sábado, 13 de agosto de 2016

NATALICIO DEL GRAL. JOSÉ ANTONIO PÁEZ

FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR/Cronista del Municipio Infante-Guárico

El 13 de junio de 1790 nació José Antonio Páez, en Curpa, un pueblo cerca de Acarigua, cantón de Araure de la provincia de Barinas. Proveniente de una familia de origen canario, pobre y numerosa, de los ocho hijos que tuvieron sus padres Juan Victorio Páez y María Violante Herrera, Páez venía siendo el penúltimo. Su padre servía de empleado al gobierno colonial en el ramo del estanco de tabaco en la ciudad de Guanare, de la misma provincia, allí residía para el desempeño de sus deberes.
A la edad de ocho años aprendió las primeras letras en el pueblo de Guama, estado Yaracuy.  Luego un cuñado lo hizo bodeguero y lo aplicó con éxito en los menesteres de la agricultura y la cría. Cuando cumplió diecisiete años ya era todo un peón de hatos que medía su fuerza con la de sus compañeros y hacía alarde de sus músculos y del ingenio que lo transformó en hombre capaz de competir independientemente de sus patronos en la compra y venta de ganado. Para el año 1810, cuando apenas tenía 20 años de edad, social y económicamente Páez ya es don José Antonio, casado con doña Dominga Ortiz, dueño de hato en Canaguá, comerciante y ganadero.
            Su vida militar desprovista de toda orientación académica, hija del medio y de las circunstancias, la comenzó en 1810 al ponerse al lado de los patriotas que desde Caracas lanzaron el grito de independencia.  Mucho aprendió Páez de la astucia de Boves y a la muerte de éste se posesionó de sus dominios y cumplió la enorme tarea de convencer a los hombres que saben montar a caballo y soportar los rigores del sol y del hambre, para que se orientaran por el camino de la lucha patriótica. Fue una tarea difícil pero no imposible. Los llaneros que siguieron a José Tomás Boves hasta Urica, eran venezolanos descarriados que no sabían por quién ni por que luchaban. Con José Antonio Páez aprendieron esa lección de patriotismo que defendieron con las lanzas y a fuerza de trotar por las sabanas. 
Con certeza puede afirmarse, que entre 1810 y 1821 el llanero Páez se convierte en héroe, el Centauro, el caudillo de a caballo y lanza, el General Páez que espantó en el Apure, General en Jefe en el campo de batalla "por su extraordinario valor y virtudes militares". Se adscribe a la revolución bajo las órdenes de Manuel Antonio Pulido en Barinas. Se convierte desde el primer momento en sargento para ingresar en el Ejército de Occidente, milita bajo las banderas del Marqués del Toro contra los realistas de Coro, sigue en Caracas en 1811, al año siguiente regresa a Canaguá, lo enrola el gobernador realista de Barinas, Antonio Tíscar y Pedrosa en el campo enemigo, se escapa y ya nadie lo ataja: Capitán de Caballería y Las Matas Guerrereñas (27 de noviembre de 1813), alzado hasta 1816, Mata de la Miel (16 de febrero 1816) y Teniente Coronel, El Yagual (8 de octubre de 1816), Mucuritas (2 de febrero 1817), la toma de Las Flecheras (6 de febrero 1818), Las Queseras del Medio (3 de abril 1819) y la Cruz de los Libertadores, Batalla de Carabobo (24 de junio de 1821) y General en Jefe, toma de Puerto Cabello (8 de noviembre de 1823) y empieza la política.
El 28 de junio de 1821 Venezuela queda dividida en tres Departamentos: Venezuela (provincias de Caracas, Carabobo, Barquisimeto, Barinas y Apure), Orinoco (provincias de Guayana, Cumaná, Barcelona y Margarita) y Zulia (provincias de Maracaibo, Coro, Mérida y Trujillo). Páez es nombrado Comandante General del Departamento Venezuela. Se enfrenta al Congreso que está en Bogotá. Viene La Cosiata (1824-1826), los encuentros con el intendente Juan Escalona, la amistad con el hábil, inteligente y peligroso Miguel Peña, la tentación del poder, es preferible ser Jefe Superior Civil y Militar de toda Venezuela y no subordinado. Bolívar comprende y lo ratifica en ese cargo en enero de 1827.
Mucuritas, Mata de la Miel, Las Queseras del Medio y Carabobo son hitos que enaltecen la vida de este guerrillero de las pampas venezolanas. Páez, a pesar de lo que luchó al lado de Bolívar y Sucre para la emancipación y unidad grancolombiana, provocó su ruptura en 1830 y se erigió en Presidente de la Venezuela independiente.
El 24 de junio de 1831 en un encuentro en Valle de la Pascua con el Gral. José Tadeo Monagas, Páez logró evitar el intento separatista de la República, convenciendo a los hermanos Monagas de deponer las armas, indultándolos y dando las garantías necesarias a los comprometidos en el movimiento.
Aliado con los oligarcas se enfrentó a sangre y fuego contra los liberales y al final fue a parar a la cárcel y al destierro. Camino del exilio en 1850 día de su cumpleaños, escribió este mensaje a los cumaneses que abogaron por su libertad mientras estuvo preso“Después de Dios, yo debo mi libertad a  los cumaneses. ¡Pueblo generoso, heroico pueblo! Yo te rindo homenaje, el más sincero de mi profunda gratitud; vivirás eternamente en mi memoria; celebraré tus dichas y lamentaré  tus desgracias. Yo os pertenezco, cumaneses, de todo corazón”.
El 24 de enero de 1862, durante la dictadura del general José Antonio Páez, un significativo número de vallepascuenses se pronunció a favor de su gobierno, el acto de apoyo se realizó en la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria de Valle de la Pascua, los firmantes del manifiesto exponen que “suscriben el manifiesto en la Iglesia Parroquial con el objeto de hacer protestación de la fe política que profesan y han profesado siempre”: presbítero Juan Santiago Guasco, Ricardo Escobar Gutiérrez, Carmen González, comandante militar de la plaza José María Ponce, Jesús Inciarte, José Sotero Álvarez Urbina, Calixto Silva, Julián López, José María Cobeña, José Rafael Escobar, Ramón González, Federico Pérez y Juan Félix del Corral.
Cuando se conmemoran 226 años de su natalicio de quien fue conocido como “El Centauro de los Llanos”, “El León de Payara” (1837), “El Ciudadano Esclarecido” y “El Taita”, prócer de la independencia de Venezuela a quien le debemos no sólo sus denodadas luchas por la independencia de la patria, sino además la actual República Bolivariana de Venezuela, logro alcanzado en 1830 con la separación de nuestro país de Colombia. Los guariqueños y por ende los vallepascuenses tenemos una deuda de gratitud por sus hazañas y logros. En Valle de la Pascua desde hace algún tiempo hay un reclamo para que en las inmediaciones del Parque Laguna del Pueblo se construya un monumento recordatorio del célebre Encuentro realizado en sus espacios a la sombra de unos jabillos ribereños, el 24 de junio de 1831.

