lunes, 22 de marzo de 2010

PRÓSPERO JULIAN INFANTE MARRERO

Carlos A. López Garcés

Cronista de Altagracia de Orituco

Municipio José Tadeo Monagas

Estado Guárico


Al escribir acerca de Próspero Julián, como fue conocido comúnmente este apreciable personaje, debe decirse en primer lugar, sin posibilidad de mezquindades, que fue un valioso intelectual orituqueño del siglo XX, cuya existencia la dedicó principalmente al aprendizaje permanente y a compartir saberes con sus semejantes, sin egoísmos ni alardes enciclopédicos, sin atosigamientos por preocupaciones pecuniarias personales ni por la insustancialidad de las vanidades. Vivió como quiso vivir, hizo lo que quiso hacer y sirvió para lo que quiso servir. Fue un ser auténticamente humano de abundante utilidad.

Nació en Altagracia de Orituco, municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico, el 23 de diciembre de 1928. Hijo del poeta y educador ipirense Próspero Infante y de la dama gracitana María Antonia Marrero Belisario de Infante. Casado con María de Lourdes Arévalo González, en noviembre de 1957; de esta unión nacieron: María del Carmen, Dulce Marina, Próspero Rafael, Elizabeth y Gabriela de Jesús Infante Arévalo. Cursó la educación primaria en la Escuela Federal Ángel Moreno y la secundaria, hasta el cuarto año, en el Colegio Federal; ambas instituciones de su pueblo natal. Culminó el bachillerato en Caracas. En esta ciudad inició la carrera de Derecho en la Universidad Católica Andrés Bello, la cual abandonó debido a sus limitaciones económicas, que fueron las mismas que después lo obligaron a interrumpir los estudios en el Pedagógico Nacional de Caracas (PNC).

Próspero Julián era alto, moreno, pelo ensortijado, canoso, obeso, comilón, goloso, de andar lento; crítico con agudeza pedagógica; carismático, muy estimado por la gente; buen hablante y buen oyente; de fácil y comprensible adaptación al lenguaje utilizado, según las circunstancias estilísticas, fuesen éstas vulgares, académicas o coloquiales; tenía excelente sentido del humor; fue buen padre e insistía en afirmar que “la educación en mi hogar es sagrada”; docente cabal por naturaleza; estudioso, metódico, fichaba cada libro que leía, aun cuando, curiosamente, su obra escrita se redujo a escasos artículos de prensa publicados en periódicos locales, lo que revela que no tenía vocación de escritor, pero sí de lector apasionado; poseía vasta cultura, apreciable en las frecuentes conversaciones acerca de diversos tópicos, que desarrollaba sin arrogancias ni pedanterías, tanto en las aulas como en las tertulias con familiares, amigos y allegados y en sus discursos ocasionales, aunque con acentuada preferencia por los temas literarios, históricos, filosóficos, psicológicos, sociológicos, económicos, políticos, religiosos, folclóricos, gastronómicos, humorísticos, etcétera; practicaba la prudencia que le dictaba su humildad; aficionado a las diversiones sanas; tuvo el privilegio de poseer memoria prodigiosa e inteligencia infinita, tan ilimitada que la puso siempre al servicio de asuntos primordiales y al de los de menor trascendencia, entre los que no contaba su aspecto personal.

Se inició en el campo laboral como trabajador de los Almacenes Militares, en la capital de la república venezolana. Sin embargo, destacó como político, orador y docente.


1.- Político


Comenzó sus actividades políticas como militante y dirigente de la Juventud de Acción Democrática, de la cual se retiró en un gesto de digna solidaridad con su padre, el maestro Próspero Infante, a quien los adecos destituyeron de la Dirección de la Escuela Ángel Moreno de Altagracia de Orituco, cuando tomaron el poder en 1945, mediante un golpe de Estado contra el gobierno democrático presidido por el general Isaías Medina Angarita, cuyos seguidores estaban agrupados en el Partido Democrático Venezolano (PDV). Al maestro Próspero lo acusaron falsamente de ser activista del PDV, porque, al considerar su condición de director de aquella escuela oficial, fue comisionado para organizar las elecciones municipales de 1944 en Altagracia de Orituco, lo cual acató cabalmente por ser empleado gubernamental; reunió a un grupo de orituqueños notables y organizó una plancha con hombres mayores de veintiún años, que supieran leer y escribir (alfabetizados) y que no estuviesen inhabilitados políticamente, de acuerdo con la serie de requisitos constitucionales y legales que, entre otros, debían cumplir entonces quienes aspiraran a ser candidatos a concejales. El resultado electoral favoreció a los medinistas. Justo es recordar que no había opción a candidatas; las mujeres venezolanas no tenían derecho a elegir ni mucho menos a ser elegidas.

Dada esa retaliación injusta contra su progenitor, Próspero Julián decidió incorporarse al Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI), recién fundado por el doctor Rafael Caldera Rodríguez, con quien mantuvo cercana amistad. Allí militó hasta el final de su existencia, afianzando su identificación con los postulados de la democracia socialcristiana, lo que avaló su rol de dirigente de esa organización política, cuyo nombre le cambiaron años después por el de Partido Socialcristiano Copei. Admiraba el modelo de sociedad capitalista estadounidense.

