martes, 30 de junio de 2009

FAMILIA ZARAZA DEL GUÁRICO

Manuel Soto Arbelaez


Pedro Zaraza Manrique dictó su testamento como General de Brigada el 25 de julio de 1825, en la llamada Quinta Arauco, en San Bernardino, Caracas, donde a pocas horas falleció, no declarando más bienes que un lote de tierra en Jácome, en las cercanías de Valle de la Pascua, las cuales poseía con los herederos de su hermano Lorenzo, muerto en 1814 en la llamada Batalla(o Sitio) de Valle de la Pascua. Antes de iniciarse la lucha por la independencia ya los hermanos Zaraza poseían esta poca porción de tierra y algunos animales. También incluye la posesión de unos esclavos. Después de su muerte, sin saberse en Bogotá esta noticia, el general Santander, encargado de la Presidencia de la República de Colombia, lo asciende a General de División. Como tal su esposa y herederos cobraron los haberes militares que la Nación agradecida le concedió. (Ver su testamento en el Registro Principal de Caracas, en libro Escribanías, folios 172-174, año 1825). En carta del 23 de noviembre de 1948, dirigida al Dr. José Francisco Torrealba (incluida en el libro de éste titulado Pequeños Apuntes Sobre Algunas Familias del Oriente del Guárico y en Especial de Zaraza, 1950) dice Lorenzo Antonio Zaraza que “Los padres del General fueron el burgalés Francisco Antonio Zaraza y la chaguaramera Lorenza Manrique. Casó en Valle de la Pascua con Juana Francisca Arzola con los siguientes hijos: Marcelina, Pedro Antioquia, y Eusebia. Marcelina casó con Francisco Ignacio Betancourt y la tradición familiar asegura que Pedro murió joven y soltero; y Eusebia casó con Francisco (Chico) Pedrique, pero no me consta que existan descendientes de esos matrimonios. Los que llevamos el apellido Zaraza y (que) somos familiares del Prócer, procedemos de Lorenzo, su hermano y segundo en las funciones guerreras de la Independencia. Ese hermano murió defendiendo la Patria en Valle de la Pascua en mayo de 1814… Ese hermano murió en las trincheras de la lucha junto a dos hijos Eugenio y José Antonio (Zaraza Ruiz), el día 21, y su esposa, señora Jacinta Ruiz(*), quien con la sorpresa de la funesta noticia, corrió desolada hacia el trágico lugar y una bala le atravesó el pecho y murió también. De sus hijos sólo quedaron con vida Carmen y Pedro, éste aún en la lactancia. Pedro (Zaraza Ruiz) casó en Chaguaramal de Perales el 15 de marzo de 1837 con María de las Nieves González Barrera, y de ese apellido procedemos los que llevamos ese apellido residentes aquí (San Juan de los Morros), en Acarigua, en los campos de la ciudad de Zaraza, de Tucupido y algunos en Valle de la Pascua”(..). El Dr. Torrealba en su libro, op. cit., agrega que del matrimonio entre Pedro Zaraza Ruiz y María de las Nieves González Barrera nacieron “Pedro Víctor Zaraza González, casado con Josefa Antonia Hernández Requena. De este matrimonio nacen don Lorenzo (Antonio) Zaraza (Hernández), el historiador, autor de La Independencia en el Llano y Figurones y Estampas, etc., Pedro Víctor Zaraza (Hernández), cuyos descendientes están en Tucupido; Petronila, cuyos descendientes están en Caracas con apellidos Adames Zaraza y Gómez Zaraza; Indalecia, casada con Federico Contreras, sus descendientes se extinguieron en Guayana; Claro, casado con Anita Hernández, sin sucesión; y Reyes, sin sucesión. Don Lorenzo Zaraza, el historiador, casado con Josefa Antonia Acero Rodríguez (de Tucupido). Sus hijos: Lorenzo, murió joven; Blanca casada con Fernando Machado, sus hijos, Manuel María, Morelia, Mercedes y Pedro Machado Zaraza; Pedro, casado en Acarigua con Liliana Escalona, hijos Pedro Manuel, Alfredo y Luis Alberto Zaraza. El 28 de noviembre de 1908 el señor Manuel Tomás Aquino, actuando como corresponsal del periódico El Unare, de Zaraza, vía telegráfica informa desde Tucupido que “Hoy sepultose al prócer comandante Pedro Zaraza, de 98 años de edad, hijo y sobrino de los generales Lorenzo y Pedro Zaraza, ilustres próceres de nuestra Independencia”(..). El benemérito difunto Pedro Zaraza, hijo de Lorenzo, era Ruiz de segundo apellido, pariente del padre Pedro Ruiz, párroco de Valle de la Pascua de 1804 a 1814. (*)Nota: La señora Jacinta Ruiz, esposa del oficial Lorenzo Zaraza Manrique, era tía del presbítero Pedro Ruiz, párroco hasta ese año (1814) de La Candelaria, religioso vilmente asesinado en Las Campechanas, al norte de Valle de la Pascua, por el llamado coronel graduado Centeno, cuyo verdadero apellido era Beomón, natural de Tucupido. Se hacia llamar “Centeno” aludiendo, según él, a una centena de patriotas que había asesinado. Esta familia Ruiz era de La Victoria, en los Valles de Aragua. MSA, fax # (0212) 285 8957. E-Mail: manuelsotoarbelaez@yahoo.com Los libros El Guárico Oriental 1, 2 y 3 en Librería La Llanera, calle Guásco, frente a la plaza Bolívar, Valle de la Pascua

lunes, 29 de junio de 2009

Arquitecto cultural del Complejo Teresa Carreño: DON SALVADOR ITRIAGO SIFONTES, ORÍGENES LLANEROS QUE DEFINIERON UNA ERA CULTURAL DE VENEZUELA

Lic. Andrés Scott Peña (*)


D
entro de las poblaciones que componen al llano venezolano existe muchos individuos talentosos, que por sus inclinaciones, ya sea artística, cultural o literaria se convierten en iconos de un sentir. Es así como, de los municipios del Estado Guarico, Zaraza ha destacado por ser la cuna de insignes literatos, políticos, músicos, escritores y artistas. No en vano se denominó acertadamente como la ATENAS del Guarico.

Con los años se desempeñaría, Don Salvador Itriago Sifontes, como abogado, diplomático, promotor y gerente cultural.

El pináculo de su carrera lo alcanzaría al ser designado como el primer gerente general de la Fundación Teresa Carreño, máxima referencia de la cultura nacional. Este es el caso de Don Salvador Itriago, quien fue oriundo de la Zaraza de antaño. Nació el 11 de mayo de 1917. Para entonces su Zaraza natal se constituyo como la vanguardia en cuanto a su aporte humano de carácter cultural. El Estado Guárico, se presentaba ancho y generoso dando, en cada relincho indómito de sus corceles, un fresco aliento a las letras nacionales.