  El 6 de mayo de 1873 murió en Nueva York el General José Antonio Páez, el llanero que deslumbró con sus gloriosas hazañas durante la guerra de independencia, que separó a Venezuela de la Gran Colombia y dirigió sus destinos con aciertos y altibajos hasta el triunfo de la Federación en 1863.


Valle de la Pascua, miércoles 08 de junio de 2016.

UN COMBATE EN BOCA DE GUAYA

Ponencia presentada en el:

 I SIMPOSIO SOBRE PATRIMONIO HISTÓRICO, ARTÍSTICO Y AMBIENTAL
MUNICIPIO RAFAEL GUILLERMO URDANETA
PARROQUIA TAGUAY

ESTADO ARAGUA

Carlos A. López Garcés
Cronista del municipio José Tadeo Monagas
Estado Guárico
Teléfono Nº 04149448929
Correo: caloga_47  hotmail.com



Taguay, sábado 18 de junio de 2016
UN COMBATE EN BOCA DE GUAYA

Carlos A. López Garcés

“…La historia tiene que partir del documento…”
J.A. De Armas Chitty
(Región. Valle de la Pascua, 30-11- 1966, p. 2.)


1.- Nota previa
            Boca de Guaya es un sitio ubicado en los límites entre los municipios José Tadeo Monagas y Rafael Guillermo Urdaneta de los estados Guárico y Aragua, respectivamente, en las cercanías de la desembocadura del río Guaya en el Memo; de ahí deriva su nombre. El lugar viene a la memoria con motivo del enfrentamiento sucedido allí entre republicanos y realistas en 1818, con saldo negativo para los patriotas, cuando eran días de la guerra contra la dominación colonial española; también con la idea de exponer esa acción militar a propósito del I Simposio sobre Patrimonio Histórico, Artístico y Ambiental, celebrado hoy en esta localidad aragüeña por voluntad de la Asociación Nacional de Cronistas de Venezuela y la Fundación Tamayo-CASA Taguay. Ese hecho bélico tiene importancia particular para la historia del sur de Aragua y del territorio orituquense, porque, además de otros elementos, en ese combate participó y fue herido el entonces teniente Hipólito Rondón, un héroe de la independencia venezolana nacido en 1797 en Taguay y fallecido en 1865 en Lezama, donde se residenció después de haber militado en las fuerzas libertadoras por más de dieciocho años.  
2.- El combate de Guaya  
            Es pertinente destacar ahora un parte de novedades que el comandante del cantón Orituco, capitán don Bartolomé Martínez, fechado en ese mismo lugar el 30 de marzo de 1818, le envió al general don Pablo Morillo, jefe del ejército realista, y copia del cual fue remitida por este al Excelentísimo Señor Secretario del despacho de la Guerra, con fecha del 10 de abril de 1818, que fue publicada en la Gaceta de Madrid del 18 de agosto de ese año. Esta publicación tiene valor especial para este trabajo, porque allí está mencionado, entre otras informaciones, el enfrentamiento de Guaya en los términos expuestos de seguidas:
                        “Excelentísimo Señor: Hallándose, como tengo anunciado a Vuestra        Excelencia, el rebelde Mauricio Ledesma y, otros cabecillas con un grupo         fuerte de caballería entre estas inmediaciones y las de Camatagua        esperando infantería para invadir estos pueblos, mi primer cuidado fue   reunir entre estos vecinos los que pude a caballo, no tanto para defenderme       cuanto para exterminarlos; logré juntar poco más de 100 hombres, y el 25            de los corrientes, al mando del capitán don Manuel Ramírez, les ordené    saliesen a observar al enemigo para salir yo en llegándome los pertrechos            que esperaba el 26, en cuya mañana en el río de Guaya, jurisdicción de          Haguay [sic; léase Taguay], se encontró a las 7 Ramírez con Ledesma, que             tenía un grupo de más de 100 hombres, y después de media hora de acción      reñida quedaron los nuestros victoriosos, y tendido en el campo el cabecilla       Mauricio Ledesma y su ayudante Palomo, y heridos de muerte el hermano    de Ledesma Santiago, y los oficiales Hipólito Rondón y un tal Gómez […]          No puedo menos de recomendar a Vuestra Excelencia el mérito             nuevamente contraído por el capitán Ramírez, pues su lealtad resalta en             que Ledesma, Santiago e Hipólito Rondón son sus parientes en segundo       grado […] Ramírez siguió a los Guires [sic] a coger ganado para estas        tropas, en virtud de haber quedado dispersos los enemigos, y no haberles   podido dar alcance…”

            De acuerdo con la cita precedente, el combate sucedió el 26 de marzo de 1818; su duración de media hora fue suficiente para ocasionar la derrota de los independentistas, con los muertos y heridos nombrados y la dispersión de los restantes. Por otra parte, una fuente documental conservada en el Archivo General de la Nación señala que ese enfrentamiento ocurrió en febrero de aquel año y, refiriéndose a Rondón, ratifica la noticia de su herida, de conformidad con el texto siguiente: “…en Febrero del 18 en un combate que sostuvieron en Boca de Guaya, Orituco, contra los realistas las fuerzas que mandaba el Comandante Mauricio Ledesma, recibió una herida de bala en la chocozuela izquierda”. Asimismo, el coronel José Manuel López, de los ejércitos de la república y de la Orden de los Libertadores de Venezuela, mediante certificación dada en San Rafael de Orituco el 13 de noviembre de 1851, hizo constar que Hipólito Rondón en el mes de febrero de 1818, siendo oficial de tropas republicanas, bajo el mando del comandante Mauricio Ledesma, en el encuentro que sostuvieron con fuerzas realistas en ese mes en el sitio de la Boca de Guaya, jurisdicción de Taguay en ese cantón, fue herido de bala en la chocozuela de la pierna izquierda, con la particularidad de quedarse alojado el proyectil en la tibia, tal como lo reconocieron los doctores Antonio José Rodríguez, médico del Hospital Militar de Caracas, y Julián Martínez, en noviembre de 1851, cuando la lesión ya limitaba la movilidad de la pierna y Rondón solicitaba una pensión por invalidez, según lo revelan escrituras preservadas también en el Archivo General de la Nación. 