Esa militancia le permitió cumplir funciones gubernamentales. Desempeñó el cargo de Secretario de la Prefectura de Altagracia de Orituco; ocupó la Dirección de la Cárcel Pública de San Juan de los Morros; fue Director de Política y Secretario General de la Gobernación del Estado Guárico, cuando el Dr. José Ignacio González Aragort era el Gobernador y el Dr. Rafael Caldera ejercía su primer período como Presidente de la República y fue quien propuso directamente la incorporación de Próspero Julián al tren ejecutivo guariqueño.


2.- Orador


La militancia política le sirvió para desarrollar su capacidad oratoria, la cual comenzó a ejercitar en el transcurso de su pasantía juvenil accióndemocratista, que luego perfeccionó como activista socialcristiano. Pronunció numerosos discursos muy elocuentes; los de contenido político estuvieron caracterizados por la impetuosidad apropiada para procurar el objetivo de la formación ideológica o para motivar la captación del voto favorable a su organización partidista en procesos electorales internos o de otras índoles; los de orientación académica fueron expuestos fundamentalmente con evidente coherencia y mucho sentido pedagógico. Su talento discursivo lo exponía magistralmente en cada clase, en cada intervención de algún programa radial o en cada circunstancia que motivaba el afloramiento de esa particular cualidad intelectual.


3.- Docente


Fue pedagogo por naturaleza, de indudable vocación integral y dedicación exclusiva; atendía con singular cordialidad a quienes solicitaban sus orientaciones pedagógicas. Comenzó como docente en la Escuela Técnica Industrial de Los Mecedores, Caracas. Ejerció como profesor de Castellano y Literatura en diversas instituciones de Altagracia de Orituco, hasta su jubilación en el año1983. El Ciclo Combinado Ramón Buenahora, la Unidad Educativa Altagracia y el Liceo Nocturno Pedro María Arévalo fueron escenarios gracitanos de su provechosa actividad profesoral. Participó como jurado en diversos congresos bolivarianos estudiantiles, realizados en instituciones educativas del Orituco.

Después de obtenida su jubilación, Próspero Julián ejercitaba el arte culinario y el de la construcción; así mismo, fundó y presidió una Asociación de Volqueteros en Altagracia de Orituco, donde, además y para no desprenderse de sus inquietudes pedagógicas, creó la Unidad Educativa Nocturna Don Próspero Infante en 1991, como homenaje a su meritorio progenitor, un venerable creador y co-fundador de escuelas en la población orituqueña antes mencionada, entre las que destacó la Ángel Moreno, por la calidad de sus enseñanzas y su durabilidad. Es pertinente recordar que la Don Próspero Infante fue fundada con carácter privado, para facilitar la obtención del título de bachiller a personas adultas, que aprobaran los pensum correspondientes a la aplicación del régimen de parasistema, en un lapso de dieciocho meses; no obstante, el fundador antepuso su altruismo a lo crematístico para beneficiar a estudiantes de escasos recursos económicos, con aspiraciones de graduarse de bachilleres.

PRÓSPERO JULIAN INFANTE MARRERO

Altagracia de Orituco: 1928-2006

(Foto: Oscar Itriago)

Próspero Julián se ganó el cariño, el respeto y la admiración de sus alumnos y de la comunidad orituqueña en general. Falleció cuando comenzaba a transcurrir la primera hora de la madrugada del 19 de abril de 2006. Fue enterrado ese mismo día, a las cuatro de la tarde, con honores rendidos por familiares y amigos, en el Cementerio de Paural de Altagracia de Orituco.


FUENTES


I.- Bibliográfica

RUBIN ZAMORA, Lorenzo. Diccionario biográfico cultural del estado Guárico. Caracas. Edición del autor. Impreso por Gráficas Herpa, 1974.

II.- Hemerográfica

INFANTE ARÉVALO, Próspero Rafael. Biografía de Próspero Julián Infante Marrero. Hojas sueltas inéditas. Altagracia de Orituco, 2009.

III. Información oral

Conversación con Rodrigo Rafael Infante Marrero. Botalón (San Rafael de Orituco), sábado 20 de febrero de 2010.


domingo, 7 de marzo de 2010

CONFERENCIA INAUGURAL DE LA CÁTEDRA LIBRE DRA. IRMA MARINA MENDOZA

San Juan de los Morros, miércoles 03 de marzo de 2010

Biblioteca Pública de San Juan de los Morros

Casa de la Cultura “Dr. Víctor Manuel Ovalles Carloman”


Felipe Hernández G.

Profesor Titular. UNESR

felipehernandez56@yahoo.es


Fotografías: Arturo Álvarez D'Armas





Honrado. Muy honrado me siento de hablarles en la mañana de hoy de la doctora Irma Mendoza. Agradezco a los intelectuales Arturo Álvarez D’Armas y Jeroh Juan Montilla por escoger mi nombre para que les presentara desde mi perspectiva, una semblanza de esta gentil y noble dama.

