viernes, 26 de junio de 2020

El cultivo del café y la caña de azúcar en el Valle de la Sierra de Tiznados en el siglo XIX


José Obswaldo Pérez


En la sección montañosa de Tiznados, entre la estribación de la Serranía Interior y galeras, se definen desde los siglos coloniales-según nos cuenta el periodista e historiador José Obswaldo Pérez en este artículo-, una importante microrregión cafetalera y azucarera que estuvo establecida aquí hasta finales del siglo XIX.

Introducción
En Venezuela, para 1830, prevalecía la gran propiedad de las haciendas dedicadas a los cultivos de café, cacao y caña de azúcar; los dos primeros rubros fueron los dos principales productos de exportación de la economía nacional a lo largo del siglo XIX y principios del XX. Mientras, el último estaba dedicado al mercado interno a través de la producción de papelón y el aguardiente de caña. Estas unidades de producción, por lo general, estaban ubicadas en las zonas costeras o en valles cercanos a la misma región central del país. Más tarde, su intensificación

Por otra parte, la mayor parte de la historiografía del país considera al café como protagonista principal de la economía venezolana del siglo XIX. Sin embargo, el café fue introducido en Venezuela por la región de Guayana, a principios del siglo XVIII, y su explotación se inició en el valle de Caracas, Aragua y, por último, en las lomas cerreras del norte de Guárico, a partir de la década de 1780 (Depons, 1960; p.39). Tiempo cuando se comenzó a su comercialización y se impulsaba una nueva diversificación de las actividades económicas de las haciendas. Una de las razones de la presencia de este cultivo en las laderas montañosas de Tiznados, región noroccidental de Ortiz, tenía que ver con tres condiciones ventajosas de labranza: a) su menor costo de producción, b) posibilidad de utilizar suelos de secano y laderas de montañas, y c) alta capacidad de almacenamiento; la cuales favorecieron su arraigo como rubro  de comercialización. (Izard, 1960: 192).
De modo que el presente estudio consiste en determinar y caracterizar desde una visión geohistórica el paisaje agrícola en la Sierra de Tiznados, ubicada en la parte noroccidental del Distrito San Francisco de Tiznados del Departamento Bermúdez, especialmente, con la fundación de haciendas de caña y café en el siglo XIX, para finalmente inferir su estructura espacial con criterio de totalidad en un plano coherente y sistemático. En este sentido la investigación  es tipo documental cuali-cuantitativa y descriptiva, inmersa desde la perspectiva del cambio permanente,  como parte de un análisis histórico presente-pasado-presente.

El contexto agrícola tiznadeño
La microrregión de Tiznados -que forma parte de la subregión de Guárico- se ubica en una zona transicional entre la sección oriental de la serranía interior y los llanos, en marcado en el final e inicio de una ruta ganadera (Ortega, 1992; p.52). Esta situación geográfica la con- vierte en una área favorable no solamente para la actividad pecuaria sino también agrícola, pues como señala Ortega “ se trata de un valle largo y estrecho, de cerro bajos y alargados conocidos como `galeras` que se elevan entre 70 a 250 metros sobre las tierras adyacentes, un clima tropical o caliente de sabana, con una temperatura  media  anual  de  26 o 27ºC y dos periodos más o menos demarcados: uno seco que va de diciembre a abril y uno húmedo de mayo a octubre, con una precipitación media anual entre 900 y 1.600mm”(ídem).
Dentro de este espacio se halla el Valle de la Sierra de Tiznados, una sección ubicada en el distrito de San Francisco de Tiznados del Departamento Bermúdez y, desde la primera década del siglo XIX, se observa como un área agrícola donde se alternaban paisajes o “imágenes” de cultivos de caña de azúcar, añil y frutos menores como los del café o de la caraota.
Es pertinente acotar que, la producción de añil permanece como actividad de relativa importancia en la economía local hasta poco tiempo después de 1840 cuando es desplazada irreversiblemente por el café. Dentro de este escenario la actividad cafetalera se desarrolló en el binomio plantación-conuco como base de la hacienda dedicada, principalmente, a la producción agrícola vegetal. Tomamos en consideración la categoría hacienda como “una unidad productiva generadora de patrones de organización social y de relacionamiento político, como a un patrón de ocupación del  territorio”  (Carvallo y Ríos de Hernández, 1977; p.507).
En estas fundaciones de producción, el hacendado cultivaba determinados rubros agrícolas demandados por el mercado local, nacional o internacional, con una inversión  de capital y patrones tecnológicos limitados, la mayoría de las veces acompañados como ya se dijo de una economía de subsistencia representada por las plantaciones-conuco. La siembra del cafeto se extendió  a  casi  todas las haciendas, en algunos casos ocasionando cambios en el uso de las tierras, elemento principal para estructuración de la ocupación territorial. No obstante, la cría de ganado y el cultivo de cafetos, constituía las dos actividades dominantes de aquella área geográfica. Un informe del administrador de la Real Hacienda de Villa de Cura y San Sebastián de los Reyes, Diego de Bota, en 1795, daba cuenta no sólo de la vida social de la zona sino de la actividad económica que se desarrollaban. De acuerdo con Bota, citado por Botello (2007; p.43), en esta parte montañosa se cultiva maíz, añil, caña de azúcar y, además, se criaba ganado y bestias.