3.- Una participación dudosa

            Estimula la curiosidad el hecho de que el combate en Boca de Guaya no está mencionado en la copia de un original de la hoja de servicios militares del prócer Hipólito Rondón, fechada en Puerto Cabello el 17 de junio de 1828, la cual está avalada por el capitán mayor Demetrio Chichiria con el visto bueno del comandante Orta; pero en ese mismo documento se afirma que Rondón participó en la acción militar de Ortiz a las órdenes del Libertador, en 1818, cuando las fuerzas independentistas obtuvieron la victoria. Surge la duda sobre este último caso, porque ocurrió el 26 de marzo de ese año, la cual es una de las fechas señaladas para el enfrentamiento en Boca de Guaya, como fue dicho anteriormente, lo que, de haber sido cierto, habría imposibilitado la presencia de Rondón en Ortiz, debido a la coincidencia de tales sucesos en esa fecha, amén de la distancia entre ambos lugares y, sobre todo, de la herida que recibió, lo cual le habría causado algún inconveniente para movilizarse con normalidad. Por estas razones, es factible suponer que el combate en Boca de Guaya fue librado realmente el 26 de marzo de 1818 y no en febrero de este año, pues la data de marzo corresponde a un parte militar realista fechado el 30 de ese mes, es decir: apenas a cuatro días de haber ocurrido el hecho, mientras que el dato de febrero fue dado 33 años después; esta sospecha indica que Rondón no habría intervenido en los hechos de Ortiz y constituye un caso concreto con respecto al seguimiento que puede hacérsele a la vida militar de Hipólito Rondón, quien, es justo repetirlo con insistencia, representa una personalidad patrimonial de la historia de Taguay y de Orituco, surgida de las entrañas populares venezolanas, que es merecedora de precisiones biográficas.     


FUENTES

ARCHIVO  GENERAL DE LA NACIÓN. Sección: Próceres y Servidores de la República. (Caracas).

DÁVILA, Vicente. Diccionario Biográfico de Ilustres Próceres de la Independencia  Suramericana. Caracas. Tipografía Americana, tomo II, 1926.

DE ARMAS CHITTY, J.A. Discurso con motivo del centenario de la muerte de Hipólito Rondón (transcrito de la versión grabada). Lezama, 9 de octubre de 1965.

 “Palabras del Profesor, Académico y Poeta J. A. De Armas Chitty en Lezama, el 9 de octubre de 1965, en el centenario de la muerte del Prócer Hipólito Rondón”. Equis. Director: José Melchor González. Año III. Mes 9. Nº 11. Altagracia de Orituco, 10 de octubre de 1966, pp. 1, 8.

EL BOSQUE ESCOLAR DE VALLE DE LA PASCUA (1969-70—1986)

FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR/Cronista del Municipio Infante-Guárico

