martes, 20 de octubre de 2015

EL PRÓCER JULIÁN INFANTE

Ponencia presentada en el
VII ENCUENTRO DE CRONISTAS, HISTORIADORES E INVESTIGADORES
MUNICIPIO CHAGUARAMAS
ESTADO GUÁRICO


Carlos A. López Garcés
Cronista del Municipio José Tadeo Monagas
Estado Guárico


            Julián Infante es uno de los héroes de la Independencia de Venezuela de los que se habla poco, aun cuando diversas noticias sobre este personaje heroico están dispersas en fuentes distintas, de las cuales son extraídas las enumeradas a continuación en orden cronológico: :

1º.-  Nacimiento y parentela

            El lugar y la fecha de su nacimiento son desconocidos; sin embargo, Lorenzo Zaraza, en su obra La Independencia en el Llano, citado por José Antonio de Armas Chitty en su Historia del Guárico, afirmó que nació en jurisdicción de Chaguaramas, quizás en el sitio de Cañaveral hacia el año 1784. Tampoco hay datos conocidos disponibles sobre su parentela; apenas el propio Lorenzo Zaraza agregó que era hermano de Leonardo Infante (otro de los próceres independentistas), lo cual fue desmentido por el mismo De Armas Chitty(1)

2º.-  Incorporación a la guerra

            Julián Infante se identificó con el independentismo republicano, por lo que se incorporó a la lucha emancipadora desde sus comienzos. Ante la capitulación de Francisco de Miranda en 1812, se unió a las tropas dirigidas por Pedro Zaraza, con quien participó en toda la guerra al mando de un escuadrón de caballería. Estuvo activo en la totalidad de los combates sucedidos en los llanos de Guárico, Anzoátegui y Monagas, en cuyos territorios los patriotas mantuvieron guerrillas durante los años de beligerancia(2).
           
            De acuerdo con informaciones aportadas por el general Rafael Carabaño, transcritas por el académico Telasco Macpherson, el capitán Julián Infante fue quien recibió en las riberas del río Manapire al joven Julián Mellado (otro héroe republicano guariqueño), quien decidió integrarse al ejército de los libertadores después de renunciar a la idea de incorporarse a las milicias realistas, que organizaba el capitán Francisco Rosete, por ordenes de Domingo Monteverde, en la plaza de El Sombrero en los primeros meses de 1813. La decisión de Mellado habría sido consecuencia de su repudio al maltrato que Rosete le propinó a un negro anciano, quien observaba la formación de nuevos milicianos realistas en la plaza sombrerense, entre los cuales había dos hijos de aquel anciano, quienes abandonaron esas filas junto con Mellado(3).          

3º.- El Decreto de Guerra a Muerte

            El cronista altagraciano Adolfo Antonio Machado aseveró que al comandante Julián Infante, obedeciendo mandatos repetitivos del Gobernador de la Provincia, le correspondió detener a los españoles y canarios José Diego de Aragort, Juan María de Cerpa y Gil, Andrés Juan Marrero y José de Páiz, habitantes de los valles de Orituco, y remitirlos a Caracas en calidad de prisioneros, para darle cumplimiento al Decreto de Guerra a Muerte, dictado por Simón Bolívar en el Cuartel General de Trujillo el 15 de junio de 1813. Estos cuatro prisioneros fueron ejecutados, junto con otros compañeros de prisión, por el coronel Juan Bautista Arismendi, el 8 de febrero de 1814(4).  Machado añadió que“…Las crónicas de aquel año, llegadas hasta nosotros en auras de las tradiciones populares, nos revelan que sólo por subordinación militar, y después de reiteradas órdenes, cumplió Infante con este penoso deber de su cargo”(5). Esta última afirmación está en duda, de acuerdo con la rigurosidad militar del momento guerrerista que se vivía.

4º.- En distintos combates

            Otro cronista gracitano, Pedro Natalio Arévalo, escribió que el general Julián Infante “…Según informaciones del léxico enciclopédico, combatió en Tucupido, Lezama, Altagracia [sic] y en Bocachica en 1814. Unido al Libertador peleó en El Arado, en la primera Batalla de Carabobo y en La Puerta se comportó heroicamente”(6). Debe aclararse que en Altagracia de Orituco no hubo combate alguno en los años de la guerra emancipadora.

