lunes, 30 de marzo de 2009

Fachadas de San José de Tiznados

Yeili Colmenares*


San José de Tiznados, lo agreste del barro y la luz furiosa del trópico se combinan bajo la amalgama azul. Luminoso resplandor que comba sin piedad los techos. El acechante ojo de artista con paciente y persistente pulso, reescribe iconográficamente la íntima geografía de un cielo y unas cuantas paredes donde el tiempo se asoma colmado de historias silenciosas, sencillas en la espesura de las horas, pero complejas en la urdimbre familiar de los pueblos llaneros guariqueños.

Con estas breves palabras queremos presentar hoy este precioso trabajo fotográfico de Yeili Colmenares. Fotográfo profesional, reportero gráfico de la Dirección de Prensa de la Universidad Rómulo Gallegos. Hermosa venezolana, nacida en la ciudad de Coro en el año 1972. Felizmente recien graduada con altos honores de comunicadora social en la Universidad Cecilio Acosta. Felicitaciones.


Jeroh Montilla



La mirada de Ortiz: DON NICANOR

Alberto Hernández*


** La calina de Ortiz recogía la sombra de una maldición aposentada en el cuerpo de las casas. Fantasmas que dejaron huellas en las polvorientas calles de la villa guariqueña.

** Don Nicanor Rodríguez supo de estos martirios, trabajó al lado de Dios para apartar los ojos ocultos de un demonio terrible para aquellos tiempos de atraso: la malaria.


En su bodega de Ortiz don Nicanor Rodríguez nos mira con la calma de unos ojos que han pasado por un largo tiempo de espera. Y lo dejamos decir, lo dejamos contar de nuevo la historia. La voz está casi retirada en el olor a sombras de la casa. Y lo vemos acomodar los brazos sobre el mostrador, hablar pausadamente. Encontrar la mirada que la nostalgia no perdona.

De eso fue hace varios años. Casi veinte. La voz estaba allí, a la espera para comenzar aquel palabreo, aquel responso con la sombra.

Fue acólito del Padre Pernía, cuando las campanas pobres de la iglesia doblaban por alguien, por algún duende que dejaba la tierra para seguir muriendo sus penas en la otra muerte.

Nicanor Rodríguez fue encarnación en las páginas de Miguel Otero Silva. La paz despeja la maldición malárica. A la espera de que alguien contara con sus difuntos y llantos.

El Padre Pernía llegaba, seguido del monaguillo Nicanor. Casas Muertas rivalizaba con la realidad. Don Nicanor Rodríguez en su vida verdadera fue hombre de juzgado y parlamento local. Pero fue tanta la pasión y las angustias, que entra y sale de la novela cuando quiere.

De seguro allá en “La Rodriguera”, de los Rodríguez de Ortiz”, se queja alguien de un dolor de muelas, como también un hombre solitario cuenta el silencio como gotas de muerte.

Don Nicanor, un día, se despidió de la realidad para quedar fijado en las hojas polvorientas del libro de Miguel Otero Silva.

Fronterizo, entre la lectura y su palabra animada por la historia, perpara la voz para otros paisajes, el que tiene allá adentro, en su otra dimensión.


*Poeta, periodista y escritor venezolano.

-Foto: Aníbal Camejo-

lunes, 23 de marzo de 2009

Parmana. Orígenes del poblado

Manuel Soto Arbeláez*


En dos ocasiones cuando incursionó por las tierras guariqueñas, el obispo de Caracas, don Mariano Martí, se refirió al rico hacendado don Jacobo Ramírez de Salazar como “dueño de once hatos”. Lo que hablaba de la cuantía de su bolsa. Uno de esos hatos era lo que hoy forma el sitio de Parmana y sus ejidos, incluyendo la isla del mismo nombre situada en el río Orinoco.

El Dr. Felipe Hernández González-Arzola, gran conocedor de la región, ha aportado datos sobre el origen del poblado en su libro Historia de Valle de la Pascua, allí hace mención de ello en la pág. 133. Además, en el X Encuentro de Historiadores y Cronistas del Estado Guárico, celebrado en Valle de la Pascua a finales del mes de marzo de 2006, en la ponencia que hizo: “Andanzas y acciones de fray Tomás de Pons con los negros de la rebelión de Andresote en los llanos del Guárico. 1732-1733”, ¿Cuándo surgió Parmana como pueblo? en 1733 aprox. fue fundada por fray Tomás de Pons, con negros arrochelados provenientes de Yaracuy y Aroa por este sacerdote y que formaron parte de la rebelión de Andresote.

El sitio de Parmana estaba poblado por esa inmigración que encabezó el padre Pons desde el actual estado Yaracuy; pero también es cierto que hacia 1750 esas tierras le pertenecían a don Jacobo Ramírez de Salazar, como he dicho en el encabezado de este trabajo.

Don Jacobo murió soltero en el pueblo de Lezama, quedando el hato indiviso en manos de sus sobrinas doña Juana María Ramírez y Sarmiento, hija de Tomás Ramírez y doña Juana maría Sarmiento. La otra sobrina heredera fue Ana Francisca Ramírez Ramírez, hija de don Andrés Ramírez y María de Jesús Ramírez. Estas dos señoras se casaron con don Pedro Cobeña Buroz, natural de Madrid, hijo de José María Cobeña y doña Fermina Buroz.