                En la historia contemporánea de Valle de la Pascua está registrada la existencia del Bosque Escolar que entre los años 1969-70 y 1986 estuvo localizado en los espacios del actual Parque Laguna del Pueblo. Fue un programa conservacionista desarrollado por las escuelas primarias del municipio, bajo la coordinación del Distrito Escolar Nº 3 que funcionó en esta ciudad.
El Bosque Escolar fue un programa educativo iniciado por el Distrito Escolar Nº 3 de la Zona Educativa Guárico con sede en la ciudad de Valle de la Pascua, durante el año escolar 1969-70. El proyecto del Bosque Escolar fue concebido por el supervisor y los directores de las escuelas del distrito Infante del estado Guárico, apoyándose en lo establecido en el Programa Oficial Nacional de las Escuelas de Educación Primaria del año 1944, introducido a nuestro país por la Misión de Educadores Chilenos, que durante esos años asesoraba al Ministerio de Educación Nacional. Dicho programa constituyó una novedad en la educación venezolana y fue aceptado y aplicado por los docentes en los centros de interés, apoyándose en sus objetivos, métodos, estrategias metodológicas, etc., puesto que el fin último era llevar a las comunidades lo que la escuela hacía para la formación ciudadana de los educandos a través de las áreas de conocimiento escolar.
La información que se presenta, en buena parte fue suministrada por las maestras: Doña Gloria López de Vidal y Ana Julia Guerra de Díaz. En ese sentido, exponen que la idea de crear el Bosque Escolar de Valle de la pascua surgió del Consejo de Directores, coordinado por el Prof. Miguel González Contreras, supervisor jefe del Distrito Escolar Nº 3 y los directores de las escuelas adscritas al ente, entre ellos: Isbelia Arzola Chacín (G.E. “Rafael González Udis”), Eustoquio Suárez Ávila (G.E. “Carlos J. Bello”), Gloria López de Vidal (G.E. “Juana Josefa Vargas), Aída López de Carreño (G.E. “Francisco Lazo Martí”), Oscar Montilla (G.E. “Mariano Montilla”), Colegio Nazareth-Nuestra Señora del Valle; G.E. “Pbro. Juan Santiago Guasco”; Monseñor Rafael Chacín Soto (Colegio “Juan Germán Roscio”), Rafael Pérez Higuera (Núcleo Rural–Escuelas Rurales), Zelideth Ortiz Aguilar (G.E. “Chaguaramas”), Evelia de Ochoa (G.E. “Arturo Celestino Álvarez”), María Benigna Carrillo de Escalona (G.E. “Enrique Bernardo Núñez”), entre otras escuelas. Las escuelas de Chaguaramas y Las Mercedes del Llano también llegaron a tener su bosque escolar.
            El Bosque Escolar estuvo ubicado al este la ciudad en los espacios de la Laguna del Pueblo, y se planteó como objetivo rescatar dicha laguna y sus alrededores para crear un centro de conservación de la naturaleza y de otros espacios históricos, representativos y antiguos de la ciudad. Desde sus inicios contó con el apoyo y la colaboración de las autoridades del Concejo Municipal, presidido primero por el señor Manuel Oropeza Fraile y luego por el Dr. Enrique Ramírez, gestiones durante las cuales se ordenó parcelar el lugar, colocar bancos, parrilleras y caminerías en el sitio. También les colaboraba el Ministerio de Agricultura y Cría, que proveía plantas, abono y apoyo técnico a las escuelas para reforestar el terreno. Una vez dividido el espacio en parcelas, a cada escuela se le asignó una para ser reforestado por los alumnos, representantes y maestros de cada escuela, con árboles y plantas ornamentales. Todavía en el lugar se conservan árboles de cedro, josefino, ceibas, robles, taparos y otras especies, que datan de los tiempos del bosque escolar, cuando fueron sembrados por los niños y maestros de ese entonces.