            La actuación oportuna del comandante Julián Infante, enviado por Zaraza, fue decisiva para el triunfo de los patriotas comandados por Mac Grégor, en el paso de Quebrada Honda el 2 de agosto de 1816, cuando derrotaron al coronel realista Juan Nepomuceno Quero. Esta acción de Julián Infante fue considerada como uno de sus hechos estelares por el historiador De Armas Chitty(7), quien agregó que “…Tal derrota fue esencial en aquel momento, pues permitió que el grueso del llamado ejército de la resistencia pudiese reunirse en San Diego de Cabrutica y nominar a [sic] sus jefes, en ausencia del Libertador”(8).

5º.- Observación interesante

            El autor orituqueño Pedro Natalio Arévalo, ya citado, hizo la siguiente observación de interés para este trabajo: “…El Dr. Manuel Alfredo Rodríguez, meduloso historiador, al referirse a los guariqueños en la Independencia dice que Julián Infante tuvo ‘…largos y extraordinarios servicios a la República’. El 3 de septiembre de 1817 en el lugar llamado El Algarrobo derrotó al comandante realista Blas Vegas, y el 14 de octubre del mismo año 17, peleó y fue derrotado en el sitio llamado Laguna Seca”(9), por el mismo realista Blas Vegas(10).

6º.- Un apoyo necesario

            Una acción oportuna y necesaria de solidaridad de Julián Infante con Bolívar, en la ocasión del combate en el Rincón de los Toros en 1818, fue, al decir de José Antonio de Armas Chitty, atribuida equivocadamente por el historiador Vicente Lecuna a Leonardo Infante en su Crónica razonada de las guerras de Bolívar, donde afirmó que fue éste quien le ofreció al Libertador el caballo del realista Rafael López, muerto en las acciones, y mencionó como fuente a las Memorias, Narración, de Daniel Florencio O’Leary, lo que llama la atención, pues su autor aseguró exactamente en este libro que fue Julián Infante el de aquel gesto solidario(111), porque Bolívar había quedado a pie por habérsele escapado el caballo herido en la refriega.

            O’Leary reseñó el siguiente comentario:“…El comandante Serrano que encontró á Bolívar a pié le negó su caballo y ni quiso montarlo al anca; pero un soldado de caballería que lo alcanzó luego, le proporcionó una mula sin silla en que iba montado, mas al acercársele el Libertador recibió una coz que le estropeó levemente una pierna. En este estado desamparado, se le presentó el comandante Julián Infante, montado en el caballo del jefe enemigo que había muerto en la acción, del cual se desmontó insistiendo en que lo aceptara y se salvase…”(12) 

            O’Leary agregó en nota de pie de página: “El general Salom que se halló en la sorpresa del Rincón de los Toros me escribió contestando á una pregunta mía: Es positivo que el comandante Serrano negó el anca de su caballo al Libertador, mas él fue montado en el caballo del soldado, cabo ó sargento Martínez, el cual murió después de teniente coronel y comandante de un escuadrón en el sur, partido por un rayo, haciendo la marcha con Sucre de Pasto á Quito, Usía debió conocerle. Presentado que fue luego al Libertador el caballo rucio por Infante con su apero de freno, pistolas, estribos y guarniciones, todo de plata, con las letras iniciales R. L. lo aceptó y fue en él en el que entró en Calabozo. López no murió en la acción, murió en la persecución y lo mató el asistente del comandante Infante, que venía tiroteándose con él en retirada. El caballo de López al caer el cuerpo por el anca, barajustó sobre los nuestros y entonces lo tomaron”(13). 

7º.- Juez en Orituco

            Promulgada la Constitución por el Congreso de Colombia, en la Villa del Rosario de Cúcuta, el 2 de octubre de 1821, le correspondió al coronel José María Zamora organizar civilmente la jurisdicción de Orituco, por lo que designó al comandante Julián Infante como juez político de las localidades orituqueñas(14). 

8º.-  Contra guerrillas realistas

            Varios jefes monárquicos, entre quienes estaban Doroteo Herrera, Juan Celestino Beomón o Centeno (Indio Centeno o el coronel graduado Beomón), Inocencio Rodríguez, Machillanda y José Dionisio Cisneros, continuaron alzados en guerrilla después de la Batalla de Carabobo en 1821, con la esperanza de reconquistar el territorio perdido. Beomón fue derrotado en el Tuy en diciembre de 1827; la tropa se le rebeló cuando escapaba y esta circunstancia fue aprovechada por el general Julián Infante para integrarla a sus fuerzas. Beomón escapó hacia las montañas boscosas de Orituco donde estableció su guarida, mientras que los demás jefes realista se entregaron al enemigo. Por su parte, Doroteo Herrera se afilió a las órdenes del coronel José Antonio Arizábalo y Orovio, comandante general de las armas de Su Majestad Católica en las provincias de Venezuela, último jefe realista que operaba en territorio venezolano; pero debieron rendirse en agosto de 1828, debido a la ausencia de apoyo popular y a las derrotas que les propinó el general Julián Infante en los Valles del Tuy y en Orituco(15).