Inicio mi disertación diciendo, que:

Hablar de Irma Marina Mendoza pone en aprietos al más avisado. No hay, en efecto, ocurrencia más difícil que hablar de las cosas valiosas cuando por el trato cotidiano y permanente se han hecho tan familiares que las consideramos consustanciadas con nosotros. Para ponderar el valor del pan, de la sal, del agua y de la luz, es necesario alejarse un tanto y sentir su separación. Tal sucedió con Irma: llegamos a catar su calidad humana y profesoral cuando El Supremo solicitó su presencia y ella tomó la decisión de ausentarse de las ringleras docentes e históricas por las que siempre transitó.

Harto fascinante es la tarea de acercarse con ánimo escrutador y sentido crítico a la obra multiforme y fecunda de la doctora Irma Mendoza, quien fuera nuestra amiga, una gran venezolana, apasionada por la historia y la educación. Su producción despierta los más encendidos y justificados elogios enfocada desde cualquier ángulo. Si admirables fueron sus históricas participaciones como ponente en jornadas de distinto signo, también lo fue su dilatado y fecundo ejercicio magisterial, a la par de sus enjundiosos y bien documentados trabajos históricos. Idéntico parecer puede emitirse respecto a sus selectos escritos donde nos demostró sus aquilatadas competencias para el análisis riguroso y la exégesis literaria, apegada siempre a la rigurosidad que impone la ciencia de la historia.

La obra de Irma, posee un valor inconmensurable a la hora de izar el estudio del pasado del Guárico. Eso sí, ubicándola más allá del tamiz de las emociones y bajo la pupila histórica propiamente dicha. O, por decirlo de otro modo, asignándole el valor que le corresponde en el ojo de la razón. He aquí, entonces, el punto concéntrico para discernir en relación a la dimensión humana y a la obra legada por esta ilustre caraqueña y venezolana, iniciando el recorrido por la senda magisterial e histórica, fraguada por una mujer comprometida y plena de la talla de la doctora Irma Marina Mendoza.


Junto al conferencista intervención del Cronista de Camaguan Italo Jiménez Laya


Densa y sólida cultura, dominio perfecto de los recursos idiomáticos, amplia y diversificada información, profundidad conceptual y desvelada preocupación por expresarse en la más adecuada forma, son algunos de los atributos que se ponen de resalto en los escritos de esta talentosa intelectual, tan ejemplar por sus acciones como por sus obras.

Nada le fue ajeno, empero y amen, en su acción como historiadora la geografía guariqueña ocupó especial atención y significación, contribuyendo al acrecentamiento de su rostro como territorio, y su indeleble nombre en la esfera nacional. Como es sabido, la palabra historia proviene del sustantivo histor o alguien que ha visto para poder saber y saberse. En otro giro, tal como lo afirma el historiador Alexi Berríos – Berríos (2010), “la historia se afianza en lo sublunar y todo lo acontecido alrededor del hombre formará parte de la hechura temporal”. Estar ahí, como diría Heidegger: “existir, mostrarse, buscarse…” en el tiempo como convención bifurcada y terminar comprendiendo que estamos llenos de pasado. Eso sí, dándole siempre connotación verdadera a lo acontecido, sabiendo que el pasado se estudia desde el presente, situando al hecho en su contexto o correspondientes circunstancias.

En consonancia con lo expuesto, también compartimos con Alexi Berríos - Berríos, cuando sentencia, que “tarde o temprano, la balanza de la historia establece las dimensiones correspondientes al papel desempeñado por los hombres en la vida sublunar”, y es ahí donde pretendemos soportarnos, para atinar en la justa dimensión que reclama el perfil humano y la labor historiográfica de la venezolana Irma Mendoza.

Como historiadora, supo armonizar en decantada conjunción la riqueza expresiva con el acervo de datos obtenidos mediante la investigación metódica y rigurosa, sometida a los más actualizados procedimientos. Así lo atestiguan sus obras, expuestas en congresos, encuentros, jornadas, charlas, simposios y toda suerte de confrontación de saberes, valga recordar algunas de sus ponencias:

La Escuela Normal de Ortiz; El hato Alcornocal en el tiempo histórico colonial; Una Epidemia en Camaguán en el año 1846; El Cabildo de Pardos en Nirgua, siglos XVII y XVIII; Federico Brito Figueroa y la formación de historiadores profesionales en Venezuela; Conflictividad social en Tucupido, 1760-1840; Pueblos de doctrina, propiedad territorial y mayorazgo en los valles de Caracas: Nuestra Señora de la Encarnación de El Valle de la Pascua, 1620–1800 (que fue su tesis doctoral), y la Presencia de la mano de obra esclava de origen africano en el Guárico colonial, publicada en colectivo en el libro Resonancias de la Africanidad.

