuevo orden o expansión. En San Juan existen muchos ejemplos como son : El hospital que hasta los años 30 estuvo ubicado donde ahora está la Escuela “Francisco Aranda” en la calle Cedeño y se llamó hospitalito  “Ali Gómez”, luego fue trasladado a la Av. Bolívar donde es ahora la Casona universitaria y se llamó “hospital Guárico” el cual fue sustituido en la década de los ochenta por el actual hospital “Israel Ranuarez Balza”. También hay otros ejemplos como son  la comandancia de policía, la biblioteca Rómulo Gallegos, el liceo Roscio, el mercado municipal y otros.

             
          Existe en muchos espacios las llamadas zonas de resistencia las cuales pueden ser  natural: aquellas áreas que por sus características físicas se  constituyen en obstáculos para la expansión poblacional o crecimiento de determinada localidad, e institucional: Son aquellas áreas ocupadas por infraestructuras gubernamentales que impiden la expansión o crecimiento de una población hacia ese espacio. En el caso de San Juan de los Morros existe limitación para el crecimiento hacia donde se ubica el parque natural  Arístides Rojas, de igual manera la diversidad de cuarteles, aunque últimamente esa tendencia está cambiando gracias al proceso de transformación política, económica y social de los últimos tiempos.

          Se pudo observar que en el casco central de San Juan de los Morros, existen algunos Embutidos, es decir,  estructuras (pequeñas, medianas o grandes industrias) Tal es el caso de Salumificio ItalGuárico, Carpintería Araujo que se ubican en el casco central de las localidades debido a que la población  en su proceso de expansión las arropó, por lo que requieren ser reubicadas, respondiendo a las normas de ordenamiento territorial la cual establece que deben existir espacios o zonas residenciales, zonas comerciales y zonas industriales.

             Existe en el casco central de San Juan de los Morros la presencia de  Terreno de Engorde: Son espacios céntricos donde existieron construcciones antiguas que son mantenidos baldíos por mucho tiempo para que se vayan revalorizando.


CONSIDERACIONES

La realización de este  diagnóstico permitió  observar que  en San Juan de los Morros  al igual que en muchas ciudades existe una JERARQUIZACIÓN DEL ESPACIO URBANO: . Esto quiere decir que éste se convierte también en una mercancía y por lo tanto tendrá un valor dependiendo del lugar donde se encuentre, es decir,  mientras más céntrico, mayor valor tendrá el metro cuadrado y estará sometido a las presiones del mercado de la tierra y mientras más alejado esté del centro hacia la periferia el precio tenderá a disminuir. En ese sentido alguna persona de escaso poder económico que tenga determinada bienhechuría  en un espacio que esté sometido a las presiones del mercado de la tierra, de alguna manera será  presionada a salir de ese espacio y a trasladarse hacia otros lugares que no estén sometidos a tal causa, algunas personas que todavía viven en las cercanías del centro de San Juan de los Morros en casas  antiguas, manifiestan que son objetos de acoso para que vendan sus bienhechurías a fin de construir edificaciones multifamiliares o establecimientos comerciales, donde el valor de cambio se coloca por encima del valor de uso.

Por ello es necesario avanzar hacia la DEMOCRATIZACIÓN DEL ESPACIO: Los cambios que en la actualidad se efectúan en Venezuela deben traer consigo la democratización del espacio urbano, es decir, en el espacio se ha reproducido el modelo capitalista donde una clase dominante se impone sobre una oprimida, y por lo tanto la opresora tiende a ocupar los mejores espacios como son valles, tierras planas,  mientras los oprimidos tienen que ocupar cerros, cauces de antiguas quebradas o ríos o simplemente espacios marginales. En ese sentido es necesario revertir dicha situación de tal manera que toda la sociedad tenga la posibilidad de ocupar los espacios más adecuados para el establecimiento de conglomerados urbanos independientemente de su condición social o del poder económico que posea.


Referencias


Alcalá, Ricardo. (2007). San Juan de Ayer. Publicaciones de la Alcaldía del Municipio Juan Germán Roscio. Editorial Miranda. Villa de cura.


Centro Nacional de la Historia.(2012). El Pueblo cuenta su Historia. Editorial Difusión. Caracas.


Figueroa, Manuel. (2001). Conozcamos a San Juan de los Morros Capital del Estado Guárico. Editorial Cultura. San Juan de los Morros.

Funes Miguel. (2006).  Concreciones históricas y urbanas de San Juan de los Morros. Editorial Miranda. Villa de Cura.


Medina, Arístides.(2002). Lecturas de la Historia Regional y local. Casa Nacional de las Letras Andrés Bello. Caracas.