Datos aportados por el Dr. Antonio Herrera Vaillant y Buxo-Canel establecen que Pedro Cobeña Buroz, otorgó testamento en Caracas el 16/11/1840 y murió en La Guaira el 23/12/1840. Estuvo preso en 1811 y sentenciado a muerte en 1814, pero logró el perdón ocupándose en lo delante de sus negocios. Se casó tres veces. En las dos primeras lo hizo en Altagracia de Orituco, la primera el 22/09/1803. Al morir esta primera esposa, la señora Ramírez Sarmiento el 22/09/1808, de nuevo contrajo nupcias el 19/06/1809 con la señora Ramírez Ramírez, quien murió de parto el 24/06/1810, sin sucesión. Por tercera vez don Pedro insistió en el maridaje y casó en 1815 con doña Manuela Serpa, nacida hacia 1794 y fallecida en La Guaira el 28/07/1837. Del primer enlace tuvo a María Manuela Cobeña Ramírez y Sarmiento, fallecida sin sucesión y a doña Josefa Antonia Cobeña Ramírez Sarmiento, quien casó con don Nicolás Serpa. Del tercer matrimonio hubo a doña Manuela Cobeña Serpa, casada en la parroquia de San Pablo de Caracas, el 12/09/1857 con don Carlos Mendoza Buroz, hijo del doctor Cristóbal Hurtado de Mendoza y doña Gertrudis Buroz Tovar. Evidentemente, dada las denominaciones onomásticas, don Pedro Cobeña era familia de los Buroz. Como puede verse, don Pedro Cobeña Buroz sólo tuvo hijas hembras, lo cual no aclara de donde salen los Cobeña con el apellido del primero. Tal vez tuviese por lo menos un hermano -o sobrino- que también habría pasado a Venezuela, asentándose en la zona del Orituco. Cosa que está por averiguarse. Lo cierto es que hay una relación familiar estrecha entre los Ramírez, Buroz, Tovar, Bañes y Cobeña. El oficial español Evaristo Buroz, casó en 1783 con doña Josefa Antonia Tovar Ramírez, hija legítima del mantuano Martín Tovar Bañes, teniendo, entre otros, los siguientes hijos: Lorenzo, Vicente, Venancio, Pedro y Lope María Buroz Tovar Ramírez. Siendo todos ellos héroes de la independencia de Venezuela, por haber participado con el grado de oficial en varias acciones del ejército patriota. Uno de ellos, don Pedro, terminó con el grado de coronel efectivo. Fue amigo de confianza de Simón Bolívar, dada su afinidad mantuana y por haber sido coetáneos.

La relación de los Tovar Bañes con el Oriente del Guárico es de vieja data. En efecto, en 1745, en Lezama, se produjo el matrimonio de doña Rita Belisario Velásquez, de 15 años de edad, con don José Antonio de Tovar-Bañes y Ramírez de Salazar, hijo de don Martín Bernardo de Tovar Bañes y Obelmejías y doña Josefa Antonia Ramírez de Salazar y Sarmiento de Valladares. Así que Lope María Buroz Tovar Ramírez y Bañes, además de oficial retirado de los ejércitos patriotas, fue uno de los principales herederos, vía materna, de las tierras de Parmana.

En un documento de 1877 que reposa en el Registro Subalterno de Valle de la Pascua, transcrito de uno registrado en Caracas, se certifica la donación que verbalmente había hecho el coronel Buroz, de una legua cuadrada de tierra al señor José María Cobeña Serpa, de un total de nueve que por herencia le correspondían. Asimismo, ratifica que además de la donación le vende a Cobeña cuatro leguas más “de las nueve que he hablado en la mencionada posesión Parmana por el precio de ochenta venezolanos, o sean mil pesos sencillos que recibo en efectivo”(..). Confiesa Buroz Tovar que esas tierras las hubo en las particiones de los bienes de su madre doña Josefa Antonia Tovar (Ramírez) de Buroz, practicada en 1852. El documento de la donación fue primero registrado en Caracas el 9 de agosto de 1876 y refrendado en Valle de la Pascua el 12/12/1877, como he anotado antes. En el paquete de documentos sobre la posesión, aparece uno en el cual la señora Carmen G. de Buroz “viuda del coronel Lope María Buroz, Prócer de la Independencia, ratifica la donación y venta al señor Lope María Cobeña (Serpa) de las leguas cuadradas en la gran posesión de tierras de sabana que denominan Parmana, jurisdicción de Espino y posteriormente el mismo coronel Buroz, el 26/10/1881 vendió al señor Cobeña las cuatro leguas restantes de las nueve dichas, por el precio de cuatro mil bolívares, de los cuales entregó en este acto la cantidad de 1.600 bolívares y quedando el comprador en pagar los 2.400 bolívares restantes”(..). A poco de la muerte del coronel Buroz, ocurrida en 1882, el señor Lope María Cobeña, pagó los 2.400 bolívares comprometiéndose al prorrateo de los gastos que ocasionaren por razón de las particiones del gran hato, constante de cuarenta y nueve leguas y tres cuartos.

Posteriormente José María Cobeña compró a la sucesión del general Joaquín Crespo Torres, el 4/9/1906, los terrenos denominados Parmana. La compra la hizo con dinero perteneciente a los señores Enrique Ledezma y sus hermanos Pedro, José Norberto, Juan José, Lope María, ya difuntos estos dos últimos, y Luisa Dolores Cobeña, viuda de José María Aurrecoechea. A los Ledezma le pagó con tres leguas y las 26 leguas restantes quedaron repartidas por partes iguales a los hermanos Cobeña y a los herederos de los ya difuntos. Estas 26 leguas se sumaron a las nueve que recibió Lope María Cobeña en 1877. (Ver documento # 36, folio 11, protocolo primero, 4° trimestre de 1877, en el Registro Subalterno de Valle de la Pascua). Nota: una legua itineraria equivale a 5.572 metros lineales. Una legua cuadrada es equivalente a la segunda potencia de 5.572 metros. Haciendo la conversión, una legua cuadrada es igual a 3.105 hectáreas, en números redondos.

MSA. Fax 285 8957. E-Mail: manuelsotoarbelaez@yahoo.com Los libros El Guárico Oriental 1, 2 y 3 en librería La Llanera, calle Guásco frente a la plaza Bolívar, Valle de la Pascua.

