lunes, 7 de julio de 2014

El obispo Mariano Martí y la educación primaria de Guárico

José Obswaldo Pérez



En Guárico, el Monseñor Mariano Martí, Obispo de Caracas y Venezuela - preilustrado español del siglo XVIII borbónico y reformista[1]-reglamentaba, según estatuto del 14 de abril de 1780, el funcionamiento de la Escuela Pública de Primeras Letras, Latinidad y Retórica de Calabozo, orientada sobre todo a la educación religiosa; pero, además, enseñaba a leer, escribir y contar. Una de las unidades curriculares obligatoria era el  uso del latín por Lebrija y elocuencia o retórica[2].

La escuela se mantuvo vigente,  por lo menos, seis años más  tarde. Un informe del  cabildo en 1786 daba testimonio de  los  aportes financieros para el  pago del  maestro, a quien  en el discurso de la  época nombraban como “Escolero público”[3]. Dicho informe dejaba claro la permanencia de la obra comenzada por Martí, pese a la escasez de preceptores para ese arduo trabajo  de enseñar.

Dentro de los estatutos  internos   de  la  escuela,  el Ayuntamiento debía pagar una renta de 25 pesos anuales al maestro. Mientras que los padres, por  cada  niño, compensaban a cancelar mensualmente dos reales por leer, cuatro reales por leer y escribir, cuatro reales por contar y ocho reales por estudios de gramática. Los pobres estaban exonerados de pago. Su primer preceptor fue Don José Julián Llamoza,  vecino de la  ciudad[4]. La educación religiosa era la asignatura fuerte de la escuela, los alumnos debían asistir a misa todos los días y confesarse una vez al mes. El maestro debía trabajar todos los días de 8 a 10 y media de la mañana y de 3 a 5 de la tarde. Los domingos eran libres. Se rezaba antes de iniciar la clase. Se estudiaba gramática con los textos de Nebrija. Con el tiempo los estudiantes debían estudiar todas las materias en latín. La poesía era muy importante. Leían a Ovidio, Virgilio y Homero. Las oraciones y construcciones idiomáticas de Cicerón eran estudiadas en retórica[5].

El acontecimiento de la pedagogía en Guárico constituye un efecto político-cultural  en el devenir de los pueblos guariqueños. Así el Obispo Martí se instituye como el iniciador de la educación formal, religiosa y pública en nuestra entidad, específicamente en  la ciudad de Calabozo,  con la providencia de cooperación sobre la  enseñanza de la  doctrina.  A él se debe la decisión de fundar escuelas gratuitas en  los principales centros urbanos de la  Provincia de Caracas,  y de llevar a cabo los aprendizajes de leer, escribir y contar. Esta política educativa la asume con otras unidades curriculares como la retórica y la “inteligencia de la lengua latina” y griega, en  una especie de concesión con el pasado medieval y las nuevas reformas pedagógicas que impulsaban los reyes borbónicos[6].

La  transformación curricular implicaba abordar el ideal formativo cristiano con espacios acordes para tareas de enseñanza y aprendizaje. De  allí que el máximo prelado de la iglesia católica establece en el currículo el espacio escolar en relación con el proceso de escolarización. Los estudiantes – dice Martí – debían recibir sus lecciones en una casa que debe comprarse para tales efectos, con lo cual crea un espacio escolar distinto y extraño al espacio eclesiástico, lo que en cierto modo pasaría a ser  la escuela como una forma de poder, un espacio de control y disciplina, y un edificio como una representación ética y moral de la vida y del hombre.[7]. Recomienda el Obispo que en esa casa “las piezas (deben estar) correspondientes repartidas de modo que no se embarasen unos estudiantes a otros”. De esta manera se hace eco Monseñor Martí de la concepción medieval de la educación que aconsejaba no agrupar a los alumnos de diversos niveles o categorías[8],  en  un solo espacio.

