jueves, 29 de marzo de 2012

GERMANA PIÑA, DESTACADA MUJER PARDA DE LA ÉPOCA COLONIAL EN LA VILLA DE CALABOZO

Ubaldo Ruiz*





Para las décadas finales del siglo XVIII, cuando la sociedad venezolana se aprestaba a encarar la gesta independentista, el grupo social denominado entonces “pardo” era el más numeroso dentro del variado espectro de castas o clases sociales, que según ciertos autores, como Antonio Mieres (1968; 241), componían la población de la futura República de Venezuela. Dice el citado autor que aunque algunos han utilizado el vocablo “pardos” para referirse a “cualquier tipo de miscegenación racial”, él prefiere darle el significado que entonces le otorgaba la legislación española, es decir, considerar en el referido grupo solo a aquellos “que tuvieran sangre negra en cualquier grado”; y remataba afirmando que “de manera general, pardo significa de color oscuro, moreno”. El grupo social de los pardos fueron de importante actuación durante la época colonial; por ejemplo, es sabido que las localidades de Curiepe, en el hoy estado Miranda, y Nirgua, en el actual estado Yaracuy, fueron fundadas por gentes de ese origen étnico.

En el caso de la Villa de Todos los Santos de Calabozo, las Matrículas Parroquiales (ARCHIVO HISTÓRICO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CARACAS, AHAC) revelan, que para el año de 1796, de una población total de 4.495 habitantes, existían 2.022 pardos; 1.639 blancos; 458 esclavos; 154 indios; 147 mestizos; y 75 negros libres. Allí se refleja lo que se afirma al principio acerca de lo numeroso de los pardos con relación a los demás grupos sociales; lo cual quiere decir que Calabozo no constituía una excepción, sino una afirmación de la situación presentada en la Capitanía General de Venezuela. Es importante considerar que en la Calabozo de finales del período colonial los pardos representaban casi la mitad de la población total de la Villa, tal como ha podido observarse.

Pero los pardos se destacaban no solo por su presencia cuantitativamente mayoritaria; es conocido que muchos integrantes de clases segregadas, como los mestizos y los pardos, lograron conquistar posiciones económicas y sociales originalmente reservadas a los blancos. Es ilustrativo el caso del mestizo Juan Germán Roscio, graduándose de abogado en la Real y Pontificia Universidad de Caracas, e ingresando al Colegio de Abogados. Muchos pardos llegaron a ser dueños de haciendas y hatos, y de otros bienes muebles e inmuebles. El historiador Lucas Guillermo Castillo Lara refiere que en Calabozo, desde la época de su fundación, algunos pardos que se avecindaron en el recién erigido pueblo, se incorporaron como poseedores de fundos rurales. Castillo Lara (1996). El mismo autor afirma que con motivo de la instalación del primer cabildo calaboceño, un grupo de pardos intentó infructuosamente formar parte de ese primigenio ayuntamiento, reservado exclusivamente a los blancos; igualmente solicitaron construir un templo aparte. Esos datos hablan de un conglomerado social que de cierta forma hacía sentir su presencia dentro de una sociedad estratificada y segregacionista.

Durante esas décadas finales de la época colonial se formó en la Villa de Todos los Santos de Calabozo una comunidad ubicada hacia los límites orientales de la población, la cual fue conocida desde esos tiempos como el “barrio Arriba”. Este sector de la ciudad estuvo habitado desde un principio, de acuerdo a la interpretación hecha de algunos documentos de la época, por personas que no formaban parte de los grupos sociales considerados como de los principales de la Villa, es decir, de los blancos. En ese barrio se construyó, entre 1797 y 1804, el templo de Nuestra Señora de la Merced o las Mercedes, por lo que desde entonces se ha conocido al sector referido con ese nombre de advocación mariana. Durante la edificación de ese templo, los sacerdotes que dirigieron la construcción, afirmaron numerosas veces que ello se hacía con las limosnas que ofrendaban aquellas gentes, a pesar de sus “indigencias y falta de decencia” (AHAC); igualmente escribe el Presbítero Francisco Betancourt al Obispo el 18 de mayo de 1801, que “son los vecinos de este referido templo gente pobre y la mayor parte ruda e ignorante…”, que sin embargo lograron levantar una iglesia que hoy en día constituye un buen ejemplo del arte colonial venezolano. Las opiniones de los religiosos revelaban, no la pobreza material de los vecinos de la Merced, sino más bien su pertenencia a grupos sociales que no eran los blancos o principales de la Villa, que si tomamos en cuenta la proporción de la población parda, no sería descabellado suponer que esos vecinos pertenecían a este mayoritario grupo social.

El barrio Arriba o barrio de la Merced, que ocupó el lado Este de la antigua Villa de Todos los Santos de Calabozo, se comenzó a formar a partir de la segunda mitad del siglo XVIII con población de origen pardo, y llegó a constituir el sector más extenso de toda la ciudad de entonces. Partiendo de la plaza principal, se contaban tres calles hacia el Norte, en lo que después se llamó barrio del Río; hacia el Sur llegaron a existir dos calles, en un sector que llegó a denominarse barrio de la Sabana primero, y más tarde barrio del Cementerio; hacia el Poniente se formó el barrio Abajo, después llamado del Carmen, el cual contó con tres calles; pero hacia el Naciente, en donde se ubicó el ya mencionado barrio Arriba o de la Merced, la vieja villa colonial contaba, para finales del siglo XVIII, con al menos seis calles, en una de las cuales tuvo su casa de habitación la extraordinaria mujer objeto de este trabajo. Tenemos entonces que el sector más populoso y extenso del Calabozo colonial era el que estaba habitado por los pardos.

El fenómeno descrito, de una villa llanera de finales del ochocientos, cuyo sector urbano más importante, demográficamente y en extensión territorial, estaba conformado por los pardos, formaba parte de una realidad que armonizaba con lo que ocurría en otras localidades de la Capitanía General. Según afirma Manuel Alfredo Rodríguez en su discurso de incorporación a la Academia Nacional de la Historia ANH (2002; 11 y ss.), los pardos de finales de la época colonial representaban “un papel muy similar al jugado en la contemporánea por la llamada ´clase media´”, y agrega además, que “adquirieron la habilidad técnica necesaria para elaborar materias primas, aprovecharon los prejuicios de la época para señorear numéricamente todos o casi todos los gremios artesanales”. El autor citado señala que, al igual que hizo la burguesía en Europa, los pardos libres de Venezuela favorecieron el proceso de urbanización en las principales ciudades de la provincia. A Calabozo habría que incluirla en ese proceso, pues en 1780, de acuerdo a lo que revela el intercambio epistolar entre el Teniente Justicia Mayor de la villa y el Gobernador de la provincia, contaba esta ciudad llanera entonces con dos compañías urbanas de blancos, y dos de pardos AGN (Gob. y Cap. Gen. 1780); además, la existencia de gremios de pardos se infiere por la presencia aquí de varios alarifes y albañiles, como es el caso del pardo Andrés José Carrera, quien participó en la construcción de dos iglesias dentro de la villa, durante el período estudiado.

La presencia de esas dos compañías urbanas de pardos en la villa de Calabozo es algo más importante de lo que parece a primera vista. Considérese que en la ciudad de Caracas, según se afirma en el Diccionario de Historia de la Fundación Polar (1988; Tomo E-O; 928), se congregaron, para el año de 1696, “seis compañías, de las cuales 3 eran de blancos, 2 de pardos libres y una de negros”; además, el hecho de que fueran urbanas, significaba que eran formados por los vecinos, quienes las sostenían con sus propios recursos; dice la misma fuente (p. 929) “En los textos y documentos consultados, con frecuencia hallamos referencias sobre milicias urbanas, milicias regladas y milicias disciplinadas. Las primeras eran aquellas unidades formadas por vecinos, sin sujeción a reglamentos y, por lo general, sostenidas a expensas de sus integrantes”. Imagínese una pequeña ciudad llanera que tuviera la capacidad de mantener el mismo número de milicias urbanas de pardos que la ciudad capital unos ochenta años antes. Definitivamente era importante la presencia urbana de los pardos en el Calabozo de finales de la colonia.

