martes, 24 de agosto de 2010

TIPS # 25: PLAZA BOLÍVAR DE VDLP. FEMBRAS PLAZENTERAS

19/05/2010

Manuel Soto Arbeláez


*Plaza Bolívar de Valle de la Pascua. En documentos registrados en 1901 y 1905 la señorita niña vieja Ana Guásco señala que la casa que le compró en 1897 al presbítero doctor Pedro José Miserol, limitaba por el naciente con “La Plaza Principal”. Dos años después; en el periódico El Candil, del 11.11.1907, dirigido por el médico Miguel Lorenzo Ron Pedrique; se le llama Plaza Bolívar. Cabe entonces preguntarse, ¿Cuándo se produjo el cambio de nombre? Se sabe, por ejemplo, que la Plaza Mayor de Caracas tuvo varios nombres previos tales como Plaza Pública, de Armas, Central, Plaza Vieja, de la Constitución, de la Reunión, de la Catedral y Plaza Principal hasta que en 1874 el general Antonio Guzmán Blanco la reinauguró con el nombre de Plaza Bolívar, con la famosa estatua ecuestre del Libertador en su centro geométrico. En el estado Aragua casi ninguna plaza principal lleva el nombre de Bolívar. Allí se les ha llamado Girardot, Urdaneta, Ribas, Sucre y en general con el apellido del héroe epónimo del municipio. Conocemos documentalmente que la plaza central de la aldehuela vallepascuense existió por lo menos desde 1823, como le relató don Ricardo Escobar Gutiérrez al doctor Víctor Manuel Ovalles Carlomán, al decirle, y después confirmarle en carta suya de 1902 al farmaceuta racionalista que “la única diversión que había en el pueblo a partir de 1823 era la celebración cada sábado de bailes en la plaza principal. A esos eventos los hombres debían aportar un haz de leña para el alumbrado, mientras que las damas, vestidas con telas burdas de zaraza o crehuela, traían una taparita con agua fresca”. Son palabras más o menos, la descripción que hace Escobar. Posteriormente, en 1831, con motivo de la reunión en esa localidad entre los generales José (Judas) Tadeo Monagas Burgos y José Antonio Páez Herrera -a la sazón presidente de la naciente república-, se decidió llamarla “Plaza de la Paz” y en 1834 se colocó en su centro una horrible escultura que el pueblo de seguidas comenzó a llamar burlonamente María la Paz. Es más, como sorna despreciativa a las mujeres poco agraciadas se les arrequintaba con indolencia este cognomento, las pobres se conformarían -digo yo- exclamando “Bella es el alma”. Esta fea pieza de escultura fue desmontada en la década de los años 1870s para colocar un busto del general José María Zamora Rengifo, nativo del lugar y héroe de la independencia. El busto todavía existe en una placita a la salida hacia Tucupido llamada Plaza Zamora, en homenaje a este héroe y no al demagogo esclavista Ezequiel Zamora, como alguna gente ingenua cree. Seguramente al rebautizar a la plaza principal como Plaza Bolívar entre 1905 y 1907 -como hemos anotado- se colocó en su centro un busto del Libertador y suponemos que el cambio de nombre debió ser hecho con la aprobación del Concejo Municipal del Distrito Infante mediante Acta Solemne, que debe estar en los archivos municipales. Después este sitio de reunión de los pascuenses ha sufrido varios cambios. En fotos de los años 1930s, se ve claramente que el cercado era con estantes de guatacaro, palosano, o cualquier otra madera dura.

** Sexo y Chisme. Dentro de la casa, en el solaz hogareño o en la paz cómplice de una habitación hotelera, el chisme es el entretenimiento más popular después de tener sexo. El hombre, a diferencia del conejo o el león, tiene que esperar cierto tiempo para reencender la libido apagada. Y es en esos intervalos cuando, a falta de conversación constructiva, se inventan o comentan las vicisitudes de terceros a quienes no se les quiere bien. En esto debemos aclarar, sin asumir poses machistas, que las infidelidades traumatizan más al hombre que a la mujer, siendo el chisme de alcoba el que hiere sin contemplaciones al cornudo. Escenas como ésta son gratamente descritas por Gabriel García Márquez en su novela Cien años de soledad al comentar los amores incestuosos de tío y sobrina, haciendo énfasis en que la infidelidad de la mujer normalmente implica amor a su amante, y en el caso del hombre, muy raramente. Ya lo decía Goethe: "todo comienzo tiene su encanto". Lo repetitivo fastidia coreaba Casanova; por ello este enfermizo padrote italiano no repetía "sex partners", aún cuando fuera inducido por el marido cornudo a formar un "menage a trois", al estilo de los franceses. El don Juan vivía encantado por cada comienzo amoroso. El marqués de Saade fue varias veces condenado por sus excesos eróticos, pero sus conquistas no se salvaron de ser descritas por él mismo con lujo de detalles, incluyendo lo que hablaban mientras el guerrero descansaba, para reinventar nuevas diabluras sexuales. Vinicius de Moraís escribió: "el amor mientras dura, es eterno", sin definir a qué tipo de amor se refería, porque lo pasajero en cuestiones amatorias, es el deseo. Una vez satisfecho, muere. Ya lo escribía el Arcipreste de Hita: "el hombre por dos cosas lucha: la primera per aver fortuna, et la segunda per aver ajuntamiento con fembras plazenteras", recalcando yo el plural de "fembras plazenteras", por aquello de que la mujer perdona, pero no olvida. A seis siglos de las frases pecaminosas del Arcipreste, cuando la "fembra" moderna se resiste a ser objeto del deseo, es bueno recordar que la venganza de una mujer ofendida es peor que un despellejamiento curado con sal. En el mejor de los casos si ella decide ponerle cachos a su hombre en el solaz hogareño o en la paz cómplice de una habitación hotelera, el chisme lo devorará y el estigma lo llevará como una corona de espinas que todos verán como un halo de vergüenza. Tal parece que en cuestiones de Estado sexo y chisme siempre han ido apersogados, aunque en este caso se le llame espionaje. Grandes secretos militares y de defensa nacional han sido develados bajo las sábanas, con el agravante que los países perjudicados no han portado la corona estigmatizante. Es pues, una relación parásita que sólo perjudica moralmente a las personas, no a los países ¡Por ahora!

MSA Fax (0212) 285 8957 E-Mail: manuelsotoarbelaez@yahoo.com Los libros El Guárico Oriental 1, 2 y 3 en la Librería La Llanera, calle Guásco frente a la plaza Bolívar, Valle de la Pascua.

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