viernes, 20 de octubre de 2017

LA REVOLUCIÓN LIBERTADORA EN EL GUÁRICO (1901-1903)

FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR/Cronista del Municipio Infante-Guárico


Algunos líderes de la revolución, El General M.A. Matos al centro, Lino Duarte (derecha), Doctor Santos Dominici (izq.),
Manuel Matos hijo (de pie), Epifanio Acosta (de pie) foto donada por la familia del Dr. Santos Dominici.



La Revolución Libertadora (1901-1903) fue una Guerra civil, en la que una coalición de caudillos regionales encabezados por el banquero Manuel Antonio Matos, aliados con empresas trasnacionales (New York & Bermúdez Company, Orinoco Steamship Company, y la  Compañía del Cable Francés, entre otras), intentaron derrocar al gobierno del Gral. Cipriano Castro.
A los efectos de comprender la importancia de la Revolución Libertadora, es preciso señalar que fue una insurrección armada contra el gobierno de Cipriano Castro. Fue el único de los movimientos armados que se produjeron en Venezuela donde se combinaron los intereses de los caudillos regionales con los de empresas de capital extranjero que operaban en el país. La Libertadora fue la última resistencia del caudillismo contra la soberanía del Estado Nacional, representado por Cipriano Castro (1899-1908) y luego por Juan Vicente Gómez (1908-1935).
Cuando estalló la Revolución Libertadora patrocinada por el banquero Manuel Antonio Matos, con importantes vínculos familiares en Chaguaramas y otros pueblos del Guárico, en confabulación con empresas transnacionales, el Gral. Pedro Pablo Montenegro Pittaluga desempeñaba por primera vez la presidencia del estado Guárico (1901-1904 / 1905-1907) en Calabozo, y debió resistir no sólo el embate de la guerra sino las intemperancias del presidente, el Gral. Cipriano Castro. El gobernador Montenegro se mostró pusilánime en el conflicto. Empero, soportó el sitio de Calabozo en 1902 que comandó su enemigo irreconciliable, el doctor y general orticeño Roberto Vargas, mejor conocido como el Tuerto Vargas... Se cuenta que Montenegro, una vez consumada su derrota, huyó al Palacio Episcopal donde lo recibió y escondió su amigo y viejo maestro, Mons. Felipe Neri Sendrea, obispo de la Diócesis. Vargas supo que allí estaba. Cuando pasó por la residencia del presidente del estado, su familia, encabezada por su esposa, doña Josefina Ríos Bigott de Montenegro, preguntó al jefe de las fuerzas revolucionarias ¿Si los Montenegro iban a correr la misma suerte que el general Maximiano Mota? General sombrereño fusilado en la plaza Bolívar ese día, acusado de maldades, entre ellas violaciones a mujeres en el campo, entre ellas, una pariente del doctor Vargas. Este respondió al reclamo: “El que no la debe no la teme. No espere vilezas de los hombres de verdad”. Montenegro no sufrió vejaciones. Recobró la libertad cuando Vargas se retiró de Calabozo... La derrota no fue causal para destituir al general y poeta calaboceño, quien continuó dando el frente a la guerra enseñoreada en el Guárico hasta 1903.
En el libro “El Hombre de la Levita Gris” (1953) de Enrique Bernardo Núñez, se reseñan todos los alzamientos que debió enfrentar Castro desde su llegada al poder: “...El de José Manuel Hernández, el de Rolando, el de Celestino Peraza en Chaguaramas y el Oriente del Guárico, el de Rafael Montilla, el del general Pedro Julián Acosta...”.
La participación del pueblo guariqueño en la revolución Libertadora, al igual que en el resto del país, no se hizo esperar, ya que esta representó la alianza entre caudillos descontentos representantes del nacionalismo y el crespismo, un claro divorcio entre la burguesía nacional representada por el general Manuel Antonio Matos y la presencia de intereses extranjeros no adeptos al régimen castrista. Una revolución de características diferentes en cuanto al apoyo brindado por las potencias extranjeras, un financiamiento monetario y suministro bélico, donde el objetivo era derrocar al presidente Cipriano Castro con el objeto de obtener beneficios, tanto para influir en los asuntos oficiales y en las ganancias que pudiera aportarles.