En ese barrio de la Merced, o barrio Arriba, vivió una mujer, parda precisamente, cuyo nombre ha permanecido enterrado en el olvido, pero que en su momento se destacó dentro de esa pequeña sociedad llanera de finales de la colonia. Aunque no realizó ninguna hazaña (que se sepa), solo vivió su vida cotidiana, muy probablemente de ama de casa; y aunque no se ha obtenido abundante información para elaborar una semblanza completa de este personaje, sí se tiene la suficiente como para asegurar que fue una mujer destacada. Esa mujer se llamó Germana Piña.

El historiador Lucas Guillermo Castillo Lara (1996; 67) dice que uno de los fundadores del pueblo de Todos los Santos de Calabozo, avecindado aproximadamente en el año de 1726, fue el pardo Francisco Ignacio Aparicio, y agrega que con él debió llegar su yerno Juan Francisco “Piña o Peña”. Ambos obtuvieron solar y tierras de labor. Por cierto que el mencionado historiador afirma que uno de los linderos que separaba las tierras de ambos personajes era una quebrada llamada de Juan Pobre, “nombre que tendría su origen en la pobreza de Peña”. No se sabe si este “Piña o Peña” fue pariente de Germana, aunque por lo poco abundante del apellido, existe mucha probabilidad de que lo fuera. El solar de este pardo debió ubicarse muy cerca de la plaza principal (hoy plaza Bolívar), pues alrededor de ese sitio se trazaron las primeras manzanas. En el proceso de consolidación del pueblo, con el paso de los años, ha debido acentuarse la estratificación social, originando el desplazamiento de la gente no blanca hacia las orillas de la población. Ello ha podido resultar en la formación de los primeros barrios de Calabozo, uno de los cuales fue el ya nombrado barrio Arriba o de la Merced, en donde tuvo su residencia Germana Piña.

Las Matrículas Parroquiales del 1790 AHAC (Mp. 10) revelan la existencia en la Villa de Todos los Santos de Calabozo de una casa, consagrada a San Ubaldo, la cual estaba habitada, entre otros, por Francisco Noriega, Germana Piña, “su mujer”, y un hijo de ambos, Juan Merced, todos pardos, y desde luego, sin la partícula de “don” o “doña”. Se ignora dónde estaba ubicada exactamente dicha casa. Como puede apreciarse, Germana Piña era una mujer casada y con hijos; sin embargo, y a pesar de su condición social, y de ser mujer en una sociedad patriarcal, su nombre destacó más que el de su consorte, según se advierte en los documentos consultados. Por ejemplo, por esos años de 1790 el albañil Andrés José Carrera vendió un solar a Germana Piña. El documento, ubicado en la Sección Real Hacienda del Archivo General de la Nación AGN, del mes de octubre de 1801, dice a la letra que “En veinte y dos de dicho mes me hago cargo de cuatro pesos y cuatro reales, que he cobrado de Andrés Carrera, alcabala doble, de cuarenta y cinco pesos en que vendió un solar a Germana Piña ha más de diez años, y por no haberlos pagado se le exigió doble”, y firman, Cousin, el funcionario, y Andrés José Carrera. Nótese cómo en el contrato no se menciona a Francisco Noriega, sino a “su mujer” Germana Piña.

Tal como se comentó en el caso de la casa de habitación de Germana Piña, aquí tampoco se conoce dónde estuvo ubicado ese solar; pero si consideramos que Andrés José Carrera fue un albañil, que participó en la construcción de la iglesia hoy Catedral Metropolitana, y en la de la Merced, y que su nombre nunca se escribió acompañado de la partícula “don”, ambas circunstancias serían reveladoras de que él no perteneció a los blancos, sino que por el contrario debió pertenecer al grupo de los pardos, quienes para la época se dedicaban a ese tipo de oficios. Y si se toma en cuenta que la Merced fue un barrio de pardos, podríamos suponer, que tanto la casa de Germana Piña, como el solar comprado al mencionado albañil, han debido estar ubicados en el barrio Arriba o de la Merced. Ello, además puede deducirse de la información obtenida en el Registro de Calabozo (RC).

El tradicional Registro de Calabozo (RC) contiene documentos desde el año de 1825, pero en algunos de ellos se menciona que el origen de las casas y solares se remonta a la época colonial. De esos documentos se ha tomado información que permite afirmar que en el año de 1833 existía una calle en el barrio de la Merced, llamada “de las Piñas”, en donde tuvo su casa Germana Piña. Esa circunstancia obliga a formularse preguntas relativas a si el nombre de la calle en cuestión se tomó de esta mujer. Esa calle corresponde a la actual carrera seis de Calabozo, y la residencia de nuestro personaje estuvo ubicada en la esquina que forma esa vía al cruzarse con la hoy calle cinco, antigua calle Real y después de Bolívar. Existe alta probabilidad de que tal nombramiento haya sido por la costumbre de la gente de señalar algunos sitios con el nombre (o apellido en este caso) de personas muy conocidas; el plural sugeriría que existieron varias mujeres con el citado apelativo, pero la presencia de Germana en numerosos documentos hacen inclinar la opinión hacia una preponderancia de ella.

La importancia que pudo haber alcanzado Germana Piña para el imaginario colectivo del antiguo barrio de la Merced se puede percibir en el hecho de que su nombre se utilizaba para ubicar las direcciones que se daban entonces; aun en documentos legales, como los de protocolo de compra-venta de casas y solares, se utilizaba el nombre de Germana Piña en el sentido mencionado. Por ejemplo, en uno de los citados papeles se puede leer que el diez de marzo de 1831, la señora Ceferina Hernández le vendió un solar a la señora María del Carmen Laya el cual, según indica textualmente el documento (RC), “está situado en la esquina arriba de la Merced frente de la señora Germana Piña, calle de Bolívar”. Y en un aparte se señala que el mencionado solar fue heredado por la vendedora de su legítima madre, la señora Cecilia de León, en 1794, dato que habla de lo remoto que era la existencia de esa calle que después se llamó “de las Piñas”.

Algo de especial ha debido tener Germana Piña para que tales cuestiones ocurrieran. Es probable, que por alguna razón se haya convertido en la persona más conocida del sector, o que haya realizado alguna labor social (como partera, artesana, etc.); quizás representó para la gente del barrio, una especie de matrona o mujer ejemplar en algún sentido; también habría que considerar su personalidad, que la llevó a realizar contratos de compra-venta de propiedades inmuebles, en vez de su marido (al menos no se ha localizado ninguno en donde este aparezca contratando), personalidad que estaría presente en la mente de los vecinos, cuando su nombre se utilizaba para bautizar calles, hecho aceptado hasta por las instituciones de la ciudad, como el Registro inmobiliario. En todo caso, que una mujer como Germana Piña se haya destacado en el seno de la sociedad colonial, caracterizada, entre otras cosas por ser patriarcal, y por su férrea estratificación y segregación racial, no deja de ser algo excepcional para alguien que, además de ser mujer, perteneció a la casta desdeñada de los pardos. Hoy habría que señalar el lugar en donde estuvo ubicada su casa, y recordar que la calle en donde vivió Germana Piña se llamó “de las Piñas”. Sería un acto de justicia para la memoria de alguien que mereció de sus contemporáneos ese reconocimiento, pero también constituiría un acto de justicia para esta ciudad de Calabozo, a fin de que su memoria histórica no corra la misma suerte de Germana Piña.

