Edgardo Malaspina
El 9 de junio del año en curso estuve en el
Primer Encuentro de Historia de San José de Tiznado y Laguna de Piedra, lugares
con pasado histórico importante: surgieron del hato El Totumo, propiedad de la
familia de Bolívar; la negra Matea vivió
allí; y el Rincón de los Toros, paraje de ingrato recuerdo, está muy cerca.
El evento, organizado inmejorablemente en todos
sus detalles protocolares por Edgar Blanco, Oscar Zerpa, Oldman Botello y el
cronista oficial de Ortiz, Fernando Rodriguez, contó con una nutrida presencia de los habitantes de Laguna de
Piedra y los cronistas ponentes Leonardo
Nazoa, Fernando Rodríguez, Felipe Hernández, Ubaldo Ruíz, Eduardo López
Sandoval, Manuel Botello, Oldman Botello ,Ramón Ramírez, Zoraida, María Izquiel, y quien estás líneas escribe.
Laguna
de Piedra surgió como emporio agrícola y pecuario en 1961, producto de la
política progresista del Instituto Agrario Nacional, ente que adquirió las tierras , previó pago justo a su
amo, y luego procedió a parcelarla y repartirla a treinta familias. No hubo
invasiones traumáticas, y eso explica, de manera palmaria, que hoy en día el
poblado cuente con más de cuatro mil habitantes, muchos de ellos trabadores del campo, cuyas tierras
feraces les retribuyen sus esfuerzos con
abundante sabrosa mies y frutos variados.
Un hecho destacado de la historia viva resultó la
presencia de Don Andrés Cruces, de noventa
y cuatro años, uno de los fundadores del pueblo.
En mi
ponencia hablé de algunos tópicos históricos de la medicina relacionados con
los Tiznados: En 1796 un médico trata de
averiguar si un soldado de Tiznados es un simulante cuando dice estar enfermo
para no servir en el ejército. En 1811 un señor reclama ante un tribunal el uso
de una alfombra para su esposa (sólo los mantuanos tenían ese privilegio) y poder
arrodillarse en la iglesia con el
alegato de estar enferma de las rodillas. Durante la guerra de independencia
José Domingo Díaz, el médico realista que pidió a Boves fusilar a Vicente
Salias, hizo unas investigaciones demográficas que incluía a los Tiznados.
Por último la gente organizadora del evento nos halagó con arepas, pisillo de chiguire mediante; bocadillos
y dulces artesanales; manjares que nos hicieron evocar a Don Andrés Bello por eso de la ambrosía.
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