En esta última (2005:17), desvirtuó errátiles conceptos que se venían trasmitiendo acerca de la escasa o nula presencia de esclavos en el territorio de los llanos del Guárico durante el período colonial de nuestro país. Con fidedigna documentación, demostró una realidad muy distinta, para lo cual acotó en su obra, que la presencia de mano de obra esclava de origen africano en los hatos del Guárico Colonial llegó a representar más del 60%, lo que nos informa de su alto índice y de su importante significación económica y social, llegando a concluir, que “el espíritu de libertad reinante entre los esclavos, constituye un elemento esencial en la formación del llanero y que es imposible comprender el proceso de emancipación nacional sin hacer referencia a los negros de origen africano y sus descendientes que habitaron en la extensa geografía guariqueña…”

En consecuencia, los escritos de Irma nos muestran singularidades de la unidad histórica venezolana, transitando el nailon de los años hasta llegar a lo contemporáneo, asumiendo con transparencia el legado tácito de una historia concreta e inmodificable desde la perspectiva cientificista y societal.


Intervención del periodista e historiador José Obswaldo Pérez


Ahora bien, Irma Mendoza también captó la importancia del estudio de los lugares de Venezuela, es decir, de la historia regional y local como elementos consolidantes del ser nacional. En su caso particular, su preocupación la centró en el Guárico, a los estudiantes de la Maestría en Historia de la Universidad Rómulo Gallegos, les insistió en la elaboración de trabajos atinentes a las localidades y sus particularidades, buscando conectar los cuatro puntos cardinales del mapa territorial de la entidad, muchas veces escamoteado por elementos foráneos. Mejor todavía, un estado y un país desconocido y no sentido por sus hijos y una sociedad sumida en la inconciencia histórica.

Nos atrevemos a afirmar que conocía y compartía el sentir de don Mario Briceño Iragorry (1981:85), cuando sentencia:

Nunca alcanzará virtud creadora, ni crecerá cuanto es debido en nuestro espíritu la nación, la Patria total, capaz de abarcar en su seno los destinos de mil diversos pueblos, sino se profundiza su raigambre en la robusta individualidad de la Patria local, en el afecto inconmovible, al pueblo, al barrio, a la calleja, a la casa, en fin, donde corrieron los tiempos sin igual de nuestra infancia.

Como se puede ver, la doctora Irma Mendoza en sus investigaciones en el campo de la historia, puso de manifiesto cualidades que la colocan a la altura de un Marc Bloch (1886-1966), de un Mario Briceño Iragorry (1897-1958) o de un Federico Brito Figueroa (1922-2000), para nombrar sólo a tres eméritos historiadores fallecidos.

Sus escritos, muchos de ellos desperdigados por ahí, –que tal vez sobrepasen el centenar- constituyen paradigmas del buen decir historiográfico, por cuanto en ellos se aprecia de manera inobjetable de que manera se planteaba el carácter de ciencia que tiene la historia, con sus teorías, principios, método y métodos, normas, modelos y categorías, poniendo siempre de manifiesto todo lo que la identifica y le otorga el carácter científico-social, puesto que como lo afirmaba Marc Bloch (1986:26), “la historia como ciencia tiene como objeto fundamental al hombre”, así, muy asertivamente expone: “es el hombre el protagonista principal y la historia quiere aprehender a los hombres”, es decir, percibir y comprender a los individuos desde los diferentes contextos de la dinámica social, donde les corresponde desplegar, emprender o desarrollar acciones.

Amen de los valores específicamente históricos e historiográficos, la labor magisterial de Irma Mendoza es de obligante mención, ciñéndonos solamente al Guárico, la generosidad para formar nuevos relevos de historiadores en todos los municipios de nuestra entidad es inconmensurable, a través de la Maestría en Historia del Decanato de Postgrado de la Universidad Rómulo Gallegos fueron muchos quienes se nutrieron de las fuentes del saber de la homenajeada, quien con su elevado sentido de equidad y desprendimiento no escatimó esfuerzos para apoyar y enrumbar a todos aquellos que a ella acudieron en pos de sus consejos y enseñanzas. Elevada labor magisterial que ha fecundado con creces en las obras de muchos guariqueños que hoy encausan su quehacer investigativo por los senderos que de manera ponderada, con amor y paciencia generosa les trazó Irma.

Muchísimos son –y ya lo manifestamos antes- los escritos dejados por la doctora Irma Mendoza. Pero ella, quizás dejándose llevar por su consubstancial modestia, posiblemente no pensó en reunirlos todos y publicarlos. ¡Ojala que este valioso tesoro no se extravíe por los inclementes senderos del olvido o de la desidia! ¡Cuántas joyas representativas del buen decir académico y del correcto pensar historiográfico no podrán legarse a la posteridad! Recordamos hoy una muestra de los que hemos podido tener a nuestro alcance. Con su rescate y divulgación quedamos hoy comprometidos los auspiciadores de esta Cátedra Libre, la Universidad Rómulo Gallegos, sus exalumnos, sus amigos y todos los que profesamos a ésta singular ciudadana, educadora, paleógrafa e historiadora de vocación, profesión y oficio el más sincero afecto y la más profunda admiración. A ella también, la gratitud del pueblo guariqueño.

Como corolario no s atrevemos a decir, que con tales apreciaciones, Irma Mendoza vivirá para la historia brillando en lo alto de un canto suave que suele decir y decir, por el Guárico y por Venezuela.

Un momento del público asistente.