REFERENCIAS


BIBLIOGRÁFICAS:

CASTILLO LARA, L. G. (1996) Villa de Todos los Santos de Calabozo. El Derecho de Existir Bajo el Sol. Calabozo: Fondo Editorial Carlos del Pozo.

FUNDACIÓN POLAR (1988) Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas: Fundación Polar.

MIERES, Antonio (1968) Historia de Venezuela. Documentos Adjuntos. Primer Año de Humanidades. Caracas: Editor A. Mieres.

RODRÍGUEZ, Manuel Alfredo (2002) Discurso de Incorporación a la Academia Nacional de la Historia. Caracas: Academia Nacional de la Historia.

RUIZ, Ubaldo (2007) Un Símbolo Calaboceño. Iglesia y Parroquia de las Mercedes. 1795-1858. Caracas: Fondo Editorial Ipasme.


DOCUMENTALES:

ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN AGN.

Secciones: Real Hacienda; Gobernación y Capitanía General.

ARCHIVO HISTÓRICO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CARACAS

Secciones: Matrículas Parroquiales Mp. 10 Calabozo; Parroquias 19 Pa. Calabozo.

REGISTRO DE CALABOZO RC.

Libros de Protocolos.

*Profesor de la Maestría Historia de Venezuela (UNERG-Venezuela)

miércoles, 28 de marzo de 2012

PRONUNCIAMIENTO EN VALLE DE LA PASCUA A FAVOR DEL GENERAL JOSÉ ANTONIO PÁEZ (Año 1862)

FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR/Cronista de Valle de la Pascua
Entre los años 1859 y 1863 se desarrolla en Venezuela el enfrentamiento militar entre las tendencias conservadoras y liberales, que determinaron la Guerra Federal, hecho histórico también conocido con los nombres de Guerra Larga o Guerra de los Cinco Años. Está considerado el enfrentamiento bélico más largo y más costoso para Venezuela tras su independencia. Los conservadores, grupo oligárquico surgido de la guerra de Independencia, se oponían a modificar el orden social establecido desde la colonia. Por otro lado, los liberales, proclamaban los ideales de libertad e igualdad. Durante la guerra, los liberales eran conocidos con el nombre de federalistas ya que el federalismo y la autonomía de las provincias eran sus reivindicaciones principales.
Considerado el hombre providencial, el general José Antonio Páez, vuelve a Venezuela el 18 de diciembre de 1858 a solicitud del presidente Julián Castro y de la Convención de Valencia, para encargarse del ejército y de la pacificación del país, convulsionado por el alzamiento de los promonaguistas, liberales y federalistas. Cuando estos últimos proclaman la Federación el 20 de febrero de 1859 en Coro, el gobierno central nombra a Páez jefe de operaciones en la Provincia de Carabobo; pero al no obtener las amplias facultades que exige, renuncia en abril, y opta por regresar a los Estados Unidos, país en el que había estado durante su destierro. A su regreso, sustituye a Pedro Gual como Jefe Supremo de la República, el 10 de septiembre de 1861. Todo el año 1862 y parte de 1863, conduce Páez la guerra contra los federalistas encabezados por Juan Crisóstomo Falcón.
El 24 de enero de 1862, durante la dictadura del general José Antonio Páez, un significativo número de vallepascuenses se pronunció a favor del gobierno del general Páez, el acto de apoyo se realizó en la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria de Valle de la Pascua, y quienes firman el manifiesto exponen que “suscriben el manifiesto en la Iglesia Parroquial con el objeto de hacer protestación de la fe política que profesan y han profesado siempre”. El acto lo realizan en señal de arrepentimiento por otro pronunciamiento contrario que habían hecho un año antes, en el mes de junio de 1861, por lo que agregan: “…ese pronunciamiento mencionado fue obra de nuestra parte, de las circunstancias, más no de nuestras creencias políticas ni de nuestra voluntad que reconocen por fundamentos los sacrosantos principios que a los buenos ciudadanos imponen la moral y el orden”.
Luego hacen declaratoria de adhesión al general Páez, ordenan enviar copia del acta respectiva a las autoridades militares y civiles de mayor rango, y manifiestan su repudio al caos que produce la guerra, estimulada por todos, centralistas y federalistas.
El manifiesto lo firman: presbítero Juan Santiago Guasco, Ricardo Escobar Gutiérrez, Carmen González, comandante militar de la plaza José María Ponce, Jesús Inciarte, José Sotero Álvarez Urbina, Calixto Silva, Julián López, José María Cobeña, José Rafael Escobar, Ramón González, Federico Pérez y Juan Félix del Corral.
El pronunciamiento de Valle de la Pascua a favor del general Páez, es firmado por los principales que habitan el poblado, sin distingos ideológicos, considérese el caso del Pbro. Juan Santiago Guasco, hombre de mentalidad liberal, quien encabeza la lista de firmantes, así como José Sotero Álvarez, primer esposo de doña Rita Romero, conocida liberal y una de las mujeres más importantes de Valle de la Pascua durante la segunda mitad del siglo XIX.
Valle de la Pascua, marzo de 2012

EN VALLE DE LA PASCUA: NOCHES DE GUATACA EN ARS NOVA

Oggla J. Sequera M.
UNESR - Núcleo Valle de la Pascua

En el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer, la Fundación Cultural Ars Nova inició Noches de Guataca en su sede situada en la urbanización VIPEDI. En este primer encuentro, se contó con la presencia de prestigiosos invitados que hacen vida artística en nuestra comunidad vallepascuense. Entre ellos, vale destacar la actuación de la reconocida agrupación, Ña Nancy y sus muchachos, quienes al compás del cuatro y la guitarra, deleitaron con su exquisito repertorio de música venezolana, al público presente.
Cabe destacar la participación de Deibis Jaramillo con sus merengues y algunos integrantes del grupo de boleros de dicha fundación, quienes le dieron al momento, una nota romántica. Igualmente hubo intervenciones espontáneas de jóvenes talentos que recién dan sus primeros pasos en el mundo de la música; tal es el caso de Alejandro Manuitt, Jesús Reyes (profesor de cuatro de Asr Nova) y María Esther Rojas (amiga carupanera de visita en nuestra ciudad).
Básicamente, las Noches de Guataca surgen con el propósito de abrir un nuevo espacio para el disfrute de la cultura. En virtud de ello, se realizarán, el último viernes de cada mes en la sede de la Fundación Cultural Ars Nova. Para mayor información, comunicarse al 0235-7415911.

Ruta El Sombrero La Pascua

Daniel R Scott

"Ven de nuevo a tus pampas" (Lazo Martí)


