miércoles, 28 de diciembre de 2016

ADOLFO ANTONIO MACHADO PÉREZ (RESUMEN BIOGRÁFICO)

Carlos A. López Garcés
Cronista de Orituco


Nació en Altagracia de Orituco, el 10 de septiembre de 1855. Sus progenitores fueron: don Manuel María Machado y doña Ana Francisca Pérez. Contrajo matrimonio con la gracitana Rafaela Inocencia Pérez, con quien procreó ocho hijos: Fortuna, Adolfo (Pipo), Manuel María, Carmen Consuelo, Rafaela, Adolfina, José Manuel y María Adolfina. Tenía una firma mercantil con su hermano Manuel denominada Hermanos Machado, que constituía su base  económica principal.  El protagonismo en la actividad política no ocupaba su diario quehacer; sin embargo, fue concejal y jefe civil del otrora distrito Monagas del estado Guárico en la novena década de la centuria XIX; además, se solidarizó con la Revolución Legalista liderada por el general Joaquín Crespo en 1892, cuando este caudillo combatía las pretensiones continuistas e inconstitucionales del presidente Raimundo Andueza Palacio.  Procuraba con tenacidad la ejecución de importantes obras de interés para la colectividad altagraciense, hasta lograrlas. Su conducta cotidiana estuvo regida por sólidos principios morales. Era católico practicante, muy devoto de la Inmaculada Concepción. Interpretaba el órgano, con preferencia por la música litúrgica.
Fue autor del libro Recopilación de apuntaciones para la historia de Altagracia de Orituco hasta el siglo XIX, publicado por tercera vez y con su título original por la Alcaldía del Municipio José Tadeo Monagas del Estado Guárico, en el año 2008. La primera edición de esta obra fue hecha en 1961 por empeño de su bisnieto Pedro Rafael Arévalo, con el título Apuntaciones para la historia (obra escrita entre 1875 y 1899). La segunda edición ocurrió en el año 2003; fue titulada Apuntaciones para la historia y otros textos y auspiciada por el Fondo Editorial Orituco, representado por el ciudadano Ramón Alberto (Beto) Mirabal Zapata. Machado recopiló también, en dos volúmenes, instrucciones para varias artes fabriles y numerosas recetas para tratar diferentes enfermedades; así mismo, compilaba informaciones estadísticas relacionadas con las actividades agrícolas, ganaderas, mineras, comerciales, etcétera, de Altagracia de Orituco, según lo afirmó el doctor Pedro Natalio Arévalo en un trabajo suyo sobre el biografiado, hecho público en 1984. Lamentablemente, esas noticias de interés historiográfico local están inéditas y, quizás, en manos de algún descendiente.  
Su casa de habitación fue muy dañada cuando el general Nicolás Rolando, uno de los jefes de la Revolución Libertadora, estableció en ella su cuartel general durante su marcha hacia La Victoria, para enfrentar las fuerzas gubernamentales comandadas por el general Cipriano Castro en 1902. Entre los daños más graves estuvo la destrucción total de la biblioteca, compuesta de numerosos libros y documentos de mucha importancia. Sus apuntaciones se salvaron entonces porque estaban, afortunadamente, en posesión del abogado orituqueño Luis Ramón Morín, quien las utilizaba en calidad de préstamo para obtener ciertos datos. Así lo informó su nieto Pedro Fortunio Arévalo Machado al académico José Antonio de Armas Chitty, mediante carta fechada en Madrid el 29 de febrero de 1961.       
Machado fue un intelectual autodidacta, que practicó con devoción la historiografía orituqueña. Sus apuntaciones son fuente de consulta obligatoria para los interesados en investigar acerca del proceso histórico del Orituco. Es válido considerarlo como el primer cronista orituquense conocido, en concordancia con el significado estricto de la actividad cronística, la cual ejerció, por vocación y con metodología aceptable, en el transcurso de más de veinticuatro años, a pesar de las tantas limitaciones de su época. Murió en su pueblo natal el 1º de julio de 1903, como consecuencia de una cardiopatía, a los cuarentiocho años de edad. Es el epónimo de la biblioteca de la Fundación Dr. Pedro María Arévalo gracitana, creada el 5 de mayo de 1984 y adscrita a la Red Nacional de Bibliotecas Públicas desde ese mismo año.
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Nota. Este extracto corresponde al libro inédito de mi autoría Algunos historiadores y cronistas del Orituco/C.L.G.

LA VOZ DE ORITUCO

Carlos A. López Garcés

            Don Guillermo Hurtado Velázquez era un inversionista de Altagracia de Orituco, estado Guárico, donde, con permiso del Ministerio de Comunicaciones y del Concejo del distrito Monagas, fundó y dirigió una emisora local sui géneris, denominada La Voz de Orituco, cuyo sistema de transmisión era muy singular, pues comprendía una red de altoparlantes ubicados estratégicamente en varias esquinas y otros sitios de la población, tales como: el cerro Buenos Aires (cruce de calles Bella Vista y Adolfo Chataing); el callejón San José; Barrialito; Saladillo (en el roble que está frente a la Inspectoría del Tránsito, cruce de calle Andrés Eloy Blanco con avenida Ilustres Próceres); el tamarindo del viejo mercado municipal (cruce de calles Bolívar y Pellón y Palacio); El Calvario (cerro Las Iguanitas, donde está la Escuela Básica José Ramón Camejo); Pueblo Nuevo (cerca del hospital José Francisco Torrealba); el mamón del patio de la casa de Manuel Mijares, donde ahora distribuyen Gas Radelco (cruce de calles Sucre e Ilustres Próceres); etcétera. Para la instalación de estos altavoces fueron utilizados numerosos metros de cable, distribuidos hasta los puntos exactos que eran seleccionados con anterioridad. Antonio Camaute realizaba comúnmente este trabajo, contratado como práctico electricista, y varias veces fueron solicitadas las labores auxiliares de Dimas Paredes.

            La Voz de Orituco puede considerarse como la pionera de la “radiodifusión” altagraciana. Fue inaugurada el 16 de julio de 1948; por esto el día de la celebración católica en honor a la Vírgen del Carmen coincidía con el aniversario de la iniciación de esta emisora, cuyo dueño agradecido lo festejaba con programas populares que incluían: carreras en saco, con huevos en cucharas, de bicicletas y para atrapar cintas; piñatas; rebatiñas de centavos y de caramelos; presentaciones de músicos, cantantes y negros de plaza… y no faltaban los fuegos artificiales. Sus actividades comenzaron en una casa ubicada en la esquina sur-oeste del cruce de las calles Adolfo Chataing y Chapaiguana, a una cuadra hacia el sur de la iglesia de Altagracia; luego fue instalada en la segunda planta de un local moderno (con cuatro altoparlantes en su platabanda), situado en la parte oeste de la misma calle Chapaiguana, a cincuenta metros hacia el sur del templo y de la plaza Bolívar. Tanto el primer local como el segundo pertenecían también al dueño de aquella emisora, quien se divertía mucho cuando algunos incautos le manifestaban su fracaso al intentar sintonizarla en radiorreceptores, lo que era imposible porque carecía de la planta transmisora correspondiente; sin embargo, don Guillermo se empeñaba en identificarla con las siglas YV-4-RQ YV-4-LM, a lo que le agregaba una cantidad imaginaria de kilociclos y megaciclos para expresar la idea de potencia irradiada.

