Prof. PABLO PÉREZ
ARAGORT.
San Juan de los Morros, Capital del Estado Bolivariano de Guárico, esa localidad
que nació en forma espontánea aproximadamente a mediados del siglo XVIII,
enclavada en un valle intermontano de la serranía interior del tramo central de
la cordillera de la costa y que además debe su nombre al hecho de que es
surcada por la corriente del rio San Juan,
combinado con los imponentes morros ( Paurario)que forman parte de su
geografía, tiene la especificidad de contar hace poco más de treinta años con un centro
hospitalario, el cual fue construido producto de la necesidad generada no solo
por su crecimiento poblacional, sino de aquellos lugares circunvecinos como son
Parpara, Ortiz, El Sombrero, Tiznados, Altagracia de Orituco, y de los pueblos
del sur de Aragua(San Sebastián de los Reyes, Camatagua, San Casimiro) y hasta
del Estado Miranda como Cua, conjunto
que podemos catalogar como una
región histórica.
Surge este recinto hospitalario en
sustitución del viejo hospital Guárico, el cual funcionó en la avenida Bolívar,
en lo que hoy se conoce como Casona Universitaria. Este viejo hospital que por
mucho tiempo satisfizo las necesidades de la población sanjuanera y sus
adyacencias cumplió su ciclo, hasta que llegó el momento en que mediante un
proceso de fragmentación sus
servicios fueron trasladados al hospital moderno, denominado “Israel Ranuárez Balza”, en honor al
insigne médico guariqueño quien dedicó toda su vida como profesional de la
medicina, no solo al servicio de la
salud sino también al progreso general de un pueblo que de alguna manera ha
querido retribuirle en parte a su vocación de servicio ciudadano, colocándole su
nombre al recinto hospitalario más
importante de esta localidad.
Desde sus inicios, el hospital “Israel Ranuárez Balza”, el cual se ubica
frente a la calle-avenida Santa Isabel, generó un
cambio en el uso del espacio, en
terrenos que formaron parte de la antigua hacienda del mismo nombre, y ha
estado ofreciendo su servicio de salud, a todas las comunidades antes
nombradas satisfaciendo las necesidades de los diferentes estratos sociales que a este
han acudido a lo largo de estas tres décadas de existencia.
En estos treinta años de servicio el
hospital “Ranuárez Balza”, ha sido escenario donde han confluido situaciones
sociales de diferentes matices, dada la estructura compleja de que está compuesta
nuestra sociedad. Por eso ha sido muy
común observar círculos de amistades que han surgido entre personas oriundas de
diferentes lugares que han tenido la oportunidad de coincidir en este lugar en
búsqueda de un bien común como es la salud,
pero también ha sido escenario de serias desavenencias familiares, las
cuales han surgido como consecuencia de la formación cultural que tienen
aquellos que se han visto en la necesidad de asistir allí, por eso es cotidiano
ver familias que tienen confrontaciones motivadas por evasiones de la
responsabilidad, en cuanto al cuido de
los deudos que allí han tenido internados.
Pudiera decirse que el “Ranuárez Balza”
ha simbolizado para los usuarios que
allí acuden dos grandes polos o extremos como: son la vida y la muerte. Ha sido
muy común en estos treinta años observar familias que salen airosas,
triunfantes, felices, con sus familiares que fueron dados de alta, gracias a su recuperación, pero también lo ha
sido ver y oír a aquellos dando gritos
de dolor, de impotencia, de rabia y de derrota, por los familiares que no
lograron superar los estragos de sus dolencias, sentimientos que muchas veces
se proyectan hacia los médicos, enfermeras, otros trabajadores y hasta
desconocidos que les ha tocado presenciar esas escenas que contagian a
cualquier ser cargado de empatía.
Es este sanatorio al igual que todo
centro hospitalario un espacio a donde acude la población a buscar la
prolongación de la vida, pero también han acudido en búsqueda de la muerte, por eso en sus inicios,
estando en proceso de construcción década de los setenta, un hombre se suicido
colgándose de uno de los frondosos arboles que rodean esta infraestructura,
también ya en su proceso de funcionamiento algunas personas se han suicidado
lanzando desde los pisos más altos de su edificación.
Pudiera decirse que este hospital es
una pequeña muestra del acontecer nacional, regional y local, pues toda la
problemática socio- económica que se ha ventilado en las tres últimas décadas ha
repercutido de alguna manera en la realidad de esta institución, esto se
manifiesta en la cantidad de personas que llegan desde lugares cercanos y
remotos quienes muchas veces tienen serias dificultades para adquirir las
medicinas y efectuar los exámenes requerido por sus familiares, usuarios que
últimamente son objeto del llamado bachaqueo de las medicinas por parte de
seres inescrupulosos que ven a la salud como una mercancía y se aprovechan de la necesidad ajena.
Por otra parte, También hay que
recordar que en la década de los noventa, el servicio hospitalario al igual que
muchos servicios públicos iban camino hacia un proceso de privatización y ya en
el “Ranuárez Balza” se daban los primeros pasos para tal fin, por eso habían
implementado la llamada “colaboración económica” para la realización de consultas y exámenes de rutina, lo cual era
una especie de ensayo para lo que venía después. Esto fue frenado por el presidente Hugo Chávez una
vez que asumió la presidencia de la Republica y transformó el llamado gasto social en
inversión social.
En otro orden de ideas, el hospital “Israel Ranuárez Balza”, respondiendo a su denominación,
le proporciona hospitalidad a todos aquellos viajeros que se dirigen a
diferentes regiones del país como oriente, occidente, Apure, Amazonas y que por
diversas razones les corresponde pernoctar en San Juan de los Morros al no
conseguir transporte, por lo que este espacio constituye un lugar seguro para
pasar la noche en espera del siguiente
día y poder seguir hacia su destino.
Además de ello y como producto de la situación social crítica, existen una
serie de indigentes, enfermos mentales y ancianos en situación de calle que
hicieron de éste en un momento
determinado su lugar de residencia.
Además es uno de los pocos hospitales que posee una sala de espera donde pueden
permanecer de manera relativamente segura los familiares de los pacientes.
Este hospital se inicio a mediados de
la década de los ochenta ofreciendo los servicios básicos y algunas especialidades,
pero a medida que ha transcurrido el tiempo se le fueron incorporando otros
servicios, entre los cuales hay que destacar el de medicina nuclear para los
pacientes con enfermedades como el
cáncer en la década de los dos mil, lo cual es de gran importancia debido a que
antes estos enfermos tenían que irse a
Caracas, Maracay o Valencia para poder cumplir sus tratamientos, por eso allí
acuden pacientes de los estados llaneros, también de Aragua, Carabobo y Miranda entre otros, los cuales consideran que
este hospital a pesar de la escasez y de las limitaciones que presenta en la
actualidad sigue siendo una de las mejores alternativas de salud para la
población de pocos recursos de esta importante región histórica.