Reinoso, Baudilio. (1983). El Rincón de los Toros y Evolución Política y Administrativa de San Juan de los Morros. Publicaciones oficunerg.

LICEO “JOSÉ GIL FORTOUL”; 70 AÑOS DE HISTORIA

FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR / Cronista del Municipio Infante

         Recientemente, por razones profesionales visitamos al Liceo “José Gil Fortoul”, gentilmente fuimos recibidos y atendidos por su actual directora, Prof. Carmen Martínez. Posteriormente y por nuestra estrecha vinculación —primero como alumno y después como profesor— de dicha institución, que es pionera de la educación secundaria en Valle de la Pascua y el Oriente del Guárico; haciendo un poco de historia, reflexionamos, que el Liceo “José Gil Fortoul” fue creado mediante un Decreto de fecha 19 de septiembre de 1945, dictado por el Ejecutivo del Estado Guárico, durante la gestión como gobernador del abogado zaraceño, Dr. Manuel Gimón Itriago. Ejercía la presidencia del Concejo Municipal del distrito Infante, el Dr. Ángel Vicente Ochoa, y la presidencia de la República el Gral. Isaías Medina Angarita.  
Es creado el Liceo con la denominación de Colegio “José Gil Fortoul”,  inscrito en el Ministerio de Educación y dependiente del ejecutivo regional. Para su funcionamiento y el pago al personal, la Gobernación le asignó un presupuesto mensual de Bs. 1.800,00. Inicia sus actividades docentes con una sección de primer año, integrada por 48 alumnos. Los profesores eran: Dr. Medardo Medina, director y profesor de Historia Universal; Dr. Antonio Malavé: Ciencias Biológicas; Prof. Rafael de Jesús Gutiérrez: Matemática y Castellano; Juanita Mejías: Francés; y Josefina Calcaño de Zamora: Educación Artística.  
         La primera sede del Colegio “José Gil Fortoul” fue una casa alquilada por la gobernación del estado Guárico, ubicada en la calle Atarraya-sur N° 33, posteriormente fue mudado a la calle Guasco-este N° 7, y más tarde, a la calle Shettino-sur N° 4. En 1946, durante la gestión como gobernador de don Ricardo Montilla, la casa fue comprada por el Ejecutivo regional, por un monto de Bs. 20.000,00, para que el Colegio tuviera sede propia. En 1949, siendo gobernador el Dr. Rafael Zamora Pérez, el ejecutivo adquirió a un costo de Bs. 80.000,00, un local situado en la calle Descanso (actual sede de la E.B. “Juan Germán Roscio”), pero, ante el incremento de la matrícula, se hizo necesario alquilar una vivienda ubicada en la calle Real N° 20, desarrollando en ese tiempo sus actividades académicas en dos sedes. A finales de 1959, fue inaugurada la sede donde funciona hasta la actualidad, en la Av. Libertador-sur de nuestra ciudad.
            En 1950 la institución fue adscrita al Ministerio de Educación, —dejó de ser una institución estadal y pasó a ser nacional— y el Colegio dio pasó al Liceo “José Gil Fortoul” que conocemos.           