LA CÁTEDRA LIBRE DRA. IRMA MARINA MENDOZA


Cobijada por la impronta iniciática de los intelectuales guariqueños Arturo Álvarez D’Armas y Jeroh Juan Montilla, nace hoy miércoles, 03 de marzo de 2010, La Cátedra Libre Dra. Irma Marina Mendoza, es el derecho que les asiste como intelectuales y científicos sociales, con idoneidad suficiente para conducir una cátedra, donde difundir el pensamiento y la obra de tan insigne y preclara ciudadana.

Así, a la sombra tutelar del Sanjuanote, bajo el palio triunfal de azul sin palideces, coreado por voces de misterio que acarrea la brisa desde la montaña y el cerro Platillón y por voces de intimidad que musita en salmodia sin reposo El Castrero, donde fueron esparcidas sus cenizas. Acude puntual Irma Marina a una cita de jerarquía.

Pero es cita que escapa de la urdimbre del tiempo, desasistida de la conformación de caducidad, ajena al cansancio, y por tal trasciende por el marco de la rutina, desbordado el simple episodio y se hace quehacer vital para insertarse en la historia.

Torna una vez más, Irma Marina Mendoza a San Juan de los Morros, libre del torbellino de la vida en quietud y serenidad que no alteran cosas ni hombres; vuelve purificada de escorias y curada de flaquezas en el esplendor rutilante de sus días floridos; regresa descarnada de perecederas envolturas y sin voz en el tiempo, convertida en lección y hecha símbolo a través de una Cátedra Libre.

San Juan de los Morros y el Guárico todo han buscado para la justicia un valor propio: una hija de adopción; allega para el enaltecimiento presea sin artificio: un mujer de excepción; exhibe para la consagración definitiva gloria genuina: una maestra sin rival y una historiadora sin dobleces.

Por eso se le ablandan los artejos y le tornan a lozanía las carnes soleadas; la vieja sangre de cuatro siglos cobra ardores de mocedad y se ilumina el rostro e hincha el pecho y se le encienden de jubiló los ojos. Por eso su cielo es hoy más claro, más alegres los pájaros y más sonoro el río. Irma Marina Mendoza ha entrado en el afecto de la ciudad, se le ha quedado al Guárico en el alma. Y es éste el verdadero significado de la creación de esta Cátedra Libre; porque la cátedra hermana en la eficacia de un solo símbolo el triple contenido del pensar, del sentir y del querer guariqueño en todos sus alcances. Aquí queda para preservar contra el olvido, resistente a la mordedura de los años la faz, el alma y la obra de una vida cimera cuya altura no menguaran las nieblas que a ratos le tejen cercos de oscuridad. Tres caminos, una ruta: la grandeza.

Convergían en Irma, la mente lúcida y el hondo pensar, trabados sin desajustes los razonamientos, don de universalidad, poder de síntesis, como rasgos de su estructura mental; sentido del decoro, culto a la libertad interior, pasión de lo noble y de lo bello, repulsión instintiva a lo rastrero, lealtad a las propias convicciones, a la amistad y a la palabra dada, los lineamientos de su configuración moral, y como marco, cordialidad sin extremos, gentileza sin afectación, don de la palabra y don de gentes para un remate de auténtica grandeza.

Fue por signo y por elección, Maestra e Historiadora. Para tal la perfilaban esas sus dimensiones desbordantes de aptitud psicológica y social; y cuando por la conformación del deber ético y por requerimientos académicos, hubo de darse al apostolado de la docencia, hizo de ella su instrumento para la enseñanza de la historia que era su vocación vital. Si de todos es sabido éste su quehacer de naturaleza y de voluntad, sólo ahora la distancia descubre en ella perspectivas inéditas. Y así la palabra se le volvió semilla y la pluma arado para una siembra sin descanso, y el vivir mismo, empresa de riesgo y de fervor. Fue esta la jornada de la entrega, el camino del esplendor meridiano.

Hoy en lo que bien pudiésemos llamar el camino de triunfo, cuando se agota el tiempo, se descarna el espíritu y se muestran en desnudez el nombre y la vida. Alma, vida y nombre exhibe sin velos a Irma Mendoza a su regreso de la noche por la voluntad de dos intelectuales guariqueños de excepción: Arturo Álvarez D’Armas y Jeroh Juan Montilla.

Por esa voluntad, que es un indubitable gesto de lealtad y reconocimiento, torna Irma, para quebrar el silencio y reiniciar el diálogo, para recomenzar el magisterio de la inacabable siembra y realizar una maternidad de larga descendencia. Es la hora de la reivindicación, el camino del triunfo.

Vuelve a través de una Cátedra Universitaria, porque ésta sólo refleja la perennidad del nuevo quehacer; vuelve hecha símbolo y encarna la síntesis de un sistema de ideas que no envejecen, una forma de vida que se renueva con la poda de la adversidad, un sentido de trascendencia que de la circunstancia amasa permanencia y plenitud; regresa hecha norma para señalar caminos a la inquietud nacional, para introducir en la vida sin dolorosos retrocesos un germen de renovación, un impulso ascensional, torna hecha voz sin textura temporal para sanar la angustia y alentar el indispensable urgente reajuste de valores; torna hecha enseñanza para alzar mesnadas de redención histórica.