            Refiere la profesora Mercedes Elena Chacín Barrades, que ella estudió primaria en el Grupo Escolar “Rafael González Udis”. El año 1974 por ejemplo, siendo estudiante de quinto grado, en la semana del árbol y en otras fechas patrias, muchas veces desfiló hasta el Bosque Escolar, recuerda que se estudiaba por áreas, siendo sus maestros: Clotilde Farías (Ciencias de la Naturaleza); Rafael Vidal Guía ((Geografía); Juvenal Bolívar González (Matemática), y Lila Barrades Martínez (Lengua y Literatura). Cada vez que desfilaban, para la actividad, los alumnos debían llevar plantitas para arborizar y ornamentar, compartían con otras escuelas, limpiaban el área, desmalezaban, merendaban y jugaban. Las actividades en el bosque se iniciaban con la entonación del Himno Nacional y el Himno del Árbol… “Al árbol debemos solícito amor / jamás olvidemos que es hijo de Dios…”.
            El Prof. Oscar Montilla, quien para esos años ejercía la dirección del G.E. “Mariano Montilla”, hasta el final, fue factor decisivo en la conservación y mantenimiento del Bosque Escolar, defendido con especial celo por considerarlo un pulmón natural de la ciudad y un espacio pedagógico y didáctico especial para crear conciencia ciudadana, ambientalista y conservacionista en los niños y adolescentes. Durante dieciséis años (1969-70—1986) el Bosque Escolar se conservó incólume, pero en 1986 las autoridades del Concejo Municipal reclamaron el espacio y ahí comenzó su paulatina decadencia y posterior desaparición.    
            Entre algunas singularidades del Bosque Escolar que perviven en la memoria de Doña Gloria y Ana Julia, se pueden mencionar las siguientes:
            - Los años de vigencia del Bosque Escolar (1969-1986) la catalogó el Padre Chacín, como “la época de oro de la educación en Valle de la Pascua”.
            - En 1970 el Dr. Jesús María Bianco, rector de la Universidad Central de Venezuela (1963-1970), visitó a Valle de la Pascua, e hizo una visita de cortesía al Bosque Escolar, donde admiró la organización y comentó la significación pedagógica, didáctica y conservacionista de las actividades que en el lugar se realizaban.
            - En los años setenta, en un concurso sobre conservacionismo auspiciado por el Ministerio de Educación, el Bosque Escolar de Valle de la Pascua se hizo acreedor de un premio.
- Programa Bolívar Conservacionista. En 1986 el Ministerio de Educación implementó el Programa Bolívar Conservacionista, para su aplicación en Valle de la Pascua, el Distrito Escolar Nº 3 les asignó a las escuelas de la localidad, arborizar y mantener la redoma de la ciudad en la salida hacia Chaguaramas. La misma fue arborizada por los maestros y alumnos conservacionistas que mantenían el Bosque Escolar.
 
Valle de la Pascua, miércoles 25 de mayo de 2016.

DOS ANTIGUOS CASERÍOS ORITUQUEÑOS

Carlos A. López Garcés
Cronista de Orituco


1.- Ubicación
            Guanape y Guanapito fueron voces que sirvieron en Orituco, desde tiempos coloniales hasta mediados del siglo XX, para identificar a dos sitios ubicados en las inmediaciones de la quebrada que les dio nombre, cerca de su desembocadura en el río Orituco, a siete kilómetros (7 Km), aproximadamente, al noroeste de Altagracia, municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico.
            Guanape lindaba por el suroeste con Guanapito y por el noroeste con la finca La Rubileña. La agricultura fue siempre la actividad predominante en esos lugares; pero el uso de la tierra cambió con la construcción del embalse Guanapito. Sin embargo, los vocablos perduran: Guanape en la quebrada de donde derivó la identidad del lugar y en el caserío El Banco de Guanape, situado al norte de la presa mencionada y a orillas de ese riachuelo; Guanapito permanece en el de la represa, en el de un parque recreacional, en el de una subestación experimental piscícola, dependiente del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA), y en el de un ánima milagrosa en las cercanías más inmediatas al sur del mismo embalse.