Fotografía tomada de http://www.panoramio.com/photo/227500

*Cronista

sábado, 21 de marzo de 2009

ASOCIACIÓN DE CRONISTAS DEL GUÁRICO (Síntesis de la Reunión de Historiadores y Cronistas efectuada el 28/02/2009)

DR. FELIPE HERNÁNDEZ G.*

felipehernández56@yahoo.es


El sábado, 28 de febrero de 2009, en el auditorium del Decanato de Postgrado de la Universidad Rómulo Gallegos en San Juan de los Morros, se realizó una reunión, convocada por el Cronista de Camaguán, señor Italo Jiménez Laya, para elegir la nueva Junta Directiva de la Asociación de Cronistas del Estado Guárico. En una asamblea de ciudadanos, integrada por un significativo número de cronistas, historiadores e investigadores de la Historia Regional y Local del Guarico, una vez analizados y discutidos los estatutos de la Asociación, se acordó la elección de la junta directiva y la aprobación e instauración de los nuevos estatutos que regirán las actuaciones de este grupo de cronistas e historiadores en forma colegiada.

La reunión se inició con palabras de bienvenida del Director de Cellunerg, profesor Andrés Scott Peña y la intervención del convocante, señor Italo Jiménez Laya, quien informó de los objetivos de la reunión. Es muy importante resaltar, la presencia en el acto del Vicepresidente y el Secretario General de la directiva de la Asociación Nacional de Cronistas Oficiales de Venezuela (ANCOV), profesor Alberto Pérez Larrarte y antropólogo Guillermo Bass-Méndez respectivamente, quienes a través de sus intervenciones, dieron un determinante aval a la nueva Asociación de Cronistas del Guárico, haciendo énfasis en la necesidad de trabajar unidos y de manera mancomunada para lograr los objetivos de la Asociación, en beneficio de la Historia Regional y Local del Guárico, que es el fin último de quienes deciden transitar ese camino.

Italo Jiménez Laya habló sobre la vida y obra del primer constitucionalista y prócer de la Independencia de Venezuela, el guariqueño de San Francisco de Tiznados, doctor Juan Germán Róscio, y la propuesta oficial para designarlo como epónimo del Instituto Universitario de Tecnología de los Llanos.

De gran interés resultaron las disertaciones presentados por los destacados historiadores: Adolfo Rodríguez: (Biografía de tres cronistas: Enrique Olivo, Félix Manuel Belisario y Manuel Aquino D). Prof. Max E. Pérez: (Dos poetas autodidactas: Carlos Modesto Laya y Julio César Sánchez Olivo). Franklin Santaella Isaac: (Juan Germán Róscio: Héroe de la Independencia de América). Felipe Hernández G. (Vida y obra del canario Juan González Padrón en Valle de la Pascua) y Tirso Díaz Nieves: (Héroes olvidados de Barinas).

El análisis de los nuevos estatutos se hizo articulo por articulo, siendo discutidos y aprobados, agregándole a cada uno de ellos las sugerencias emanadas del seno de la asamblea de asistentes al evento. Al efecto el doctor Eduardo López Sandoval actuó como director de debates. A la reunión asistieron unas 50 personas aproximadamente, vinculadas al quehacer histórico en los distintos municipios del estado Guarico. En la discusión se hizo un balance de la realidad que viven los cronistas no solo en el Guarico, sino también de las experiencias y vivencias de los demás municipios de los llamados estados llaneros.


Los representantes de la ANCOV, Alberto Pérez Larrarte y Guillermo Bass-Méndez haciendo su intervención.


Mención especial merece la intervención del cronista del municipio Barinas, Alberto Pérez Larrarte, quien destacó “la importancia de asumir de manera gremialista, una organización que facilite el desarrollo historiográfico de la región llanera”. Aprovechando la oportunidad, para informar de sus aspiraciones a lanzarse como candidato a la presidencia de la ANCOV en las venideras eleccionelquier otro aspirante a la presidencia de la ANCOV. En ese acto se le hará un homenaje al escritor José Esteban Ruiz Guevara, quien el 27 de abril estaría cumpliendo 82 años de vida.s nacionales. Iniciativa que fue acogida con especial beneplácito por los presentes.

Invitó Pérez Larrarte a la Reunión que se efectuará con los cronistas, del 22 al 24 de abril en la ciudad de Barinas, para evaluar lo que se ha hecho hasta ahora, y lo que se aspira a hacer en los próximos cuatro años, así como conocer la aspiración de cualquier otro aspirante a la presidencia de la ANCOV. En ese acto se le hará un homenaje al escritor José Esteban Ruiz Guevara, quien el 27 de abril estaría cumpliendo 82 años de vida. Notificó que la Convención Nacional de Cronistas que se iba a realizar en Margarita estaba suspendida hasta nuevo aviso, y que estaban buscando otro lugar para su realización.

Luego intervino el doctor Argenis Ranuarez Angarita, cronista oficial del municipio Juan Germán Róscio, dio una salutación muy especial al ingreso de nuevas figuras al ámbito de la investigación y el estudio de la historia regional y local de nuestro estado. Hizo especial mención a la presencia en dicha asamblea de la doctora Carmen Emperatriz Sierra Viloria, quien es nieta del siempre recordado don Tito Sierra Santamaría, quien fue uno de los más acuciosos investigadores de la historia de San Juan de los Morros y del estado Guarico en general. De igual manera exaltó la presencia del profesor Andrés Scott, de quien dijo que “heredó su pasión por las letras y la historia de su bisabuelo Daniel Scott Gutiérrez, precursor del periodismo sanjuanero al editar y publicar el primer periódico de San Juan de los Morros titulado: “Ariel” en el año de 1921”. También recordó como ejemplares, a los cronistas guariqueños: Jesús Bandres, Pedro Natalio Arévalo, Manuel Pinto, y otros.