Y suenan los acordes, porque si alguna vez se conjugaron para el esplendor materia y espíritu fue en la existencia de Irma Marina Mendoza; si un tiempo llegaron a perfecta armonía gleba y luz fue en los días terrenales de esta mujer extraordinaria: bastaba catarle la envoltura para adivinar alma selecta; era suficiente tomarle la voz o el pulso de la mano, para llegar al filón de una contextura espiritual de excepción

Pero el signo funcional no se agotaba en los tiempos de leyenda, en la relación particular; trascendía el cerco individual, la zona de contingencia para campear en realidad y eficacia en el magisterio y la historia.

Un día llegó a San Juan de los Morros para un quehacer de jerarquía Irma Mendoza. Se adentró por las acogedoras sabanas y por los mil caminos del Guárico, hasta fundir con el paisaje su ancha y profunda humanidad; les tomó nombre y signo a las cosas y se convirtió en razón de vivir porque le llegó a la entraña del dolor y de la alegría. Por eso resolvió hacer de esta tierra razón de sus querencias y sus enseñanzas, para narrarle al tiempo a través de sus historias la hazaña de lo que ha sido; para mostrarle al día el riesgo y la posibilidad de la aventura. Irma Marina Mendoza y el Guárico, trenzados los brazos a través de esta Cátedra se asoman desde hoy a idéntico destino.

Nace la Cátedra Libre Irma Marina Mendoza, amparada en el pensamiento de Nietzsche, cuando dice que “lo que importa del árbol no es el fruto,… sino la semilla. Que es la que hace la diferencia entre los que creen y los que disfrutan… y porque todo lo que se hace por amor, se hace, más allá del bien y del mal".

Porque conscientes que “la primera semilla del alma racional es la esperanza; porque ella es la fuente de la vida”, así lo han decidido Arturo Álvarez D’Armas y Jeroh Juan Montilla, y para decírselos con palabras de la poetisa Liliana Echeverria Drummond (1974):

Con arcilla luminosa están modelando un cántaro.

Y brota una melodía en el aire de sus manos.

El tiempo rosa y plata cónstela sueños del alma.

Y tú que miras los mundos y sabes de sendas amplias, quieres dejar escondida una sonrisa en el cántaro.

Para que nunca se apague el brillo de una alianza.

Ni se olvide el corazón de encumbrar una palabra.



Otro instante del público asistente.


REFERENCIAS


BERRÍOS – BERRÍOS, Alexi. (2010): Mario Briceño Iragorry… bajo la óptica histórica. Valera - Estado Trujillo: UNESR. II Jornada Nacional de la Red de Historia Regional y Local de la UNESR. Zaraza, 25 y 26 de febrero de 2010.

BLOCH, Marc. (1986): Apología de la Historia o el Oficio del Historiador. Caracas, Barquisimeto, La Victoria: Coedición Fondo Editorial Lola de Fuenmayor / Fondo Editorial Buría. Colección Textos Clásicos.

BLOCH, Marc. (1975): Introducción a la Historia. México: Fondo de Cultura Económica.

BLOGS: Historiografías - Viento del Sur Editores - San Juan de los Morros y el Estado Guárico.

BRICEÑO IRAGORRY, Mario. (1981): Presencia e Imagen de Trujillo. Caracas: Biblioteca de Temas y Autores Trujillanos.

BRITO FIGUEROA, Federico. (1996): La Comprensión de la Historia en Marc Bloch. Barquisimeto: Fundación Buría.

ECHEVERRIA DRUMMOND, Liliana. (1974): Con Arcilla Luminosa. En: Revista Foro del Norte. http://www.hispanista.org/revista/norte/n1974/260/vers/260b.pdf

HEIDEGGER, Martín. (2005): El ser y el tiempo. México: Fondo de Cultura Económica. Traducción: José Gaos.

MENDOZA, Irma Marina. (2005): “La Presencia de la mano de obra esclava de origen africano en el Guárico Colonial”. En: Mendoza, Irma M., Ramos Guedez, José Marcial, Vannini de G. Marisa y Jesús García. (2005): Resonancias de la Africanidad. Caracas: Fondo Editorial del IPASME.

NIETZSCHE, Friedrich. (2009): Obra Completa II: (Así habló Zaratustra, Más allá del bien y del mal, La genealogía de la moral, El crepúsculo de los ídolos, El Anticristo). Madrid: Editorial Gredos.

En la ciudad de Valle de la Pascua, estado Guárico, a los veintiocho días del mes de febrero del año 2010.

lunes, 1 de marzo de 2010

CRÓNICAS DE LAS MERCEDES DEL LLANO: DON TOMÁS RODRIGUEZ : LLANERO DE SOGA EN MANO

Edgardo Malaspina


“Llanero que soga en mano sale a jugarse la vida, alza la pierna al caballo y se acomoda en la silla. Le pone la vista al llano y emocionado suspira”. Cada vez que escucho Llanero de soga en mano de Ángel Ávila me es inevitable comparar al héroe de este pasaje con Don Tomás Rodríguez : de a caballo , con elegante sombrero, siempre dispuesto para cualquier maniobra propia de un rodeo; con un canto tras la manada , o tumbando un toro en una faena de coleo en plena sabana.