Don Salvador Itriago, fue hijo del Matrimonio Itriago Sifontes. Su padre fue Don Salvador Itriago Chacín, hombre recio que comprendió la importancia del estudio y el cual siempre dio apoyo irrestricto a los anhelos progresistas de sus hijos.

Por su madre, Doña Trina Sifontes Arreaza de Itriago sintió especial afecto, marcando esta su personalidad y su forma de ser hasta el final de sus días.

Fue Don Salvador el cuarto hermano de seis vástagos que conformaran esta noble familia llanera. Sus hermanos fueron nombrados Francisco Hilario, Pedro Miguel, Rosario, Tobías y David. En su infancia se imprimiría el amor por el llano venezolano. Sus primeros años de vida transcurren entorno a las haciendas de cría de ganado en su pueblo natal, así como en el colegio del bachiller Arreaza, hasta el año 1928, cuando la familia se trasladó a Caracas.

En la capital prosiguió sus estudios en el Colegio La Salle hasta graduarse de bachiller. En esta época recibió clases de violín con el profesor José Lorenzo Llamozas. Destacando por su jovialidad y su seriedad que le imprimió a sus estudios. Ingresó a la Universidad Central de Venezuela a cursar estudios de Derecho.

Al culminar sus estudios de pregrado comenzó a trabajar en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Asumiendo su carrera una gran humildad en el hecho de que ingresa en un cargo de bajo rango. Con el correr del tiempo asciende y a través de sus conocimientos demuestra su alta valía en el campo legal. Durante un largo tiempo se dedicó a su oficio de abogado, adscrito al Ministerio de Relaciones Exteriores.

Realiza estudios de cuarto y quinto nivel en la Universidad de Michigan, sobre legislación mercantil interamericana, los cuales profundizó luego con un Doctorado en Ciencias Políticas. En esa oportunidad profundizó su amistad con el doctor Armando Travieso Paúl, presidente de la Asociación Venezolana de Conciertos, (AVC) institución fundada en 1940 con el objetivo de auspiciar el movimiento musical del país.

De regreso en Venezuela trabajó en el Ministerio de Obras Públicas y luego en el Ministerio de Relaciones Exteriores, a partir de lo cual es enviado como primer secretario en la embajada de Venezuela en el Reino de Bélgica y España.

Su actividad formal en la promocionó cultural comenzó a finales del año 1954, cuando luego de retornar a Venezuela es nombrado secretario de la Décima Conferencia Interamericana, evento muy importante.

Unos meses más tarde, de ese mismo año 1954 contrajo matrimonio con la Señora Sonia Santaella Díaz. Hombre de familia y ejemplo de cariño filial, siempre tuvo palabra acertada y cariño a flor de piel para su familia.

De esta unión conyugal nacieron cinco hijos, los cuales son: Salvador Pedro, María de la Trinidad, Francisco Hilario, Pedro Miguel y María del Rosario. En la actualidad se han constituido en referencia de estudio y honradez en la sociedad venezolana.

Durante un largo tiempo se dedicó a su oficio de abogado y asesor jurídico de importantes firmas y compañías, lo cual abandonó para dedicarse a la labor cultural. Entre las mismas se cuentan la línea Aeropostal Venezolana, el bufete de abogados Coles, los escritorios jurídicos Itriago Gimón y Valera & Asociados, los automercados Cada, la Compañía Anónima de Teléfonos de Venezuela CANTV.

Desde el año 1947 era miembro de la Asociación Venezolana de Conciertos, llegando a ocupar el cargo de presidente hasta sus últimos días.

Junto a Armando Travieso Paúl, Armando Scannone, William Werner organizó la temporada de ópera del año 1960, experiencia que se va a repetir en los años venideros con la incorporación de otra personalidades, tales como Gustavo Rodríguez Amengual, Frank Briceño Fortique, Alfredo González Izquierdo, Ariel Severino, Mercedes Chocrón, Miguel Rodríguez.

Gracias a él vinieron al país destacadas personalidades, tales como Zubin Metha, Rodolf Nureyek, Fernando Bujones. Incentivando con apasionado afán el desarrollo cultural de Venezuela. Su desempeño cultural y su estatura como acucioso abogado, quien abandono su profesión para dedicarse al apostolado de la cultura nacional.

Con su obra, su conducta y su estudio se constituye, este baluarte cultural en digno hijo de zaraza, enalteciendo nuestro gentilicio llanero.

Es gracias a él y a Gustado Rodríguez Amengual (entonces presidente del Centro Simón Bolívar) que la idea inicial de una sala de conciertos para la Orquesta Sinfónica Venezuela, se convierte en una sala de usos múltiples, siguiendo así el sueño de la AVC de darle un gran teatro a Caracas.

Don Salvador Itriago Sifontes fue el fundador del “INSTITUTO NACIONAL DE ESTUDIOS FRONTERIZOS” junto con Pablo Ojer, Eugenio Debellar, Rafael Valery y Roberto Pérez Lecuna, y del Colegio Integral El Ávila, que funciona bajo el concepto de educación integral.

Seria durante su gestión, como exponente cultural de Venezuela, que se dio paso a la construcción del Teatro Teresa Carreño, inaugurándose oficialmente, a pesar de no estar culminada totalmente la edificación a finales de la década de 1970.

Se formaron los grupos de trabajo para constituir una línea de acción cultural que revolucionara todo lo conocido hasta entonces. Siendo los grupos o cuerpos estables de ballet y el coro quienes serian creados en primer lugar. Se destino para su selección y contratación de bastantes recursos y tiempo. El grupo de Ballet de la Fundación se creó en Agosto de 1979, los cuales bajo la dirección del maestro argentino Rodolfo Rodríguez, se encargaron de coordinar una obra tan egregia como: “GISELLE”, con la cual debutarían en el marco del II FESTIVAL DE CARACAS.

Igualmente se creo el Coro de Ópera, el cual seria inaugurado el 19 de septiembre de 1979. También debuta en el II Festival de Caracas con la ópera SEMIRAMIDE, conducido, en forma precisa y magistral por el maestro Vicenio Giannini.

Debe ser destacado que Don Salvador Itriago Sifontes le imprimió a todo el proceso creativo su sello personal de pasión por la cultura, mística de trabajo e innovación en cuanto a los esquemas administrativos usados, que si bien fueron subvencionados en gran medida por el estado involucro a una gran parte de patrocinantes comerciales de Caracas.