Brillante resultó la exposición que hizo el doctor Ranuarez Angarita sobre la vida del prócer Juan Germán Róscio, demostrando un gran conocimiento “… de su vida y de su obra, que son una misma cosa…” co-redactor del Correo del Orinoco, que fue el periódico de la Independencia de nuestro país. Fue profundo el análisis sobre sus orígenes, su ciclo vital y su contribución como abogado que jugó un papel fundamental en el movimiento de emancipación venezolano, al destacar como ideólogo del proceso, además de figurar en la redacción final del Acta de la Independencia para la creación de la República de Venezuela que se inició en 1811. Su exposición la fundamentó con frases y citas, destacando la obra biográfica de don Pedro Grases a quien no dudó en catalogar de “gran exégeta de Juan Germán Róscio”.

La intervención del cronista oficial de San Fernando de Apure, profesor Argenis Méndez Echenique, estuvo centrada en la presentación detallada de un esbozo sobre la manera como se han adelantado las investigaciones históricas en el estado Apure, haciendo énfasis en lo difícil que resulta la realización de actividades historiográficas cuando no se le brinda el debido apoyo oficial a las mismas. Recordó que fue designado Cronista Oficial de la ciudad de San Fernando de Apure en el año 1984.

Informó Méndez Echenique que el 28 de febrero del corriente año se cumplen 221 años de la fundación de la ciudad de San Fernando. Dijo además, que entre el 25 y el 27 de noviembre 2009 se realizará el Congreso Nacional de Historia Regional en Coro, estado Falcón, formuló invitación a los asistentes para que participaran. La invitación la hizo en nombre de la presidenta del Centro Regional de Historia “Pedro Manuel Arcaya” de Coro, profesora Nereida Ferrer, y en el suyo propio como miembro del comité organizador.

Por otra parte, también informó el profesor Méndez Echenique sobre el Centenario del escritor y poeta apureño, don Julio César Sánchez Olivo, que se cumplen el 21 de octubre de este año 2009, dijo que a tal efecto se ha organizado una Comisión Nacional conmemorativa, presidida por él, por lo que invitó a los presentes a sumarse a dicha comisión, a través de los actos programados para tal fin, especialmente en el mes de octubre. Saludó la presencia de los doctores Adolfo Rodríguez y Felipe Hernández, como integrantes de la comisión por San Juan de los Morros y Valle de la Pascua respectivamente.

Luego intervino el doctor Carlos López Garcés, cronista oficial de Altagracia de Orituco y del municipio Monagas, quien hizo un detallado e inteligente resumen de la labor realizada por los cronistas del estado Guarico, abogando por la profundización de la investigación y el enaltecimiento del gentilicio llanero, del cual forma parte. Resaltó la figura del desaparecido poeta orituquense don Jesús Bandrés, como poeta, escritor y cronista que dejó una obra y una profunda huella testimonial de su hacer, que es un legado a las nuevas generaciones y un ejemplo imperecedero a seguir.

La nueva junta directiva de la ASOCIACION DE CRONISTAS DEL ESTADO GUARICO, quedó integrada de la manera siguiente: Presidente: Sr. Italo Jiménez Laya (ratificado en el cargo). Vicepresidente: Prof. Fernando Rodríguez Mirabal, Secretario de Finanzas: Dr. Felipe Hernández González; Secretaria de Actas: Prof. Soraya González Rojas; Secretario de Asuntos Institucionales: Dr. Carlos López Garcés; Secretario de Asuntos Gremiales: Prof. Andrés Esteban Scott Peña; Secretario de Asuntos Ecológicos: Dr. Franklin Santaella Isaac, Vocales: Dra. Carmen E. Sierra, Prof. Félix Celis Lugo y Sr. Pedro Castillo García.


El presidente de la Asociación de Cronistas del Guárico, Italo Jiménez Laya, con Alberto Pérez Larrarte, Fernando Rodríguez, Franklin Santaella, Felipe Hernández, Andrés Scott Peña, Pedro Castillo y Félix Celis Lugo.


Entre los asistentes a la reunión, destacan: Dr. Adolfo Rodríguez (Historiador-UNERG); Italo Jiménez Laya (Cronista de Camaguán); Alberto Pérez Larrarte (ANCOV – Cronista de Barinas); Antropólogo Guillermo Bass-Méndez (ANCOV – Cronista de Puerto la Cruz); Dr. Felipe Hernández G. (UNESR-Valle de la Pascua); Dr. Eduardo López Sandoval (Calabozo); Prof. Fernando Rodríguez Mirabal (Cronista de Ortiz); Sr. Moisés Rodríguez (Cronista de Zaraza); Dr. Carlos López Garcés (Cronista de Altagracia de Orituco, y Director de Infraestructura); Prof. Soraya González Rojas (Cronista de San José de Guaribe); Dr. Irma Marina Mendoza (Postgrado en Historia. UNERG); Prof. Argenis Méndez Echenique (Cronista de Apure); Prof. Félix Celis Lugo (Cronista de El Sombrero); Dr. Argenis Ranuarez Angarita (Cronista de San Juan de los Morros); Sr. José Solórzano (Cronista de Guayabal); Sr. Pedro Castillo García (Cronista de Chaguaramas); Poetisa Tibisay Vargas, Prof. Jeroh Juan Montilla (CELLUNERG); Prof. Andrés Scott Peña (Director de CELLUNERG); Prof. Max Efraín Pérez (Ex presidente de la Asociación de Cronistas del estado Apure); Karín Andreina Jiménez; Luis Mendoza Silva (Cronista de San Genaro de Boconoito- Estado Portuguesa); Dra. Carmen Emperatriz Sierra (Escritora-San Juan de los Morros); Dr. Franklin Santaella Isaac (Escritor-Valle de la Pascua); Sr. Felipe Rodríguez; Prof. Noel Lugo; Sr. Tirso Díaz Nieves (Cronista de Obispos. Estado Barinas); Prof. Simón A. Fernández, entre otros.