9º.- Lealtad a Bolívar

            Julián Infante jamás compartió la idea de los alzamientos hechos en Venezuela contra el Libertador desde 1825(16). Su fidelidad a Bolívar fue inmutable y de tanta confianza que en 1830 lo designaron jefe del movimiento que procuraba mantener la unidad de la Gran Colombia, en oposición a los separatistas dirigidos por Páez, quienes habían mellado la popularidad del Libertador. Fue una rebelión fracasada contra el paecismo, que no contó con el apoyo de José Tadeo Monagas porque éste se oponía a la jefatura de Julián Infante, alegando que acabaría con los blancos, la sociedad y la República(17). Aquella actitud de Julián Infante le causó la enemistad con Páez, quien lo combatió hasta derrotarlo y dejó constancia de tales hechos en los términos siguientes:   
 
            “Estaba el Congreso [de Venezuela] ocupado de sus interesantes tareas cuando en los cantones de Orituco y Río Chico, en el mes de Junio [de 1830], nacieron disturbios promovidos por el General Julián Infante, quien a la cabeza de unos cuantos militares y paisanos recorrió dichos territorios apellidando a Bolívar Jefe Supremo del Estado y proclamándose defensor de la integridad colombiana. El Coronel José Hilario Cistiaga, comandante general de Barlovento, marchó contra ellos, y la prontitud con que se desbandaron los insurrectos mostraba que no halló el pronunciamiento la mejor acogida, y que todo ello era obra del espíritu militar que entonces comenzaba a mostrar sus tendencias anárquicas en Venezuela.
            A la noticia de que había habido alzamiento en algunos pueblos del Llano alto de la provincia de Caracas, me trasladé a la capital para acudir a los puntos en que pudiera hacerse necesaria mi presencia y envié a los revolvedores al General José Tadeo Monagas con una misión de paz, que aceptaron, celebrándose en Unare, el 20 de Junio [de 1830], un convenio bastante generoso por el cual a los jefes y subalternos insurrectos se les conservó los grados que tenían, pues ellos disculpaban su atentado diciendo que por uno de tantos accidentes en la política se habían sustraído de la obediencia al gobierno del estado, y muy particularmente por la creencia en que se hallaban de que aún existía el Constituyente de Bogotá”(18).

            El comandante Julián Infante debió salir de Venezuela, como consecuencia de su postura antiseparatista y bolivariana. Viajó a Colombia; estuvo en Santa Marta en la Quinta de San Pedro Alejandrino y presenció la muerte de Bolívar el 17 de diciembre de 1830(19), en lo que fue “un gesto supremo de lealtad hacia el Libertador”, según el criterio del intelectual José Antonio De Armas Chitty(20).

10º.- Reintegración al ejército

            La reincorporación de un grupo significativo de destacados militares venezolanos, que estaba fuera del país por razones políticas, fue materia aprobada por el Congreso de Venezuela en los primeros días del año 1833, cuando la división gran-colombiana era una realidad irreversible. La medida contemplaba la conservación del grado que tuviesen a la fecha del 1º de enero de 1830 y favorecía a varios generales, entre quienes estaba Julián Infante, y a otros de menor rango. Así lo expuso el general José Antonio Páez en su Autobiografía

            “Los actos más importantes de este Congreso [venezolano] fueron: el decreto de 6 de Enero [de 1833] incorporando al ejército y marina los jefes y oficiales ausentes de la República, conservándoseles el grado que tenían hasta el 1º de Enero de 1830. Con este motivo fueron incorporados los generales Rafael Urdaneta, Mariano Montilla, José María Carreño, Diego Ibarra, Justo Briceño, Julián Infante, Pedro Briceño Méndez y otros de inferior graduación”.(21)


11º.- Su muerte

            El escritor vallepascuense Manuel Soto Arbeláez reseñó, sin revelar la fuente, que “…Julián [Infante] murió pobre, viejo y abandonado, con locura senil, que le hacía tirar lanzazos a su propia sombra, confundiéndola con Páez, a quien consideró siempre su enemigo declarado…”(22)

12º.- Epónimo local

            Un modesto reconocimiento se le rinde al general Julián Infante desde el primer tercio del siglo XX en tierras del Orituco, donde se le ha designado como  epónimo de una de las principales calles de Altagracia, la cual va, en dirección oeste-este, desde la calle Julián Mellado, en el cerro de Buenos Aires (antes de Cedeño), hasta empalmar con la calle Puerto Rico, al margen del canal de Malariología o quebrada de Guaiqueríes.
           

