A dos manos (textos: Jeroh Montilla y Tibisay Vargas Rojas)
Es un Domingo de agosto y allí estamos todos, riendo y bien dispuestos, casi no nos vemos en la opaca y fresca luz de la mañana. Es la patota exploradora, y se dispone a dar una vuelta por los alrededores del Morro mayor del Paurario. Son las familias Velázquez-Bolívar, Malaspina-Riazanova y Montilla-Vargas. Sonrientes y expectantes posamos de izquieda a derecha José Gregorio Velázquez, su hija Yildredth, Javier Malaspina, los niños Valentina y Nicolás, nietos del siguiente Edgardo Malaspina, yo, detrás de mi y oculta Natalia de Malaspina, sus hijas Yenny y María Malaspina, y mi hija Valeria Montilla. (JJM)
Diminutos ante el imponente promontorio de calcita, nos inclinamos en la búsqueda de restos fósiles u otros tesoros del pasado que la erosión, en generosa dádiva, entrega al viajero explorador para dar testimonio de lo arcano del paraje. (TVR)
Una oquedad al pie del morro nos cobija del inclemente sol y repentinos aguaceros que sorprendieron nuestra jornada. Allí, en compañía de murciélagos y otras criaturas de la caverna, disfrutamos de un paisaje inédito y recóndito. (TVR)
Fotografías: Tibisay Vargas Rojas.
Diminutos ante el imponente promontorio de calcita, nos inclinamos en la búsqueda de restos fósiles u otros tesoros del pasado que la erosión, en generosa dádiva, entrega al viajero explorador para dar testimonio de lo arcano del paraje. (TVR)
Una oquedad al pie del morro nos cobija del inclemente sol y repentinos aguaceros que sorprendieron nuestra jornada. Allí, en compañía de murciélagos y otras criaturas de la caverna, disfrutamos de un paisaje inédito y recóndito. (TVR)
Fotografías: Tibisay Vargas Rojas.
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