Fue por órdenes del Maestro Salvador Itriago que se procede a la prepararación de los equipos técnicos necesarios para garantizarle al TEATRO TERESA CARREÑO un flujo de liquidez monetaria que respaldara en el tiempo su funcionamiento. Es así como se crea la Asociación Amigos del Teresa Carreño. Este órgano estaría integrado por aportes filantrópicos de fundaciones, personajes particulares y de los ingresos propios del teatro en la ejecución de sus actos y funciones. Muchas de las empresas y clientes a los que el Dr. Salvador Itriago presto sus servicios legales y jurídicos fueron convencidos por este para que apoyaran tan noble tarea cultural.

De igual manera bajo su dirección se auspició la creación del Ballet Contemporáneo de Cámara dirigido por María Eugenia Barrios. Lo primero cobra vital importancia para la historia del espectáculo en Venezuela, pues es la primera experiencia de institucionalización de los oficios técnicos en el sector. Debe ser destacado que antes de esa experiencia no se contaba con una preparación cónsona y reconocida de quienes asumían el espectáculo como su industria y como su fuente de ingresos, siendo este sector marginado de la asignación de recursos oficiales para llevar a cabo su labor.

El doctor Salvador Itriago, rememorando esos años iníciales de la Fundación argumentó que: “Se pensó en una Fundación que fuera totalmente apolítica para que el teatro no estuviese sometido a los vaivenes de la política y que su personal estuviese cambiando constantemente para darle pues una continuidad…. Esa intención se cumplió durante los primeros años del Teatro, o sea antes que el Teatro comenzara a funcionar. Antes de que éste comenzara a funcionar a nadie le interesó el Teatro Teresa Carreño.”

A partir de la dirección de Don Salvador Itriago en el Teatro Teresa Carreño se dignifico el trabajo cultural y artístico, otorgándole un sitial merecido en el desarrollo idiosincrático, no solo de la capital de la república, sino de la nación toda. Esta era una idea que compartían todas las personalidades vinculadas a la configuración del proyecto inicial. Para entonces, el presidente del Centro Simón Bolívar, doctor Gustavo Rodríguez Amengual, explicaba las razones que motivaron la creación de la Fundación Teresa Carreño y las cuales de haberse seguido otro sería el estado de esta infraestructura que llegó a su cuarto de siglo: “Se hizo porque nosotros pensamos que el complejo no debía estar manejado por el Estado ni como se manejan los teatros Nacional y Municipal.” En ese sentido colocaba el ejemplo de Lincoln Center de Nueva York, del cual decía “tiene siete salas distintas, algo infinitamente grande, y pertenece a la ciudad de Nueva York y a empresa privadas; tiene una junta directiva que maneja el Teatro (similar a la FTC) y además una organización que promociona y contribuye a recabar fondos para la programación (equivalente a Amigos del Teresa Carreño.” Prosigue el doctor Rodríguez Amengual: “En el Colón de Buenos Aires sucede lo mismo; tiene un directorio y también la Scala de Milán que tiene directorio autónomo. Es decir, nos acoplamos a lo que ha funcionado en el mundo entero. Si lo maneja el estado estaría sujeto a la política.”

La actividad de Itriago en el desarrollo cultural la prosiguió colaborando junto a Evencio Castellanos y Renata Tomaselli en la fundación de las ORQUESTAS JUVENILES, de la ESCUELA W. J. STAR, la ESCUELA DE MÚSICA JOSÉ LORENZO LLAMOZAS, EL IDÉA (EL CENTRO DE ARTES INTEGRADAS), proyecto premiado en la UNESCO como el único proyecto que promociona el concepto de las artes integradas.

Muere este magistrado de la cultura nacional en el año 2004 a la edad de 87 años. Su gran estatura artística siempre se vislumbrara a pesar del correr de los años. Sería su amor por las artes, su gran capacidada administrativa y su estricta honradez a la hora de manejar los recursos otorgados por el estado y los patrocinadores oficiales lo que han hecho del teatro teresa Carreño lo que hoy en día representa.

No puedo culminar sin acercar al lector el pensamiento de Don Salvador, quien diría con respecto ha como visualizaba a la cultura en Venezuela lo siguiente:

Esta obra debe ser coherente, una completa síntesis, una máxima expresión, en la que no haya inquietud sin su correspondiente respuesta, un lugar donde el hombre sea explorador incansable e insatisfecho del sentido y la forma. Esta obra es para espíritus fuertes, decididos, convencidos de su necesidad, de su importancia. Para hombres que no desalienten la indiferencia y el escepticismo. La concepción del plan general debe ser tan mutante como el signo del tiempo.”

(*) DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS DEL LLANO DE LA UNERG.

andresscott13@hotmail.com – 0416 – 2494656 / 0246 - 2281359

viernes, 26 de junio de 2009

José Antonio De Armas Chitty: LA VOZ DEL HATO

Alberto Hernández
Poeta y periodista venezolano


1.-
Una aproximación a la lexicología venezolana significa un igual acercamiento a las primeras resonancias del habla campesina, suscitadas en fundaciones productoras pecuarias del llano de nuestro país.
No es extraño, entonces, que con la casi desaparición de las etnias aborígenes ubicadas en nuestras planicies, los nuevos habitantes, los colonizadores, hayan destacado y movilizado grandes cantidades de ganado vacuno hacia estas tierras donde la inclemencia del período de lluvias y la agotadora temporada de sequía hicieron posible la presencia de las tres voces de nuestra cultura mestiza: blancos criollos y peninsulares, aborígenes y negros libertos. Todos ellos juntos de acuerdo con los estamentos de la relación de producción y las leyes que imperaban. Esclavos, libertos e indígenas sometidos por los blancos coparon la extensidad de la llanura para dedicarse a la cría de ganado, sobre todo de semovientes vacunos gracias a las virtudes de la geografía.

2.-

Nace entonces esa unidad enclave llamada hato que se corresponde con el hatajo de animales que cada conglomerado posee. Destinados a la producción de alimentos cárnicos, leche y sus derivados, los hatos venezolanos –como otros del continente- llegar a ser posesiones determinantes para la fundación de un país que comenzó siendo rural, campesino.
Toda población maneja códigos, materiales y espirituales. La palabra es un espíritu que se conjuga con la cultura material, o tiene, como afirma Saussure, las dos caras de una moneda, un significado y un significante.
El hato es portador, sus hombres, de un registro lingüístico que ha invadido toda la geografía. Es por ello que podemos afirmar que lo que se habla en las grandes polis tiene referencia en muchas de las primeras palabras encontradas o inventadas en la soledad de la llanura. Es decir, el discurso urbano tiene origen en los más humildes espacios campesinos.