            La Voz de Orituco trabajaba de modo semejante a las radioemisoras comerciales del país. Sus labores ordinarias principiaban y concluían con el Himno Nacional de Venezuela; pero eran efectuadas en dos turnos: de doce del día a dos de la tarde y de seis a nueve pasado el mediodía; aunque las emisiones eran de “audición obligatoria”, debido a las características de esta emisora. No obstante, la transmisión por algún altavoz podía ser suspendida para evitar molestias a vecinos enfermos; además, con ese horario no obstaculizaba actividades de las escuelas federales Ángel Moreno, para varones, y Felipe Neri Sendrea, para hembras, adonde el alumnado gracitano asistía de ocho a once y media de la mañana y de dos a cuatro y media de la tarde. La emisora concluía su primera jornada con la marcha Adelante, lo que indicaba el comienzo del segundo turno escolar.

            Los locutores debían cumplir guardias asignadas, eran empíricos que carecían del certificado oficial equivalente y tenían un sueldo promedio aproximado de cuarenta bolívares mensuales. La oportunidad es válida para recordar, entre ellos, a Juan Vicente Mendoza Fernández, Sixto y José Coronil Gómez, Ildemaro Arévalo León, Natalio y Rafael Vicente Arévalo González, Pablo Parada, José Ramón López Garcés, Oswaldo Fuentes (El Musiú), César Domínguez Hernández, Félix Landaeta y Mundo Rangel. Los tres últimos mencionados y Julio Girón fueron auxiliares de audio.

            Los programas regulares de esta difusora orituqueña eran generalmente musicales; pero muy variables. Todavía son recordados con satisfacción, por ejemplo, las complacencias de peticiones, las actuaciones infantiles (realizadas los domingos  con el lema: “por la culturización del niño ante el micrófono”) y las de aficionados como Domingo Ramón Belisario (El Trovador Guariqueño), Juan Ramón Daniels y Juan José Tovar; era común, mediante la colocación de un micrófono enfrente de un radio, la “retransmisión directa” de Panorama Universal, un noticiario de mucha audiencia en Altagracia, cuya narración la hacia José Martínez Maiz por la caraqueña Radiodifusora Venezuela; además, dos programas especiales fueron bien acogidos por la población: uno fue el concurso que consistía en adivinar quien era el Locutor Fantasma, hecho por Juan Mendoza, Sixto Coronil Gómez y Natalio Arévalo, de ocho a nueve de la noche, con la promesa de quinientos bolívares de premio para un ganador que nunca hubo; el otro fue una comedia cuyo libreto lo adaptó Juan Mendoza, quien, además, la protagonizó junto con Elvia Armas y fue transmitida dos veces por semana, desde las doce del día hasta la una de la tarde. Hubo, asimismo, programas eventuales o extraordinarios como el de música clásica llamado La Hora Azúl, que (a pesar del fastidio que le causaba al señor Medardo Piñango)  era presentado a la una de la tarde y producido por Hiram Reinefeld Saldivia en sus períodos de vacaciones estudiantiles universitarias, y como las narraciones de ciertos entierros y de algunas procesiones en Semana Santa, hechas con tanta solemnidad que, muchas veces, don Guillermo “convirtió” la iglesia gracitana en catedral y al cura párroco en obispo.
            La Voz de Orituco era un medio de comunicación muy receptivo a las actividades culturales y deportivas efectuadas por los gracitanos. Una muestra de esta afirmación fue el programa transmitido el 12 de febrero de 1950 por estudiantes del liceo Ramón Buenahora, con motivo del Día de la Juventud(1). Otro ejemplo está contenido en una información del periódico Alborada(2) Nº 7, correspondiente a la edición del 16 de abril de 1950 y redactada de la manera siguiente:

“COPA DE CAMPEONES / Le fue entregada el jueves pasado al club de voleibol ‘Titanes’ de esta ciudad; obsequio del Pbro. Dr. Rafael Chacín y que recibieron el capitán del club, Víctor Soto y la bella madrina del equipo, señorita Lilia Pérez. Igualmente fueron otorgados medallas y diplomas. El acto, al que asistió numerosa y selecta concurrencia, tuvo lugar en los salones de la emisora ‘La Voz de Orituco’; hubo recitación de Luis Pérez Guglieta, palabras de aliento y fe deportiva en Oscar Martínez; entrega de diplomas; entrega de diplomas que hizo el culto sport-man Larry Urban, Vice-presidente de la Junta de Deportes de esta ciudad; imposición de medallas por la Sta. Olga Bello; entrega de la copa y palabras de clausura, donde vimos desfilar la historia del deporte en Altagracia a cargo del Pbro. Chacín, Presidente de la Junta, y para cerrar, las emocionadas frases de agradecimiento del capitán del club ‘Titanes’.
La concurrencia fue finalmente obsequiada. Larry Urban se encargó de sorprender con su cámara fotográfica diversos momentos”.(3)

            En Altagracia de Orituco también era común oír entonces, a las seis de la tarde, el campaneo proveniente del templo parroquial para indicar el momento de la oración, que es una costumbre católica vieja aún practicada por las personas más apegadas a esta religión. Cuando apenas habían cesado tales campanadas, el dueño de aquella emisora activaba la difusión de algunos versos de un poema de Andrés Bello, muy significativo y denominado La oración por todos (con semejanza a Víctor Hugo), el cual comienza diciendo:

                                                “Ve a rezar hija mía. Ya es la hora
                                    de la conciencia y del pensar profundo:
                                    cesó el trabajo afanador, y al mundo
                                    la sombra va a colgar su pabellón;
                                    sacude el polvo el árbol del camino,
                                    al soplo de la noche: y en el suelto
                                    manto de la sutil neblina envuelto,
                                    se ve temblar el viejo torreón”.(4)

            La Voz de Orituco obtenía ingresos normales por la difusión de mensajes publicitarios, cuya tarifa era de cinco a diez bolívares mensuales. Son recordadas todavía las publicidades de cigarrillos Camell, Phillips Morris y Chesterfield, de Pepsi-Cola, del café Guatopo distribuido por Sixto Orozco Jiménez, de cotufas Orituco, de lámparas Aladino y de las tiendas La Gran Realización de Manuel Felipe Arévalo y La Incógnita de Francisco J. Padrón.