Valle de la Pascua, 13 de marzo de 2009.


*Historiador y docente universitario

sábado, 14 de marzo de 2009

MI AMIGO GERARDO CAMERO


Alberto Hernández*

(a Nicolás Soto, a Juan Félix García, a Rafael Silveira, a Luis Fernando Melo)



1.-

Una nube se atraviesa en la puerta.

Retorno, luego del correo de Nicolás, a las desoladas calles de mi pueblo. Retorno desde el rincón donde escribo esta nota.

La puerta se abre para mostrar más nubes. Una tormenta interior destaca a cierta distancia. Nuestro amigo, hermano y compañero de estudios del Liceo “José Gil Fortoul”, el entrañable gordo Gerardo Camero Calcurián, se marchó a otra dimensión. Salió por esa puerta y se deslizó hacia el infinito.

Vuelvo a aquellas rúas de la infancia. De la adolescencia que aún cuelga de la manga de la memoria. Vuelvo a las calles Shettino, La Mascota, Atarraya, Guasco, Leonardo Infante, Descanso…vuelvo frío, marcado por una punzada que me hace sentar en un banco de la Plaza Bolívar de La Pascua, frente a El Mastranto, con Dios de vecino, dado a mofarse de esta amargura que me causa la muerte de mi amigo.


2.-

Mi condiscípulo y amigo Nicolás Soto Arveláez me envió una nota donde me comunicó la noticia. Entonces se me revolvió una polvareda interior, un remolino en el patio de aquella juventud que –me da la gana- no termina de irse.

¡ Cuántas aventuras, cuántas caminatas de La Pascua al Ánima de El Picapica a pagar supuestas promesas por las notas alcanzadas en julio¡ Se trataba sólo de eso, de aventurar, de desafiar los kilómetros. El pobre Gerardo, tan alto, tan gordo, terminaba con las entrepiernas llagadas por el calor y el esfuerzo. Luisa, aquella amable y temible a la vez señora llanera que lo atendía en su casa, le colocaba hielo y cremas para evitar que el dolor terminara de mostrar al niño gigante que teníamos frente a nosotros. Las veces que también fuimos a Mamonal, a la casa de mi tío Gregorio Loreto, sólo para caminar y recoger mangos, sarrapias y corozos. Y la señorita Lourdes, preocupada por Gerardo…y Gerardo despreocupado. Y Luisa bondadosamente urticante.

Con Gerardo disfruté lo que en esos tiempos era imposible disfrutar en mi casa de La Mascota. Debo decirlo: La señorita Lourdes y Gerardo Camero suavizaron muchas hambres y necesidades de éste quien escribe. Con Gerardo oí por primera vez a Los Beatles. Desde ese instante aprendí a amar a John Lennon, al Sargento Pimienta. También supe de Los Monkeys, aquel grupo de duró poco pero que hinchó a una generación, aquella generación maravillosa de los años 60. Creo que hasta el bossa nova entró por la hendija de aquellas días de sueños, cuando nos veíamos médicos, abogados, ingenieros o instalados en Londres, como siempre nos decía Nicolasito, quien de niño se destacó como excelente estudiante y creador de tiras cómicas, allá en el Colegio “Juan Germán Roscio” del padre Chacín.

En 1967, el terremoto nos atrapó en el Cine Manapire. Veíamos una película de James Bond. Con nosotros estaba el profesor Luis Fernando Melo, quien casi al oído me sopló ¡Temblor, temblor¡ Y salimos en carrera, pero con los ojos en la pantalla mientras las palomas del local cruzaban despavoridas la iluminada pared. Un rato en la calle nos desalojó del miedo. “¿Qué hacemos, gordo?”. Nada, entramos de nuevo, me dijo. Más tarde, aterrorizada, apareció aquella mujer que se entregó en cuerpo y alma a la educación, Lourdes Camero: -“¡Gerardo, se te cayó el closet. Vamos a la casa”. Pero el gordo se quedó quieto. “Más tarde, tía”, respondió. La pobre señorita se marchó sin nosotros, sin Gerardo. Sean Connery nunca supo de ese bamboleo en aquel cine de pueblo, que –creo- todavía muestra su fachada a los desprevenidos peatones.

En efecto, el closet de la habitación del gordo se había agrietado. Polvo del techo y cascajos de una ventana en el suelo. La cama y el chinchorro marcados por el movimiento de tierra.


3.-

Pasaron muchos años. Los sueños, algunos, se hicieron realidad. Un día de 1971, en Londres, creí ver en una calle de esa ciudad a Nicolás, pero se trataba de un chileno despistado.

Mis amigos seguían –siguen- instalados en mis recuerdos. No nos veíamos. De Gerardo me decían que había desaparecido al campo, que se había ido del país, entre tantos inventos. Un celaje me lo mostró en Naguanagua. Hace unos cinco años nos topamos sin querer en el periódico donde aún laboro. Él me reconoció. Yo no. Había perdido Gerardo su frondosa cabellera. Su casi uno noventa lo mostraba más delgado. Pero tenía el mismo tono de voz y la acidez de muchas de sus palabras. Quedamos en reunirnos. Hablamos por teléfono varias veces, pero no pudimos tomarnos los tragos que nos teníamos amenazados. Ese día el hueco de aquella ausencia se llenó e intentamos someternos al escrutinio de nuestra alegría. No pudimos sentarnos como Dios manda.