3.-
Las ciudades pioneras en Venezuela eran simples haciendas, unidades productoras de caña, cacao y otros productos tropicales. De modo que la ciudad hablaba lo que consumía. La forma de expresarse del campesino de Higuerote, Barlovento o Cumaná era muy parecida a la forma de hablar del campesino caraqueño. Caracas era una hacienda elegante y aún lo sigue siendo, con las variantes que da la cultura urbana, la tecnología y las germanías propias de una polis contemporánea, caótica, desordenada y delictual. Como aparte, el habla de Nueva York, de la inicial ciudad de NY, era el acento del campesino inglés, con los sesgos de una minoría aborigen y negra. De allí ese arrastrado acento, metálico y chillón del inglés de esa ciudad. Igual sucedió en nuestro país, en nuestra América.
Todo acento, todo idioma con sus variantes regionales, debe ser enfocado desde la etnología para poder entender la multiplicidad de voces y la polisemia de sus contenidos.
El hato como centro de trabajo, de faena campesina, produjo sus propios códigos. De una riqueza extraordinaria, derivó en productora de sintaxis, neologismos, jergas, cadencias que fueron acentuándose más con la llegada de otros conglomerados culturales.

4.-
Voces indias, negras y europeas: en síntesis, un diccionario que se extendió por toda la geografía nacional para unificar nuestra idiosincrasia lingüística. Así, el hato es un generador de vocablos y comportamientos verbales que llegó a ser superado por su propia producción; es decir, en muchas ciudades desarrolladas demográficamente aún se oyen vocablos y giros nacidos en los hatos apureños, guariqueños, barineses y cojedeños, los cuales ya forman parte de una cultura que sigue su curso progresivamente. No fue extraño entonces que nuestra gran literatura vocacional haya comenzado con Rómulo Gallegos, quien le colocó la marca a una manera de decir de una zona que expresa verbalmente una ética y un comportamiento.

5.-
Decir arriero no sólo significaba arrear el ganado, sino entender el estado de ánimo de la sabana. El biorritmo del llano. Un espíritu oculto estima posible el arreo. No todo llanero podía hacerse cargo de la madrina, la cabeza del arreo, y por ende del registro verbal de los hombres de este difícil oficio. Quien hablaba y cantaba para cumplir cabalmente la faena de desplazar el ganado de las partes bajas a las altas cuando las lluvias amenazaban.
Toda palabra es un espíritu y cada una tiene su historia, su conducta. En el llano las palabras comportan no sólo el significado y el significante, sino que contiene un desdoblamiento, un segundo yo, un ánima que como las voces griegas prometen un comportamiento: el miedo, la gracia, la divinidad, el misterio, pero sobre todo este último, porque el llano es palabra y también profundo silencio. La voz del llano se maja en la soledad.

6.-
La forma de hablar del llanero es profundamente telúrico: abarca los sueños y los misterios propios de las horas del día y de la noche. Un llanera puede ser víctima de alucinaciones a las tres de la tarde. Así como puede perder el rumbo con el canto de algún pájaro. O conseguir el camino con una leve brisa, que también contiene un corpus sintáctico. ¿O es que acaso el viento no “habla”?
La naturaleza crea sonidos que se transforman en palabras y en pausas. El ronquido con que se expresan muchos llaneros para señalar duda o sorpresa, es un aporte de los gruñidos zoológicos, de los ruidos del paisaje, de los movimientos del cuerpo producidos por el trabajo.
No es lo mismo soñar o hacer el amor en una cama bajo techo, que hacer lo mismo en un chinchorro y bajo las estrellas. Esa experiencia promete la proliferación de vocablos que seguramente multiplicarán una sindéresis ética, lingüística y psicológica. Indudablemente, incidirán en la manera de decir, de hablar y de sentir las palabras.
Suena a especulación: hacer la prueba podría significar llevar a cotidiana una manera muy especial de humanizarse animal bajo el cielo nocturno.

7.-
El imaginario, es decir, la memoria fabuladora, es un acento que estaciona una atmósfera en esa manera de decir y construir imágenes y contenidos significativos. No es lo mismo decir troja que alacena, por muy evidente que parezca. Decir troja significa haber estado estacionado en un tiempo, en un lugar donde el clima y hasta los olores particularizan la forma de pronunciar la palabra. Así, la troja contiene la seguridad del alimento, igual la sombra que muchas veces albergó el miedo de quienes sentían amenazadas sus vidas. Muchos inocentes y culpables se pusieron a buen resguardo de las hordas criminales de Boves. Ese significado: Lanza de Boves calificaba el comportamiento de un muchacho, sólo tiene sentido en el estado Guárico. Tiene carácter familiar, doméstico.
De modo que así como comemos casabe, cachapas, sancocho, yuca, ocumo y pronunciamos los vocablos totuma, chácara, gurupera, quesera, cincho, enjalma, bozal, mandador, entre otros más, también somos capaces de asumir la ética de esas palabras por el origen que tienen. No es lo mismo decir busaca, chácara que decir morral, acretra o monedero. Palabras de este aquí. Palabras de aquel allá, cosmopolitas. Las primeras nos identifican y nos aportan una nacionalidad local, regional. Las segundas fortalecen la nacionalidad global. Tendríamos que hablar del hato como una nación creadora de palabra e imágenes que recorren el mundo gracias a su permanencia en el hablante venezolano, criollo.
Toda una teoría etnolingüística a ser elaborada para poder entender e interpretar los hallazgos diarios de este universo verbal que obligó a José Antonio De Armas Chitty a escribir el Diccionario del Hato (Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, Caracas 1966), aporte que debería ser incluido en las escuelas de nuestros estados llaneros.

martes, 23 de junio de 2009

EN SUS 213 AÑOS, GUAYABAL CONVOCA A  LA  HISTORIA

Yuni Bautista Rojas

Miembro Investigador. Centro de Estudios Históricos y Sociales de los Llanos Venezolanos. ( CEHISLLAVE) yabr2312@hotmail.com - 0414-4730787 0247-5147548

Fotografías: Arturo Álvarez D'Armas


El pasado 30 de mayo, se realizó en el Municipio San Jerónimo de Guayabal el “I Encuentro de Cronistas, Investigadores e Historiadores del Estado Guárico”. A este evento auspiciado por la Alcaldía, concurrieron como era de esperarse, los cronistas de casi todos los municipios de la entidad guariqueña e investigadores procedentes de diferentes regiones del país. Con una impecable organización, garantizada por la participación activa y eficiente de instituciones locales: Concejo Municipal, Oficina del Cronista, Dimensión 99.1, Distrito Escolar, Dirección de Relaciones Públicas de la Alcaldía entre otras; se inició la cita a las 9 a.m., con las palabras de salutación y bienvenida a cargo del Alcalde José Francisco Morales y del Cronista Municipal Prof. José Solórzano Pérez, quien debutó como convocante y excelente anfitrión. En lo sucesivo, un total de 17 ponencias fueron presentadas por los participantes, la mayoría de ellas, vinculadas al tratamiento de aspectos diversos de la micro historia guayabaleña, que pasan a constituir un importante material de apreciable valor historiográfico, merecedor así lo creemos, de una publicación inmediata, para garantizar su consulta a las nuevas generaciones urgidas de información sobre el lar nativo.