            No ha sido posible establecer, con exactitud cronológica, cuando finalizaron las actividades de esta emisora; sin embargo, algunas personas, Armando Valero entre ellas, afirman que fue en el primer semestre de 1956 y el profesor Rodulfo Pérez Guglieta asegura que ya no existía en el segundo semestre de ese año, cuando él regresó a Altagracia de Orituco a ejercer su profesión en el liceo Ramón Buenahora; pero el autor de este escrito recuerda que aún funcionaba en 1955. La desaparición definitiva de esta emisora puede asociarse con el surgimiento de Radio Orituco, la cual fue inaugurada el 5 de julio de 1958 y cuyos copropietarios eran los señores Manuel Torrealba y Miguel Pessil; este último actuaba como Director-Gerente(5).

         Como un honor a la verdad debe decirse que La Voz de Orituco no agradaba unánimemente a la comunidad altagraciana, porque sus transmisiones incomodaban a varias personas, aun cuando era identificada como “la voz amiga de todos”. No obstante, ella significaba una práctica innovadora de la comunicación social en una localidad habitada, acaso, por algo más de trece mil personas, reconocidas entre sí con tanta suficiencia que era fácil la divulgación interpersonal de comentarios pueblerinos, lo que contrariaba principios muy elementales de la publicidad mediante el uso de altavoces, pues era conocido ampliamente lo relacionado con el dueño, el ramo mercantil y la dirección de distintas casas comerciales existentes en la comunidad. Puede afirmarse que la inversión hecha para el mantenimiento de aquella emisora era muy alta, con respecto a los ingresos por motivos de publicidad que eran escasos, y esto influyó en la eliminación de sus servicios(6).
REFERENCIAS Y NOTAS
(1) LORETO LORETO: 1961; p. 298.

(2) Alborada era un quincenario que circulaba entonces en Altagracia de Orituco, con la dirección del profesor buenahorista Blas Loreto Loreto.

(3) LORETO LORETO: op. cit.; pp. 300, 301.

(4) BARNOLA: 1964; p. 32.

(5) Caminos. Nº 20; p. 4.

(6) Este trabajo es copia textual del que fue publicado en el diario el siglo de Maracay, en 1991.

FUENTES

I.- Bibliográficas
           
            BARNOLA, Pedro P. Las cien mejores poesías líricas venezolanas. Barcelona.             Publicaciones Reunidas S.A.; quinta edición. 1964.
           
            LORETO LORETO, Blas. Alborada, pie de luz para medio siglo. Caracas.        Ediciones Paraguachoa S.A. 1961.

II.- Hemerográficas
           
            “Inauguración de la Radio Orituco”. Caminos. Director: Cruz Fermín Boada. Nº 20 – Año I. Altagracia de Orituco, tercera semana de julio de 1958, p. 4.

III.- Noticias orales suministradas en Altagracia de Orituco por las siguientes personas:
           
            ARÉVALO, Rafael Vicente.
            BELISARIO, Domingo Ramón.
            DALIS, Pedro.
            D’SUZE GARCÍA, Luis.
            GIRÓN, Julio.
            HURTADO VELÁZQUEZ, María.
            LÓPEZ GARCÉS, Luis E.
            MENDOZA FERNÁNDEZ, Juan Vicente.
            PAREDES, Dimas.
            PÉREZ GUGLIETA, Rodulfo.
            RANGEL, Mundo.
            REINEFELD SALDIVIA, Hiram.
            VALERO, Armando.


domingo, 20 de noviembre de 2016

LA RADIO EN VALLE DE LA PASCUA... Antecedentes históricos.

FELIPE HERNÁNDEZ G.
Cronista Oficial del Municipio Leonardo Infante- Valle de la Pascua


La historia de la radio en el estado Guárico comenzó a mediados del siglo XX cuando se abrieron las primeras radios en Amplitud Modulada (AM) en San Juan de los Morros, Valle de la Pascua y Zaraza. Los antecedentes en Valle de la Pascua se remontan al año 1949, cuando Luis Adolfo Melo fundó la Publicidad Guárico y con cuatro altoparlantes colocados en diferentes esquinas de la ciudad transmitía programas y avisos comerciales y sociales desde las siete de la mañana hasta las nueve de la noche.
El año 1950 se estableció en Valle de la Pascua  el ingeniero Carlos Poleo, propietario en ese entonces de las emisoras “La Voz del Tigre” en El Tigre y “Ondas Porteñas” en Puerto La Cruz- estado Anzoátegui, su idea: instalar una estación de radio en Valle de la Pascua. Para ello compró la Publicidad Guárico a Luis Adolfo Melo, y solicitó los permisos ante el Ministerio de Comunicaciones y el Concejo Municipal de la época.
            Con el nombre de Radiodifusora La Pascua YVLO, 1370 kilociclos inició el período de prueba el tres de noviembre de 1952. El 28 de noviembre de ese año fue inaugurada oficialmente. En 1955 la emisora fue comprada por los señores José Rafael Negrón y Carmen Khan. Aquí comienza lo que se podría considerar la segunda etapa de la emisora. Posteriormente, el primero de noviembre de 1971 la emisora fue vendida nuevamente a la compañía Intrasol de los señores Simón Moreno Moreán, Evangelo Yanopoulos y Mario Casamassima. Radio La Pascua significó para Valle de la Pascua la entrada al mundo de la información de una ciudad que en los años cincuenta experimentaba un franco crecimiento, producto de la migración rural-urbana y del establecimiento en la zona de compañías petroleras y florecientes comercios.
            La segunda emisora que se estableció  en la ciudad fue Radio Enlace 860 AM, el 22 de junio de 1990. Siendo sus propietarios los señores Omar Camero Zamora y su hijo Omar Gerardo Camero Álvarez. El 28 de noviembre de 1992 fue inaugurada Radio La Pascua FM, de la compañía Intrasol; y el 25 de septiembre de 1995 inició su programación Radio Ambiente 96.1, cuyos propietarios iniciales fueron el Arq. Manuel Matos Charmelo, la Sra. Carmen Teresa Alcalá de Matos, el Prof. Ramón Santiago Martínez y el Sr. Juan Francisco Champión; en la actualidad, dicha emisora es propiedad del afamado cantautor Reinaldo Armas.
            A partir del año 2000 se han establecido las emisoras FM: Guariqueña 93,5 (Buenísima 93.5); Auténtica 90.5; Alternativa 100.7;Ambiente 96.1 FM; Buenísima Plus 101.5 FM; Deportiva 98.3 FM; Deportivísima FM; Dinámica FM; Estirpe FM; Excelente 92.1 FM; Expresión 90.5 FM; Garcitas Stereo 101.1; Kairos 104.5 FM (Tiempo de Dios); Kolor FM; Luz Guerrera 93.5 FM; Mega Latina 97.9 FM; Onda La Superestación 89.7 FM; Platino 102.3 FM; Popular 106.1 FM; RNV 88.9 FM (Canal informativo); Stilo 107.1 FM; Talento 102.7 FM; Vida 94.1 FM, Retro Radio on Lineentre otras.
A modo de corolario, es importante señalar que la radio como medio informativo siempre ha tenido una gran importancia en el estado Guárico y por ende en Valle de la Pascua, por lo extenso de su territorio y las numerosas comunidades rurales que existen en su geografía, en ese sentido, puede decirse que la radio como medio de comunicación masivo, además de informar, también ha cumplido una importante labor cultural, especialmente en lo referente a la promoción de la música, el folclore y la organización de eventos y actividades que además de culturizar también promueven la participación de la población en diversas actividades que contribuyen al bienestar ciudadano, promoviendo la convivencia , el bien común y combatiendo el flagelo de las drogas y otros tantos problemas que afectan el bienestar colectivo.
            Valle de la Pascua; lunes 14 de noviembre de 2016.