Hoy, repaso imágenes casi borrosas. Describo la casa, el pequeño patio, el zaguán, las puertas, las matas, el colegio de la señorita Lourdes. La tarde de la muerte de mi querida Marina Villasana. La carrera desde la calle La Mascota hasta la casa de Gerardo y luego hasta la de los padres de Marina donde la velaban. Allí estaban el gordo, el profesor Vidal Guía, quien me pidió leyera un texto que Juan Félix terminó leyendo. Yo no pude. El aplomo de nuestro hoy destacado médico ayudó a entender que la muerte es una orilla que nos pellizca, como la tumba donde quedó Marina, muy pegada a la línea de una calle del cementerio, un barranco desde donde se veía el viejo y amable Hospital Guasco de Valle de la Pascua, hoy desaparecido por la estupidez de los encargados de borrar paisajes.

Hoy, en medio de tanta telaraña, de tanto ruido, me siento a recoger parte de la gelatina del tiempo que hoy golpea la puerta que –aún abierta- nos muestra parte de nuestro destino.

Maracay, 14 de marzo de 2009.

*Escritor, periodista y poeta (Maracay, estado Aragua)

lunes, 2 de marzo de 2009

VIDA Y OBRA DEL CANARIO JUAN GONZALEZ PADRÓN EN VALLE DE LA PASCUA (Aportes para una aproximación histórica)

DR. FELIPE HERNÁNDEZ G*.

La información que a continuación les presentó sobre la vida y obra del canario Juan González Padrón en Valle de la Pascua, es producto de las investigaciones realizadas por el señor Miguel Álvarez Díaz en los archivos históricos de las Islas Canarias y de testimonios recogidos aquí en Venezuela y en Canarias. Del mismo modo, en la exposición se presentan algunos aportes producto de información recolectada por mí en registros y archivos y mediante testimonios orales. Sobre este canario principal que fue acá en Valle de la Pascua, durante el tiempo histórico correspondiente a la segunda mitad del siglo XVIII y posiblemente principios de la primera década del XIX, durante el cual vivió en esta población, donde se casó, formó familia e hizo fortuna, murió, y además se le tuvo hasta los años setenta del siglo XX como supuesto fundador.

Conjetura que fue aclarada y desechada por monseñor - doctor Rafael Chacín Soto cuando ejerció como cronista oficial de nuestra ciudad, donde demuestra con documentos consultados y copiados en el Archivo General de Indias de Sevilla, que esta población se formó de manera espontánea, tal como lo expone magistralmente en su obra “Orígenes de Valle de la Pascua”, que en el año 1972 le publicó la directiva de la III Feria de la Candelaria que presidió el doctor Rafael Seijas González y cuya reina fue la joven Dalila Monserrate Pinto.

Dado que buena parte de esta información es producto de la tesonera labor investigativa de DON MIGUEL ÁLVAREZ DÍAZ, creo propicia la ocasión para reconocer la estima y el respeto que a este canario de excepción aquí se le tiene, como ciudadano cabal, excelente amigo, conductor por años del Programa Radial “Ondas Canarias”, además de contertulio y participante habitual en jornadas, conversatorios, congresos y encuentros sobre historia regional y local en nuestra ciudad y en el estado Guárico en general, lo que le ha convertido en cronista oficial de los canarios y la canariedad en el Guárico, fuente testimonial de obligada consulta y suerte de oráculo de respetada referencia para el estudio de todo lo referente al devenir de los canarios en estas tierras, donde por siempre han dado un muy valioso aporte de sacrificio y trabajo, en aras del desarrollo de estos pueblos, amen de la cuota genética con la que han prolongado su estirpe en Valle de la Pascua y el Guárico por generaciones.

En definitiva, de don Miguel Álvarez Díaz me atrevo a concluir diciendo, que es capaz de soplar el viento de la historia y sacar de la rutina a los canarios asentados en estas tierras, abriéndoles puertas y ventanas sobre el mundo de donde vienen o vinieron sus antepasados.

Hechas las acotaciones anteriores, pasamos a hablar de DON JUAN GONZÁLEZ PADRÓN, quien nació en la Isla de Tenerife, en el pueblo de Santa Ursula, sitio o barrio de “La Corujera”, el 30 de mayo de 1724.

En el año de 1746 con apenas 22 años, se embarcó hacia la Provincia de Venezuela, saliendo del puerto de Santa Cruz de Tenerife en el velero “La Santísima Trinidad” de la flotilla canaria, cuyo capitán era don Antonio Miranda y Ravelo (hermano de don Sebastián Miranda y Ravelo, que fue el padre del generalísimo Francisco de Miranda), pagando 125 pesos por sus pasajes. Era el mes de noviembre de 1746.

Juan González Padrón vino a la Provincia de Venezuela, específicamente a Caracas, desde donde se trasladó luego a Valle de la Pascua, como integrante de los últimos contingentes llegados a Caracas de la inmigración canaria propiciada por el gobernador Gabriel de Zuloaga, conde de Torre Alta, quien ejerció como gobernador de la Provincia de Venezuela entre 1736 y 1747, cuando fue sustituido por el gobernador Luis Francisco de Castellanos. La condición de canario tenerifeño de González Padrón quedó autenticada en el testamento del canario don Clemente Gutiérrez del Castillo, que lo llama de manera textual “mi paisano”, al designarlo su albacea.

Juan González Padrón una vez residenciado en Valle de la Pascua, se estableció a la sombra de don Pedro del Hoyo y Arzola, con cuya hija Juana Francisca Arzola del Hoyo Álvarez contrajo matrimonio ya entrada la segunda mitad del siglo XVIII. Con el tiempo llegó a tener un gran ascenso económico y social, que se evidencia en el creciente número de esclavos que figuran en los sucesivos padrones de población de la época, y un gran propietario de tierras que obtuvo a través de herencias a favor de su esposa, donaciones, composiciones y compra-venta, especialmente de su suegro don Pedro del Hoyo y Arzola, y de compras a suegra una vez viuda, doña Juana Catalina Álvarez de del Hoyo y Arzola y a sus cuñados; y mediante sucesivas compras que efectúa a los herederos de don Francisco Carlos del Herrera y Ascanio del latifundio Santa Juana de la Cruz, que le convirtieron en dueño del importante latifundio conocido tradicionalmente con el nombre de “La Vigía”, “La Pascua” o “La Gonzalera”, que aparece como antecedente en casi todos los documentos de tierras del municipio Leonardo Infante, el cual llegó a tener una extensión aproximada de cuatro leguas y media.