Plaza Bolívar

El contenido temático de estas ponencias – por su naturaleza y alcances – bien pudieran compendiarse, para iniciar sin demora, el arduo trabajo que permita a futuro, la adecuada estructuración de una historia de Guayabal, partiendo de una periodización y, una metodología, cónsonas con las particularidades históricas de la localidad. Esta es una paciente labor, que debe ser abordada por investigadores casados con el objetivo de rescatar la memoria histórica del actual Municipio San Jerónimo de Guayabal.

Plaza Páez.

Otro hecho importante que destacar en este “I Encuentro”, fue el bautizo de dos obras que se suman a la escasa bibliografía relacionada con este pujante pueblo llanero, ubicado al sur del Estado Guárico: Pacheco. Un Llanero del Siglo XX, del novel escritor calaboceño Eduardo López Sandoval y, Julio de Armas. Esbozo Biográfico; del conocido historiador Edgardo Malaspina. Dos biografías de guayabaleños que trascendieron su ciclo vital, cada uno a su manera. En conclusión, podemos señalar que eventos como estos, se convierten en productivos espacios de encuentro para debatir ideas, difundir investigaciones recientes, intercambiar saberes; en función de consolidar, sobre bases firmes, la identidad de los pueblos a escala local, regional y nacional. El “I Encuentro de Cronistas”, fue en definitiva, una experiencia positiva, reconfortante y aleccionadora que nos estimula a seguir trabajando, para legar, nuestra modesta contribución, como investigadores. En este sentido, como significativo aporte al Municipio San Jerónimo de Guayabal y, para la consulta, estudio y análisis del devenir histórico local, quedan las siguientes investigaciones:

1.- LUGO, Noel: Problemática Limítrofe del Municipio Guayabal.

2.- NADALES, Henry: Hechos Históricos Coincidentes con la Fundación de Guayabal.

3.-MENDOZA SILVA, Luís: Guayabal. Sonoro Topónimo en el concierto de los pueblos.

4.-BAUTISTA ROJAS, Yuni: Luís Barrios Cruz. Poesía y Llano

5.-DIAZ NIEVES, Tirso: Porqué San Jerónimo de Guayabal no figura en la Historia….

6.-RODRÍGUEZ MIRABAL, Fdo: Guayabal y Otros Pueblos del Sur del Estado Guárico.

7.-SANTAELLA, Franklin: ¿Quién era Gregoria Camacho?

8.-HERNANDEZ, Felipe: Aportes Históricos sobre Distribución de Población y Esclava en la Feligresía de Guayabal.

9.-LOPEZ SANDOVAL, Eduardo: Donde Nació el Llanero.

10.-JABANO, Freddy: Apuntes para la Crónica de San Jerónimo de Guayabal.

11.CASTILLO, Pedro: Guayabal en el Tiempo de la Independencia.

12.-LARA BOLIVAR, Elisur: Un Sacerdote Guayabaleño y su Noble Misión.

13.-ARANA, Hugo R: Guayabal. Pueblo de Cumbes, Rochelas y Cimarrones.

14.-LOPEZ GARCES, Carlos: Un Hecho Represivo en Orituco.

15.-JIMENEZ LAYA, Italo: Germán Fleitas Beroes. Poeta de la Llanura.

16.-CELIS LUGO, Félix: Jiménez Laya y la Asoc. de Cronistas del Edo. Guárico.

17.-PEREZ LARRALDE, Alberto: Palabras para un Libro


Nazareno. Iglesia de San Jerónimo.

Felicitamos desde esta tribuna al Cronista del Municipio San Jerónimo de Guayabal y a todo el equipo que hizo posible la realización de este importante encuentro. Los lugareños nos sentimos orgullosos! Guayabal derrochó hospitalidad, amabilidad, educación, generosidad. Hasta la próxima!

sábado, 20 de junio de 2009

José Rodríguez Sáez: Político y Escritor

Ponencia presentada en el Encuentro de Historiadores y Cronista en Tucupido, Estado Guárico. 11 de junio de 2009


Argenis Ranuárez A.


(Abogado y Cronista Oficial de San Juan de los Morros, estado Guárico, Venezuela)





José Rodríguez Sáez, nació en 1938 en el Caro de la Negra, caserío situado entre Tucupido y Zaraza. Murió en accidente aéreo, en San Rafael de Laya, en 1983.

Rodríguez Sáez fue una inteligencia superior al servicio de Venezuela, en su doble faceta de político y escritor.

Don Lorenzo Rubín Zamora, el quijote de la cultura guariqueña, así escribió en su “Diccionario biógrafo del Estado Guárico”:

“Rodríguez Sáez (José), meritorio guariqueño quien de su modesta condición de hijo de cuna humilde, pero honorable familia campesina, ha alcanzado con sus propios esfuerzos, una posición elevada como literato y como político. Es “orador de grandes recursos y trabajador incansable”. Ha sido electo diputado al Congreso Nacional por el estado Guárico, mandato que no ha ejercido por compromisos ineludibles con el movimiento obrero.

Es autor del libro “Oratoria para un militante de base”, aparecido en 1971. nació en Tucupido (1938), casado con Khena Ruiz. Hijos: José Humberto, Yoquikenio, José Guillermo, Luis Gerardo, Juan Bautista y Beatriz Rodríguez Ruiz”.

Este hombre vivió menos de medio siglo y sin embargo dejó huella profunda durante su corta travesía terrena. En Tucupido, donde fue obrero petrolero, pasó a San Juan de los Morros, como alto dirigente regional del partido Copei y de allí a Caracas, donde ejerció la dirigencia nacional de esa organización política y donde inició su actividad como escritor.

Era un orgullo para Rodríguez Sáez haber nacido en esta tierra. Como orgullo era su origen humilde y su condición de campesino y de obrero. Su aguda inteligencia le permitió pasar de dirigente local a distrital, regional y nacional. En lector emprendido, acucioso, investigador de la sociología, la psicología social, la antropología y de los estudios políticos. Estaba al día en materia económica y en literatura fue apasionado de los clásicos. En su bien cultivado forma expresiva, citaba con frecuencia a Twain, Hemangway, Poe, Cervantes, Tolstoi y Bolívar. Así como fue de bueno su discurso en actos políticos, lo fue su prosa sobre historia regional y nacional, buena fue su palabra en la amena conversa, caracterizados todos por la contundencia propia de los convencidos, que solo con argumentos convencen. Rodríguez publicó nueve obras, suficientes para ganarse puesto de honor en la historia política y en las letras regionales. Vivió siempre de prisa, como si presintiera la temprana llegada de la hora final, estuvimos cerca de ese hombre, formamos parte de su equipo de gobierno, y de él recibimos manifestaciones de aprecio.