EL PRÓCER FRANCISCO MANUITT (UNA BIOGRAFÍA PENDIENTE)

Carlos A. López Garcés
Cronistas del Municipio J.T. Monagas
Estado Guárico


                                    “La  ingratitud es  el  crimen  más  grande    
                                   que  pueden  los   hombre atreverse a cometer.”
                                                                       Simón Bolívar
                                                                       (Pativilca, 9-1-1824)


            La participación en la guerra contra el dominio colonial español incluyó a mucha
gente de ciudades, pueblos y campos venezolanos, que, luego de lograrse la independencia, quedó reducida al anonimato o semi anonimato, aun cuando sus aportes fueron indispensables y muy significativos para alcanzar el propósito liberador; por esto es necesario rescatarla históricamente, sin tergiversaciones, con el fin de ubicarla en la justa dimensión heroica que le corresponda, sin menoscabar sus actuaciones en los momentos republicanos de los primeros tiempos.
            La afirmación anterior puede ser ilustrada mencionando el caso del general Francisco Manuitt Hernández , porque son muy escasas las noticias conocidas sobre él, algunas de las cuales son contradictorias o confusas, según lo revelan las fuentes consultadas para este trabajo. Precisamente, por tales características, esas informaciones motivan la idea de procurar un estudio más exacto de su biografía para el enriquecimiento de la historia local chaguaramense, lo que, a su vez, estimula la conveniencia de enumerarlas ahora como apuntes preliminares en el siguiente orden:
1º.- Los textos no mencionan a los padres del personaje a estudiar, quien habría nacido hacia finales del siglo XVIII en Chaguaramas, donde transcurrió la mayor parte de su vida civil, de acuerdo con Francisco Alejandro Vargas, autor de un trabajo periodístico sobre el general Manuitt, publicado en el diario El Universal (Caracas, 5 de abril de 1970, p. 1-5) y citado por el escritor tachirense Tito Sierra Santamaría (1975, p. 179) como referencia de sus informaciones relacionadas con este prócer, de quien se ha dicho igualmente que era de origen francés, nativo de Córcega (internet: Apellido Manuitt).
2º.- El investigador guariqueño Manuel Soto Arbeláez (2001, t. 1, p. 67) aseveró que se ignora cuándo se incorporó a la guerra; pero el precitado articulista Francisco Alejandro Vargas afirmó que lo hizo en 1819, afiliándose a las tropas llaneras de caballería (Sierra Santamaría: op. cit., p. 179). Otra fuente (internet: Apellido Manuitt) indica que se alistó en Cuba por su propia voluntad para luchar en Venezuela contra la dominación española.
3º.- Los autores coinciden en destacar que combatió en la batalla de Carabobo, el 24 de junio de 1821; Soto Arbeláez (internet: “Primera generación Manuitt de Chaguaramas”) añadió que allí “resultó mancado”, sin detallar el caso. Este glorioso servicio lo hizo merecedor del Escudo de los Vencedores, creado mediante decreto por el Congreso Constituyente de Colombia (la Grande), el 23 de julio de ese año (Sierra Santamaría: op. cit., p. 179; Soto Arbeláez: 2001, t. 1, p. 68). Cinco meses más tarde, en diciembre, era teniente ayudante de un escuadrón de lanceros, al decir de Soto Arbeláez (2001, t. 1, p. 68), quien, en otras anotaciones (internet: “Primera generación Manuitt de Chaguaramas”) escribió que aquel mismo año se fue a Puerto Rico y de aquí viajó a Cuba.
4º.- Cumplía funciones como comandante militar de Guacara en 1822, cuando combatía los reductos realistas de los Valles de Aragua. De aquellos días data su victoria en Patanemo y Sabana de la Guardia, cuando actuaba a las órdenes del general José Antonio Páez (Soto Arbeláez: 2001, t. 1, p. 67).
5º.-  Ejercía el empleo de adjunto del Estado Mayor del Departamento Venezuela en 1825, cuando aún era teniente. Entonces solicitó su ascenso al cargo que había dejado vacante Bonifacio Rodríguez, quien se había ido a Perú. Expuso en su petición que era la tercera vez que pedía el reconocimiento a sus méritos y recordaba que pertenecía a la Orden de los Libertadores, creada por Simón Bolívar en 1813. Esta solicitud fue avalada por el general Santiago Mariño y el coronel Juan Uslar, quienes hicieron las recomendaciones respectivas (Soto Arbeláez: 2001, t. 1, pp. 67, 68).
6º.- Fue ascendido a capitán en 1827, cuando, al mando del general José María Zamora, dirigió una columna contra la banda de Los Güires (Soto Arbeláez: 2001, t. 1, p. 68).
7º.- Solicitó y obtuvo licencia temporal indefinida en 1828. Sin embargo, a la fecha del 29 de agosto de 1830 y debido a su falta de destino militar, se dirigió al gobierno pidiéndole sus letras de retiro, las cuales le fueron otorgadas el 1º de diciembre de aquel año, con el goce de la tercera parte del sueldo y uniforme, de acuerdo con Vargas, el articulista mencionado por Sierra Santamaría (op. cit., p. 179); pero Soto Arbeláez (2001, t. 1, p. 68) afirmó que le dieron de baja en 1828 y que esos beneficios los obtuvo en 1831, desde cuando se residenció en Chaguaramas donde se dedicó a labores civiles y privadas.
8º.- El articulista Francisco Alejandro Vargas apuntó que Manuitt contrajo matrimonio en la iglesia parroquial San Lorenzo de Chaguaramas con la señorita María García, en cuya unión procreó dos hijas: Soledad Severa, nacida el 20 de febrero de 1832, y Rosa Ascensión, el 4 de mayo de 1842 (Sierra Santamaría: op. cit., pp. 179, 180). Para Soto Arbeláez (2001, t. 1, p. 68), esa boda sucedió efectivamente en Chaguaramas, donde nacieron ambas hijas, aunque señaló el año 1841 como el de nacimiento de la segunda. El propio Soto Arbeláez (Internet: “Primera generación Manuitt de Chaguaramas”), reseñó que el periodista, historiador y académico Oldman Botello habría informado que ese acto nupcial fue celebrado en Guacara hacia 1826 y que el biografiado ya se había establecido en Chaguaramas en 1831; Soto Arbeláez (internet: Íbidem) aseguró haber leído en varias oportunidades acerca del parentesco cercano de doña María Manuela García de Manuitt con el general Calixto García Íñiguez, héroe de la guerra de independencia cubana, cuyo abuelo vivió durante cierto tiempo en Chaguaramas, cuando era teniente coronel de las tropas realistas y combatía a los patriotas. Por otra parte, fue publicado (internet: Apellido Manuitt) que ese casamiento ocurrió en Cuba en un año impreciso aún y, además, que fue el “fundador de las familias Manuitt en Venezuela”.
9º.- Se incorporó a las fuerzas de la Federación atendiendo al llamado de su antiguo comandante, general Juan Antonio Sotillo, jefe superior de las provincias de Oriente y segundo de los ejércitos federales, quien, en 1861, lo ascendió a coronel vivo y efectivo, al decir de Vargas (Sierra Santamaría: op. cit., p. 179). En atención a datos aportados por Soto Arbeláez (2001, t. 1, p. 68), este último ascenso, al parecer, fue conferido “de un plumazo”, o sea, sin muchas exigencias.
10º.- Fungió de juez en el departamento de Chaguaramas en un año que está en duda, pues Soto Arbeláez (2001, t. 1, p. 68) anotó que fue en 1842 y Vargas que en 1865 (Sierra Santamaría: op. cit., p. 179).
11º.- Las letras de retiro le fueron ratificadas el 3 de enero de 1866, con el goce de la tercera parte del sueldo, de conformidad con noticias dadas por el articulista Vargas (Sierra Santamaría: op. cit., p. 179).
12º.- El gobierno presidido por el general José Ruperto Monagas le concedió el diploma de Ilustre Prócer de la Independencia Suramericana, el 13 de agosto de 1869, con el disfrute del sueldo íntegro y cuando ya tenía el grado de general de brigada, de acuerdo con lo escrito por Vargas (Sierra Santamaría: op. cit., p. 179). Acerca de esta distinción militar concedida a Francisco Manuitt, es oportuno recordar que el vallepascuense Soto Arbeláez (2001, t. 1, p. 67) resaltó lo siguiente: “Mucho después de la Independencia, específicamente del gobierno de los Monagas en adelante, se armó un desorden en la otorgación de los títulos militares. De tal manera que muchos sargentos o tenientes terminaron siendo generales. Se dice, sin poder ser confirmado, que Páez y Falcón, en plena Guerra Federal, firmaban los ‘Despachos de Ascenso’ en blanco. Este es el caso de varios chaguarameros a quienes les fueron reconocidos sus haberes con rangos inferiores y terminaron firmando como generales. Así lo hicieron Lorenzo Belisario, Gregorio Saldivia y Francisco Manuitt…”   
            Sobre esta aseveración debe decirse que el historiador Vicente Dávila aseguró que Francisco Manuitt solo obtuvo el grado de teniente y así lo repitió Soto Arbeláez (2001, t. 1, p. 68); no obstante, este último autor anotó asimismo que el prócer fue ascendido a capitán en 1827, como fue dicho anteriormente en el ordinal 6º.
            13º.- El académico J.A. De Armas Chitty (1978, t. II, p. 45; 1982, p. 94) también lo identificó como el teniente Francisco Manuitt, de quien dijo apenas que: fue uno de los tantos oficiales aportados por Chaguaramas a la guerra de emancipación; estuvo en Carabobo y después, ya en tiempos republicanos, persiguió a las guerrillas realistas dirigidas por José Dionisio Cisneros y Juan Celestino Centeno en Lagartijo y Tamanaco.  