El auge del café en siglo XIX
Como ya hemos planteado el café (Coffea arabica) fue introducido en Venezuela por la región de Guayana Británica, a principios del siglo XVIII, y su explotación se inició en el valle de Caracas a partir de la década de1780 cuando comenzó su comercialización. Sin embargo, esta planta de origen abisinio (es decir, procedente de Abisinia o Etiopía, país africano que se sitúa entre el mar Rojo, Sudán, Kenia y Somalia; pero, particularmente, en el antiguo reino de Kaffa, como lo ha explicado el escritor e investigador venezolano de la cultura africana Arturo Álvarez D´Armas)  tuvo una breve decadencia motivada por la guerra de Independencia y se retomó su cultivo hacia 1820. A partir de esta fecha desplazó al cacao como el principal producto de exportación, extendiéndose por la región central  entre los valles de Aragua, tierras altas de Miranda, hasta penetrar a mediados del siglo XIX en la región de Guárico.
Al parecer en las haciendas originadas de mercedes y composiciones concedidas en el siglo XVII, en la región serrana de Tiznados, se estimuló su siembra al lado de la caña de azúcar; así como en las que se fundaron a finales del siglo XVIII, a partir de tierras para el cultivo de añil, y en las que se crearon en el siglo XIX, con el objeto expreso de cultivar café. De tal manera fue en la mitad de este siglo, cuando comenzó como actividad expansiva de la Venezuela agro exportadora, siendo en esta zona del Departamento Bermúdez, donde se desarrolló y donde alcanzó su manufactura no sólo para las necesidades de sus habitantes sino para el intercambio del comercio entre los centros de consumo. En 1873, la producción por este rubro llegó alcanzar los 2.000 quintales anuales (Castellano, 1973; p.138). Por otra parte, las contribuciones fiscales recaudadas por este concepto por la Tesorería General de Guárico, durante el primer trimestre  de 1878, alcanzaban la cantidad de 173 venezolanos.

Cuadro No. 1. Contribución Agrícola por concepto de café, 1878
Enero
143 Vs
Marzo
24 Vs
Abril
3 Vs
Mayo
3 Vs
Total
173 Vs
Fuente: Comunicaciones de la Subprefectura de Distrito Parapara, 1878

Según el Primer Censo de la República, realizado en 1873 por disposición del General Antonio Guzmán Blanco, en esta microrregión existió un total de 18 hacienda dedicadas al cultivo del café, caña y añil, todas ubicadas en la Sierra de Tiznados, lugar de clima semiárido montañoso donde la tierra es labrada por una clase social mestiza, indoafricana, muy diferente a la antigua aristocracia agraria dominante del siglo XVIII venezolano. Esta clase es la burguesía comercial que surge a la par de este producto con la constitución de un proletariado rural incipiente y que, según el escritor e historiador Adolfo Rodríguez (2014) influirá “ en los asuntos de poder en Calabozo a partir de 1863”.
Sumado a lo expuesto, el cultivo del café predominará más tarde como una actividad económica dominante y desde finales del siglo dieciochesco, este rubro había alcanzado su presencia en la zona alta de Tiznados, donde se impulsaba la diversificación del sector agrícola. No sólo las grandes plantaciones adquieren importancia para la economía regional sino también las pequeñas y medianas propiedades de producción con base en el conuco. Como dejan ver las fuentes, estas posesiones se encontraban principalmente en los sitios del Valle de La Plantilla, donde se ubica la Hacienda San Antonio Pereño, en la jurisdicción de San Francisco de Tiznados “donde se cultivan café y menestras fundamentalmente” (Botello, 2009). Asimismo se hallan las haciendas Platillón y Cerro Pelón, unidades de producción cafetalera entre la Sierra del Tiznados y Villa Cura, espalderas de San Juan de los Morros. También, las haciendas como “San Pedro de la Platilla” y La Trampa se dedicaron más allá de la tercera década del siglo XX a la actividad cafetalera.