Una foto obtenida en facebook, gracias a los buenos oficios del perfil de una buena y gran amiga, ha encendido en los santuarios de mi alma la inspiración y la nostalgia. Ella la titula así: "Ruta el Sombrero La Pascua".Es la gran longitud de la carretera nacional flanqueada con la flora y la fauna llanera, bajo el candente cielo preñado de nubes. No pude evitar escribir un breve texto sobre esa foto grafía.
Ruta el Sombrero La Pascua. Llanos de mis recuerdos, de los sueños e ilusiones inalcanzables pero bellos de mis padres y abuelos: engendraron la belleza en mi corazón. Tus grandes masas de nubes, que parecen poder tocarse con solo extender la mano, se alejan por los caminos azules del ígneo cielo, hasta empequeñecerse y perderse apenas perceptibles en un horizonte siempre lejano y visible. Mi alma fue hecha para mirar y respirar la inmensidad de la llanura, y en alguna parte de ese horizonte estará sembrado por siempre mi corazón, cansado ya de ver tan solo tráfico, edificios amontonados y bullicio de muchedumbres que parecen no saber lo que quieren."Bellísimo texto para acompañar esa foto" dijo alguien muy querido, oriundo de Cumaná. "En la más pura tradición Gallegosiana. Llanura venezolana, ancha para la esperanza como ayer lo fue para la hazaña. Te lo cambió un instante por mi golfo de Cariaco". Pero, ¿cómo cambiarte sabana mía, así sea tan solo un segundo?
Y es que por estas geografías de morichales de mi amado país viví con mi familia en los días de mi niñez, en un mítico fundo llamado "Tacatinemo", en una casa de bahareque rodeada de lagunas, caños, vacas, una quesera y un corral de troncos donde se oía el mugir lastimero del ganado y los cantos de los ordeñadores en las frías y húmedas mañanas de julio y agosto. El queso se hacía laboriosamente cerca del mediodía y ya al atardecer de ese mismo día, terminadas las labores de siembra y riego, lo teníamos sobre la mesa para la cena. "Palmasola" era la vaca inofensiva y resignada que le proveía de leche a la familia todos los días, hasta la consumación de los siglos de nuestra estancia en el llano. ¡Mansa y sumisa Palmasola!Finalmente tu osamenta terminó noblemente esparcida y blanqueada por la acción del sol ardiente y las lluvias torrenciales, confundiéndose y desapareciendo en el rojizo polvo de la llanura. Tus cielos, tus nubes, tus palmeras y el cují: templo que invita a la adoración del infinito.
¡Y cuantas anécdotas llanos de mi corazón! Nuestra casa recibía el suministro nocturno de luz de una tosca "planta eléctrica" que en realidad no era otra cosa que el escandaloso motor de un viejo tractor que adquirimos quien sabe como ni donde.Una noche mientras papá encendía la planta se produjo repentinamente un cortocircuito que echó chispas por todos lados, asustando a todos por la cantidad de gasolina depositada en el lugar. Dio la casualidad que uno de los ordeñadores estuvo presente y quedó perplejo y sin habla ante tan inusual fenómeno para él. Lo más que conocía era las tormentas de centellas y relámpagos propias de la zona. A los pocos días bautizó una de las vacas con el nombre de "Cortocircuito" y en las mañanas le podías oír llamar y cantar a la vaca con su nuevo nombre de "Cortocircuito, Cortocircuito".
Ruta el Sombrero La Pascua, no me hagas hablar más.
12 Marzo 2012

jueves, 15 de marzo de 2012

MISCELÁNEAS PASCUENSES (2)

FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR/Cronista
1.- MAESTRÍA EN HISTORIA: Se inició en Valle de la Pascua la segunda cohorte de la Maestría en Historia que dicta la Universidad Rómulo Gallegos. En la sede de postgrado de esta ciudad, el sábado 11 de febrero iniciaron actividades unos 35 profesionales comprometidos con la reconstrucción de la historia regional y local del estado Guárico y de Venezuela. En hora buena.
2.- COMPARTIR EN LA UNESR: Un emotivo reconocimiento le hizo la dirección de la Universidad Simón Rodríguez-Núcleo Valle de la Pascua a sus profesores. Con la presencia de más de 70 facilitadores que atendieron a la convocatoria, el acto se realizó el viernes 17 de febrero en un conocido restaurant de la ciudad. En un ambiente de camaradería, en nombre de la rectora, Dra. Miriam Balestrini Acuña y de la directora del Núcleo, Dra. María Isabel Suárez, se otorgaron placas de reconocimiento a los profesores jubilados y a aquellos que han laborado por más de veinte años en la institución. Felicidades.
3.- REUNÓN: A instancias del presidente del Concejo Municipal infantino, Sr. Antonio Requena, y organizado por la secretaria y la administradora del ente, licenciadas Letimar Navas Olivo y Nirza Ruiz Zaraza, el 17 de febrero se realizó en las instalaciones del parque de la represa “El Corozo” una amena reunión para compartir con los empleados que laboran en ese órgano legislativo local.
4.- CONFERENCIA: El pasado viernes 24 de febrero de 2012 se realizó en la sede del Inces de San Juan de los Morros, un foro sobre el prócer Juan Germán Roscio y su actuación en el proceso de Independencia venezolana. Auspiciado por el viceministro de Relaciones Exteriores para el África, Dr. Reinaldo Bolívar, guariqueño de San José de Tiznados. Entre otros, en el mismo actuaron como ponentes el Prof. Oldman Botello, el Dr. Adolfo Rodríguez y el Prof. Jeroh Montilla, quien presentó la ponencia, titulada: Las diferencias entre Roscio y Miranda, una aproximación a través de la relación epistolar… que constituye un importante aporte historiográfico sobre los actores del 19 de abril de 1810 y de la Independencia de nuestro país en 1811.
5.- BAUTIZO: El 25 de febrero, en la librería Kalathos y conjuntamente con las editoriales Umbra y Estival, el primo Alberto Hernández, coordinador de Suplemento Cultural del diario El Periodiquito de Aragua, bautizó su libro titulado “Relatos Fascistas”, así como los poemarios “Más sobre el río” del poeta Francisco Arévalo, y “Diario de aguas” del también poeta José Ygnacio Ochoa. Felicitaciones.

6.- DATO: A mediados del siglo XIX, específicamente a partir de los años 1850 y subsiguientes, en documentos de la época, aparece reseñado en Zaraza el apellido Graterón. El actual alcalde del municipio Chacao, Emilio Graterón, lleva ese apellido ¿Será descendiente de los Graterón zaraceños?

Valle de la Pascua, domingo 26 de febrero de 2012.

miércoles, 14 de marzo de 2012

DOSCIENTOS AÑOS DE LA PRIMERA CONSTITUCION DE VENEZUELA. ROSCIO NIEVES, ARQUITECTO INSTITUCIONAL DE LA REPUBLICA


Conferencia leida en el Primer Ciclo de Conferencias
Dimensiones de Juan Germán Roscio Nieves
Museo Bolivariano, Caracas, 16 de noviembre 2011
Despacho del Viceministro para África
Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores

Adolfo Rodríguez

Hace falta ese estudio de la vida de Juan Germán Roscio que relate cómo se templó su personalidad desde niño anónimo en su Tiznados natal hasta el instante en que Bolívar lo consagra con los calificativos que más puede preciar quien se esfuerza en apuntalar una república naciente. Ese rango de “virtuoso ciudadano”, “grandeza de (…) alma” y “superioridad” que destaca El Correo del Orinoco en su obituario del 21 de abril de 1821. Reinaldo José Bolívar (2011) ha escrito avances en función de esa posible biografía.

Nydia Ruiz (1996) indaga en las conversiones que experimentan sus posturas políticas. Pero cabe las interrogantes acerca de cómo esa evolución opera desde la cotidianidad de quien fue marginal en una sociedad cerrada como la colonia venezolana, en la que, sin embargo Roscio establece nexos con sectores poderosos, algunos de cuyos miembros, a su modo, transitan desde el monarquismo absoluto hacia el republicanismo. Clase aparte la transfiguración de Roscio hasta hacerse de una lucidez, insólita en su medio, que no se agota en teorías como sucede en casi todo trabajador intelectual, si no que se expone generando pistas para toma de decisiones en instantes en que vacilar es perder como observó Bolívar. Entendemos así que Roscio sea tan efectivo tanto en ejecutorias como en la gestación de escritos fundacionales del nuevo estado. Y luce inconmovible ante reveses, maledicencias, torturas y duros ajetreos interpuestos en la búsqueda del trascendente ideal. Bien lo dice El Correo en la edición mencionada que “ni las cadenas y mazmorras, ni las miserias y trabajos llegaron a abatir jamás su impávida firmeza o a desviarle un punto de la senda del honor”. Aunado a una sapiencia que lo unge “magistrado íntegro”, “patriota eminente”, para la vigilia indispensable ante las pulsaciones de su obra y cuanto concurre a constituirla: ni un solo respiro que no vaya en “servicio de la patria” como establece dicha necrología. El toque distintivo que influyó en nuestros comienzos republicanos. Irreductible en defender “los derechos de la humanidad”, que lo inducen a reconocer méritos sin importarle rangos, pieles, género, status o sitios. Debatiendo hasta con el desleal sobre los términos en que debe cifrarse cualquier pacto institucional como hace ante los insurrectos de Valencia.