Si se toma como referencia el decreto del 19 de septiembre de 1945 dictado por el Ejecutivo del Estado Guárico, en septiembre de 2015 el Liceo cumplirá setenta años como institución puntera y pionera de la educación secundaria en nuestra ciudad. En ese sentido, cuando este patrimonio cultural y educativo está próximo a cumplir su septuagésimo aniversario de fecunda presencia, existen en su haber interesantes circunstancias que se conjugan para trazar el perfil inconfundible y definitivo del ya longevo instituto. Oportuna ocasión para rendir emocionada expresión de gratitud a sus abnegados fundadores. Y apropiada la coyuntura para que cada quien rescate de su memoria las vivencias que subyacen en el subconsciente de quienes hemos pasado por sus aulas o trabajado en él.
            En la trayectoria vital del Liceo, despuntan como permanentes ejemplos para la acción fecunda, el quehacer desprendido y señero de su primer director, el Dr. Medardo Medina, así como la sabiduría profunda del Prof. José Gregorio González; la franciscana humildad del Prof. Rafael de Jesús Gutiérrez; la silenciosa y tesonera labor pedagógica del Prof. José Manuel Ruiz Medina; el contagioso entusiasmo del Prof. Domingo Rojas Anato; la calidad profesional y humana del Prof. José Simón Escalona; la múltiple formación humanística y científica de la Prof. Mercedes Elena Rengifo; la equilibrada sapiencia del Prof. Arnaldo Salazar Olivieri; el empeño afán progresista de la Prof. Audrey Carpio Martí; las iniciativas bien orientadas de la Prof. América Escobar de Martínez, y la autoridad sin dobleces de la Prof. Carmen Isaura Ledezma Martínez.
            Y como seguidores de tan dignos ejemplos, se incorporaron después a esta prestigiosa Casa de Estudios secundarios, muchísimos profesionales de la enseñanza, entre ellos, los profesores Pedro Núñez López, monseñor Rafael Chacín Soto, Juan Luis Simoza, Clemencio Rodríguez, Eduardo Salazar Valerio, Ramón Rodríguez, José Gerónimo Muñoz, Juan Urquía, Andrés Acosta Mota, Ramón Santiago Martínez, Víctor Venegas e Isabel Dan de Venegas, Gladys Pumar de Solórzano, Luis Fernando Melo, Gladys González de Albornoz, Alida Hernández Alfaro, Ángel Sarmiento Bueno, Josefa Sánchez de Velásquez, Zoraida Ramos de Sanoja, Gustavo Fermín Salcedo, Maritza Villasana, Freddy Valera, Consuela Barriteau, Eloísa Lares, Ramona Santana, Aleida Hernández, Magda Madrid Amaya, Isabel Hernández de Hernández, Arleny Hernández, María Elena Peñalver, Vilma García, Neyda Centeno, Eduardo Golindano, Violeta Márquez de Golindano, Juanita Carrillo, Alexis Leal, así como las recordadas secretarias Mercedes Montenegro, Eglee ¿? y las fallecidas Hilda González y Blanca Barrades de Chacín, junto a muchos otros cuya enumeración sería prolija, que han consagrado voluntades y esfuerzos para que la institución, originalmente dirigida por el Dr. Medardo Farías y Rafael de Jesús Gutiérrez, siga cumpliendo su patriótico y noble cometido en pro de la educación y de la cultura nacional, regional y local, para orgullo de los vallepascuenses.
            Su actual directora, Prof. Carmen Martínez, junto a las demás autoridades, el personal docente, administrativo y de servicio, así como la comunidad educativa y estudiantil, con entusiasmo, están llamados a adelantar una programación que incorpore a los vallepascuenses y sus instituciones en la conmemoración de tan significativa fecha… he ahí el reto… El Liceo “José Gil Fortoul”, hacia sus 70 años de fecunda existencia…
Valle de la Pascua, miércoles 3 de junio de 2015…

