Manuel Soto Arbeláez
“Ilmo. Señor.
El religioso explica la destrucción de Valle de la Pascua: “Luego que nuestro exército salió de este pueblo de Chaguaramas en persecución de los insurgentes y se aposta en el sitio de Jácome, territorio del Valle de la Pascua, no quise perder la oportunidad que se me presentaba para pasar a este último. Por efecto, me transferí a él; pero no encontré más que los vestigios del antiguo pueblo, que había sido incendiado y reducido a pavesas en uno de los combates horrorosos de que fue teatro”(..).
Continúa el padre Yépez “Su antigua iglesia había sido anteriormente arruinada del todo por el gran terremoto (Jueves Santo de 1812). Y una ermita de bajareque y cubierta de paja, construida posteriormente, se halla en el estado más deplorable, amenazando su total ruina; abandonada a la injuria de los tiempos presenta el aspecto de un muladar. Sin embargo, las hice asear lo mejor que se pudo. Y había hecho conducir de mi pueblo los utensilios necesarios para celebrar y administrar los Sacramentos, porque la encontré abandonada, exhausta de todos estos ramos. Empecé a convencer al pueblo. Los pocos habitantes de éste que han sobrevivido al furor de la guerra se hallan dispersos y sepultados en las montañas o en los (ilegible), huyendo de las terribles convulsiones que todavía agitan a estos países. En el pueblo casi nadie habitaba en una u otro chocita que había quedado”(..).
El cura de Chaguaramas sigue diciendo “Pero tuve el consuelo que luego me presenté en él y convoqué al vecindario, inmediatamente comenzaron a salir de los montes los miserables que han quedado. Ocho días permanecí allí diciéndoles misa, confesando a toda la gente que ocurrió; hice 40 bautizos, y algunos se empezaron a proclamar para matrimoniarse. Fue extraordinario el consuelo que manifestó el pueblo y el que yo tuve por lo que pude trabajar en beneficio de las almas, predicándoles en todos los ocho días el temor y amor a Dios y la sujeción al soberano (al Rey). El pueblo me colmó de bendiciones: mas yo he referido a dios las gracias, porque se ha dignado a destinar al más humilde y pequeño de sus ministros para tan grande obra. (ilegible) al pueblo la mayor parte de los habitantes que han quedado. Pero también después de mi regreso a pocos días tuvieron que evacuarlo y retornarse a los montes, por una partida de insurgentes que se aproxima”(..).
“Del Valle de la Pascua, como he dicho, no existen sino unos cortos residuos de su anterior población. Iglesia no hay sino una ermita muy arruinada, pero dí disposiciones para repararla lo mejor que se pueda. De ornamentos, vasos sagrados y demás utensilios al culto, no hay cosa alguna. He tenido noticias que acaso podrá obsequiarse algunos adherentes correspondientes a dicha iglesia en Maturín u otras partes a donde los transportaron. Cuando haya oportunidad tomaré medidas sobre el caso. Este es el estado de Valle de la Pascua. Un cura no podrá ni tendrá medios para subsistir, ni se atreverá a plantarse allí en las actuales convulsiones. Yo he ofrecido y lo excutaré, a aquellos habitantes, asistirlos en todo lo que ocurra, para lo que daré mis vueltas de cuando en cuando a dicho pueblo, como que es el más inmediato que está del mío, a siete leguas de distancia”.
“En oficio anterior di cuenta a V.S.I. de que había tenido noticias de que en el pueblo de Cabruta moraban dos religiosos, emigrados del otro lado del Orinoco, a los que habiendo oficiado me han contestado la carta que reverentemente acompaño a V.S.I. para su superior conocimiento”.
Dios qe. s V.S.I.ms.as. Chaguaramas y marzo 25 de 1816. El más humilde subd. Q.b.s.m.
Br. Félix Yépez.
Fuente: Archivo Arquidiocesano de Caracas. MSA, fax (0212) 285 8957. E-Mail: manuelsotoarbelaez@yahoo.com Los libros El Guárico Oriental 1, 2 y 3 en Librería La Llanera, calle Guásco, frente a la plaza Bolívar, Valle de la Pascua.
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