Cuadro No.2. Actividades agrícolas en el Departamento Bermúdez, 1874
DISTRITO
HATOS
QUESERAS
HACIENDAS
CONUCOS
Santa Rosa
2
93
---
522
Las Mercedes
---
11
---
163
San José de T
6
58
 
708
Parapara
2
61
36
546
Sn Fco. Tiznados
3
69
18
916
TOTAL
13
292
54
2.945
Fuente:  Apuntes Estadísticos del Estado Guárico, 1967;p.139      

Del cuadro número 2 se puede inferir que la hacienda de caña y café predominaba geográficamente, en primer lugar, en el distrito Parapara, con 36 unidades de producción; y, en segundo lugar, en el distrito San Francisco de Tiznados, ambos jurisdicciones del Departamento Bermúdez, con 18 haciendas para un total de 54 unidades de producción. Podría sostenerse la demostración de una incipiente diversificación de las actividades económicas en la Provincia de Guárico y sus jurisdicciones departamentales que responden, en todo caso, a factores y condicionantes geohistóricos específicos.
En el caso del Departamento Bermúdez, la hacienda se concibe dentro de la conceptualización de un área espacial dinámica e influenciada por centros de consumo interno. A pesar de que estos dos rubros no aparezcan como un reglón fundamental, ya que predominaba una economía conuquera que alcanzaba a unos 2.945 conucos y otra derivada de la industria láctea, como las queseras que llegaban a unas 292 unidades de producción.

CUADRO No.3. Productores de Café ubicado en la Posesión La Platilla, 1876
NO.
PRODUCTOR
SITIO
DISTRITO
1
Manuel Bolívar
Glorieta
Parapara
2
Rafael Báez
Bilbao

3
Rudecindo Ramírez


4
Isabel Requena
La Piedra

5
Víctor Requena


5
Rito Requena B


6
Evaristo Pérez
Picacho Blanco
San Francisco
7
Carmelo Navarrete


8
Miguel Ceballos


9
Ascensión Ceballos


10
Francisco Pérez


11
Josefa Pérez


12
Agapito Cerpa


13
Antonio María Ceballos


14
Juan utrera


15
Encarnación Silva


16
Emilio Pérez


17
Lorenzo Riobueno


18
José Antonio Requena


19
Antonio Olivero


20
Salustiano García


21
Eulogio Bolívar


FUENTE: Registro de la Prefectura Civil del Departamento Bermúdez, 1876.    

Según el cuadro No.3, existían un total de 21 productores de café distribuido en cuatro sitios en la Sierra de Tiznados, entre ellos se mencionan Glorieta, Bilbao, La Piedra y Picacho Blanco. Los tres primeros pertenecen a la jurisdicción del Distrito Parapara y el último al Distrito San Francisco de Tiznados. Este era la jurisdicción con mayor número de cultivadores, en total unos 16 productores cafetaleros.
Como se desprende de los datos analizados, en los años 70 figuraba la  Sierra de Tiznados como un foco atrayente de fundaciones de café- la mayoría ubicadas en Platillón-, las cuales alcanzaban una superficie total de siembra de unos 89 mil 300 árboles. Entre los caficultores con mayores plantas de cafeto cuenta Carmelo Navarrete, nativo de Ortiz y con hacienda fundada de 20.000 matas. Le seguía Antonio María Ceballos, de Villa de Cura, con 12 mil plantas; Juan Utrera, de San Francisco de Tiznados, con 11.000 y Encarnación Silva con 8 mil. El resto lo componían pequeños plantíos entre 1.000 y 4.000 árboles, como se observa en el cuadro No.4.