2.- Topónimo
            Varios autores emitieron opiniones coincidentes con respecto al origen y significación del vocablo Guanape.
            Uno fue el lexicógrafo tocuyano Lisandro Alvarado (1858-1929), quien, en su libro Glosario de voces indígenas (2008, p. 222), lo definió como el nombre de un “Pez de río de unos dos palmos de largo, rosado hacia el dorso, con líneas de manchas doradas longitudinales en los costados…”   
            Otro, el historiador Telasco Mac Pherson (¿?-1896), cuando, en su obra Diccionario histórico, geográfico, estadístico y biográfico del estado Miranda (1973 y 1988, p. 265), citó al escritor Arístides Rojas (1826-1894) para reiterar que la etimología de “…Guanape se deriva de Huanapo ó Huanapur que significa heredad de campo…” Y agregó de seguidas que “…Entre los Cumanagotos, equivale al vocablo haitiano conuco: heredad de la yuca, heredad de campo, labranza…”  
            También el lingüista don Tulio Chiossone (1905-2001) se ocupó del término al escribir, en su Diccionario toponímico de Venezuela (1992, p. 188), lo siguiente: Lisandro Alvarado, refiriéndose solo al sitio orituqueño “…dice que el nombre Guanape proviene del cumanagoto guanapu, que quiere decir ‘dehesa’, ‘hato’ […] Según Tavera Acosta, Guanape en dialecto gabarana quiere decir ‘llanura’; y en dialecto mapoyo ‘yerba’. Aunque resulta difícil precisar a cual dialecto pertenece, se observa cierta unidad del significado entre ‘dehesa’ (cumanagoto), ‘llanura’ (gabarana) y ‘yerba’ (mapoyo). El doctor [Julio César] Salas también dice que Guanape en dialectos mapoyo y gabarana del Orinoco significa yerba, yerbazal. Juan Ernesto Montenegro […] dice que guanapo en cumanagoto es: ‘finca, labranza, sembradío, conuco. También se dice guanapur’. Por lo apuntado anteriormente, los significados en las diversas lenguas tienen su correspondencia…”
            Por su parte, el docente y vocabulista Oldman Botello (1947), en su Toponimia indígena de Aragua (1990, p. 51), resumió el caso diciendo que Guanape es “Nombre de pez de río; también guanapo es labranza, conuco, en cumanagoto…”
            Es pertinente añadir que Guanapito es, sin dudas, el diminutivo castellanizado de Guanape, acerca del cual el profesor Lorenzo Aquiles Reyes Chapellín (1930), en su libro Laonemia (2008, pp. 83, 302), sin mencionar la fuente y a manera de preámbulo de una leyenda, reseñó que: “Guanapito es el nombre de un pequeño saurio de unos 15 cm de largo en su etapa adulta, con el cuerpo amarillo y listas negras longitudinales. Es muy abundante en la región orituquense. Guanapito es también el nombre que los guaiqueríes, primitivos habitantes de este territorio, le dieron a un río que lleva sus aguas al río Orituco”. Esta aseveración fue ratificada por su autor el lunes 13 de junio de 2016, cuando agregó que el antiguo río Guanapito es actualmente una quebrada que desemboca en la margen izquierda del río Orituco. A esta afirmación se añaden dos versiones dadas por dos septuagenarios orituqueños: una, la del señor Ciro Utrera, nativo y ex residente de Guanape, quien aseguró, el lunes 20 de junio de 2016, que la quebrada Guanapito es afluente del río Orituco; otra, la del señor Julio Girón, conocedor de esos lugares, quien dijo, el martes 21 de junio de 2016, que, anteriormente, también llamaban Guanapito a la quebrada de Guanape, la misma que ahora es más conocida como quebrada de El Banco. No obstante, conviene advertir que, hasta el momento de redactar este trabajo, no ha sido posible confirmar, mediante otras fuentes, el uso del vocablo guanapito para denominar algún reptil, río o quebrada en  tierras orituquenses.