 14º.- Manuitt murió en Chaguaramas el 7 de abril de 1870 “…cargado de méritos, honores y condecoraciones, rodeado de sus familiares y de amigos…” según el artículo de Vargas mencionado por Sierra Santamaría (op. cit., p. 179), quien agregó que las hijas solicitaron una pensión de montepío en 1873, la cual les fue concedida sin demoras por el Presidente Antonio Guzmán Blanco (Ibídem: p. 180).  Soto Arbeláez (2001, t. 1, p. 68) sostuvo que esa muerte ocurrió en 1884, lo que debe de ser un error, tal como lo indica el año de la concesión del montepío a las descendientes.

Conclusión:

            Numerosos próceres venezolanos, independientemente de la jerarquía militar alcanzada y el rol desempeñado, están todavía ocultos en las llamadas “tinieblas de la historia”, para decirlo con palabras del insigne escritor venezolano Eduardo Blanco expuestas en su Venezuela Heroica. El general Francisco Manuitt es uno de ellos y merece, igual a los demás, el reconocimiento a su heroica actuación libertadora, el cual debe incluir un estudio biográfico más acabado y esclarecedor como una modesta expresión de justicia y gratitud, que está pendiente dentro de la historiografía chaguaramense, para lo cual las noticias aquí enumeradas son una contribución valiosa, sin olvidar las equivocaciones que hubiese cometido como ser humano que era.

Nota.
            Este trabajo fue leído en el VIII Encuentro de Cronistas, Historiadores e Investigadores  Chaguaramas 2016, realizado el sábado 15 de octubre de dicho año en la sede de la Sociedad Socorro Mutuo, coordinado por el T.S.U. Pedro Castillo, Cronista Municipal. Concluida la lectura, el autor de esta nota supo de la existencia de un libro inédito, escrito por el académico Oldman Botello, titulado Los Manuitt de Venezuela: Aproximación a su estudio, con datos sobre el prócer Francisco Manuitt Hernández, que ahora no son comentados porque el respeto al derecho ajeno obliga a estudiarlos previamente. No obstante,  la ocasión es apropiada para reproducir las informaciones sobre el biografiado, que fueron dadas por Botello a quien esto escribe, vía correo electrónico en noviembre de 2016 y dicen así: “De él hay poco. El general Francisco Manuitt Hernández llegó al país en 1819, aproximadamente. Participó en la  toma de Puerto Cabello en 1823, a las órdenes de Páez.  Se enamoró en  Guacara  por esos años de la señora María Manuela García con quien tomó estado. Se radicaron en Chaguaramas. Estuvo en los combates contra Dionisio Cisneros en el Tuy y Orituco. Se hizo liberal. En la iglesia del pueblo dio el grito de rebelión contra los godos en la madriguera de godos que era Chaguaramas. Tuvo contacto con algunos revolucionarios como El Agachado, Manuel Borrego y Zoilo Medrano en tiempos de la Federación. Fue jefe político de Chaguaramas en 1853-1855 y jefe civil más tarde.  Se le ascendió a general de brigada en 1869. Fue declarado por Decreto junto con otros que estaban vivos, Ilustre Prócer de la Independencia en el gobierno de Guzmán Blanco. Murió en Chaguaramas en 1870. Fue propietario de numerosos hatos en la zona”.