¿PUEDE LA HISTORIA DEVOLVERNOS LA UTOPIA?

Adolfo Rodríguez Rodríguez


Vuelvo a estos caminos de mi pueblo como quien recoge piedritas para coleccionar. Ninguna mala racha interfiere mi ilación. Me asisten gustos, sabores, añoranzas en las que no siento más que esplendor e instantáneas gratas como reunión de familia. Sucesos que perduran con esa aura que refresca y no deja dudas acerca de un tiempo del que jamás quisimos salir. Escenografía, personajes, voces, conversas, tal como las anotamos hasta conformar un selecto botiquín de pócimas que subvengan ante cualquier malestar o desarmonía. Hacen bien al espíritu e interceden quizá ante descalabros que expulsan el contento y la alegría. Las zozobras que asaltan mientras llevo en brazos, nuestra historia herida, hacia esa sala de emergencia donde van todas las crisis.
Como si hubiera tiempo para salvaguardar este entorno de ríos, árboles, mujeres, explanadas en que surge el caserío. Esas querencia, morichales, neblina, honda selva, palos de aceite, tamarindos, cañafístolas, algarrobos, alcornoques, guamachos, jobos, piñones, tacamahacos, ricino, higuerones, pardillo, araguaneyes, majomos, cartanes, matapalos, yagrumos, guatacaros, guasduas... Una guarida que abrigó “por siglos la máxima felicidad” a Santa María de Ipire, según De Armas CH: "Le rodeaban selvas pobladas. Guásimos y caujaros tapizaban de blanco sus calles y los apamates extendían alfombras moradas... cocales en la hondonada de La Tejería, donde el pueblo en casimbas se surtía de agua salobre; moriches en Senegote, chaguaramos en La Corona, jobales en Mata Negra. Los bosques asombraban el curso de las aguas. La temperatura fijaba asilo al forastero" 
"Bosques menudos seguían el curso de las quebradas"
"Tan honda y cernida era la selva de El Morichal, que parecía haber inspirado a los pintores románticos franceses de la segunda mitad del Siglo XIX". Escritor que en su libro "Candil" dice del Chaparral de la Corona, cuyos "manantiales reían / bajo los ojos del cielo".
Agregando que "Todo pueblo del Llano mira al este como buscando el origen. No olvida que lo fundaron con el sol de frente, la iglesia en el medio, mientras árboles inmensos tendían frescuras y la tierra tendida, con jagüeyes, médanos y cardones, invita a seguir. Nadie cambia la inclinación de tener el sol husmeando en las alcobas".
Que "con base en la tradición que les latía en la sangre, referían que los abuelos llegaron del oriente. Bajaron por el río en largas canoas con los ojos ardiendo y los gestos febriles. Las flechas dialogaban en los mapires. Llegaron con violencia, raptaron diez, veinte mujeres...., mientras las nubes abrían sus cascadas y regresaron entre "pajonales de agua", como dijo el poeta, hacia la Mesa de Guanipa, que era la tierra del origen".
Alude invasores caribes, probablemente palenques y guarinos, del Grupo Lingüístico Tamanaco, que hallarán los españoles: el reino de Anapuya o señorío de la cacica Orocomay, casi a treinta leguas del mar de los cumanagotos hasta el cerro Tucusipano u Orinoco. Aunque también pregunta por voces arahuacas, como batea, batey, jobo, guanábana, iguana, macagua, tabaco, sabana, tuna, maíz, macana, cacique, chicha, restos de alguna gestión comercial o extensiva. Aunque la voz Ipire deriva del caribe hipure, huipú, cerro, loma. Palabra que en galibí es querer, tortuga pequeña en cabré, según Caulín. Aunque Adolfo Salazar Quijada (1994) cree que los caribes denominan, con ella, al galápago (Podocnemia cayannensis), quelonio que abundaba en ríos del país.
Cultivan la yuca, procesan casabe y quizá maíz. Gente del budare y la arepa, amén de cazadores, pescadores y recolectores de frutos, el moriche, entre otros, para alimento, cestería o techumbres.
Se solaza De Armas con que "Santa María era un pueblo feliz.. Cualquier campesino, con alarde, mostraba la ancha faja plena de morocotas. Se producía casabe, tabaco de mascar, papelón, miel, queso, cueros. Una cuarta de carne de res -dos kilos- costaba un bolívar. Centenares de caballos eran llevados de sus hatos rumbo al Apure. En los barrios de El Pueblito, El Cerrito, Pueblo Nuevo, Los Merecures y Laguna Vieja, vivía una humanidad pobre, no miserable.
"En 1937 produjo el municipio más de 100.000 kilogramos de casabe, y una cantidad que no llegué a saber fijamente de maíz y arroz" Abundancia de plátanos, yuca, papelón en grandes cantidades. En la región de El Morichal toda clase de legumbres. En el fundo Los Cocos doña Concha Rojas recogía en 1922, sarrapia, cocos y mangos en cantidades. Hubo un cocal en el bajo de La Tejería: "Junto a la fuente perpetua, bajo la sombra de las palmeras erguidas, en horas de bochorno, quien visitara aquello parecía encontrarse en un oasis”. Pilar Díaz le refirió que no compraba café porque lo cosechaba y la tierra parecía estéril. Abundaban las naranjas. Dos cosechas por año. Las más dulces que Jose Antonio había conocido. Escribe que "Por los terrosos caminos de verano, los vehículos llevaban su carga de oro”.