3.- Datos interesantes

            Guanape y Guanapito fueron lugares de haciendas durante la segunda mitad del siglo XVIII y en la primera década del XIX, cuando los pobladores eran escasos y las trabajaban con mano de obra esclava, como está ilustrado, a modo de ejemplo, en el cuadro que sigue a este párrafo, de acuerdo con las matrículas parroquiales de los años indicados, correspondientes al pueblo de Nuestra Señora de Altagracia de Orituco:

H A B I T A N T E S    P O R    A Ñ O

POBLACIÓN TOTAL
ESCLAVOS
Sitio
Casa y hacienda
1764
1767
1769
1772
1764
1767
1769
1772
Guanape
Don Tomás Joseph Ramírez
22
17
17
19
11
  6
  9
  8

Don Francisco Javier Ramírez
30
17
19
16
27
17
17
16
Total

52
34
36
35
38
23
26
24
Guanapito
Don Juan Calixto Banders
  6
18
17
18
  3
15
  9
  9

C. Don Juan Dionisio Ruiz

  9
  9
15

  3
  2
  6

C. Esteban Feliciano García
  7
  7
  9
  6





C. Joseph Francisco de la Motta
  5

  4






C. Doña Juana Petronila Banders
  5
  5
  3
  3





C. María Josepha Mirabal
  7
  7
  7
11





C. Juan Matías Ortuño
  4
  4
  7
  7





C. Prudencio del Barrio
  5








C. Don Diego Antonio Sotomayor
  2


  9





C. Nicolás Joseph Banders
  7
  8






Total

48
58
56
69
  3
18
  11
  15










            Es oportuno agregar a las informaciones precedentes lo expuesto a continuación: Don Juan Ramírez de Salazar afirmó, al momento de hacer su testamento en 1760, que tenía una hacienda de caña en el sitio de Guanape, donde don Tomás Joseph Ramírez también poseía 3 esclavos en 1791 y un cacaotal de veinte mil plantas en agosto de 1793, que su viuda, doña Juana María Sarmiento Valladares, aún mantenía con un poco más de cuatro mil plantas en diciembre de 1804 y don Andrés Ramírez era dueño de un cañamelar en mayo de 1794. Asimismo, debe decirse que: Doña Dionisia Josefa Urbina tenía alrededor de cien árboles de cacao frutales y cuatrocientas matas de plátano en julio de 1791 en Guanapito, donde estaba la hacienda heredada desde 1796 por los  hermanos don Julián, don Leandro y doña Bernarda Cabrera, la cual tenía un mil seiscientas plantas de cacao en septiembre de 1804 y en noviembre de este mismo año había otro cacaotal con casi cuatro mil árboles,  cuyo propietario era don Juan Dionisio Ruiz.
            Telasco Mac Pherson, en su obra precitada, que fue hecha pública en 1891, definió a Guanape y Guanapito como caseríos pertenecientes a Altagracia de Orituco, con 33 casas y 248 habitantes en el primero y 15 viviendas y 123 pobladores en el segundo. Habrían surgido dentro de propiedades particulares dedicadas a las actividades agrícolas, fundamentalmente, que aún conservaban esa vieja tradición económica en la quinta década del siglo XX, cuando, las siembras de maíz y de tomate de la hacienda  Guanapito,  y de otras fincas orituqueñas fueron arrasadas por la extraordinaria creciente del río Orituco, sucedida el 20 de octubre de 1950, según noticias publicadas en el periódico gracitano Alborada Nº 17, que dirigía el educador calaboceño Blas Loreto Loreto.
              Guanapito era una hacienda productora de caña dulce y de maíz en la sexta década de la centuria veinte, cuando allí habitaban cinco o seis familias; en ella había un trapiche para la molienda de caña y el aprovechamiento de sus derivados; su último propietario fue el señor Pedro Vilachá.   
            La población de Guanape era más numerosa en esos tiempos, quizás sobrepasaba las 100 familias, entre cuyos apellidos primordiales estaban: Ramírez, Rondón, Jaramillo, Utrera, Hernández, Bravo, Seco, Nares, Reyes y otros, cuyos miembros dependían económicamente de la agricultura y la cría; resaltaba el beneficio sabatino de cerdos y reses, así como la trilla de café y la tienda del señor Jesús María Hernández, quien mantenía relaciones comerciales con pequeños productores cafetaleros de Caramacate, El Tiamo, Guatopo, Tinapuín o Tunapui, El Roble y otros sitios circunvecinos, por lo que el caserío era una especie de centro comercial en aquel amplio espacio de agro-producción. En Guanape había escuela, dispensario, comisaría, capilla católica y alumbrado público de seis de la tarde a nueve de la noche, gracias a la planta hidroeléctrica de la hacienda La Rubileña, ubicada en las proximidades del vecindario, que era encendida entonces por el señor Pedro Utrera; además, había una bodega muy conocida, propiedad del señor Julio Bravo, sita en la entrada del poblado y a la orilla de la carretera Altagracia de Orituco-Caracas, que era famosa por ser una especie de parada de autobús donde los viajeros esperaban el transporte de la empresa La Flor de Orituco (perteneciente al señor José Rafael “Catire” Álvarez), con destino a los Valles del Tuy, a la capital de la República o sitios intermediarios y viceversa; era común ver algunos pasajeros abordando el vehículo junto con sus equipajes respectivos, los cuales podían consistir en maletas, busacas, racimos de topocho o de cambur, gallinas u otras aves domésticas, sacos llenos de verduras, camas, colchones, etcétera; por esto el colector debía tener mucha paciencia para acomodarlos en la parrilla colocada sobre el techo del autobús, que luego tapaba con un encerado protector y aseguraba bien con un mecate. Aquella bodega fue transformada después en un botiquín, sin que perdiera su uso como parada de autobús. 
            Ambos vecindarios se mantuvieron como tales hasta que ocurrió el desalojo de sus habitantes por causas de utilidad pública hacia 1958. El señor Domingo García fue el último en abandonar Guanape… Esos espacios, junto con los de la hacienda La Rubileña, los requirieron para la construcción del embalse Guanapito, cuyos trabajos fueron ejecutados de 1959 a 1962, mediante la coordinación del Ministerio de Obras Públicas. El dique fue hecho sobre el paso del río Orituco en Guanapito, que era parte del viejo camino Altagracia de Orituco-Ocumare del Tuy, por la vía de Quere hacia Quiripital; de allí proviene el nombre del embalse. Al parecer, estaba previsto que las aguas de esta obra alcanzarían su máxima cota en el transcurso de cuatro años; no obstante, las lluvias fueron copiosas en 1962, tanto que la represa llegó a su capacidad extrema en el lapso de tres días de ese mismo año, según noticias aportadas por el señor Julio Girón. La obra fue inaugurada en abril de 1963 por Rómulo Betancourt, quien era el Presidente de la República. Desde entonces, Guanape y parte de Guanapito quedaron cubiertos por las aguas del embalse recién construido; tuvieron el mismo destino final de la finca La Rubileña y de un puente metálico situado sobre el cauce de la quebrada Guanape, en la vía Altagracia-Caracas.  
            Algunos ex pobladores de esos vecindarios desaparecidos se reubicaron en Altagracia de Orituco, otros en Orocollal y en el Banco de Guanape. Varios de ellos recordaban con frecuencia un antiguo comentario que circulaba entre los guanapenses, según el cual lo ocurrido era consecuencia de la predicción de un cura, quien había vaticinado que Guanape desaparecería cubierto por las aguas, porque dos hombres le apedrearon la capilla que construyó en el caserío.