FUENTES

1.- Bibliográficas

DÁVILA, Vicente. Diccionario Biográfico de Ilustres Próceres de la Independencia Suramericana. Caracas. Tipografía Americana, tomo II, 1926.

            DE ARMAS CHITTY, J.A. Historia del Estado Guárico. Caracas. Ediciones de la   Presidencia de la República. 1982.

            DE ARMAS CHITTY, J.A. Historia del Guárico (1807-1974). San Juan de los Morros.       Impreso en los Talleres de Gráficas Los Morros, tomo II, 1979.

SIERRA SANTAMARÍA, Tito. Sitios históricos del estado Guárico. San Juan de los Morros. Impreso en los Talleres de la C.T.P., 1975.

SOTO ARBELÁEZ, Manuel. El Guárico oriental. Caracas. Impreso en los Talleres Tipográficos de Miguel Ángel García e Hijo s.r.l., tomo 1, 2001.

2.- Internet:

Buscador Google:

            .- “Manuel Vicente Soto Arbeláez. Primera generación Manuitt de Chaguaramas”

            .- “Vivencias Llaneras del Abuelo. Chaguaramas: cuna de héroes”


            .- Apellido Manuitt.

Nota. Este trabajo fue leído en el VIII Encuentro de Historiadores, Cronistas e Investigadores de Chaguaramas, celebrado en la sede de la Sociedad Socorro Mutuo el sábado 15 de octubre de 2016.

domingo, 6 de noviembre de 2016

PROPIEDAD TERRITORIAL Y EVOLUCIÓN ARQUITECTÓNICA EN EL ORTIZ DE TIEMPOS COLONIALES

Carlos A. López Garcés
Cronista de Orituco



            Para estudiar la evolución arquitectónica en Ortiz durante el coloniaje, relacionándola con el origen y la consolidación de la propiedad territorial en esta misma comunidad, es prudente comenzar recordando que el territorio orticeño pertenecía en esos tiempos a la jurisdicción de San Sebastián de los Reyes, cuyo cabildo constituía una representación de poder hispano-monarquista, con suficiente autoridad para concederle territorio y mano de obra a sus propios cabildantes y a todo aquel que hubiese prestado servicios a la Corona española.  Esta capacidad de decisión habría permitido el desplazamiento de los pobladores primigenios por invasores colonialistas, quienes motivaron un proceso de apropiación arbitraria de la tierra y el surgimiento de hatos como unidades de producción fundamentales, con mano de obra esclavizada, lo que habría sido determinante en la formación de una élite social con suficiente poder económico para influir en los asuntos políticos y hasta religiosos con respecto a la localidad.
            Gracias a la participación de buenos alarifes y sobre todo de mano de obra esclavizada y/o muy barata del peonaje, aquel poder económico iba materializándose arquitectónicamente en el centro poblado a medida que los primitivos lugareños eran desplazados por los nuevos y poderosos ocupantes, quienes, con la finalidad de consolidar su residencia  en ese sitio, construyeron sólidas, duraderas y majestuosas viviendas de altas paredes de tapia y rafa, techo de tejas sobre caña amarga, pisos enladrillados, grandes puertas de madera y ventanas similares enrejadas, amplios zaguanes, corredores, dormitorios, salas de recepción, cocina, comedor, grandes patios empedrados, caballerizas y con espacios para establecimientos comerciales en ciertos casos, a diferencia de las barracas de los “negros” e indígenas que indicaban un significativo distanciamiento discriminatorio con la clase dominante.  
            Aún perduran en Ortiz algunas de esas edificaciones imponentes, las cuales constituyen verdaderos patrimonios históricos que deben ser conservados como muestras concretas de una época saturada de injusticias sociales, que, además de ser útiles para entender los aconteceres de la cotidianidad pueblerina y muchas cosas más, sirvan para explicar especialmente la dinámica de las relaciones de producción y sus consecuencias en aquellos días de cultura colonialista. Es posible suponer que otras casas semejantes fueron hechas en días republicanos del siglo XIX mediante el uso de técnicas aplicadas desde el coloniaje, con las que debe tenerse las mismas consideraciones de preservación patrimonial.
            La oportunidad es apropiada para resaltar una similitud de este caso de Ortiz con el Orituco, la cual está vinculada con el desalojamiento de los primitivos habitantes de Lezama y Altagracia por parte de un grupo social minoritario impositivo, que, de manera paulatina, iba ocupando las tierras asignadas a los indígenas, tanto las de vocación agrícola como las destinadas a la construcción de viviendas en el centro poblado, donde lograron  la edificación de casas majestuosas, sobre todo en Lezama, reveladoras de la iniquidad imperante entonces*.
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*Tema expuesto en el conversatorio sobre patrimonio histórico-cultural orticeño, con motivo del XII Encuentro de Cronistas, Historiadores e Investigadores en Ortiz, realizado en la llamada casa de La Espuela de Plata, el sábado 3 de septiembre de 2016. 

Imagen tomada de http://elguardiancatolico.blogspot.com/2016/08/el-dia-que-el-padre-lenin-bastidas.html