El ascenso del General Cipriano Castro al frente de la Revolución Restauradora o Invasión Andina, será objeto de grandes expectativas para los sectores políticos del Guárico... su predomino en el poder central, entre ellos, los caudillos regionales Zoilo Medrano, Joaquín Crespo, y Roberto Vargas, quienes tuvieron una activa participación a lo largo del siglo XIX. Los andinos van a ser considerados individuos extraños al medio, por lo tanto se teme al regionalismo andino y lo que significaría la organización política instaurada, aprovechada por algunos sectores para debilitar al Partido Liberal, al respecto se puede señalar a título ilustrativo, la siguiente reseña periodística del periódico El Argos (1900) publicado en Calabozo: Castro es andino, andinas son las influencias que lo rodean y andino sus anexos, parentescos y de familias, es claro pues que el andinismo es el resorte más delicado de esa poderosa máquina. Los oligarcas son astutos para la intriga, la costumbre de andar en conspiraciones… El Guárico se convirtió en centro de operaciones, la población de Zaraza fue la sede del Ejército Libertador para las tropas que desde Oriente se dirigían al centro del país (a la ciudad de La Victoria).
Boletín de Guerra. Secretaría General.
Cuartel General Libertador de Zaraza, 4 de agosto de 1902.
Jefe Civil de Tucupido.
Acabo de saber que una fuerza que defendía al gobierno de la Dictadura convencida de la inutilidad de la lucha, se ha acogido ante Ud., patrióticamente a la clemencia de la Revolución Libertadora. Esta causa es la causa del pueblo y trae como programa y propaganda el completo establecimiento de las leyes.
Su amigo, M.A. Matos.  
Zaraza, 1 de Septiembre de 1902.
Si la temeridad de nuestros enemigos a pesar de las terribles enseñanzas de la derrota, requiere de otros golpes de la indomable superioridad moral y material de nuestros ejércitos... El último esfuerzo se hace necesario para derrocar al tirano, avivad nuestras energías:
¡Viva la Revolución Libertadora! /  ¡Viva el General Manuel Antonio Matos! ¡Viva el General Luciano Mendoza! ¡Viva la causa liberal!
El 1º de septiembre de 1902 muere en La Pascua, el General Domingo Monagas, el gran jefe oriental. Era hijo del General José Gregorio Monagas, héroe de la independencia y autor del Decreto de Libertad de los Esclavos (24 de marzo de 1854) (y de doña Clara Marrero). Muerto Monagas, quedaba el General Luciano Mendoza como el máximo estratega de la Revolución. Guzmán Blanco decía de Mendoza que “vive de una leyenda que no tiene comprobación en la realidad, no es más que un guerrillero, que no le cabe un batallón en la cabeza”, pero ahora iba a decidir con su opinión la suerte de una revolución y el destino político de un país. Antes de morir, el General Domingo Monagas le aconsejó al General Matos marchar por los Valles del Tuy sobre Caracas, sin presentar batallas, en el camino. Para la revolución, la última opinión de Domingo Monagas a Manuel Antonio Matos encerraba la clave del triunfo41.  
El Gral. Domingo Monagas murió el 1º de septiembre de 1902 en Valle de la Pascua, posiblemente de apendicitis, cuando La Libertadora. En esta ciudad fue velado y enterrado. Su muerte significó una gran pérdida para la causa de la revolución... el caudillo era sinónimo de valor y arrojo en el combate, por esa fama muchos hombres se sumaban a sus tropas. En la lápida de su tumba en el viejo cementerio municipal de Valle de la Pascua, durante mucho tiempo estuvo escrita la frase: “General Domingo Monagas Marrero. 1º de septiembre de 1902. “Aquí yace La Libertadora”...
En artículo de prensa publicado por el Cronista, Dr. Luís Fernando Melo, da referencias sobre la atención profesional que se le dio al cadáver del general Domingo Monagas Marrero; hijo del general José Gregorio Monagas Burgos y de su segunda esposa, doña Clara Marrero; quien murió de un mal intestinal en La Pascua cuando iba camino a La Victoria, donde se iba a dar la batalla decisiva de la guerra conocida en la historiografía como “La Libertadora”. El trabajo de embalsamamiento lo ejecutaron los doctores Jesús María Istúriz López, Cristóbal Molina y Luís M. Godoy. Este último, nativo de Barcelona, era el médico que traía Monagas al servicio de su hueste...
La Revolución Libertadora fue la última guerra civil que vivió Venezuela, que culminó con la victoria de las tropas de Cipriano Castro, comandadas por el general Juan Vicente Gómez contra el general Nicolás Rolando, el 21 de julio de 1903 en la batalla de Ciudad Bolívar. La derrota de la Revolución Libertadora marcó el final del siglo XIX venezolano caracterizados por la inestabilidad política y las escaramuzas entre caudillos, el final de la época de las grandes guerras civiles venezolanas, dando paso a una etapa de consolidación del gobierno central bajo el gobierno de los andinos... Era la Venezuela de la violencia, de los caudillos, de los jefes civiles, de las montoneras armadas, de los militares empíricos que lograban sus ascensos en las continuas escaramuzas bélicas. Era la Venezuela de la tuberculosis, del paludismo endémico y del atraso.
Valle de la Pascua, jueves 15 de junio de 2016...

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