Tallado de sí mismo, autodescubrimiento y forja que va desde el modo de recibir, ordenar, objetivar y trasmitir las representaciones que los grupos sociales se hacen de la realidad hasta dar, como observa Ruiz, con “la presentación de un proyecto político otro, de base secular e ilustrada: … independentista, liberal y republicano”. Una “realidad social alternativa” que inserta en lo natural, en oposición a cierta ¨conciencia errónea¨. Anhelo que una vez sentado se reproduce “en el tiempo indefinidamente, precisamente por ser la realización de ¨lo natural¨ en tanto que obra divina, en la política. … sistema de principios abstractos a la espera de ser puestos en práctica, donde el libre juego de las individualidades voluntariamente asociadas” da “paso a la eclosión de las facultades y potencialidades humanas” (p. 136-7). Su perspicacia, convicciones y sabiduría lo ponen en la eventualidad de emprender hechos y sentar cátedra que obliga a la admiración de adversarios como a temblar “tiranos” según pondera el mismo Correo. Idoneidad derivada de esa tensión del alma a la que se empeña hasta dar con un ars dialéctica que le permite argumentar y emitir las palabras según el momento, destinatarios, asuntos o acciones a emprender. Como aquella vez en que explicando juramentos a favor de Fernando VII, el 15 de julio de 1808 y el 19 de abril de 1810, con una oración breve, sobria y tajante asentó que “el primero lo arrancó la fuerza y el segundo la ignorancia”.

O en aquella proclama, en que, ostentando la condición de Vicepresidente de Colombia, se dirige a los habitantes de la Villa del Rosario, anunciando en 25 líneas, la instalación del Congreso General. Sus dotes literarias y disponibilidad para lo emergente y preciso, ofrece, a sus proclamados, un dictado, a modo de inscripción lapidaria, que sirva para enorgullecerse ante la historia: “Aquí se obraron las más importantes transacciones del nuevo Estado, se consolidó la unión de Cundinamarca, Quito y Venezuela: aquí su independencia y soberanía quedaron selladas de un modo solemne y definitivo; aquí fueron aprobados los tratados de paz y reconocimiento de esta nueva nación”

Parra Márquez (1952) asegura que Roscio se adueña “completamente de la escena” el 18 de abril de 1810: se incorpora con el doctor José Félix Sosa a los conjurados y se autotitula Diputado del Pueblo, habiendo sido quien sugiere atraerse al canónigo Madariaga, a quien el médico realista José Domingo Díaz (1961) pondera como hombre formado por la naturaleza para la rebelión, “con un exterior que manifestaba las más severas virtudes, con unas costumbres aparentemente austeras, con un espíritu audaz” y otros consideraciones, no tan simpáticas, estimando a Roscio, “igual en cualidades (…) aunque de más talentos y conocimientos” (p. 68-9).

Relata Parra Pérez (1959) que Roscio, Sosa y Madariaga “sin ningún derecho en la asamblea, proponen la formación de una junta gubernativa presidida por Emparan, -última concesión a la autoridad legítima…” (p. 383). Los llama “diputados intrusos” que, acompañados de Francisco José Ribas, “se apoderan del mando, distribuyen órdenes, arrestan funcionarios…. Disponen el cierre de las iglesias y la suspensión de las procesiones… en obsequio de la religión, del Rey y de la amable Patria” (p. 87)

Es como Roscio deviene en redactor del Acta de ese día, que no declara la independencia, pero trasluce ya “intención autonomista” (p. 9). Constituyen una Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII, rey depuesto por Bonaparte, colándose, en dicha acta, la noción de “soberanía del pueblo” y la posibilidad de un gobierno “más conforme con la voluntad general del pueblo”. Por lo que Roscio califica tal gesta de “mascarada”. Justificando el 6 de mayo “la heroica resolución“de Caracas como el “principio de las más que han de consolidar la independencia y la libertad de la América Española, contra los ataques caprichosos de la tiranía y la opresión que gravitan sobre la desgraciada Europa”. Expresando que “por el tiempo y la naturaleza” estos “lugares de la tierra” o “esta parte del globo” facilitan la conservación de “la libertad” y repelen “ventajosamente los abusos del despotismo y la arbitrariedad”. Amén “de su riqueza y su poder” y ventajas para el comercio. Señalando el Obispo Coll y Pratt, como “atrevidos”, los “escritos oficiales” de “uno solo de los supuestos diputados del pueblo, Juan Germán Roscio”.

De Armas Chitty (1992) sostiene que “La Sociedad Patriótica parece haber tenido origen en un decreto de Roscio del 11 de agosto de 1810 orientado a estimular la agricultura y las artes:

“Ha determinado la suprema Junta, que se forme y establezca una Sociedad Patriótica de Agricultura y Economía, que teniendo por bien principal el adelantamiento de todos los ramos de industria rural de que es susceptible el clima de Venezuela, se extienda también en sus investigaciones a cuanto pueda ser objeto de un honrado, celoso y bien entendido patriotismo”. Institución a la cual asistían mulatos, negros y mujeres (ib. 71)

El 27 de abril Roscio es designado para ocupar la Secretaría de Relaciones Exteriores de dicha Junta y es quien envía comisiones diplomáticas al exterior en solicitud de respaldos para la causa independentista y comunica a Bello su designación el 5 de Junio de 1810 como Oficial Primero de dicha Secretaría, para integrar la representación que va a Londres. No alcanza aún su destino, el futuro gramático, cuando Roscio le escribe el 29 de Junio al “amigo y compañero”, informándole sobre incidencias del proceso revolucionario, los argumentos de América para ser libre, la salud de sus familiares. Texto anticipatorio, donde Roscio, conocedor de las dimensiones intelectuales de su joven interlocutor, le insta a incrementar su capacidad en aquello que más útil sea para fundar la nación: “Ilústrese para que ilustre a su patria”.

Blanco y Azpurua (1875-1877) califica a Roscio como “uno de nuestros maestros en la cruzada magna regeneradora de Sudamérica en el presente siglo; el hombre pensador de 1810; el infatigable atleta de la causa americana, que consagró su cabeza, su pluma y gran parte de su vida a la enseñanza del pueblo en sus derechos y deberes, principal fundador de la República” (T. III, p 466). Lo apasionaba el proselitismo, la instrucción de los ciudadanos y la contrapropaganda: el tercero de los textos políticos incluido en el tomo II de sus “Obras” (1956) es “Pensamientos sobre una biblioteca pública en Caracas”, que circula en los días subsiguientes al 19 de Abril de 1810. Considera que “la ilustración general es uno de los polos de nuestra regeneración civil” y “todos la desean”. Y por cuanto “El pueblo de Caracas ha demostrado ya suficientemente que está pronto a sacrificar su vida, su comodidad y sus bienes para promover y sostener todo cuanto pueda contribuir a consolidar la resolución que tomó el 19 de abril; todos deben instruirse para servir a la patria con la utilidad que desean, y ella merece; y por consiguiente no debe esperarse que rehúsen una suscripción, los que miren el establecimiento de la biblioteca como el único medio de propagar la ilustración” Que “todos los ciudadanos, sin distinciones de clases, tendrán derecho a concurrir a leer a la biblioteca, diariamente desde las 8 de la mañana hasta las 2 de la tarde, excepto los domingos, días festivos y jueves. Nadie será admitido con capa, y a todos se suministrará tintero, pluma, papel, para extractos o apuntes”. Impreso que incluye orientación para quienes quisiesen suscribirse

Opinando en cartas de esos días que “Para la reforma de las costumbres es menester recurrir a la educación de la juventud, porque las pasiones desordenadas y envejecidas en otra gente de mayor calibre no adquieren esta curación radical con facilitad” (Epistolario II, 236)

El espíritu igualitarista que anima ese proyecto se mantiene en Roscio durante el resto de sus días. De manera tal que en su obra de 1817 argumenta que una autoridad es legítima si favorece a todos: “el bien común, la necesidad y utilidad pública, justifican el proceder de aquellos que adornados de la virtud y talento correspondiente, se aventuran a los riesgos de la administración” (Roscio, 1983, p 333).