"Los más finos chinchorros del interior llanero, se hacen en Santa María. Son de curagua y moriche, mercancía de primera a los lugares donde sean llevados.
De El Acaprito múcuras bordadas. Arabescos ancestrales sobre la tierra aterida por el fuego.
Del ganado más de un centenar de miles de cabezas, arrebatados a la derrengadera.
Hacia las mesas de Requena y Chivata -ríos Chivata y Chivatica- perenne agua de morichales. Pobladores ajenos a la máscara amarilla del paludismo.
"En pocos hatos, el municipio produjo en 1936, y parte del 37, más de 90.000 kilogramos de queso.
El frijol llegaba en sacos desde las islas.
En la hondonada de La Tejería, el pueblo en casimbas, se surtía de agua salobre; moriches en Senegote, chaguaramos en La Corona, jobales en Mata Negra. Bosques que asombraban el curso de las aguas. La belleza de sus mujeres, pasada por el tamiz del indio, desde las páginas de El Cojo Ilustrado, dio la vuelta al mundo. ...
Potencial que ecología e identidad local ponen al descubierto y que de cuando en vez rebrotan como en 1962 cuando Vila (1965) registra "las principales siembras" del Guárico " efectuadas en el Municipio Santa María de Ipire donde se cosecharon 826 Ton en 192 Ha. con un rendimiento de 4.302 Kg. por hectárea".
Y como muestra de esa mágica cornucopia, la longevidad que, para De Armas Chitty era "don de la nube, del aire, del surco. En mi infancia vi ancianos, como atrapando el último sol, en la calle que iba a la Laguna Vieja. También los vi en Pueblo Nuevo, que era seco, y en Senegote, que era húmedo. Y eran ancianos de largos cabellos blancos, altos, ceremoniosos, con blusas ceñidas, brodequines lustrosos y finos dijes en los cuellos de las blusas...gente noble porque era de trabajo y porque venía del origen del pueblo. Jamás hubo allí tuberculosis. Doña Estéfana Carranza, que era pobre y doña Leonarda Toro, que no lo era, pasaron de cien años. Aquellas familias que llenaron mi infancia pertenecían a una dinastía de eternidad, desde Juana Pata de Palo, que vendía bizcochuelo y Rosita la Ronca, que era de voz delgada y freía en el bajo de El Pueblito las mejores empanadas del mundo. Y todo visto desde hoy, era asombroso, pues la vitalidad de aquella gente se mantenía, a pesar del peligro de la Laguna Vieja, un archivo de microbios, pues de ella se tomaba el agua y gentes y animales se bañaban en ella, con una inocencia de paraíso. Y las calles enviaban también a la laguna sus detritus. Algo milagroso debió existir en aquella agua, una vitalidad inmune a la muerte. En Santa María de Ipire no había acueducto, ni hospital, ni dispensario, ni cloacas, ni estatuas. Sí llovía sin descanso. Hacia Peñas Negras, por Maúlpa, el cielo instalaba todos los junios su fábrica de aguaceros".
Atractivo excepcional trascendiendo más allá de los linderos regionales, el culto al Anima del Taguapire, en la carretera hacia Pariaguán, que bien puede integrarse a un modelo de desarrollo sin chimeneas, a modo de centro de atracción ecológico, cultural, económico y social a un tiempo. Acondicionarlo según la tradición. Propuesta de monumentalidad artística para ofrendas: murales, artesanías del lugar, espacios recreativos y feriales. Promoviendo la zona como parque natural, con vegetación típica y de ser posible, taguapires e información sobre cada especie. Y literatura alusiva al Ánima, todo a beneficio de la comunidad. . 
¿Es tarde ya para recuperar la Laguna Vieja, con su entorno para rendir tributo a sus cantores: De Armas Chitty, Prospero Infante, Reynaldo Armas y otros, con bustos sobre pedestales donde puedan leerse los hermosos textos dedicados a su legendaria trayectoria..
Los manantiales, que fueron escenario de encanto nocturno, entre muchachas felices, ánforas de agua limpoluta, galanterías y alborozo infantil.
Al sur los yacimientos arqueológicos, vírgenes aun de la investigación científica, aunque ya en la Galería de Arte Nacional, para conocimiento del mundo, piezas rescatadas en Puerto Requena por. Y en el antiguo asentamiento de Cachicamo el posible taller lítico aborigen, de interés para nuestra historia regional. Y el pueblo que allí hubo y sus iglesias.
Los nombres prestigiosos que desembocan en la historia de esta ciudad: Rosalía Rodríguez, madre del maestro de El Libertador, enterrada en algún lugar de este municipio; Dionisio Machado, que fue prócer de la Independencia y su hijo Juan Antonio en la Federación y candidato a la Presidencia de la República; el maestro Prospero Infante, De Armas Chitty, Jose Francisco Torrealba, el padre Perdomo que tuvo aquí una biblioteca impresionante y tantos otros!!!