Don Tomás llegó a Las Mercedes proveniente de Barbacoas, tierra de fundadores. En casi una centuria de vida vio pasar las penas y las alegrías del hombre que busca el lugar que le corresponde en el mundo al compás de los vaivenes del destino. Nació con el mismo siglo XX, en La Corona, cerca de Palma Sola, el propio día de San Tomás , 7 de marzo; por lo que a sus padres, Guillermo Rodríguez y Santiago Moreno les bastó consultar el calendario de los onomásticos a la hora de decidir el nombre del primogénito.

Es apenas un párvulo de doce años cuando se enfrenta a la desgracia de ver morir a sus progenitores. Queda con sus dos hermanos menores: Sebastián y Domingo. Junto a ellos vivirá por algún tiempo para cumplir con la promesa hecha a su madre de no abandonarlos. Pero no está solo porque su hada lo puso en el camino de don Rafael Carvallo, hombre rico y bondadoso, quien lo acoge en su casa para brindarle la protección propia de un hogar. Allí encontró el calor familiar y el ejemplo de gente buena, condiciones que permitieron desarrollar su inteligencia natural, acrisolar su espíritu y forjar su carácter recio para las empresas difíciles y los grandes retos venideros.

Con cuatro lustros de vida, muchos deseos por superarse y una fuerza de voluntad férrea, Tomás contempla la inmensidad del llano y decide recorrerla. Una madrugada fría parte en su caballo con capotera, bastimento suficiente y cobija gruesa. Lo acompaña Dámaso Ramirez, su fiel amigo. No los amilanan los soles candentes, las noches oscuras y lluviosas, ni el horizonte infinito intimidante de las sabanas apureñas. Tras cruzar parajes claros o intrincados de árboles, caños y andurriales hacen una parada en El Punzón, fundación de los tiempos coloniales. La idea es trabajar unos días para continuar la travesía; pero Dios dispone que se quede por muchos años. El dueño del hato, Amador Hernández, les ofrece trabajo. Tomás cumple con las labores propias del campo entre mañanas de ordeño, pastoreos, doma de animales y reparación de cercas. La ocupación de peón es una escuela ardua que aprueba con dedicación y honradez. Esta pasantía le enseña la inapreciable lección de que puede llegar a ser también dueño de tierras en un futuro no muy lejano. La esperanza y el amor son emociones y sentimientos cercanos, y pronto se casará con Prisca, sobrina de don Amador. Vendrán sus primeros hijos: Ulises, Mundo, Tomás y Celina. Vendrá nuevamente la desgracia con la viudez. Pero ya su piel y su mente están curtidas y preparadas para capear los vendavales de la existencia. Tendrá otros retoños: Haidee, Irmis y Rafael; antes de contraer nuevas nupcias con Rosa Elfraile. De esta unión provienen más hijos: Guillermo, Manuel, Osman, Zobeida, Pervis, Beder, Auspicio, Marisol, Mílvida y Rosa. Toda su prole es gente de bien, culta y trabajadora.

Desde Hato Viejo, su fundo, don Tomás arreará el rebaño de ganado hasta Garcitas en tiempos de sequía para abrevar en el Guariquito y el Caujarito. Incansablemente hará este recorrido trashumante por seis décadas tomando parte activa en las jornadas de los rodeos. Un dato curioso nos habla de la vitalidad de don Tomás: el llanero del pasaje de Ángel Ávila asombra por su destreza con la soga a los setenta años; mientras que nuestro biografiado podía realizar lo mismo con el cabestro, y además hacer una coleada efectiva de un enorme y bravo toro…a los ochenta años.

Don Tomás en las tertulias recordará a sus tíos Calazán y Anselmo cuando practicaban el peligroso juego de las armas con machetes de tarama, una especie de espada antigua recta y filosa con empuñadura de plata. Hablará también del Manco Morillo, su tío abuelo por línea materna, quien exhibía con orgullo la pérdida de su mano como digno trofeo obtenido en plena batalla de Carabobo en el amanecer de la patria. Dirá que el ganado es factor principal en la hora fundacional de los pueblos, ya que en su búsqueda tras el agua encuentra los mejores predios para el desarrollo de la sociedad humana.

A los 94 años partió para las sabanas del cielo don Tomás Rodríguez, ilustre patriarca mercedense , filósofo autodidacto del llano.


Imagen tomada de http://llanopress.blogspot.com/

RUMBO AL ORINOCO Y OTROS CUENTOS. Texto de Edgardo Malaspina.

Jeroh Juan Montilla


Es un lugar común decir que el arte literario está conformado por cuatro géneros, la narrativa, la poesía, la dramaturgia y el ensayo. Sin embargo el espacio de lo literario no se delimita a estas normativas y muy trajinadas regiones de la imaginación escrita. Es necesario mencionar géneros hoy “emergentes”, en ellos hay mucha tinta impresa, en realidad no son muy novedosos, pero la tradición literaria los confinaba en un limbo, allí permanecían fronterizos o extraterritoriales. Estos son los géneros epistolar y los diarios personales.