Altagracia de Orituco, junio de 2016.

FUENTES
1.- Documentales
ARCHIVO ARQUIODIOCESANO. Caracas, municipio Libertador.

            Matrículas de Altagracia de Orituco. Sección: Matrículas parroquiales. Carpeta Nº       37. Años 1764-1791.

2.- Bibliográficas

ALVARADO, Lisandro. Glosario de voces indígenas. Caracas. Monte Ávila Editores Latinoamericana C.A., 2008.

BOTELLO, Oldman. Toponimia indígena de Aragua. Maracay. Publicaciones del Concejo del Municipio Girardot. Oficina del Cronista de la Ciudad. Primera edición, 1990.

CHIOSSONE, Tulio. Diccionario toponímico de Venezuela. Caracas. Monte Ávila Editores. Colección Manuales. Primera edición, 1992.

LÓPEZ GARCÉS, Carlos A. Tiempos coloniales de Altagracia de Orituco (1694-1810). Altagracia de Orituco. Edición de la Alcaldía del Municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico. 2005.

LORETO LORETO, Blas. Alborada, pie de luz para medio siglo. Altagracia de Orituco. Edición de la Alcaldía del Municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico. 2009.

MAC PHERSON, Telasco. Diccionario histórico, geográfico, estadístico y biográfico del estado Miranda. Presentación: Dr. Arnoldo Arocha Vargas. Los Teques. Edición facsimilar de la Gobernación del Estado Miranda. 1973. 

REYES, Lorenzo Aquiles. Laonemia. Caracas. Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Fundación Editorial el perro y la rana. 2008.

3- Informaciones orales

GIRÓN, Julio. Altagracia de Orituco, domingo 29 de mayo de 2016; martes 21 de junio de 2016.

REYES CHAPELLÍN, Lorenzo Aquiles. Altagracia de Orituco, lunes 13 de junio de 2016.

UTRERA, Ciro. Altagracia de Orituco, lunes 20 de junio de 2016.


UTRERA, Francisco. Altagracia de Orituco, jueves 12 de mayo de 2016.

El Motor de aire desafía la segunda Ley de la Termodinámica. Invento de un guariqueño.