martes, 28 de septiembre de 2010

CONVERSATORIO EN CUMBITO

Edgardo Malaspina

El sábado, 18 de septiembre de 2010, se realizó un conversatorio en el sitio de Cumbito, organizado por el profesor Fernándo Rodriguez , cronista de Ortiz ; y con la participación de Oldman Botello, Adolfo Rodriguez, Jeroh Montilla, Felipe Hernánadez, Eduardo Lòpez, Ruben Páez, Osbwaldo Pérez y quien estas líneas escribe.

Temprano nos reunimos en la Rodriguera, la casa de Fernándo Rodriguez, quien amablemente nos mostró algunas piezas con valor museístico que adornan su morada: la mesa y el sillón donde Miguel Otero Silva escribió Casas Muertas, la vitrina y una vajilla de porcelana que pertenecieron al Tuerto Vargas; libros venerablemente viejos ; y un cuadro peculiar de Las Tres Divinas personas con más de un siglo de existencia. Mientras tomamos café, Adolfo nos obsequia un ensayo sobre la vida del Dr. Guillermo Palacios, un esbozo sobre la personalidad íntima de Lisandro Alvarado, y tres tomos que recogen todo lo relacionado con la pandemia de gripe en Venezuela en 1918. ¡Una verdadera joya!.

Botello me entrega el número más reciente de la revista Expresión, de buena presentación y factura y con excelentes artículos.

Pasadas las nueve partimos hacia Cumbito. Don Oldman es el baquiano. A 5 kilómetros en dirección Ortiz - dos Camimos hay un desvío. Una valla nos orienta: “Bienvenidos a Cumbito Camino Real para los Llanos del Sur. Por aquí pasaron Mariano Martí, Alejandro de Humboldlt, Bolívar, Morillo, Sach y otros…”

Por una carrera de granzón llegamos al fundo La Ceiba, propiedad de la familia Díaz-Vilera. En una churuata todo está dispuesto para la conversación: mesas, sillas y café. Un arpa colgada del techo y un babo disecado adornan la estancia. Antiguamente en el centro del fundo estaba una gran ceiba que el fuego consumió una tarde calurosa y triste. Pero cerca crecen dos ejemplares que honrosamente la sustituyen.

Oldman Botello inicia exponiendo la importancia del camino desde el siglo XVII hasta principios del XX. Habla de los personajes que lo transitaron, la misión Iturbe, etc ;y afirma que en 1912 el Ministerio de Obras Públicas reconstruyó el trayecto desde San Juan de los Morros hasta Calabozo. En 1913 un decreto contemplaba la reparación de la carreta San Juan de los Morros-Dos Caminos. Botello termina su intervención realizando citas del Obispo Martí, Ramón Páez y Francisco Michelena. Todos coinciden en lo impactante en el cambio del paisaje en el momento de hacer entrada a la zona que nos ocupa.

Eduardo López aclara que cerca se ubica el sitio denominado El Caimán, el cual según sus investigaciones logró precisar y fotografiar. Y es exactamente allí donde por primera vez Humboltd utilizó el término “llanero”, para referirse aun tipo específico de habitante de la región.

Fernándo Rodriguez habla de la familia Diaz Vilera –. Muestra un folleto que escribió sobre la misma, aclara el origen de la palabra “cumbito” y lo relaciona con África .

Jeroh Montilla interviene para indagar sobre las razones del cambio del camino y la aparición de las posadas. Se aclara que esos cambios son dictados por las jornadas o tiempo de traslado a pie o a caballo de un sitio a otro. La jornada, por lo general, se iniciaba en la madrugada, a las 3 am, y terminaba con el ocaso a las 5 de la tarde, aproximadamente. Es por eso que nuestros pueblos son equidistantes, afirma Felipe Hernández, recordando al Padre Chacín. Felipe también habla de la carretera La Villa-Calabozo.

Adolfo Rodriguez dice que el etnónimo o autogentilicio “llanero” fue utilizado por Humboltd, porque este sabio, junto a su hermano, el lingüista Guillermo de Humboltd, solía respetar los topónimos y términos regionales, ateniéndose al romanticismo de la época. Rodriguez hace hincapié en las observaciones que los distintos viajeros hacen al penetrar la zona llanera que nos ocupa. Remata que sería interesante hacer una expedición para tratar de buscar ese límite transcendental de la naturaleza que impacta los sentidos al demarcar la diferencia del paisaje.

Osbwaldo Pérez habla del comandante Vilera, militar con parentesco con lo familia que nos recibe ahora en su casa.

Nos obsequian con carne asada, cachapas, queso blanco , chorizos y cervezas bien frías.

Cae una fuerte lluvia, con ventolera y relámpagos. La reunión se acabó y Dios sabe lo que hace.

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