Anheloso de disipar resistencia de las provincias de Maracaibo, Guayana y Coro (“esos infelices pueblos” como los denomina por resistirse a la independencia), cree forzoso el poderío de las armas, como en la nota precedente, pero en la mayoría de sus escritos, priva su fe en “la opinión pública” a favor de “la independencia y la libertad civil” (Epistolario II, 182).

Su genio creador ondea hacia donde más se le necesite y en junio redacta la Alocución y Reglamento para la Elección de Diputados al Primer Congreso de Venezuela, que ha de proveer “una consideración sólida, respetable, ordenada que restablezca de todo punto la tranquilidad y confianza, que mejore nuestras instituciones y a cuya sombra podamos aguardar a la disipación de las borrascas políticas que están sacudiendo el universo”. Texto que para el biógrafo Pernalete (2008.) se trata de “un pequeño instructivo para un proceso electoral” de carácter moderno, como nunca se había realizado en el continente americano, “donde las personas podían elegir sus autoridades” (p. 48). Expresando Gil Fortoul (1976) que “La alocución que con el objeto de las elecciones dirigió la Junta Suprema y el reglamento correspondiente redactados por Roscio son el origen y fuente del derecho electoral venezolano. Trata aquella la forma que fue preciso darle al primer gobierno revolucionario e indica la manera de convertirlo en verdadera institución nacional” (T. I, p. 233). . .

El Congreso se reúne el 2 de marzo de 1811 y el 25 de junio, Roscio, como representante por Calabozo, interviene en los debates para argumentar la abdicación de Fernando VII como la razón de que se restituya “a los pueblos sus derechos”, y aún así, tales pueblos “permanecieron fieles contra sí mismos”. Mas los acontecimientos imponen la necesidad de Declarar la Independencia. Roscio expresa: “Me parece inútil hablar sobre la justicia de nuestra causa, todos creo que están convencidos de ella… que es asunto propio nuestro, cualquiera resolución que tomemos relativa a nuestra suerte”-

Su dinamismo, talento y formación lo ungen en redactor de documentos sustanciales que dan origen a la primera república como otros que sirven de argumentación para que un pueblo largamente aletargado asuma su derecho a la rebelión y a la autodeterminación. Empecinado descuartizador de arbitrariedades instituidas y, desde luego, forjador de cuantos razonamientos concurren a constituirnos como nación soberana e independiente. Estudió, procesó y divulgó. Supo cernir y reinterpretar en función de experiencias vividas.

Con la Declaración surgen varias comisiones: Roscio con Isnardi para explicar la decisión tomada; Otra también con Roscio, Isnardi y Fernando Rodríguez del Toro para redactar el Acta de la Independencia y una tercera también con Roscio, Gabriel de Ponte y Francisco Xavier de Ustáriz para sentar las bases y principios de nuestra primera constitución, cuya redacción definitiva es confiada a Isnardi. Aunque se cree que la redacta Roscio. Documento en el cual se defiende, como en otros de sus escritos, la tesis federalista. Cree Parra Márquez (1.971), que influido por la Constitución de Filadelfia aprobada en 1.787 y presentada por Roscio y otros constituyentistas ante la Secretaría del Congreso (p. 9)

Parra Pérez (1959) considera que La República debe a Roscio “entre mil servicios, la redacción del Acta de la Independencia y del Manifiesto que hace al mundo la Confederación (T. I, p. 479).

Redacta, además “El Patriotismo de Nirgua y abuso de los Reyes”, según Grases (1974), uno ¨de los escritos más significativos del pensamiento” de este prócer, fechado en el Palacio Federal de Venezuela, el 18 de septiembre de 1811 y dirigido a la municipalidad de Nirgua, población del actual Estado Yaracuy, que se había adherido al movimiento insurreccional del 11 de julio contra la Independencia y estaba siendo incitada por sacerdotes, en defensa de la religión, supuestamente afrentada. Roscio emprende, desde entonces, un vasto operativo doctrinal con vistas a desengañar al pueblo y “desvanecer el error de que ser republicano era pecado”. Idea que retoma en su magna obra editada en 1817 en Filadelfia.

Con Uztáriz, Paúl y De Ponte es redactor de “el reglamento provisorio sobre división de poderes” así como “El Plan de Confederación proyectado para Venezuela”, denominado también “Bases de la Federación” encargado por la Junta Suprema a Roscio, Sanz, De Ponte y Uztáriz. Documentos, al parecer, desaparecidos según Carole Leal (2011). Autora ésta para quien Fernando Peñalver, Ustáriz, Roscio, Yanes, Sata y Antonio Nicolás Briceño representan “los puntales doctrinarios y fundamentales de ese constituyente en lo tocante a la concepción del proyecto constitucional, del pacto confederal y del arreglo federal”. De ese “primer constituyente” o Congreso de 1811, dice Luis Castro Leiva, que procede “nuestro proceso de legitimación fundamental”, un proceso decisivo para comprender la concepción de libertad que allí nos fue legada” (Leal, C, ibid, p. 52).

Aunque la percepción de Roscio acerca de la carta magna que debía acomodarse a Venezuela parece provenir de cuidadosas reflexiones, a partir de vivencias personales, la gente que lo rodeaba, la naturaleza del país y una que otra lectura bien macerada. Amén de audaces posturas que sólo tendrán debido esclarecimiento años más tarde, como ésta referida al determinismo geográfico:

“El clima tampoco debe tener influjo en las leyes constitucionales, y destructivas del despotismo, porque ningún clima está destinado para la esclavitud; es sólo el clima de ignorancia, fanatismo y preocupación que influye a favor de la servidumbre y tiranía” (Carta a DG el 15.2.1812, Epistolario 249-251).

Destaca el historiador Meza Dorta, G. (2007) que para hablar de “democracia en Venezuela” es imposible pasar por alto “lo sucedido entre 1812 y 1813”- Puntualizando que “el proceso político venezolano que va de 1808 a 1812 reúne todo el cuerpo doctrinal de la democracia moderna; más aún: establece con carácter premonitorio la llamada democracia deliberativa, que algunos llaman participativa”. Enfatizando que “todas las ideas fundadoras de la democracia están allí, si entendemos por tal la división de poderes, los derechos humanos, la tolerancia, la libertad de pensamiento y la libertad de culto” (p. 48). Para este historiador “el éxito en el 5 de julio está vinculado a la trascendencia de sus propias ideas” que enumera en las pp. 58-9. Que en tal proceso no hubo anarquía, sino ideas y propósitos claros: liberarse de la colonia para asumir la soberanía, reconstruir la vida civil, eliminar la tradición autoritaria, acabar con la sociedad jerarquizada y estamentista, sustituyéndola por una igualitaria y democrática; construir un nuevo estado republicano, evitar el despotismo y sus diversas modalidades (pp. 94-5). Estimando que aunque “los fundadores no pudieron gobernar… dejaron un legado intelectual hasta ahora insuperable” (p. 188). Meza es partícipe de la tesis de que “la independencia fue un proceso lento pero firme, que desató sus amarras el 19 de abril y el 5 de julio, en cuyo contenido están los presupuestos básicos de una democracia republicana”

A su retorno a Venezuela a fines de 1818, Roscio es designado por Bolívar Director General en Rentas, equivalente al de Ministro de Hacienda. Asimismo es miembro del Consejo de Estado e integrante de la comisión encargada de redactar el reglamento para las elecciones de representantes para el próximo Congreso. Es electo diputado por la provincia de Caracas y demuestra en Angosturas “dotes parlamentarias y su experiencia política” al decir de Parra Márquez (1971, p. 12).