María Tobías Matute Rojas, de Aragua de Barcelona, fundadora de un Colegio en los años ochenta del siglo XIX; Amalia Medina Machado de Pérez, nativa del pueblo; la poetisa Luisa Rojas de González de Aragua de Barcelona, quien dirige una Escuela Nacional de Niñas. El más recordado de los maestros locales es el también anzoatiguense Antonio De Armas Matute, de quien.su hijo José Antonio recuerda "más de 30 años...afanosos sobre el esfuerzo diario, en la labor de encauzar caracteres, labor silenciosa, tenaz, de estudiar a cada instante, de darse todo ejemplos, desde un banco de escuela, único rumbo cierto".
Antonio José Sotillo, quien al frente de una Escuela "por algunos años, nutrió de luz más de una generación", a Lisandro Alvarado "frente al cotopriz de la mesa de Santa Rosa, lo veían los campesinos recoger yerbas”; Leopoldo García Maldonado, Antonio Padilla Chacin y el bachiller Arreaza Agostini.
La pasión renacentista del italiano Malaspina hermanado al samán que fue gloria, solaz y referencia de un tiempo más idílico de la patria asignada.
En el siglo XX Santa María resuena nacional o regionalmente pocas veces. Al comenzar el siglo impactaba en Caracas el nombre de César Prieto, cuyos dibujos sobre el Llano, empleados por V. M. Ovalles, para ilustrar su obra "El Llanero" (1905) dan la vuelta al mundo. El magisterio de Próspero Infante sentando cátedra imborrable por Altagracia. Y desde los años treinta los desvelos de Torrealba por la salud del venezolano y su patria. Y desde los cuarenta hasta su muerte la pasión santamarieña de José Antonio de Armas Chitty: en temerario su empeño de propalar el nombre de su pueblo adoptivo en las páginas centrales del diario más importante del país y la Academia Nacional de la Historia, en cuyo paraninfo se confesaba hijo irrenunciable de este mundo.
Y diciendo de "Adelaida la anciana que discute a diario con los animales domésticos. Tiene esa especialidad de la gente del pueblo crecida en ambiente de cuchicheos de decirles a todos un secreto, con el encargo de que guarden reserva porque lo dice como en familia.
"Julio y Gregorio Casanare, los curanderos. !Y qué médicos! Gregorio cura oyendo el silbido de una mata que llaman fortuna, y con los muñones -pues una enfermedad le recortó los dedos- examina los vegetales y luego dicta el tratamiento, por cierto ingenioso: Reza para hacer ver que está asistido por algo sobrenatural. En su cuartucho se hace leer por alguno de su confianza páginas de aquella obra de Pompa, "Medicamentos Indígenas", biblia de los curanderos. Una vez me dijo: -yo soy distinto de esos médicos del centro que no estudian y quieren curara con recetas cualquieras.
"Siempre, cuando en las mañanas del pueblecito remoto, el ciego Julián recorría las calles, tanteando con el bastón que le servía de lazarillo, repetía la estampa aquella de Valle Inclán, en la escena bucólica de Electus, el ciego de Gondar, tarareando coplas, mientras la mano se tendía a la espera confusa.
Desde los quince años el negro Juan Escobar acompaña a Mauricio Zamora en sus campañas: "La palma con que cobijaron las casas aledañas del pueblo” pasa por sus manos callosas de caoba.
Sobre la cabeza de la anciana Estéfana Carranza la múcura con agua desde el manantial de La Tejería como “una corona proletaria... nunca se cansó en la labor diaria de aporcar la majada, de aderezar las matas del huerto que maltrató el rapaz hurtador de frutos. Y al tabacal verdecito y el cebollín de la troje del patio, y los ojos azules… ante las legumbres por vender.
Juan de Dios Guzmán, El Flaco, “que alivió más de una angustia, yendo a pueblos vecinos por invierno, en pos de la medicina urgente”.
Claro Magallanes, “el domador de los ríos crecidos. Paula Meléndez, “mulata de intemperies, caminera incansable, descalza, con su traje de cuadros que zurció la miseria.
"Concho P, el poeta, el cantador, el hombre de cuyos labios la copla nacía fresca. Era Cantaclaro, el llano en marcha, crecido de amplitud en la música triste de la copla.
El poeta Eduardo Arcay cuenta que Don Antonio De Armas Matute, además de preceptor, expedía muchas fórmulas médicas muy acertadas, el farmaceuta Manuel José Martínez Sosa, un "filántropo... que le tocó en suerte salvar muchas vidas y se cuentan por millares las veces que recetaba y al mismo tiempo regalaba la medicina"
"El bachiller Manuel Rodríguez, quien durante mucho tiempo se concretó a servir a la humanidad doliente; en aquel tiempo (1936) la gente de Santa María lo elogiaba por sus excelentes conocimientos médicos". Vicente De Armas Chitty, hermano de José Antonio, "por sus bellos versos que componía y los que nunca publicó", amén de que era "un declamador excelente con un timbre de voz que emociona”.