CUADRO 4. Pequeños cultivadores de café, Distrito de Sn Fco de Tiznados, 1876
NO,
PPRODUCTORES
ORIGEN
ARBOLES
1
Evaristo Pérez
Caracas
4.000
2
Antonio María Ceballos
Villa de Cura
12.000
3
Juan Utrera
San Francisco
11.000
4
Encarnación Silva
8.000
5
Lorenzo Riobueno

4.000
6
Antonio Requena
3.000
7
Ignacio Bolívar

2.000
8
Jesús Rojas

2.000
9
Gumersindo Utrera

3.000
10
Antonio Juan Zerpa

3.000
11
Antonio Zerpa

1.000
12
Antonio Olivero

2.500
13
Carmelo Navarrete
Ortiz
20.000
14
Ramón Nieves
San Francisco
4.000
15
Eulogio Bolívar

3.000
16
Andrés Bolívar

3.600
17
Salustiano García
Parapara
2.000
18
Galletano Zerpa
San Francisco
2.600
19
Juan Olivare
San Francisco
2.600
TOTAL
89.300
FUENTE: Registro de la Prefectura Civil del Departamento Bermúdez, 1876.    

El cultivo de la caña de azúcar
 Otra de las actividades agrícolas es el cultivo de la caña de azúcar (Saccharum officinarum) que se desarrolla en el siglo XIX, como producto de la diversificación de la economía local. Sin embargo, es poco y dispersa la información sobre la presencia de este rubro en la primera mitad del siglo XVIII, particularmente, en nuestra área de estudio. Sin embargo, el informe del administrador de la Real Hacienda de Villa de Cura de 1795 testimonia sobre la explotación de este vegetal en Tiznados, a finales del siglo dieciochesco. Pero fue, hacia la mitad del siglo siguiente, cuando adquiere auge en el paisaje Tiznadeño y otros entornos de la microrregión de Ortiz, como da cuenta Ramón Páez en Escenas Rusticas en Sur América o la Vida en los Llanos de Venezuela (1973) al citar pequeños sembradíos en la zona para consumo local. También una relación mensual del mes de marzo de la Subprefectura de San Francisco de Tiznados, en el año 1876, como se observa en el cuadro No. 5, muestra cómo los cultivos estaban ordenados en tablones de distintas medidas generalmente de 6.900 metros cuadrados que era la superficie aproximada de un tablón, los cuales rendían un producto neto entre 200 y 240 pesos anuales. Los tablones contiguos están separados por una  avenida o camino. En el Distrito San Francisco de Tiznados existían nueve (9) tablones de caña distribuidos en cinco sitios geográficos de la Sierra de Tiznados, entre los que se menciona San Pablo, Platanal, Bartolo, Hollito y Mocundo. En estos lugares se encuentran un total de siete cañicultores, entre los cuales se hace referencia a los hermanos José y Ángel María Caballero, Nemesio Herrada, Concepción Acuña, Julián Núñez, Leandro Breto y Felipe Tovar.
Hacia finales del siglo XIX, la riqueza agrícola de la sección Guárico, según el tercer censo de Venezuela de 1891, estaba distribuida en seis distritos, en los cuales se puede observar el número total de plantíos de café, caña de azúcar y cacao. Además de los totales de trapiches y alambiques existente en la entidad. En primer lugar, el cultivo de café constituía el rubro más destacado para ese año en la región, con 437 sembradíos de cafeto. Siendo el distrito Monagas el primer productor con 227 plantaciones; le sigue el distrito Independencia con 172 sembradíos y por último, Roscio con 38 plantíos.
 En segundo lugar, el cultivo de la caña figura como otra de las siembras más destacadas a finales del siglo XIX, cuyas cifras de unidades productoras alcanzaba 158, en todo Estado Guárico; siendo Monagas, Crespo y Roscio las poblaciones con mayores plantíos. Por último, la siembra de cacao geográficamente se ubica sólo en el distrito Monagas, una de las zonas más significativa de este rubro con cuatro grandes sembradíos.

NOMBRES
  TABLONES DE CAÑA
 SITIO
José Caballero
1
San Pablo
Ángel María Caballero
2
Nemesio Herrada
2
Platanal
Concepción Acuña
1
Bartolo
Julián Núñez
1
1
Leandro Breto
1
Mocundo
Felipe Tovar
1
Total
9

FUENTE: Registro de la Prefectura Civil del Departamento Bermúdez, 1876.       

