FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR / CRONISTA
La Insurrección Campesina de
1846
fue un movimiento insurreccional de carácter popular y social que estalló en
varias zonas agropecuarias de Venezuela en septiembre de 1846 y que se extendió
hasta mayo de 1847. En términos generales, dicha insurrección no fue más que la
expresión de una situación que tenía sus raíces en la grave crisis económica
que sufría el país desde 1842; en el descontento de diversos sectores del agro
(hacendados, hateros, arrendatarios, arrieros, peones, esclavos, entre otros)
con respecto a las medidas económicas y fiscales aplicadas por el gobierno
presidido desde 1843 por el general Carlos Soublette. En las campañas oposicionistas
del Partido Liberal, su máximo líder, Antonio Leocadio Guzmán, acusaba de
oligarca a Soublette, al ex presidente José Antonio Páez, quien seguía siendo
el hombre fuerte del régimen, y a sus partidarios que controlaban el comercio y
las finanzas de Caracas.
Después de la
insurrección que en Villa de Cura acaudilló Juan Silva en 1844; en la Provincia del Guárico en
septiembre de ese año, Juan Celestino Centeno encabezó un levantamiento en el
Orituco, y en diciembre de 1945 los hermanos Juan y José Gabriel Rodríguez
asaltaron la cárcel de Calabozo. A pesar de que todos estos alzamientos fueron
sofocados por las fuerzas del gobierno, evidenciaban el alto grado de
descontento social existente. En tal sentido, todas estas revueltas estuvieron
signadas por la necesidad de conseguir mayores reivindicaciones sociales, sobre
todo para las clases sociales bajas involucradas en las mismas.
La Rebelión Popular fue iniciada por
Francisco Rangel en el sitio de Tacusuruma, cerca del pueblo de Magdaleno en
Aragua, quien se alzó porque las autoridades le habían arrebatado unas tierras
que él defendía como suyas y además le habían impedido votar en las elecciones
primarias de 1846. Aclamando a Guzmán, se dirigieron a Guigue y asaltaron la
hacienda de Yuma, propiedad del abogado y político paecista Ángel Quintero,
donde mataron a su mayordomo, hirieron a algunas personas y liberaron a los
esclavos. Aunque el movimiento fue derrotado a los pocos días, Ezequiel Zamora
fue reconocido como jefe de sus propias fuerzas a las que unió con las de
Rangel con el título revolucionario de "General del Pueblo
Soberano".
Otra región a la
que se extendió la rebelión, fue la de los llanos, particularmente en Guárico y
Barinas. Pedro Aquino, quien había participado, en 1845 en el ataque a
Calabozo, fue uno de los que dirigieron el movimiento en el Guárico.
A Zamora y Rangel
se incorporaron otros grupos al mando de Zoilo Medrano y Jesús González, alias El
Agachado, en la zona de San Francisco de Tiznados. El 29 de septiembre, en la Laguna de Piedra, se libró
una batalla en la cual las fuerzas gubernamentales, mandadas por el coronel
Francisco Guerrero, dispersaron a los rebeldes y se apoderaron de su bandera
amarilla, color representativo del partido Liberal. Las actividades
guerrilleras de Zamora y Rangel se extendieron desde los meses de diciembre de
1846 hasta febrero de 1847. No obstante, el general José María Zamora quien comandaba
las fuerzas del gobierno, los fue cercando, hasta que el 1 de marzo de 1847 en
el sitio de Pagüito en jurisdicción de Villa de Cura, se dio la batalla
definitiva, en la que fueron derrotados Zamora y Rangel y dispersadas sus
tropas. El 14 de marzo, "el indio" Rangel fue muerto por una
patrulla del gobierno y su cadáver conducido a Villa de Cura; mientras su
cabeza cercenada fue enviada a Caracas, acto que fue rechazado por el nuevo
presidente de la República,
José Tadeo Monagas, quien se había juramentado el 1 de marzo de 1847. Por su
parte, Ezequiel Zamora fue capturado en la noche del 25 de marzo al pie del
cerro Juana Caliente, en las cercanías del río Palambre, jurisdicción de San
Francisco de Tiznados. Luego de esto, fue conducido a Villa de Cura, donde se le
abrió juicio. Después de las capturas de Rangel y Zamora, la rebelión comenzó a
perder fuerza a lo largo del territorio nacional. Así, en el transcurso del mes
de mayo, tras la rendición de El Agachado, la revuelta finalizó.
En definitiva, la
insurrección campesina de 1846, no fue más que la expresión violenta y armada
de la lucha de clases entre explotadores y explotados, participando en la misma
peones, jornaleros, esclavos y manumisos, en la búsqueda de condiciones de
mayor igualdad.
Valle de la Pascua, 15 de agosto de
2012.
1 comentario:
sabiendo de la pasion por la historia y el talento de jeroh esta publicacion , se pinta el la imaginacion de quien la lee y es capaz de dejarnos a las puertas de mil cuentos capaces de contarlas de nuevo
gracias.
Amigo. Jeroh
walter valencia
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