Larga, enredada y manida es la discusión si estos dos últimos son o no literatura. Tzvetan Todorov dice: “En nuestros días, seguir insistiendo en la cuestión de los géneros puede parecer un poco ocioso y hasta anacrónico” (Pág. 47) Este estudioso, apoyándose en la apreciaciones de Maurice Blanchot, habla de como los géneros literarios se diluyen, se mezclan y sólo queda como producto es el libro por si mismo, resistiendo las incomodidades de lo genérico. La obra desobedece al género, pero de un modo paradójico, desobedece para enriquecerlo. Véase esas cumbres narrativas que conocemos como Ulisses de James Joyce y Rayuela de Julio Cortazar. Lo más sabroso de estas piezas es su dificultad lectora, el como nos obliga a leerlas con la brújula de la imaginación por delante.

Muchos narradores se valen del subterfugio técnico, que ofrecen la horma personalísima de la carta o la íntima continuidad del diario, para presentar historias de una maravillosa fuerza literaria. Ejemplo de ello es la novela Relaciones peligrosas de Chordelos de Laclos donde la atmósfera cómplice de lo epistolar nos atrapa desvergonzadamente. Es ese gusto por hurgar lo ajeno, el voyerismo ante la desnudez del otro en sus miserias y virtudes. También podemos mencionar al texto Cartas a un joven poeta, donde Rainer María Rilke mezcla lo franco y rudo de la didáctica escritural con la tersura de una poética con sentido inicial. En la parte de los diarios pueden mencionarse el de Franz Kafka, los dos del filósofo danés Kierkegaard, el personal y el que tituló Diario de un seductor, donde filosofía y literatura enmascaran la confesión personal, o ese dulce y melancólico diario de viaje que Azorín tituló La ruta de don Quijote.

Todo lo anterior sirve como preámbulo para escribir sobre la más reciente publicación del doctor Edgardo Malaspina: Rumbo al Orinoco y otros cuentos editado por la Fundación Editorial El perro y La Rana, Sistema Nacional de Imprentas, sección Guárico. Dentro de la colección cuentos: Argenis Rodríguez. Con un prólogo del periodista y cronista de la ciudad de San Juan de los Morros Argenis Ranuarez Angarita.

Edgardo Malaspina es oriundo de Las Mercedes del Llano, estado Guárico. Médico de profesión, docente universitario, editor dedicado cronista. Edgardo es muy prolífico como escritor, sus publicaciones tocan temáticas como la poesía, la política, la medicina, la crónica, la biografía, el arte, la narrativa, la historia local y la ética. En el caso de Malaspina vemos como se invierte la relación técnica entre tradición y la novedad genérica. Este escritor es un diarista pleno, su poesía y su narrativa, son en este caso la excusa, o mejor dicho, el subterfugio para continuar la escritura de ese gran diario de viaje que es toda su obra. Su poesía, tiene ese tono de lo huidizo, de una particular ansiedad ante la precariedad de lo instantáneo ya que el tiempo, que estaremos frente a lo rotundo de un suceso o a la gama infinita de detalles de un paisaje, es breve. Porque sólo estamos de paso, y ese momento o paraje único, el cual con toda seguridad dejaremos atrás para siempre, debe imprimirse con el afán de sus tintes más fuertes en la memoria imaginaria.

En Rumbo al Orinoco Malaspina explora una territorialidad donde lo telúrico y lo sentimental se mezclan en la fragua del tono local, mostrando sus haceres de cronista de soleado pueblo llanero. Un cronista que ha trajinado con mucho tiento la narrativa de Chejov, y muy al igual que este narrador y médico ruso, conoce de manera directa esos personajes que en la anonimia de los apartados pueblos viven enlazados a las perplejidades existenciales y universales que atormentan todos las mentes y corazones humanos de este planeta. Son emblemáticos en este libro relatos como Naturaleza muerta y Conversos, el primero hilado con la paciencia enumerativa de una gustosa oralidad y rematado con una puntada de sorpresivo humor negro, un humor que nos deja una mueca de no saber que diablos definitivamente somos los seres humanos, si debemos reír de modo condescendiente o enfurecernos y condenar a la especie. Y el otro lleno de esas dudas viscosas que no se despegan de nuestra conciencia, por más convicciones personales que tengamos a cuestas, o por más que nos restreguemos la mugre vivencial con panaceas filosóficas y religiosas. El relato que le da título al libro tiene asertivamente ese sentido narrativo del maestro Chejov, que sabía construir historias que nos dejan con una mayúscula interrogante en medio de nosotros mismos, historias que “intencionalmente” no concluyen. Que quedan como un extraño, pero a la vez sospechosamente familiar, objeto que alguien desconocido nos deja en las manos en una calurosa noche de entrecaminos. Definitivamente saludamos este trabajo de Edgardo, de muy buena madera narrativa, sabemos que vienen otros en camino, como lectores fieles y cultivados aguardamos para continuar el viaje en las líneas de su diario.

El Motor de aire desafía la segunda Ley de la Termodinámica. Invento de un guariqueño.