De los Estados Unidos nos trajo unas manos cruzadas en actitud de oración manos de grueso, pesado y transparente material. Cuando lo veíamos en su peculiar manera de verse aquellas manos gigantes y frotárselas, pensamos que algo o mucho se tenía entre sienes con las manos. Cuando escribió sobre Páez, escogió las manos del centauro como tema, y como título: “las manos de Páez”.

José, simplemente José, vivió su lugar y su tiempo. Lo vimos enamorado de la vida, del amor, de las mujeres, de los hijos y del Guárico, donde predicó para la formación y cultivo del sentimiento regional; la guariqueñidad, constante en su palabra, palabras que sonaba como él se veía, entusiasta hasta el final.

Del José Rodríguez Sáez, hombre público, guardamos el recuerdo bueno de un llanero de muchas lecturas, aguda capacidad crítica, vitalidad inagotable, nobleza con su adversario, solidaridad humana donde fueron a beber sedientos y a abusar oportunistas. Del escritor, la admiración a un creador que manejó con maestría el idioma de Cervantes, que prosa cargada de imágenes frescas y espontáneas como el mismo.

En este “I Encuentro de Historiadores, Cronistas e Investigadores” de su amado Tucupido, no vamos a perder oportunidad tan valiosa para referirnos a una de sus obras, “Ribas, el hombre del gorro frigio y su trágico final en Tucupido”. (San Juan de los Morros, Gobernación del Estado Guárico, 1983).

Esa obra constituye un aporte invalorable para el conocimiento de una vida ejemplar, truncada por la mano criminal tras la delación. . El libro tiene prólogo del académico Adolfo Rodríguez, quien bajo el título “Para la Biografía del heroísmo” esto dice sobre el autor:

“El reto de conmemorar a Bolívar en nuestro estado, desde 1980 nos ofreció esta posibilidad de conocer a José Rodríguez Sáez, que dice de un intelectual prestado a la oratoria, un orador prestado a la política, un político prestado a la administración pública… su lar doméstico – Tucupido o el Caro de la Negra- ostentaba ya en el joven líder haber sido periodista de circunstancias duras… de eso nos habla este discurso, estos escalofriantes detalles de un ímpetu aún poco conocido y que tiene en Rodríguez Sáez un baqueano que pesquisa, compara, discute, reporta, concluye, relata, acota en minucias que aclaran, para esa clase magistral que desde la tribuna de 1983 los mejores hijos del Guárico nos dedicamos a dar oportunamente.”.

El trabajo de José Rodríguez Sáez tiene fotografía y reproducciones de Carlos Hernández. El autor lo dedica “al señor presidente de la República, Dr. Luis Herrera Campins,” como un modesto pero sentido testimonio de reconocimiento a su empeño por animar y motivar al país, para los grandes tributos que se le han rendido al Padre de la Patria en el bicentenario de su nacimiento”.

El dilecto hijo del Guárico gobernó a su estado por disposición de Herrera Campins, su entrañable amigo. Rodríguez Sáez hace un paneo desde el descubrimiento en 1492, pasa por la Revolución Francesa, la Guerra de ocho años de los EE.UU, contra Inglaterra, y sobre la situación de Europa desde finales del siglo XVIII. Con una prosa cargada de lirismo, trata sobre los primeros intentos de independencia”, con la fuerza de sus contundentes afirmaciones, van también sus interrogantes.

“¿Cuántas veces fue tumbada y cuantas veces volvió a erigirse como una fiera herida?. ¿Cuántos de sus hijos, rebelados contra la prepotencia hispana, regaron con su sangre y con sus huesos su propia tierra?, ¿cuántos crespones de luto se hicieron cruces a lo ancho y largo del camino?.

José – simplemente José, como se le llamaba aquí, allá y más allá – trata los últimos días de Bolívar en Santa Marta. Al preguntarse que sortilegios, que potencias celestiales alentaron al Libertador, a emprender tantas proezas y sacrificios, el mismo se responde: “Surge de su pasión por la justicia y la igualdad, de su vergüenza por la esclavitud colonialista, de su generosidad y desprendimiento sin límites de su amor por los sagrados derechos del hombre y de los pueblos”.


RIBAS, EL HOMBRE DEL GORRO FRIGIO


Diecisiete páginas de su obra dedica José Rodríguez Sáez el prócer José Félix Ribas. Lo ubica entre los pocos que alcanzaron ceñirse los Laureles de la Gloria, “una estrella fugaz en el cielo de la patria, pero cuya estela luminosa quedó grabado para siempre en la memoria agradecida de su pueblo”.

El autor expresa su convicción sobre el valeroso Ribas que derrotó a Boves en la Victoria, el 12 de febrero de 1814, ubicando en ese día de gloria para la patria, el encumbramiento de Ribas en el pedestal de la historia. Cita a Juan Vicente González, a Uslar Pietri, Eduardo Blanco, Miguel Angel Mudarra, Guillermo Morón, Vicente Lecuna y a una buena cantidad de historiadores. Magistral es el esbozo Rodríguezsaeziano sobre la breve vida de la Primera República, “primer gran fracaso de nuestra experiencia como país libre”, dice, al tiempo que reivindica a Miranda – eco de las voces de Parra Pérez y Adriani – sobre las infundadas acusaciones de traición a la patria y manejo indebido de dinero. Ribas, tío del Libertador, huye con éste a la Nueva Granada, tras la capitulación de Miranda,JRS da detalles.

No vacila en calificar el ajusticiamiento de José María España, caudillo de la Revolución de 1787, como elemento importante en las conviciones de Ribas, testigo de aquel espectáculo de horror en la plaza Mayor de Caracas. Cuando Ribas tiene 24 años, Refiere el exilio de la familia Ribas en Curazao, los estudios de Ribas en el Seminario San Francisco “sin saber que el destino caprichoso habría de sustituir la Biblia por una espada, convirtiéndolo en uno de los más temerarios combatientes republicanos”.

Rodríguez Sáez escribía como hablaba, y hablaba como pensaba, era un convencido y de convencido de la vida era su prédica de Patria, de Republica y de País. Elogia el encendido verbo y rápida captación de las masas de Ribas. “Donde él llegaba – dice con emoción patriota – todo se vestía de luz y entusiasmo”.