De modo que  el currículo se adapta a su contextualización histórica. La escuela debía ocupar un lugar distinto al de la iglesia y que los estudiantes tampoco – dice el prelado –“incomoden al pueblo”; pues, la rutina escolar es algo cualitativamente distinta al hecho religioso y debería, de algún modo, impedir que la vida de la calle interrumpa el quehacer pedagógico. Mediante estos  lineamientos académicos, don  Mariano Martí nos deja un gran aporte a la  historiografía  colonial de Venezuela, en cuanto a disciplina educativa. Su  obra  de  ocho  tomos Documento relativos  a  su  visita pastoral de  la Diócesis de Caracas.1771-1784, título de la edición de la Academia nacional de  la Historia en 1968, con  posteriores reediciones, es  rica en datos demográficos y sociales de aquel país colonial tardío.

Su informe constituye una de las fuentes más ricas, sino la más importante, para el conocimiento de la diócesis de Caracas. En él se hace una minuciosa relación de la vida cotidiana en las iglesias y catedrales de ciudades y pueblos de la región centro occidental del territorio venezolano. Uno de los temas tratados más profusamente es el de la educación. En  este sentido, Botello (2006) resalta el  papel  de la  iglesia y su enseñanza religiosa en  la  totalidad de  los pueblos que conformaban la entidad guariqueña durante el siglo XVIII. Asimismo nos refiere sobre la arquitectura jurídica que obligaba a la enseñanza de la Doctrina y a la par la lengua castellana[9], a fin de conquistar los espacios territoriales de los naturales. De las Misiones y la evangelización surge la mayoría de los centros urbanos de Guárico, concluye el  historiador aragüeño.



[1] Fernández Heres, Rafael (Febrero 12, 1989).Ideas educativas del Obispo Martí”. Suplemento cultural de Ultimas Noticias. p. 6
[2] Rodríguez, Adolfo (2003, 15 de Febrero).Breve historia de la Educación en el estado Guárico. San  Juan de los Morros: Centro de Estudios del  Llano de la  Universidad Rómulo Gallegos. Ver  también LEAL, Ildefonso. (Comp.)  (1968).  Documento para la Historia de la Educación en Venezuela (época colonial)  Caracas: Ediciones de la B.A.N.H.
[3] CASTILLO LARA,  LUCAS (1975).Villa de todos los santos de Calabozo: el derecho de existir bajo, p. 348
[4] El  maestro José Julián Llamozas,  era natural de Caracas y casó con  Feliciana de la Paz Silva, nativa de Calabozo. Son los padres del prebistero José Ambrosio de las Llamozas, nacido el 7 de diciembre de 1782; José Lorenzo, el 10 de agosto de 1786 y José Julián el 6 de enero de 1795. Ver también MARTÍ, MARIANO (1998). Providencias. Libro II, Tomo V. En: Documento relativos  a  su  visita pastoral de  la Diócesis de Caracas.1771-1784. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia;, p.326
[5] RICO ALAYÓN, OMAR (2006). El Obispo Mariano Martí y el  inicio del  proceso educativo en Calabozo. Calabozo: I Encuentro de Cronistas e Historiadores en Calabozo, pp. 44-45.
[6] Fernández Heres, Rafael (Febrero 12, 1989). Ob.cit
[7]Quiceno Castrillón, Humberto (2009, mayo-agosto). Espacio, arquitectura y escuela. Medellín: Revista Educación y Pedagogía, vol. 21, núm. 54. Universidad de Antioquia.
[8] Para la reflexión y elaboración de estas ideas hemos  usado el trabajo del profesor Luis Cortés Riera: Cultura y educación en Carora en el siglo xviii: la creación  de las escuelas de “primeras letras” por el obispo Martí, 1776. Fundación BURÍA-UPEL-IPB.
[9] BOTELLO, OLDMAN (ENERO 18, 2006). La educación  religiosa indígena en  el Guárico durante la visita pastoral del Obispo Martí (1780-1783). San  Juan  de los Morros: I Jornadas de Historia de la Educación en  estado Guárico. UNERG-CELLUNERG.

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