Finalmente, en  el  censo referido, hay dos columnas con cifras relacionadas con el uso del trapiche y el alambique, como elementos tecnológicos para el procesamiento de la caña de azúcar. El trapiche consistía en un molino exprimidor, compuesto generalmente de tres cilindros o masas, de madera o hierro. Existía de dos tipos trapiches: aquellos movidos con fuerza animal, llamados trapiche o ingenio  de  mula y aquellos movidos por fuerza hidráulica o trapiche de agua. Estos últimos se generalizaron, pero en el paisaje geográfico guariqueño convivieron ambas tecnologías. En total había 107 trapiches, siendo el distrito Monagas la localidad que ocupa el primer lugar con 57 ingenios, seguido de Roscio con 18 e Independencia con 10. Los restantes distritos Crespo, 9; Zaraza, 8 e Infante 5.
Por otra parte, los alambiques era la maquinaria necesaria para la elaboración del aguardiente. Su uso era común en casi toda la totalidad del Estado, como se observa en la columna referida en el cuadro No.5, donde se desprende un número de 61 unidades destiladoras de bebida espirituosa; pero, también, se aplicaba en las medicinas. Monagas era el distrito con más alambiques en la región, con 43; Independencia, 7; Roscio y Zaraza, cuatro cada uno e Infante, tres.

CUADRO NO.5 Riqueza agrícola de la Sección Guárico, 1891.
DISTRITO
PLANTÍO
DE CACAO
PLANTÍO
DE CAÑA
TRAPICHE
ALAMBIQUE
PLANTÍO
DE CAFÉ
Crespo
---
42
9
---
---
Roscio
---
21
18
4
38
Monagas
4
60
57
43
227
Infante
---
10
5
3
---
Zaraza
---
14
8
4
---
Independencia
---
11
10
7
172
Total
4
158
107
61
437
Fuente: Tercer Censo de Venezuela, 1891;pp.546-547      

Conclusiones
Los datos documentales que hemos aportados y la reconstrucción histórica realizada, nos permiten algunas conclusiones que, esperamos, sean de alguna validez para hilvanar algunos elementos fundamentales de la historia de las plantas comestibles en Venezuela y especialmente en la microrregión de Tiznados, en el Estado Guárico. Es sobre la base de este tipo de aportes que será posible reconstruir nuestra historia agrícola, y otras historias afines ligadas a nuestras prácticas culturales. Hemos argumentado sobre fuentes documentales primarias dispersas en archivos locales, las cuales nos proporcionan informaciones tempranas sobre la presencia del cultivo de café y de la caña de azúcar en Tiznados. Esta geografía de siembras de café y caña de azúcar se debió en gran parte a una política dirigida a impulsar una nueva diversificación de las actividades económicas en la región para aprovechar mercados y nuevos negocios, además de las tradicionales actividades pastoriles.
Dentro de este orden de ideas, el cultivo del café en la zona alta de la Sierra de Tiznados contribuyó al proceso de privatización y estructuración de la propiedad de la tierra. En primer lugar, la extensión de espacios agrícolas con el aumento del número de haciendas de café significó un germen de capitalismo comercial y usurario en estrecha relación con el mercado interno y exterior. En segundo lugar, la importancia que alcanzó en la economía local las posesiones de café con base en el conuco, las cuales representaban relativa interdependencia entre ambas.
En cuanto a las haciendas de caña de azúcar se organizaron en función de un mercado local para obtención de dos productos principales: papelón o panela y aguardiente. Esta peculiaridad de tecnología, productos y mercado se va a mantener e incrementar hasta finales del siglo XIX, cuando son más numerosas las referencias históricas sobre el cultivo de la caña de azúcar y se destaca la organización y producción de grandes haciendas cañeras, especialmente en la región centro-costera en las cuales la tendencia dominante parece haber sido hacia la producción de papelones para los mercados locales.
En lo que respecta a la tecnología utilizada en las haciendas de caña de azúcar, aparecen importantes innovaciones, motivadas por el relativo auge económico que se produce en la segunda mitad del siglo XIX y por la posibilidad de satisfacer un mercado interno y hacer de la producción de derivados de la caña de azúcar un negocio rentable.

Bibliografía consultada
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BOTELLO OLDMAN (2007).Parapara a Vuelapluma. Orígenes y Evo lución Histórica. San Juan de los Morros: Publicaciones de la Universidad Rómulo Gallegos.
BOTELLO OLDMAN (2009). Retazos de Historia. Maracay: Edición del Autor.
CASTELLANOS  RAFAEL  RAMÓN (1967).  Apuntes  Estadísticos del Estado Guárico (1875).Caracas: Bibliotecas de Temas y Autores Guariqueños.
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RÍOS DE HERNÁNDEZ, J. (1988) La Hacienda en Venezuela. Caracas: Fondo Editorial Tropykos.
RODRÍGUEZ, ADOLFO (2014). La capitalidad. San Juan de los Morros: Editorial FC.

El Motor de aire desafía la segunda Ley de la Termodinámica. Invento de un guariqueño.