miércoles, 14 de septiembre de 2016

236 AÑOS DE LA PARROQUIA SAN JUAN BAUTISTA DE LOS MORROS

ARGENIS RANUÁREZ ANGARITA




Contrariamente a nuestro placentero hacer a viva voz y sin auxilio de papeles, apuntes o esquemas, haremos una semblanza histórica de la comarca de los morros, la cual lleva implícita la opinión personal y  propia de este cultivo en tierras de la historia, con los medios propios de producción propios del periodismo.
Desde hace casi medio siglo, venimos utilizando el término comarca para referirnos a San Juan de los Morros y a su área de influencia, independientemente de divisiones territoriales de naturaleza civil, militar o religiosa.
Hoy, veintiséis de mayo del año 2016, celebramos con racional júbilo los 236 años de la creación de la parroquia Eclesiástica San Juan Bautista de los Morros. No anduvimos al garete buscando una fecha, ni la dejamos al azar, capricho o conveniencia. Esa fecha la celebramos desde 1980, desde hace 36 años, cuando el Concejo Municipal del entonces Distrito Roscio del Estado Guárico, la adoptó como punto de partida de nuestro asentamiento urbano, habida cuenta de la particular manera de nacer y crecer todo centro poblado en caminos de paso obligado o encrucijada de caminos.
Para llegar a la decisión de tomar la fecha del decreto del Obispo Monseñor Doctor Mariano Martí, esto es, el 26 de mayo de 1780, hubo de transcurrir respetable largo tiempo de casi 200 años, durante los cuales la historia local fue asunto que a nadie importara o la historia local se mantuvo reducida a la historia de vida de sus moradores y a lo más, a la historia familiar, y sus respectivas relaciones con el medio geográfico.
Comenzamos a tener inquietud por nuestro pasado a raíz de la caída de Marcos Pérez Jiménez. Nuestros primeros cronistas son periodistas. Alí Almeida y Juan Ubaldino Zerpa rompen esquemas centenarios. Comienza la preocupación por el pasado remoto de San Juan de los Morros, sin dejar de lado el pasado reciente para ese nuevo tiempo. El Morro, periódico impreso dirigido por Almeida el cual circuló hasta 1960, con veinte ediciones junto a un programa de radio que ese periodista mantuvo en Radio Guárico AM, comienzan tímidamente a hurgar en el pasado. Dos hijos de este pueblo comparten idéntica inquietud, el Doctor Ramón de Jesús Heredia y el Coronel Cedeño Zerpa.
No hay fundador. No hay acta de fundacional. No hay demarcación territorial. Encrucijada y camino de paso obligado, este paraje de rica vegetación, abundante agua e impresionante belleza,  vió  pasar a muchos, a muchos  viajeros que iban a fundar hatos, a buscar oro o venían a comercializar ganado, luego  de la expansión hacia el sur iniciada con la fundación de San Sebastián de los Reyes, el 6 de enero de 1585 por Sebastián Díaz Alfaro. Éramos  a un tiempo el patio de San Sebastián  y la puerta de los llanos de Caracas.
El primero en publicar un trabajo sobre la fundación de San Juan de los Morros fue Do Tito Sierra Santamaría, andino del Táchira, Don Tito, co-fundador de la extinta Asociación Venezolana de Periodistas Seccional del Estado Guárico,  ejerció el cargo de Coordinador de la Gaceta Oficial del Estado   desde 1959 y logró recopilar importante información que publicó en sus libros “Fundación de San Juan de los Morros “-1962- y” Sitios Históricos del Estado Guárico “-1975-. Fue Santamaría pionero en la búsqueda de nuestros orígenes independientemente de que la verdad histórica haya aflorado pocos años después de publicado su primer libro.
Paralelamente un hombre llamado Felipe Santiago García funda un periódico de intereses generales, con énfasis en el deporte, llamado “Campo Deportivo”, donde tuvimos el honor de incorporarnos a finales de los años sesenta. Allí Almeida, Oscar Hernández, Ubaldino Zerpa, Fulgencio Alayón, Ricardo Alcalá y otros, insistíamos sobre  un más allá convencidos como estábamos que ni Luis Ximénez de Rojas había sido fundador  en 1675 como señaló erróneamente Sierra Santamaría,  ni era cierta la fecha del año 1675 como afirma Landaeta Rosales en su” Gran recopilación Geográfica, Estadística e Histórica”, en la cual no señala fundador.
Otros inquietos sobre esos orígenes, fueron siempre los doctores Fernando Alvarado  Guzmán y Enrique Olivo, ambos nacidos en este valle, ambos brillantes alumnos del Colegio Roscio y de la Universidad Central de Venezuela, jueces de reconocida solvencia personal y profesional, primero y segundo cronistas oficiales de la ciudad de los morros, autor el primero de tratados de investigación  histórica publicados en la revista  de la Asamblea legislativa del estado Guárico desde 1966 hasta 1969, órgano dirigido por el periodista Miguel Quintana Delgado.
Con ellos en amenas tertulias caseras compartíamos opiniones. Coincidíamos con el Doctor Víctor Manuel Ovalles, quien en 1933 advertía: No hubo fundación. San Juan de los Morros nació imperceptiblemente, a orillas del camino, casas distantes, cercanas a ríos y quebradas. Éramos jurisdicción de San Sebastián unas veces, de Villa de Cura otras. En la “Descripción exacta de la Provincia de Venezuela” de Don Joseph Luis de Cisneros de 1674- 59 años después de la fecha señalada por el Padre Acosta ,un año antes de la señalada por Landaeta Rosales, en esa obra no aparece pueblo, ni villa, ni ciudad llamada San Juan de los Morros. Es concluyente que al no existir prueba documental de fundación alguna, con las formalidades de toda fundación, fue esta comarca  una formación espontanea.
Durante muchos años cronistas nacidos o venidos a este valle, hicimos crónica sobre nuestro proceso evolutivo, sin más punto de partida que la afirmación de Landaeta Rosales repetida por Sierra Santamaría, y llego el año 1967, cuando un servidor público en el Archivo General de la Nación, llamado Manuel Pinto, archivólogo y paleógrafo, hizo un hallazgo de marca mayor relacionado con nuestra comarca, en el archivo del Palacio Arzobispal de Caracas, Pinto busco y encontró.  Transcribió cuarenta documentos y con recopilación y notas de su autoría, los publicó en una edición bajo el titulo "Principio y Formación de San Juan de los Morros", obra que por la contundencia de las  pruebas documentales, echó por tierra, toda especulación anterior sobre fundaciones que ninguna veracidad tenían.
Lamentablemente, ninguna autoridad del Estado Guárico tomó interés en promover y distribuir la obra. Su difusión ese año se vio opacada por el terremoto que causo muertes y daños materiales en Caracas y en el Litoral. Pese a la publicación del libro de Pinto, a nivel local se  seguían repitiendo los nombres desde Garci-Gonzales de Silva y de Luis Ximénez de Rojas como fundadores. Carlos Rodríguez Ovalles Manifestaba  públicamente su desacuerdo con tal afirmación. Un hijo de San Sebastián de los Reyes, descendiente de los alemanes de la Selva Negra que fundaron la Colonia Tovar, Ramón Antonio Ziegler Álvarez, vino a vivir al Valle del Paurario, echó raíces como músico y radiotécnico, preocupado por lo que llamó "publicaciones llenas de suposiciones como verdades históricas desconcertantes para todo público, y perjudiciales sobre todo para estudiantes”, ofreció como obsequio al San Juan que celebraría 200 Años al año siguiente, -1980-,un trabajo por demás esclarecedor, que el Consejo Municipal presidido por Alejandro Tovar Bosch, publico en un folleto.