Chaguaramas, viernes 9 de octubre de 2015.



REFERENCIAS Y NOTAS

(1) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, pp. 42, 43; 1982, p. 92

(2) IBÍDEM. SOTO ARBELÁEZ: 2012, t. 1, p. 14.

(3) MACPHERSON: 1973, pp. 294 a 298.

(4) MACHADO: 1961, pp. 53, 54, 55; 2008, pp. 154, 156.

(5) IBÍDEM: 1961, p. 54; 2008, p. 154.

(6) ARÉVALO: 2012, p. 46.

(7) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, p. 43; 1982, p. 93. ARÉVALO: op. cit., p. 46.
Observación. Arévalo cita al historiador Rafael María Baralt.

(8) DE ARMAS CHITTY: 1982, p. 93.

(9) ARÉVALO: op. cit., p. 46

(10) RODRÍGUEZ: 1994, p. 71.

(11) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, p. 43; 1982, pp. 92, 93.

(12) O’LEARY: 1981, t. 27, p. 466.

(13) IBÍDEM: Nota al pie de la p. 466.

(14) MACHADO: 1961, p. 61; 2008, p.164.

(15) SOTO ARBELÁEZ: op. cit., t. 1, pp. 19, 27, 28. PÁEZ: 1987, t. I, vol. 1, cap. XXI y XXII, pp. 365 a 400.

(16) ARÉVALO: op. cit., p. 47.

(17) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, p. 43; 1982, p.93. ARÉVALO: op. cit., p. 47. SOTO ARBELÁEZ: op. cit., p. 36

(18) PÁEZ: op. cit., t. II, vol. 2, pp. 71, 73.

(19) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, p. 43; 1982, p. 93. ARÉVALO: op. cit., p. 47. SOTO ARBELÁEZ: op. cit., p. 36.

(20) DE ARMAS CHITTY: 1978, t. II, p. 43.

(21) PÁEZ: op. cit., t. II, vol. 2, pp. 193, 194.

(22) SOTO ARBELÁEZ: op. cit., p. 36.

BIBLIOGRAFÍA

ARÉVALO, Pedro Natalio. Calles, sitios y aleros de Altagracia de Orituco. San Juan de los Morros. Sistema Nacional de Imprentas de Estado Guárico, Fundación El Perro y la Rana, Colección José Antonio De Armas Chitty, 2012.

Autobiografía del General José Antonio Páez. Caracas. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela, segunda edición, volúmenes 1 y 2,  tomos I y II, 1987.

DE ARMAS CHITTY, J.A. Historia del Estado Guárico. Caracas. Ediciones de la Presidencia de la República. 1982.

DE ARMAS CHITTY, J.A. Historia del Guárico (1807-1974). San Juan de los Morros. Impreso en los Talleres de Gráficas Los Morros, tomo II, 1978.

MACHADO, Adolfo A. Apuntaciones para la historia (obra escrita entre 1875 y 1899). Madrid, España. Publicaciones Amexo, 1961.

MACHADO, Adolfo A. Recopilación de apuntaciones para la historia de Altagracia de Orituco hasta el siglo XIX. Caracas. Edición de la Alcaldía del municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico, Venezuela, 2008.

MACPHERSON, Telasco. Diccionario histórico, geográfico, estadístico y biográfico del estado Miranda. Los Teques. Edición facsimilar de la Gobernación del Estado Miranda. 1973. 

Memorias del General O’leary. Barcelona, España. Ministerio de la Defensa de Venezuela, tomo 27, 1981.

RODRÍGUEZ, Adolfo. El estado Guárico. Orígenes, mundo y gente. San Juan de los Morros. Comisión Regional Conmemorativa del V Centenario del Encuentro de Dos Mundos del Estado Guárico, 1994.


SOTO ARBELÁEZ, Manuel. El Guárico oriental. Caracas. Impreso en los Talleres Tipográficos de Miguel Ángel García e Hijo s.r.l., tomo 1, 2001. 

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