Fue la posesión de este importante latifundio conocido como “La Gonzalera” una de las razones para que se considerase a González Padrón como fundador de Valle de la Pascua. Aunado al hecho que en la visita pastoral del obispo Mariano Martí por la geografía de la provincia de Venezuela en 1783, durante su estancia en el sitio de Valle de la Pascua se hospedó en su casa, donde además oró, ofició misa, bautizó y efectuó matrimonios en una ermita donde se adoraba a la Virgen de la Luz de la cual era devoto González Padrón.

También está registrado en los documentos, que a solicitud del obispo Martí y del teniente de justicia don Pedro Víctores de la Cueva, González Padrón en unión de sus hijos y esclavos, donó el terreno y la mano de obra para la construcción de la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria del Valle de la Pascua, así como un lote de terrenos de trescientas treinta varas, equivalente a setenta y ocho solares para que se establecieran los vecinos que quisieran avecindarse en el lugar, también donó el altar, las sillas, el confesionario, la pila de agua bendita, la campana, los ornamentos y otros emolumentos para la iglesia.

Por ese donativo, González Padrón le solicitó al Obispo la concesión de sepultura en el piso de la Iglesia de la Candelaria para él, su mujer, hijos y demás parientes hasta el cuarto grado, es decir hasta la cuarta generación de sus descendientes. Solicitud que le fue concedida.

No se ha precisado la fecha exacta de la muerte de Juan González Padrón, se considera que murió a finales del siglo XVIII o a principios del siglo XIX, antes de la independencia de Venezuela. Es decir, que al momento de su fallecimiento contaba con una edad aproximada de 80 años y su cuerpo fue enterrado en la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, tal como se lo había concedido el obispo Martí, según correspondencia enviada al párroco Francisco Roque Díaz en 1789.

De su matrimonio con doña Juana Francisca Arzola del Hoyo y Álvarez tuvo ocho hijos, a saber: Manuel José, Luis, Margarita, Leonor, María de los Ángeles, Isabel María, Bárbara y Soledad González Arzola. De ellos, en Valle de la Pascua casaron Margarita con Andrés Gutiérrez, Luis con Isabel Álvarez y Manuel José con la chaguaramera Rosalía Machuca. Los otros huyeron a Barcelona como consecuencia de la guerra nacional de independencia que vivió nuestro país entre los años 1811 y 1821. En ello tuvo mucho que ver la captura de José Félix Ribas en el sitio de “Las dos palmas”, cuando fue delatado por Concepción González, que era un esclavo de las González Padrón.

Según información aportada por Miguel Álvarez Díaz, González Padrón a su llegada a Venezuela era analfabeta, aprendiendo a leer y escribir una vez casado, enseñado por su esposa.

En nuestra ciudad a Juan González Padrón se le recuerda en una de las principales calles del casco central, que fue distinguida con su nombre, la cual atraviesa a la ciudad de sur a norte: desde el Terminal de Pasajeros hasta el sector El Rosario donde termina, pasando antes por el lado oeste de la Plaza Bolívar. Además, entre los años 1998 y 2003 existió un colegio privado que llevaba su nombre, lamentablemente no continuó funcionando. Lo que nos indica que su nombre y su espíritu continúa vivo en el recuerdo y en la historia de esta pujante población guariqueña.

En el libro “Historia y Valores de Valle de la Pascua de Juan Suárez (p. 126) aparece un retrato suyo. Al pie de la misma se lee: “Juan González Padrón. Este hijo-hidalgo español se casó con la venezolana Juana Francisca Arzola y del Hoyo. Murió antes de la Independencia de Venezuela”.

Finalmente una copla de la hermandad entre las Islas Canaria y Venezuela. Dice así:

Virgen de Candelaria, / la más bonita, la más morena, / la que extiende su manto / desde Canarias hasta Venezuela.

REFERENCIAS

ÁLVAREZ DÍAZ, Miguel. (Fechas varias) Conversaciones informales con el autor de este escrito.

ÁLVAREZ DÍAZ, Miguel. (s/f) Papeles sueltos sobre la vida del canario Juan González Padrón.

ARCHIVOS PARROQUIALES DE: Altagracia de Orituco, Chaguaramas, San Rafael de Orituco y Valle de la Pascua.

CHACÍN SOTO, Rafael. (1972): Orígenes de Valle de la Pascua. Valle de la Pascua: Publicaciones de la III Feria de la Candelaria.

DE ARMAS CHITTY, J. A. (1956): Haciendo Anales. Algo sobre el origen de La Pascua. Consideraciones sobre un posible estudio del Distrito Infante. En: Boletín de la Cámara de Comercio de Valle de la Pascua. Valle de la Pascua: Noviembre de 1956. Año 1. No. 1. (Dirección y Coordinación: Luis Adolfo Melo y Víctor Ladrón de Guevara).

HERNÁNDEZ G. Felipe. (2006): Historia de Valle de la Pascua. En los llanos del Guárico. (1725-2000). Caracas: Tipografía de Miguel Ángel García e hijo.

REGISTRO SUBALTERNO DE ALTAGRACIA DE ORITUCO. (1768) Bloque 5. Protocolos Públicos. Orituco. Siglo XIX.

SUÁREZ, Juan. (1980): Historia y Valores de Valle de la Pascua. San Juan de los Morros: Editorial Los Llanos.