Angel María Delgado, "carpintero de oficio… excelente músico y un gran organista, quien era el Maestro de Capilla del templo de Santa María, y por más de 30 años ocupó el coro de los cánticos sagrados, ayudando a los prestes de la parroquia a decir la santa misa;
Felipa Alvarez de Machado, santamarieña, nacida en 1905; en la Escuela Guaribe de 1945 se inicia Alicia Rodríguez de García (La Rubia), en tanto que Esperanza Martínez (Pachita) dirige la Escuela Unitaria Privada de Niñas y luego La Escuela Upata. Y Birmania Mosqueda, formada en la escuela fundada por Luisa Antonia Malaspina Mugno, la madre del poeta José Rodríguez Malaspina. La educación media en 1970 con el liceo "Baltazar Padrón" y en 1977 la Estación Experimental Iguana de la Universidad Simón Rodríguez, orientada a la investigación para el mejoramiento de la ganadería. En 1968 el Padre José Madrazo, su candoroso apostolado.
Y a fines de los años sesenta doña Ramona Bastidas de Laya, quien promueve la creación del Salón de Lectura (1977) y con Edgar Ballén figuran en todos los empeños a favor de la tierrita: promueven con Adrián Pérez Arias la Asociación Cultural de Santa María de Ipire (ACUSAMAI). Entre los cronistas, Diógenes Toro, descendiente de aquella progenie de Toros y Balza, que se aquerenciaron aquí, despues en Zaraza y finalmente en los mil caminos.
Incontables nombres que engalanan la historia reciente de Santa María: el deportista César Balza, comerciante en San Juan de los Morros y conocido como "el orgullo de Santa María de Ipire", el pintor Ramiro Seijas, el fotógrafo y publicista José Ramón Ruiz, la carismática Carmen Medina, bibliotecaria en el salón de lectura, Julieta de Felizola con su amable pasión por la bondad pueblerina. Y entre los educadores, el profesor Andrés Vázquez, ganador en 1991 del Premio Humboldt; Birmania Mosqueda, Omega Perdomo, Mirian de Zerpa, etc. El médico zaraceño J. A. Ron Troconis en su discurso del 16 de Junio de 1996 en el centenario del nacimiento del sabio Torrealba exclama: "pueblo sano de Santa María de Ipire que todavía te das el lujo de fresquear en las tardes frente al amable portón... Gracias noble tierra... por haber parido hijos tan ilustres como Torrealba, José Antonio De Armas Chitty, Adolfo y Argenis Rodríguez, Próspero Infante. Tobías Castro, Antonio y Chichí Malaspina, Manuel José Martínez, las maestras Ana Isabel Torrealba, hermana y maestra del sabio, Felipa de Machado... todos arquetipos de la honestidad y la rectitud y han tenido el coraje de no caer en tentaciones..." Agregando luego el nombre de "ese Gran Médico Rural, genuino, auténtico, químicamente puro, Médico del Pueblo que fue mi querido amigo y colega Dr. Cecilio Requena, patriarca, amigo, servidor, humanista, filántropo y gremialista: un horizonte de lumbres de donde emergió la bruma de su vida vertical".
Las artes escénicas cuentan con la presencia de Luis Bastidas que funda una filial de la Compañía Nacional Juvenil y Carlos Chastre la Compañía Municipal con un primer lugar en el Festival Regional. Las Danzas Taguapire, fundadas también al comenzar esa década. Los hermanos Carrillo (Fernando y Manuel), famosos miembros de la farándula nacional, hijos de Nery, ex- comandante guerrillero, quien narra en un libro esa experiencia. Para José Cáceres una vocación que viene de María Carrillo de Delgado, quien con Ernestina Cáceres escenificaron comedias en los patios de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX.
En San Juan de los Morros resaltan clínicas administradas por distinguidos médicos santamarieños: Unidad de Emergencias Médicas "Santa Rosalía" regentada por el traumatólogo llamado El Negro Cáceres, que propició en noviembre de 1993 una exposición de Abilio Briceño titulada "Un pueblo en mil destellos" (Santa María de Ipire). Y la clínica Cedeño administrada por el cirujano José Cedeño Valera, descendiente, como el Alcalde Guillermo Cedeño, de unos Medina fundadores del pueblo.
Sus cantautores contribuyen a la proyección del poblado: Reynaldo Armas de voz nítida, versos gratos y resonancia internacional. El cantor y hombre de letras Cristóbal Jiménez quien incluye en sus repertorios temas de la tradición santamarieña. Cantantes y cantautores del lugar tienen también audiencia nacional: Edgar Leal, Amarigua, José Manrique Rodríguez, Olga María Alondra, Francisco "Pancho" Gil, Justo Villalobos. Francisco Canapial Romero con su tenaz, amorosa y efeciva gestión divulgativa del folklore llanero; Rafael Alfonso Almea Silvera, profesor de matemáticas y cronista; Leonel Díaz Campos, atento defensor de los valores santamarieños; Milagro Gómez Bastidas, periodista, alerta ante el resguardo de la tradición de su pueblo.