Se ocupa entonces de traducir, en hechos de estado, ideas en cuanto a religión y comienza la tarea de convenir con el vaticano un concordato, en su condición de Primer Canciller de la República. .

De su ansiedad por el manejo escrupuloso de los bienes públicos hay testimonios elocuentes. Un prurito de austeridad y contención que parece abrevado en el modo de ser de sus paisanos llaneros. Pero también en su conocimiento de la historia universal: comentando en su libro de 1817 que ¨mientras fueron pobres los romanos conservaron la integridad y pureza de su disciplina. Fueron virtuosos republicanos, mientras que, contentos con su frugalidad primitiva, abominaron del lujo. Se corrompieron cuando traspasaron los límites de la sobriedad. Abundaron entonces los crímenes y empezó la decadencia de su libertad¨ Un imperativo de ¨honesta mediocridad¨ en cuanto ¨a posesión de grandes riquezas¨ (p. 283- 4)

Ética irreductible que expresa en sentencias como aquella de que ¨por más lucrativa y útil que sea una mentira, jamás tenemos derecho a decirla, y sostenerla¨ (p. 334).

En mayo de 1820 Revenga informa a Bolívar que “el Sr. Roscio se adhiere a la ley, y parece no tener parientes ni amigos. Disgusta por consiguiente a todos los empleados, a quienes de continuo predica el cumplimiento de su obligación”. Agregando que se resienten “los que estaban acostumbrados al despilfarro en los recursos del gobierno. ¿Será que no conviene ser Catón al presente? Yo creo que si hemos de tener República son necesarios muchos Catones”.

Del 13 de septiembre de 1820 es la carta de Bolívar a Santander, donde define a Roscio como “un Catón prematuro en una república en que no hay leyes ni costumbres romanas”, como reconviniéndole alguna tozudez moral que podría estrellarse contra la realidad como otras convicciones que el mismo Roscio, convenía en reservarse. Un elogio, pero también advertencia frente a alguna temeridad del tiznadeño. En la Carta de Jamaica, parece aludirlo Bolívar cuando se queja de que la Primera República hubiese contado con ¨filósofos por Jefes, filantropía por legislación, dialéctica por táctica y sofistas por soldados¨

Es de los redactores del periódico con el cual El Libertador emprende la batalla decisiva por el proyecto emancipador: El Correo del Orinoco, mientras otra vez es representante en el Congreso que funda la macronación que Bolívar llama la Gran Colombia. Siendo su vicepresidente, sus pasiones libertarias cesan en un instante supremo de su fulgurante elipsis de mártir, fundador y ejecutor de un anhelo permanente en el marco de la audaz y justiciera radicalidad que quiso imprimirle.

BIBLIOGRAFIA CITADA

BLANCO Y AZPURUA (1875-1877). Documentos: Documentos para la historia de la vida pública del Libertador de Colombia, Perú y Bolivia…Puestos por orden cronológico y con ediciones y notas que le ilustran, por el general José Félix Blanco. Caracas.

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(Publicado en Caracas por Juan Baillío, Impresor del Supremo Congreso de Venezuela, 1811, 22 p., 19 cm)

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VALERO MARTINEZ, Arturo (2008). Juan Germán Roscio: prócer civil de la Independencia de Venezuela. Caracas: Gráficas Tao S. A.

LICEO JOSÉ GIL FORTOUL, CURSO DE 4º AÑO (1951-52)

Manuel Soto Arbeláez

Gracias al ingeniero agrónomo José Ángel García Piñero y al farmacéutico Carlos Alberto Fraile Hernández, ambos vallepascuenses, quienes me proporcionaron la información, presento la nómina del curso 1951-52, de 4º año que terminó el curso en julio del año lectivo referido. Estos futuros profesionales ingresaron al Liceo José Gil Fortoul el año lectivo 1947-1948, es decir formaron parte del tercer contingente que ingresó a sus aulas pues la institución había sido creada en 1945. El Liceo funcionaba en una casa ubicada en la calle Descanso, entre calles Retumbo y Camaleones. Los nombres y apodos de los estudiantes son:

Primera Fila. Pedro “Perucho” Loreto Belisario (4 filos), hoy bioanalista; Carlos Alberto Fraile Hernández (bichito), farmacéutico, ejerce en Caracas: Rafael Aranguren Díaz, economista, fallecido: Gregorio “goyogoyo” Morales, farmacéutico, vive en Valle de la Pascua. José Ángel Suárez (mateador en el equipo de voleibol), médico patólogo, jubilado de la UCV, vive en Caracas. Diógenes Herrera (el poeta de Tucupido), fallecido: Rafael Herrera, no sabemos donde se encuentra y Alirio Díaz Moronta, gran hípico, economista, vive en Caracas. Segunda Fila. José Manuel López Rondón (Jocho o pan de lepe), cronista, gran conversador y buen amigo, fallecido: Luisa Margot Herrera, quien fue “novia” del liceo; Beatriz Adrián Barrera, pedagoga, vive en Miami: María Luisa Ledezma Martínez Hitcher, abogada, ejerce en la capital: Victoria Mosqueda y Celestino Toro García, nacionalizado y radicado en España desde hace muchos años. Tercera Fila. José Ángel García Piñero (roquimbolio), ingeniero agrónomo y gran luchador democrático, jubilado, vive en Caracas: Leonor Díaz, bioanalista, fallecida: Zaida González (de Calabozo), Carmen Morales, maestra, fallecida: Juanita Álvarez, Manuel Ricardo Urbina y Rafael Olivares. Integrantes de esta promoción, que no aparecen en la foto: Regulo Carpio López, médico especialista en rehabilitación, ejerce en Barquisimeto, Rafael Olivares (Pedagogo) y Manuel Ricardo Urbina. E-Mail: manuelsotoarbelaez@yahoo.com Los libros El Guárico Oriental 1, 2 y 3 en librería La Llanera, calle Guásco, frente a la plaza Bolívar de Valle de la Pascua.

martes, 13 de marzo de 2012

MISCELÁNEAS PASCUENSES (1)

FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR/Cronista
felipehernandez56@yahoo.es

El 23 de enero: Este lunes, se conmemoraron 54 años del 23 de enero de 1958, fecha en que un levantamiento cívico-militar derrocó la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, quien abandonaría el país con rumbo a República Dominicana a bordo del avión presidencial la «Vaca Sagrada». Fueron muchas las luchas libradas en la clandestinidad por hombres y mujeres que expusieron la vida para derrocar una tiranía con todas sus letras, objetivo felizmente logrado por la valiente decisión de militares patriotas y ciudadanos comprometidos con la libertad, la dignidad y el ideal democrático, que dieron un paso al frente en defensa de los intereses nacionales. Esta fecha marcó un cambio en el acontecer político nacional porque dio paso al comienzo de la democracia en Venezuela, pudiéndose afirmar, que… el 23 de enero de 1958 fue una fecha gloriosa en la breve historia de la democracia en Venezuela, puesto que en esa ocasión se le puso punto final al militarismo que durante demasiado tiempo manchó nuestra vida republicana.