Destaca el autor la actuación de José Félix Ribas como gobernador militar de Caracas y de las rápidas posiciones que éste logró “mediante su natural talento, dinamismo y voluntad”. Rodríguez establece diferencia entre el José Félix Ribas de la Primera Republica, “donde destacan sus dotes de orador y civilista, con su genio militar, demostrado durante la Campaña Admirable, culminada el 7 de agosto de 1813, con la entrada triunfal de Bolívar a Caracas, procedente de la Nueva Granada, proeza que le valió el título de “Libertador de Venezuela” junto al nombramiento de “Capitán General de los Ejércitos”.

El autor destaca la actuación de Ribas para hacer posible la invasión de Venezuela desde Colombia y la participación de héroes nacidos en ese pais, de la talla de D´Elhuyar, Mazo, Girardot y Ricaurte. Destaca igualmente la bravura y el coraje de Ribas en Niquitao, el 23 de junio de ese año 13, con un arrollador triunfo en desiguales condiciones y en Los Horcones, casi un mes después, a quien el Libertador llamó “el vencedor de los tiranos, el héroe de Niquitao y los Horcones sobre quien la adversidad nada puede”.

Bien documentado, Rodríguez hace afirmaciones nada fáciles de desmentir, contrariar o demeritar. Califica a la Segunda Republica de “hija de las armas”, perdida 16 meses después por falta de unidad de los patriotas, inexperiencia y al desbordante magnetismo de Boves, quien avanzó sobre Caracas, penetrando a los Valles de Aragua con la derrota al Ejército patriota en la Batalla de la Puerta.

Cita a Eduardo Blanco, valora el arrojo de Ribas en la Victoria y llega finalmente al momento del trágico final del prócer en Tucupido. Pareciera que el autor del magnífico ensayo histórico hubiera estado presente en cada jornada, en cada batalla. Narra la huida de Ribas hacia Valle de la Pascua. La traición en Tucupido, la captura y la muerte del prócer el 3l de enero de l8l5,colgado en la horca y su cabeza frita en aceite,colgada en un palo su mano derecha a media legua del pueblo, y su cabeza enviada a Caracas, via Barcelona,con el gorro frigio que Ribas usó desde los dias del triunvirato.

Cierra su obras José Rodríguez Sáez, con la evocación de sus días de niño cuando contemplaba con curiosidad adolescente en carapacho de un cují negro todavía en pie, donde habían colgado al General. Así culmina el relato del inolvidable tucupidense:

“Desde la parte alta del terrablen, se contemplaba la silueta del cují manchado de sangre y cargado de historia. Lo mirabamos con respeto y con temor. Sabíamos que alli habían muerto los sueños de un valiente, traicionado en una hora aciaga de la republica, para endosarle a este pueblo, el nombre de un caraqueño que abonó con su sangre los campos de una tierra que lleva nombre de guerrero invicto: “RIBAS”

Finalizamos esta ponencia con una propuesta: que el señor Alcalde Jesús Antonio Aguilar, quien bien conoció a Rodríguez Sáez, campesino, orador, político y escritor, decrete una edición de: “Ribas el hombre del gorro frigio y su trágico final en Tucupido”, para que las generaciones de tucupidenses, de ribenses y guariqueños de hoy, conozcan por la palabra sentida, reverente, lúcida, poética y sabia de José, buena parte de la vida del vencedor de la Victoria, espíritu, corazón, cerebro, brazo y piernas, entrega total, vida inmolada por la libertad.

Que así sea.

Tucupido 11/06/2009

lunes, 8 de junio de 2009

CORREOS RECIBIDOS

De: Leonardo J keops reydeegipto@hotmail.com
Para: jerohmontilla601@gmail.com
Fecha: 7 de abril de 2009 18:20
Asunto: sr jeroh, como esta... espero me lea

Hola amigo, lo felicito por su trabajo en la Pág.… a la vez quería preguntarle que información tiene acerca de la casa misteriosa que llaman “casa del chino” que esta entrando por la via Píritu….?? Es verdad que han venido científicos extranjeros a estudiar el fenómeno que allí ocurre? Es verdad que esta entre las 50 casas mas embrujadas del mundo..??? cualquier información que me pudiera ofrecer de corazón se lo agradecería, ya que desde cierto tiempo me he sentido vinculaciones fuertes y jamas he estado alli.... me gustaria informarme de lo que ocurre alli.. mucho le agradeceria de verdad.. un coordial saludo a su esposa e hija

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De: tony matisnado1551@sbcglobal.net
Para: jerohmontilla601@gmail.com
Fecha:14 de mayo de 2009 14:55
Asunto:Historia-Tiznado


Senor Montilla , me podia dar informacion sobre el nombre tiznado y su origen . Tengo interes en la historia de este nombre . En mi caso es apellido Tis(z)nado . Mis estudios son en historia y familia . Que no vivia un hombre ( o tribu ) que le decian el-los Tiznado (s) ? . Tengo tiempo buscando historia en esto , pero no se encuentra documentos y prueva de sus existencias . En particular no ay escritura de la gente , tribus de su pais . Gracias , Mario Tisnado Aguila . Estoy ubicado en estados unidos de america , San Diego California . Nacido en Mexico . Cual quiera ayuda , informacion que pueda compartir me daria mucho gusto . Otraves . Muchas Gracias .

CORREOS RECIBIDOS

De: LEOPOLDO GARCIA poloriki5@gmail.com
Para: jerohmontilla601@gmail.com
Fecha:15 de marzo de 2009 15:22
Asunto:iglesia del carmen de calabozo

Buenos dias, Sr. Montilla, mi nombre Leopoldo Garcia Hidalgo, hijo, nieto, tataranieto de Calaboseños, me ha extrañado mucho que en sus investigaciones y escritos sobre la Iglesia del Carmen de Calabozo, no se nombre al verdadero creador de esta iglesia y que no fue otro que Don Jose Ramon Garcia Rodriguez, isleño de pura cepa, me agradaria mucho conocer su opinion sobre este particular, fijese ud. que hasta los santos fueron traidos desde España financiados por el mismo y no por limosnas de los creyentes. Don Jose edifico este templo como testimonio y agradecimiento a Calabozo, ciudad a la que quizo con tezon y que le permitio vivir en sana paz con toda su familia. Reciba mis saludos y estoy a su orden para suministro de cualquier dato que pueda informarle al respecto. Atentamente Leopoldo Garcia Hidalgo

San Juan de los Morros, San Sebastián y Taguay entre soles de olvido

ARAGUA SE METE EN GUÁRICO



Alberto Hernández

(Periodista, escritor y poeta venezolano. Maracay, estado Aragua)



** El mapa de Aragua se adentra en el cuerpo de Guárico. Una discusión ya olvidada nos recuerda las mudanzas de villas y comunidades que hoy continúan buscando el perfil de un territorio propio en el espíritu.

** Un largo camino hace del hombre de estos pueblos permanente viajero, como si las distancias viviesen en la mirada inocente de los días.