El año Bicentenario se publican cuatro obras alusivas a los orígenes de San Juan: la de Ziegler, la del Dr Enrique Olivo titulada "Calendario de Fechas y Sucesos de San Juan de los Morros"; la del Dr. Adolfo Rodríguez  titulada "San Juan de los Morros: Relámpago y Égloga", y un folleto editado por el Consejo Municipal del extinto Distrito Roscio, contentivo de tres piezas oratorias de gran valor documental. La primera, el discurso pronunciado por el Doctor Luis José Acosta Rodríguez, hijo ilustre de Ortiz, nuestro inolvidable amigo, en la sesión solemne del 26 de mayo de ese 1980; el segundo, del Doctor Arístides Baujón, en el cuadragésimo cuarto aniversario de la Guardia Nacional, y el tercero pronunciado por el muy ilustre Doctor Saúl Ron Troconis, con motivo del segundo aniversario de la muerte del Doctor Fernando Alvarado Guzmán, nacido en San Juan de los Morros el 15 de agosto de 1926, primer Gobernador del Guárico nacido en este valle de Los Morros ,primer Cronista Oficial de su ciudad natal.
Y  ese año 1980, el año Bicentenario, nuestro hermano del alma  Doctor Adolfo Rodríguez  publicó un artículo que movió voluntades para hacer posible la celebración en grande, 2 meses después: "Dos Siglos de San Juan" fue el titulo del trabajo publicado en el Diario El Nacional.  Rodríguez  advertía entonces, que faltaban 2 meses para el Bicentenario, y que no había nada previsto para celebrarlo. Cita a Ovalles, al Liceo Roscio de los 40 y 50, al Sabio Torrealba, y finaliza con el alborozo por el inicio de las actividades académicas de la Universidad que tantos desvelos nos costaron, con la clase magistral del Rector  J.J González Matheus, el 21 de enero de ese 1980. Rodríguez en su obra citada, hace un poético ejercicio de imaginería, y concibe, en aplicación LATU SENSU del término "fundación", nueve fundaciones para San Juan, ese San Juan donde el Doctor Rodríguez  no vio la luz al nacer, pero igual que nos y que muchos, vio la otra luz, al renacer en este lar por demás estelar. Esas fundaciones son: paisaje, mucha agua, mucho verdor; la de las minas, búsqueda  ansiosa, la gran decepción pirita aurífera y no oro; la del buen pastor, decreto del Monseñor Martí; la de la muerte, con la matanza de sanjuaneros por Antoñanzas, trescientos prisioneros decapitados unos, empalados otros, y destripados otros. Unos trescientos en total, aquel Año doce del decimonó0nico fatal para este valle, la otra fundación, la de las Aguas Termales, que llevan a construir carretera y balneario, la de Los Huertos, con colonia china plantando vegetales, y antes, siembra de morera para gusano de seda; otra fundación es la de Gómez: hotel, faro, balneario, luz eléctrica, hasta 1934, cuando de noche a mañana se convirtió en capital del Guárico.
La fundación carcelaria, para A. Rodríguez, decretada el 44, inaugurada el 49, es la octava, y la novena, la Universidad.
Mucho, mucho aguanto papel sobre nuestros orígenes, pero, la verdad llega, aflora y se impone. Entre tanto que agradecer, además de duda eterna, con Monseñor Martí y con el historiador Manuel Pinto, gratitud sanjuanera también para el aragüeño universal Lucas Guillermo Castillo Lara, quien en su discurso de incorporación como individuo de número de la Academia de la Historia, publicado en 1977 bajo el titulo: "Materiales para la Historia Provincial de Aragua", con discurso de contestación del Académico Dr. Carlos Felice Cardot, nos informa sobre un nombre que hicimos nuestro: Paurario, nombre dado al Morro por los pobladores indígenas de este valle, y sobre un crimen aborrecible: tortura y abandono de la India Magdalena por el zutano mal llamado "Don", Luis Ximénez de Rojas, alcalde de la Santa Hermandad de San Sebastián, dueño del Hato Chaparral, cerca del Rio Guárico, camino de San Juan hacia San Sebastián, personaje asociado erróneamente con nuestra fundación, adorador de la imagen de Nuestra Señora de la Misericordia y Caridad, venerada por ambos pueblos desde el incendio que consumió toda su casa, menos a la pequeña imagen de la Virgen.
Gracias al Doctor Castillo Lara por esa transcripción del doloroso relato. Nunca nos entró el nombre del tal Don Luis como fundador de San Juan de los Morros, y celebramos que la verdad haya brillado y tengamos la honrosa condición de pueblo de formación espontánea, y que nada tuviera que ver con nosotros ese inquisidor.
Y  así terminada esta semblanza, una opinión seguida de un pedimento. Estamos mal en el control del crecimiento urbano. Muy mal. Nuestro pulmón vegetal, el Pariapán que contemplamos desde la ventanita de nuestro rancho, será pronto ranchería por un lado y urbanización no planificada por el otro. Peligra la cota de crecimiento, peligra la vegetación, y lo más grave, peligran nuestros manantiales. Algo hay que hacer, y pronto. Y lo otro, una vikingocracia que tomo parques y plazas, viciosos que renunciaron a toda responsabilidad personal, familiar y social, una clase de renunciantes que viven y beben con el trabajo de otros, que requieren al igual que orates de todo género y sexo que deambulan por calles y carreteras, esperando respuesta, atención pronta, eficaz y eficiente, situación de la cual somos responsables todos: unos por acción, otros -los más- por omisión.
Y así, la fecha de hoy dada a escoger por R.A Ziegler en 1979 junto a otras dos del siguiente año a la erección de la parroquia: fijación del sitio para la iglesia, e inauguración de ese templo, 5 de marzo la una, 5 de diciembre la otra, de 1781; celebramos con racional alborozo porque aunque muy mal anden muchas cosas en la patria de Bolívar, muchas otras mantienen su buen ritmo y a norte franco con la voluntad intacta de sus protagonistas. Aquí civiles y militares, maestros y escolares, comerciantes y profesionales, que este Valle del Paurario se cumpla bien y por siempre, lejos de las sombras de las dudas, la mentira y la falacia, y cerca, muy cerca, del afecto matrio de la solidaridad humana y social, y del tiempo libre para avanzar y avanzar, viendo de vez en cuando para atrás para ver, aprender, corregir, y seguir y seguir y seguir, juntos en la pertenencia a la Comarca del Paurario, cantado en 1964 en verso por Teobaldo Mieres, telegrafista, pintor, inventor, músico, comerciante y escultor, todo pasión creadora por este valle de misterio, de magia y de encanto.
Amén.
26-06-2016. S I. PARROQUIAL SAN JUAN BAUTISTA

El Motor de aire desafía la segunda Ley de la Termodinámica. Invento de un guariqueño.