DESIGNADA NUEVA SECRETARIA DE LA CÁMARA DEL MUNICIPIO LEONARDO INFANTE: El pasado 5 de enero del corriente año, en ocasión de elegirse la directiva del Concejo Municipal Infantino para el período 2012-2013, en sustitución del eficiente abogado, Juan de Jesús Párraga Martínez, fue electa la LIC. LETIMAR NAVAS OLIVO, destacada funcionaria que ya se venía desempeñando como asistente de la referida secretaría. Letimar es una joven profesional, nativa de la ciudad de El Sombrero, egresada de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez-Núcleo Valle de la Pascua, donde obtuvo el título de Licenciada en Administración. Dada su experiencia en distintos cargos de instituciones públicas y privadas, no dudamos que le sabrá imprimir dinamismo a las tareas propias del cargo que le ha sido confiado. Éxitos…

FERIAS DE LA CANDELARIA 2012: Excelente promoción de la XLIV Feria de la Candelaria es la que viene realizando a través de la Emisora Platino 102.3 FM, la brillante locutora y licenciada ROSINI PARIACO HERNÁNDEZ. A través de una serie de amenos micros, un selecto grupo de personalidades vallepascuenses, que en algún momento han estado vinculados con la bien llamada Feria de Palma y Sol, emiten con certeza sus experiencias desde la perspectiva de resaltar lo que han representado estas festividades en el desarrollo de nuestra ciudad y del municipio Leonardo Infante en general. Las Ferias de la Candelaria de Valle de la Pascua con su bien ganada fama y su realización ininterrumpida por 44 años, la convierten en una referencia obligada en el estado Guárico y nacionalmente. Bien por Rosini, vallepascuense ejemplar, para orgullo de nuestro gentilicio.

COMUNICACIÓN DE LA LIC. BÚLMARA CONTRERAS VELÁSQUEZ: Desde la capital de España nos contacta BÚLMARA CONTRERAS-VELÁSQUEZ, conocemos a Búlmara desde nuestros tiempos en el Liceo “José Gil Fortoul”, en los años ochenta del siglo pasado, en esta institución fue nuestra alumna y tuvimos la suerte de apadrinar la promoción de bachilleres donde egresó. Teóloga de profesión, ahora vive en Córdoba, ciudad de la comunidad autónoma de Andalucía, cerca de Madrid, España, donde realiza una maestría en Filología Inglesa. Vallepascuense de familia socorreña, es hermana de los intelectuales pascuenses, residenciados en Estados Unidos: Simón y Lisandro Contreras, y de las profesoras María y Raquel Contreras Velásquez.
Valle de la Pascua, enero 2012.

La Abuela Carlota

Daniel R. Scott

¡Mi abuela Carlota de visita en casa! A esta querida matrona nacida en 1891 teníamos treinta años sin verla. ¿A qué se debió ausencia tan larga? No lo sabemos, pero hoy está aquí, como venida de un remoto pasado, y eso es lo que importa. Tiene la provecta edad de 123 años pero se le nota la reciedumbre en la complexión, seguridad en el andar y claridad en el hablar, como la última vez que la vi, en diciembre de 1980.Cierto: se vio gravemente enferma a consecuencia de una caída que sufrió una tarde lluviosa y fría de mayo, hasta un punto tal que estuvo varios días en coma, en terapia intensiva, en la ciudad de Caracas, pero hela aquí del todo recuperada. Verdaderamente un milagro genético cortesía de los Power, apellido longevo de origen irlandés.

La visita me trajo algo así como una iluminación. "No puedo dejar pasar la oportunidad de entrevista", me dije. "¿Y si se marcha unos treinta años más o no vuelve?" Sabido es por todos como ella, en las tardes, se sienta en el jardín de la casa de mi tía Antonieta, el mismo lugar donde funciona la academia Dr. "José Gregorio Hernández", y le cuenta a las visitas o a todo aquel que quiera oírle historias verídicas y llenas de nostalgia de los día de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. A veces su tono se eleva tanto que parece estar recitando poemas épicos de su propia invención. Esto es algo que heredó de la idiosincrasia irlandesa: contar viejas y desteñidas historias y eventos de los días ya idos y olvidados por otros. Y mi vieja abuela sabe mucho de la San Juan decimonónica, lo que para nosotros los del siglo XXI es sumamente valioso desde el punto de vista historiográfico y de las fuentes orales.

Revisé pues minuciosamente mi habitación, los escritorios, las gavetas, los rincones, la casa entera y no pude hallar mi vieja grabador de periodista al que le falta una tecla. Mientras sudaba la gota gorda buscando el artefacto mi abuela observaba impávida, traslúcida, sentada en la mesa del comedor, con una mirada extraña que parecía observarme no desde este 2012 sino desde un lejano lugar del siglo XX y de aun mucho más atrás: su mirada parecía observarme desde las postrimerías del siglo XIX. Parecía tener deseos de partir al más allá que le aguardaba Sentí cierto estremecimiento y escalofrío, pero no me preste atención de lo atareado que andaba... ¡Ay abuelita cuantos años y años sin verte! ¡Tres decenios! Hasta le sobreviviste a papá que murió de noventa y dos años! Y el dichoso grabador sin aparecer por ningún lado." Estoy cansado de decirles una y otra vez que no me lo presten!" vociferé perdiendo la compostura, cosa rara en mí. "Lo necesito precisamente para estas ocasiones especiales".

En eso apareció mamá, apacible, conciliadora como siempre, con la solución al problema, como siempre. "No te preocupes hijo" intervino. "Entrevista a tu abuela y yo lo anotaré todo taquigráficamente". Cierto. Ya lo había olvidado. ¡Qué torpe soy! Mi madre fue una excelente profesora de mecanografía y taquigrafía, lo que al caso me calza como anillo al dedo. "Gracias mamá" dije un poco avergonzado. Me dirigí entonces a mi abuela apresurado, sintiendo dentro de mí la rara impresión que ese momento era una visión pronto a desvanecerse. La escena perdía sus colores sus texturas, como si el paso del tiempo, impaciente, cambiara las horas por meses. Pregunté:"¡Qué cosas no habrás visto desde 1891 hasta hoy! Háblame de la sociedad y costumbres de los días de Cipriano Castro y de Juan Vicente Gómez". Mi abuela respondió entre suspiros lejanos, reflexivamente, con la voz quebrada por la antigüedad del siglo y medio recorrido:"¡Hijo, ¡no tienes la más mínima idea de lo que he visto y llevo sellado en mi corazón". Dicho lo cual, mi abuela se levantó de la mesa y salió al campo detrás de nuestra casa a conversar con los campesinos que cortaban la leña para la nueva casa de un hato. Mamá se paralizó cual estatua. No se movía lo más mínimo. Se congeló. Parecía la imagen de una fotografía. Me sobresalté nuevamente. Me acerqué y miré la taquigrafía de sus notas pétreas: garabateadas cual jeroglíficos egipcios en grafito, pude ver el vestigio insignificante de las escuetas palabras que mi abuela pronuncio antes de ponerse en pie e irse...

Entonces, como otras veces, me desperté de ese sueño. No ha sido el primero ni tampoco será el último. Parece ya una tradición escribir relatos e historias familiares basándome en los ardides e informes de mi mundo onírico. Es verdad: vi a mi abuela en diciembre de 1980, y sufrió un coma en junio de 1981, pero murió el 27 de ese mismo mes. Jamás se recuperó. Y mamá, maestra de mecanografía y taquigrafía, ya casi un año que murió. Salí de mi habitación, todavía aturdido por la oleada onírica. En la sala la tv encendida: mi cuñada veía un programa de opinión.

"Cuñada: soñé con mi abuela Carlota y mamá"
22 Febrero 2012

El Motor de aire desafía la segunda Ley de la Termodinámica. Invento de un guariqueño.