La línea limítrofe entre Aragua y Guárico tropieza con pueblos silenciosos, tristes, tocados por una intemperie abandonada al sol, al polvo y a las largas distancias. Pueblo desnudos.

Todos los caminos regresan con el espejismo. Al final, la ilusión de encontrarnos, pero el horizonte sigue vivo frente a la mirada del viajero. A lomo de carreteras topamos con la sorpresa, los túmulos del suelo inician otro paisaje.


San Juan de los Morros


Desde la última calle de Villa de Cura, como decir un parpadeo, casi se ven los morros de San Juan. Columnas de piedra amurallada. Salpicones del tiempo y pátina vegetal. Un río casi muerto nos orilla. Curvas y meandros que renacen con las lluvias y colocan almohadas verdes en la mirada. Después aparece la comarca. Pesado dinosaurio, accidente geográfico y político: San Juan de los Morros.

Lo primero que nos muerde al llegar es el monumento a las Batallas de La Puerta, donde Bolívar fue vapuleado varias veces por los realistas de Boves.

La avaricia de Garci González de Silva dibuja –por el oro y la maldición del trópico- los primeros ranchos. El latifundio, el latrocinio peninsular, recrea el paisaje y los morros destacan otra identidad, la de aquí. Los Morros son un golpe en el rostro.

La parroquia de San Juan –según el obispo Mariano Martí- se erige antes de su llegada en 1783. Dos pueblos se peleaban el nombre de la patrona: San Sebastián de los Reyes y el ya nombrado San Juan de los Morros. La Virgen de La Caridad viajaba regularmente de un sitio a otro. En la casa de San Juan de Luis Jiménez de Rojas era adorada. En uno de esos paseos se salva milagrosamente del fuego. Pero es San Sebastián el villorrio que lleva la marca de adoración, luego de un largo proceso legal.

Las piedras no olvidan las matanzas de Antoñanza. Una gruesa y larga línea de muerte hasta Calabozo.

Gómez la hace cabeza política administrativa del estado Guárico en 1934, quitándole a la Villa de Todos los Santos de Calabozo el privilegio de llevar el emblema capitalino. Trifulcas estudiantiles, disparos y hasta el rostro del dictador quemado en la plaza Bolívar del pueblo de Lazo Martí. Eran los arrojos contra el de La Mulera. En venganza, Gómez muda la capital a San Juan, previo acuerdo con Aragua. Cambio de pueblos. Guárico se queda con la mejor tajada.

Lo cierto de todo es que San Juan de los Morros tiene sutura limítrofe por el lado este de Aragua, y hasta casi se saludan –o lo hacen- a través del periplo de ambos pueblos, sobre todo de Guárico, para satisfacer una inmigración que ha hecho del “veguero” parte de una cultura en la que la ciudad combina acentos y hasta modos de respirar.

Una estatua inmensa del santo recibe el asombro del visitante. Un dedo hacia arriba apunta al infinito.


El color del tiempo


Desde un punto en el que convergen los morros, podemos ver la cabeza del coloso. Sobresale como entre nubes, con las paredes naturales de fondo. Suerte de milagro logrado por el fotógrafo.

La gigantesca presencia de San Juan se revela en cemento y altura. la corona gira como el tiempo y hace posible la vigilancia del patrono.

Entonces bajamos por esas calles de subidas y bajadas -porque bajar es más cómodo, menos agobiante-, en una mareante peregrinación hacia el corazón de la ciudad.

Un miedo a lo grande se instala en la mirada de quien tuerce el cuello para encontrarle los ojos al monumento colosal. Alguien toca con mano insegura la piel áspera y sorda del gigante que baja los ojos para recriminarlo. El cayado arrea el silencio, se mantiene en el mismo sitio, y como si lo oyéramos: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado…” (Juan 1:1).

Son tantos los años de pasar los párpados por los altos de San de los Morros, en la búsqueda de un signo que atestigüe su quietud, la posición austera, mística y alejada de este mundo.

En san Juan de los Morros habita un gigante semidesnudo, marcado por xerófitas y el polvo del desierto que viene del llano. Vigilante de las noches, protege el sol y las formas visibles. El coloso compite con los cerros, con la nomenclatura que la naturaleza le ha regalado al pueblo. San Juan señala con la mirada perdida el rotar de las estrellas y el paso lento de las horas.

Ha sido testigo de miserias y bondades, de crímenes y bendiciones, porque ha mirado sin mirar. Ha contemplado porque su sabiduría pertenece al silencio.


San Sebastián de los Reyes


Pueblo de accidentes, de mudanzas y círculos en su andar y peregrino es San Sebastián de los Reyes. Límite en el valle y la llanura, hito cicatrizante entre la hondonada y la carrera vertiginosa de la explanada.

Su primer aliento estuvo en Guárico. Mordido por los ríos Caramacate y Pao, su gentilicio es conocido en muchos ámbitos por la pronunciación de hombres y mujeres que lo hablan y lo sueñan.

Región de encanto, mano que marca el sitio. Ríos de cauces distintos albergan su fisonomía, le dan cuerpo entre cerros y soles y lunas tropicales, porque los días y las noches dan al hombre y a la mujer de San Sebastián miradas múltiples de luz bajo la sombra de sus techos de tejas, árboles inmensos, innúmeros, cerca de de las piedras de desaparecidos vómitos volcánicos. Hubo unos que escribían en la dureza de las rocas, y allí están los sonidos, silenciosos, ocultos en la lengua de quienes desaparecieron hace siglos.

Desde esa lejanía, San Sebastián de los Reyes se debate entre las tolvaneras de Guárico y la dilatada fugacidad de los habitantes de Aragua cuando invocan el nombre del resto de la tierra.


Taguay


Una de las pérdidas de Guárico es Taguay. 1934 inicia el cambio en el mapa. Hoy, asentada como comarca en Aragua, es un sitio olvidado, perdido entre voces que casi no se oyen en las oficinas de Maracay.

El obispo Mariano Martí dice que en el mismo sitio que es hoy Taguay estuvo San Sebastián de los Reyes, de acuerdo con el libro Historia del estado Guárico, de José Antonio Armas Chitty. La iglesia que fue de San Sebastián todavía existe en una ruina que contiene una joya colonial (el 27 de marzo de 1997 fue entregada al pueblo, reconstruida, después de muchos dolores).

En 1660 no era Taguay. San Sebastián ocupaba el espacio del preterido y comarcano silencio de la villa. Otros dicen que la fecha marcaba 1626.

Este rincón fronterizo respira un soplo de soledad, alimentado por el descuido, a pesar de haber sido asiento de señoría español desde el siglo XVII.

El Motor de aire desafía la segunda Ley de la Termodinámica. Invento de un guariqueño.