*felipehernandez56@yahoo.es Teléfonos: 0416/8471603 – 0235/3412532 Valle de la Pascua, 14 de noviembre de 2008. Profesor Titular. UNESR Núcleo Valle de la Pascua.

domingo, 1 de marzo de 2009

CRONISTAS

Palabras de Adolfo Rodríguez

Ante la Convención de Cronistas Guariqueños

El 28 de febrero del 2009


Hablar de Enrique Olivo, Manuel Aquino y Félix Manuel Belisario es decir de la condición de cronista en el más exigente grado de esa profesión. Los tres por rumbos distintos, atmósferas distintas, actuaciones distintas, cumplieron a satisfacción este ejercicio de preservar la memoria del espacio natal. Los tres con una formación cultural diferente, temperamentos disímiles, destinos paralelos, aunque participes de una época boyante para el desempeño de su vocación.

Olivo fue abogado y juez, pero temperamentalmente cronista, por esa razón de identidad que impone el lugar de origen, residencia o consubstanciación con una pátina y un humus, que nos acorrala como en una placenta.

Con discreta bonhomía, Olivo toma nota de ese entorno, con más devoción que ciencia, con más desazón que profesionalismo. Y cada hora o lugar va trasmutándose como materia de esa angustia por la ciudad que va dejando de ser y no termina de llegar. Su calendario de fechas históricas fue como un modo de retrasar ese desgaste de la cotidianidad desprendiéndose ante los ojos como un almanaque. Fue su exasperación ante una fatalidad que arrebata afectos, rostros, hábitos, estampas, hasta que uno mismo se hace pasto de esa amarillez de los infolios. No en balde lo veíamos proceloso como refugiándose en las iglesias, los últimos testimonios de una memoria que nos abandona como en un viaje.

Manuel Aquino fue como un foetazo cuyo máximo gozo estuvo en dar el dato preciso acerca de su mundo y los que motivaron su incesante vigilia. Un sentido de exactitud que le marcaba el rostro.

Hizo justicia a cuantos a todos los nombres, todas las fechas, todos los sitios que siguen asaltándonos con su inquietante presencia en El Sombrero. Una temeridad que estuvo atenta al mínimo rumor que le diera cuenta de una realidad que finalmente dio con su vida.

Vocación, pero también deuda con los apellidos, entre otros esa ramazón de Marrero y Aquino, que se apersonan como pivotes fundacionales en El Calvario y echan a andar a todos los vientos sus miradas inquisidoras y contables, para advertir reses, esclavitudes, enemistades, amoríos, descendencias, que se prolongan en la sangre de este tornado que fue quizá el más completo de los cronistas de la historia regional.

Félix Manuel fue el autodidacta empedernido, pero también el único poeta de los tres y quizá el único encendido por una energía demasiado límpida y despejada como para tener mas amigos que libros, más anécdotas que crónicas. Su casa fue albergue, aula, foro y radiante alero. Parapara dejo de ser recodo al margen del camino, para convertirse en referencia nacional y no me harto en pregonar que FMB, secundado por OB, quienes hicieron posible ese milagro guariqueño de los encuentros de historiadores y cronistas por todos los caminos de nuestra polvosa entidad.

Llanero como Aquino, pero llanero de la leyenda, mientras Aquino lo es de la tierra tallada por el dato incontrovertible, casi cerrado a la imaginación. Hay una etapa de la vida de FMB que se hunde en escenarios donde discurre su atrabiliaria juventud en trashumancia que lo perfila de lejanía y octosílabos a los que regresa como si con los que hizo hubiese sido suficiente para conjurar quien sabe qué espantos.

Mientras la llanería de Aquino va forjándose a la sombra de algún rigor de gamonales, cumplimiento de normas y severos mandatos. La llanería de FMB es la del tarambana que pintó Gallegos y que no cesa en deambular por disímiles rumbos y que retorna a Parapara con toda esa nubosidad de tierra adentro.

Siendo Olivo caballero de la ciudad extinta que aquí estuvo y donde hay gasas entretejiendo otras formas de fantasías. Ese romanticismo de la niebla que EO parece haber sorbido de sus aficiones europeizantes y que lo obliga a su vez a cierta prestancia y distinción, que sólo por compasión se aviene con lo marginal. Cronista de un tiempo rezagado que Juan Vicente Gómez hizo suyo para atenuar su otoño y que se desparrama apacible a la vera de esa gracia mítica en forma de castillejos que tantas querencias suscita.


FELIX MANUEL BELISARIO

(Una nota que no leí y que publiqué años ha, acerca de Belisario, estando en vida)


Adolfo Rodríguez.

Félix Manuel Belisario es uno de esos llaneros que no se presentan a sí mismo y que, por lo tanto, siempre corren el riesgo de que lo confundan. Nació en Parapara hacia 1928, pero tiene esa lozanía que otorga la condición de hombre gentil y de poeta. Ha publicado los poemarios: <> (1957) y El errante>: Corrido y mensaje del camino>> (1968), uno de cuyos textos fue seleccionado por el doctor Antonio Arellano Moreno, ex embajador venezolano en Chile, para una antología poética sobre el General José Antonio Páez, editada por el Congreso Nacional. Félix Manuel también es cuentista y lo que salta de la lectura de sus narraciones y versos es la autenticidad de quien vive lo que ha escrito o escribe lo que ha vivido. Reside actualmente en Parapara donde es un curioso factotum de una gestión cultural que como toda buena gestión es suficientemente local para ser universal. Por eso ha sido capaz, Félix Manuel, de convertirse en eje de una inquietud por las cosas del espíritu entre casas desvencijadas, historia de aparecidos y conflictos entre el medio rural y el urbano, llamando la atención de personalidades de todo el país, que desde todos los confines van hasta él en solicitud de esa paz que da su don de gente. Salud!!.


*Historiador

El Motor de aire desafía la segunda Ley de la Termodinámica. Invento de un guariqueño.