¡Cuánta memoria cultural en los hondones amados, recodos, reliquias, aguardando la mano amorosa que sepa tensarlas como las cuerdas del arpa de Becquer. Descubir tesoros espirituales, indagar, preguntar por ellos, anotar sus claves, oir acentos, reconstruirlos, reiventarlos, situarlos en altares para la devoción merecida. .
¡Cuánta arista arquitectónica de raz indígena´o ultramarina en estas muralals, como la que hubo o hay en la esquina de la Palma, la de los Ochoa, la de Julieta Felizola, la de doña Ramona de Laya, lLa bodega Taladro, la de la maestra Felipa Machado, la farmacia de Humberto Malaspina, la del Molino que fue clínica de Torrealba y esya en que nacimos los Rodríguez.
La antigüedad no siempre es atraso, mientras persista productiva o insinuando modos de subsistencia o de vida que tuvo inobjetables eficacia.
En 2007 nos aproximamos a una ruta llena de prodigios seguida por Bolívar en abril de 1817 para escapar de las guerrillas realistas diseminadas por el Llano después de la destrucción de la Casa Fuerte. Recorre parte del municipio.
Mundos señeros, cuyo retorno, bajo nuevas condiciones aguardan gestos certeros que adviertan cómo bajo la rutina hay fervores vivos:
"Por noviembre... recorría los espíritus una frescura y una euforia digna de días mejores... el cielo repartiendo como un tinajero el don sagrado y el verde parecía un tapiz eterno, así ardiese el verano sobre la tierra.
"Por diciembre, familias comenzaban a elaborar los papagayos. El cielo ancho... se llenaba de pájaros de papel. Sobre el cocal de la Tejería, sobre los algarrobos de El Pueblito, sobre los jabillo de El Morichal, sobre los cujisales de Misa Cantada, más allá de los mamones de Juana Ruiz y del cafetal de Pilar Díaz, por el este cuando era selva y no potrero, se alzaban silbantes y agudos los papagayos. Y qué algarabía rompía el aire cuando las puntillas ocultas en las colas cortaban los tensos hilos y los globos multicolores eran aventados por la brisa. Hacia el crepúsculo, que en el pueblo de Ipire es como un país de pájaros y colores, el viento de la tarde iba empujando discretamente aquellas naves en derrota, naves de papel que encallarían en quién sabe qué lejana bahía.
"Todo respiraba alegría. Rojos y agresivos en sus cuerdas, los gallos se acondicionaban para los desafíos de la Pascua navideña. Los sambos envueltos en sus trajes de sangre oscura; los canagüeyes con charreteras rojas y doradas; los marañones, grises, con el pecho negro o blanco y las alas de púrpura; los pintos, ya rojos y blancos o blancos y negros, pero de pintas menudas, como peonías o caraotas o dados; los gallinos, jabados o amarillos terrosos. En las cuerdas de El Cerrito, de Pueblo Nuevo o Los Merecures, los gallos, muchos célebres porque habían triunfado en varios pueblos vecinos, parecían estar convencidos de su importancia.
"Cuando el pueblo era centro de algún desafío... se desbordaba en fiesta permanente. Empanadas, arepitas, carato, guarapo frío, el que se hace de papelón, limón y agua; guarapo o guayoyo, hecho con café delgado; guarapo de cañas, el extraído directamente de la caña; hallacas, hallacas de hojas, todo el arsenal de comidas múltiples del pueblo se tendía en las calles, junto a la gallera, mientras botiquines improvisados vendía licores diversos: brandi, lavagallo, guarapita, cuba libre, frescos de todo tipo. Los tarantines se multiplicaban y había en las gentes, al par del orgullo de ser hospitalarios con los extraños, el otro orgullo de poseer los mejores gallos"
Un 28 de diciembre de los años setenta presenciamos la fiesta de los locos, en toda su fulgurante espontaeidad..
Las noches de verano preferidas de la poetisa y maestra Luisa Rojas (Lux), desde "la desvencijada mesa" que le servía de escritorio: "las apacibles y silenciosas noches en que solo las estrellas envían a la tierra un escaso raudal de luz". Mientras que en noches de luna, "ecos de risas, notas de cantos, música de bandolines y aquella alegría ruidosa y frívola que no es la que ansía el alma impresionable y soñadora", pues su deleite es con "la apacibilidad de aquellas otras...en que todo calla, todo duerme y sólo las luciérnagas describen derroteros de luz que brillan un instante y aparecen y desaparecen como la fugitiva imagen de la esperanza”.
Las festividades el día de su patrona, el 2 de febrero, Día de La Candelaria, recordadas por López Castro (1994) como de "gran colorido con sus coleadas de toros, carreras de caballos y otras diversiones populares".

Cofre sagrado de sorpresas amables a la espera de voluntades dispuestas a reconstruir escenarios que laten en nuestra sangre.

El Motor de aire desafía la segunda Ley de la Termodinámica. Invento de un guariqueño.